Originalidad,
lo que se dice originalidad, que digamos, no es el punto fuerte de los
dirigentes de Podemos, acostumbrados a importar a España no sólo los slogans,
sino además las formas y los métodos del chavismo venezolano, régimen
autoritario al que tanto asesoraron y con el que colaboraron en su
consolidación para mayor angustia y ruina del pueblo de Venezuela. Si en su día
el chavismo tuvo éxito a la hora de ilusionar a los venezolanos, ¿por qué los
mismos métodos, las mismas formas y los mismos eslóganes no van a tener
idéntico éxito entre los españoles?, debieron preguntarse. Y no fueron muy
desencaminados hasta ahora a tenor del poder conseguido en su camino para tomar
el cielo por asalto. Pero la sangrante situación de Venezuela y la de Grecia,
sus modelos a imitar, que han irrumpido en la precampaña electoral española,
requiere nuevos esfuerzos para engañar a los ciudadanos y desviar su atención,
ya que las encuestas no les dan mejores resultados que los obtenidos el 20-D
entre Podemos e IU, ahora en Santa Hermandad. Por tanto, una vez más,
descartando la originalidad, pero no la ocurrencia, han debido pensar que si
los catálogos de Ikea tienen éxito de ventas, por qué no utilizarlos para
vender las ofertas electorales con los mismos criterios comerciales, pues, al
fin y al cabo, según Errejón, los programas políticos importan bien poco. Y así
llegan las ofertas de verano de Podemos para que los españoles compren el
“leninismo amable” de Monedero gracias a la propaganda de un amable catálogo,
similar al de Ikea, en el que cada oferta electoral va acompañada de
fotografías de los candidatos haciendo tareas domésticas cotidianas para colar
de forma amable un alza masiva de los impuestos, para camuflar 60.000 millones
de gasto público, inaceptables por Bruselas como sucedió en Grecia, que
dispararía más aún el déficit y nos llevaría, como en Grecia o Venezuela, a una
situación ruinosa de difícil recuperación. Eso sí, te la cuelan de forma
amable, retocando algunas de las medidas más radicales en materia de déficit y
gasto público, apostando por la lucha antifraude como la panacea de la solución
cuando los expertos dudan de que, aunque hay que hacerla, reduzca el déficit,
aumentando el tipo máximo del IRPF a partir de ingresos de 60.000 euros hasta
llegar al 55%, eliminando deducciones, elevando la fiscalidad del ahorro hasta
equipararla a la del trabajo, subiendo Sociedades, Patrimonio y Sucesiones,
creando tasas verdes, bajando el IVA…. y así entre otra serie de ofertas
económicas que en su conjunto pretenden incrementar los ingresos públicos para
gastar más, pero dejan en el aire las medidas para seguir generando riqueza y
por esa vía reducir el déficit si se sigue gastando lo justo, principio
aconsejable en épocas de crisis, como es el caso. Y todo ello sin entrar en
cuestiones políticas más escabrosas, representativas de su modelo marxista
leninista, es decir, comunista, ni escarbar en sus consecuencias en temas de
derechos y libertades individuales, mercado, relaciones internacionales,
propiedad privada, etc, etc.
En
fin, muchas más cuestiones que desmenuzar, además de las comprendidas en el “catálogo
podemita de Ikea”, que, por cierto, pretenden vender a casi dos euros a todo
aquel que quiera leerlo y conservarlo como recuerdo (el negocio es el negocio),
mientras que, al margen de la viabilidad del mismo, quienes ya tuvieron la
experiencia amarga y sufren las consecuencias nefastas de la consolidación del
“leninismo amable”, por muy amable que sea, como es el caso de Lilian Tintori,
esposa del preso político venezolano Leopoldo López, dice que “no dejen que le
quiten la Democracia a España” en un emotivo discurso junto a su suegro con el
fin de reivindicar la libertad en Venezuela, al que, por cierto no asistió
Podemos, único partido que rechazó asistir al acto. Y es que en Venezuela,
borraron la Democracia, asolaron la Economía y prostituyeron la convivencia
pacífica de los venezolanos, como hacen siempre los totalitarismos por amables
que sean o parezcan. Curiosamente dicha amabilidad se pierde en cuestiones de
profundo calado ideológico, como a la hora de apoyar la liberación de los
presos políticos, y, por ello, Podemos se hizo el sueco (y no por su cínica
usurpación de la ideología socialdemócrata, para intentar vendérsela a las
gentes de buena fe) no asistiendo al citado acto de Tintori; y, por ello, se
abstuvo en la Eurocámara no apoyando la resolución europea en dicho sentido, mientras
su socio IU, menos cínico y más coherente, votó incluso en contra de la misma,
alineándose con la ultraderecha. Ya se sabe, los extremos se tocan. Y
entretanto la oposición venezolana, vencedora en las elecciones, intenta seguir
avanzando hacia el legal referéndum contra Maduro, quien, a toda costa,
pretende impedirlo.
Pero,
aunque también, no hace falta ir Venezuela o a Grecia para poner en evidencia
que quien suele jugar con fuego al final se quema. Basta mirar a Cataluña,
donde las dosis de totalitarismo, radicalismo y populismo rebasan incluso lo
tolerable. Ya sé que porque así lo quisieron los catalanes por una mínima
mayoría. Y ahora toca apechugar con las consecuencias. Tras el flagrante veto
de la CUP, Puigdemont, para ganar tiempo, decide someterse a una moción de
confianza del Parlament en septiembre, con lo que el totalitario proceso
independentista queda en vía muerta hasta dicha fecha y, por supuesto, la eficaz
gestión de las cosas públicas que llevan paralizadas ya demasiado tiempo en
perjuicio de todos los catalanes y del resto de españoles. Es la decisión del
actual President que así gana tiempo para salvar su impresentable Govern
antinatura, mientras se ve obligado a romper el pacto parlamentario con sus
socios anticapitalistas cupistas, de quienes, en todo caso, dependerá en
septiembre la moción de confianza, al extremo de que si no la supera habrá de
convocar nuevas elecciones, las enésimas, en Cataluña. El Govern de Junts pel
Sí, es decir, la extinta CDC de Artur Mas y la ERC de Junqueras, una mezcolanza
impresentable de liberalismo rabioso e izquierdismo radical con el fin de
consolidad el totalitario procés independentista, queda en evidencia una vez
más mientras la Comunidad Autónoma de Cataluña se hunde cada vez más en todos
los aspectos sociales, políticos y económicos. Un buen ejemplo para navegantes
en ríos revueltos de cara al 26-J si es que pretenden, como hizo Puigdemont,
gobernar gracias a la aritmética parlamentaria y no a la mayoría democrática,
en la que muchas veces dos y dos no son cuatro, pues pueden ser más o menos…
para saberlo basta utilizar el sentido común.
En
cuanto a otros asuntos cabe citar que Iberdrola dice en su demanda que, de
haber sabido la verdad, “jamás” habría invertido en Bankia, que “dio
información falsa y antagónica a la real”; y que Renfe amenaza con llevar su
sede fuera de Madrid si Carmena sigue paralizando la “operación Chamartín”.
Y
entretanto, el rescate de dos botes con 230 migrantes a bordo frente a las
costas libias, pone en evidencia la cotidianeidad casi diaria de la tragedia
que miles y miles de personas sufren en el Mediterráneo, donde más de 48.000
personas emprendieron el mismo viaje en lo que va de año. Un viaje en
frecuentes ocasiones sin retorno a ninguna de sus orillas.
Jorge Cremades Sena
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