La
coincidencia en el “sorpasso” en todos y cada uno de los sondeos publicados genera
verdadero temor en el PSOE. Y no es para menos. Mientras los socialistas
ofrecen más propuestas sociales para frenar a Podemos, como, por ejemplo, el
plan que presentará Sánchez mañana para modificar la regulación de los
contratos parciales, otra encuesta más, la de NCReport, coincide en que Unidos
Podemos arrebatará en votos y en escaños la segunda plaza al PSOE ya que el PP
obtendría el 30´5% de los votos y entre 125-130 escaños, Unidos Podemos el
24´5% y entre 80-84, el PSOE el 21´4% y entre 80-83, y Ciudadanos el 13´9% y
entre 37-39 escaños. Por tanto, al margen de algún que otro escaño o punto
porcentual en que se diferencian los diversos sondeos, hoy por hoy, todos,
absolutamente todos, confirman que la izquierda comunista radical y el populismo
se afianza como única alternativa al PP, que se refuerza como el partido más
votado por encima del 30% de los votos, lo que, en todo caso, con los nuevos
criterios en boga sobre el vencedor de las elecciones y la reticencia de
algunos a una gran coalición gubernamental, no le garantiza pilotar la
gobernabilidad del Estado, lo que causa desasosiego mayoritario entre los
españoles que temen incluso otro periodo de ingobernabilidad o, lo que es peor
aún, la posibilidad de un débil gobierno radical gracias a extrañas alianzas
postelectorales tal como se intentó después del 20-D. No en vano, según
Sigma-Dos, hasta el 59% de los votantes del PSOE (ni que decir de los del PP o
Ciudadanos) no quiere pactar con Podemos que, si ya en Diciembre derrochó
prepotencia frente a los socialistas a pesar de ser tercera fuerza política,
siendo ahora segunda fuerza es inimaginable el grado de prepotencia y desprecio
a la socialdemocracia al que pueden llegar. En fin, una vez más, se confirma
que la ambigüedad calculada, que la quiebra de un discurso uniforme, que las
aventuras ideológicas por razones electorales, que la ausencia de un liderazgo fuerte
y tantas otras cosas por el estilo sólo pueden conducir a una pérdida de
identidad y, obviamente, al fracaso. Esperemos que el PSOE sea capaz, durante
la campaña, de recuperar parte del prestigio perdido con estrategias
equivocadas y, al menos, equilibre la situación…. España lo necesita.
Pero
España no sólo necesita una fuerte izquierda socialdemócrata, moderada y
progresista, que sea alternativa democrática de futuros gobiernos sensatos a
gobiernos democráticos conservadores o liberales, como sucede en el resto de la
UE, sino también que sea capaz entretanto, si así lo quieren los votantes, de ejercer
una oposición firme y responsable, alejada de la demagogia populista y siempre
garante, en todo caso, de la gobernabilidad democrática del Estado, huyendo de
aventuras y alianzas con fuerzas radicalmente antidemocráticas, lo que sólo
conduce al caos, al descrédito ideológico y al debilitamiento de la moderación.
Es obvio que jugar al radicalismo y a la intransigencia, en vez de oponerse de
forma contundente y clara para desenmascararlas, sólo favorece a los radicales
e intransigentes, pues, al final, en vez de apostar por la fotocopia muchos
deciden apostar por el original. ¿Acaso no hay desde la izquierda democrática
argumentos para desenmascarar los radicalismos populistas y comunistas que se
apiñan en Unidos Podemos? ¿Acaso no tienen graves contradicciones entre el
conglomerado de partidos que conforman tan demagógica coalición? Se podrían
poner muchos ejemplos, pero, como sucede con los totalitarios independentismos,
basta recordar lo que sucede estos días en Cataluña y, concretamente, en
Barcelona, llegando al extremo de que al grito “españolas de mierda, os vamos a
matar” han sido agredidas dos colaboradoras de la asociación que promueve a la
Selección Española de fútbol en Cataluña de cara a la Eurocopa, amenazas y
comportamientos “in crescendo” que no son ajenas en los aledaños de fuerzas
políticas que sostienen gobiernos locales o territoriales catalanes, con el
inestimable respaldo de otras que, de forma incoherente, se dicen democráticas
y tolerantes. ¿Tanto cuesta, por ejemplo, hacer entender en toda España,
incluida Cataluña, que sólo En Comú Podem, la rama catalana de Podemos, acepta
la consulta que plantea Puigdemont como único camino posible, ya que no le
sería rentable en otros territorios de España? Nada cuesta hacerlo a ningún
partido de ámbito nacional español, salvo que, jugando a la ambigüedad calculada,
tenga un discurso distinto de conveniencia en cada territorio, como hace Unidos
Podemos, o un planteamiento difuso y tímido frente, en este caso, al
soberanismo, como sucede en el PSOE y, especialmente, en su sucursal catalana,
el PSC.
En
cuanto a asuntos relacionados con corruptelas y conductas no deseables, cabe
citar que agentes del CNI buscaron con Falciani en Italia datos de
defraudadores en cuentas opacas del HSBC, cuya información pudo servir de base
al juez para ordenar registros en el Banco Santander; que el banco chino ICBC
blanqueó 90 millones de euros en tres años, por lo que la Audiencia nacional
cree que estaba “al servicio” de redes criminales como la de Gao Ping; y que
Rajoy cenó con ministros del G-8 para despedirse de Soria y los afines a
Margallo se reunieron para mostrar su solidaridad con el titular de Industria
tras su dimisión, por lo que sus relaciones con Santamaría se han deteriorado.
Entretanto,
en esta Europa nuestra, mientras las municipales italianas se convierten en el
primer test para Renzi y mientras Francia e Italia se oponen a que la UE multe
a España por incumplimiento del déficit, en tanto que Alemania prefiere esperar
a las elecciones para fijar su posición, los suizos votan en referéndum contra
una renta básica de 2.300 euros al mes, dando ejemplo de sensatez ante la
demagógica e inviable iniciativa popular, cuyos promotores pretendían instaurar
una renta mínima mensual (Pablo Iglesias, aunque más modesto en la cuantía,
pretendía lo mismo en España) para garantizar una vida digna a todos los
ciudadanos; es obvio que los suizos son más reacios que nosotros a escuchar
cantos de sirenas… y, desde luego, les va mucho mejor.
En
cuanto a otros asuntos del exterior cabe citar que Perú consuma su giro
político a la derecha ya que tendrán que decidir entre Keiko Fujimori y la
derecha liberal de Pedro Pablo Kuczynski; y que la sangrante situación de
Venezuela, donde su economía se hunde más de un 7% y la inflación en 2015 fue
del 180%, hunde la exportación española a dicho país un 45%... ya sólo faltaría
para rizar el rizo que, tras las elecciones generales del 26-J, la situación en
España llegase también a ser sangrante, si nos lo proponemos, como hicieron en su
día los venezolanos, hasta somos capaces de conseguirlo.
Jorge Cremades Sena
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