Ante
la presión internacional el régimen de El Asad cedió para que la ONU investigase
el ataque a la población con armas químicas, pero el convoy de los expertos,
cuando se disponía a hacerlo, es tiroteado por francotiradores. Se hace casi
imposible llevar a cabo la única decisión o recomendación posible de la ONU
(que se investiguen los hechos), mientras El Asad, que culpa a los rebeldes del
ataque químico (y viceversa), dice que no puede garantizar la seguridad de los
expertos en la zona. Así pues, que ni se sabe quién masacró con armas químicas
al pueblo sirio, ni quien tiroteó a los investigadores. Régimen y rebeldes se
culpan mutuamente. Entretanto la ONU, con su peculiar forma de hacer inoperantes
o inviables sus decisiones vinculantes (gracias el derecho a veto de Rusia,
China, EEUU, Gran Bretaña y Francia en el Consejo de Seguridad) se ve
impotente, una vez más, para poner fin a un conflicto interno de uno de sus
estados miembros. La unanimidad necesaria para dar legitimidad internacional a
cualquier decisión vinculante, que no recomendación, una vez más, queda en
aguas de borrajas. Así, como en otros casos anteriores (algunos de lamentable
recuerdo) o se deja la cosa tal cual, es decir, que el pueblo sirio siga siendo
masacrado o se busca cualquier otra fórmula para impedirlo, si es que la hay.
El conflicto internacional está servido. Mientras EEUU con el decidido apoyo de
Inglaterra y, en este caso, también de Francia y otros países, incluso algunos
islamistas (que tienen claro que fue el régimen sirio quien atacó a la
población indefensa) se disponen y preparan para una más que probable
intervención militar, que según Cameron no requiere el visto bueno de Naciones
Unidas, al considerar que, liderando una coalición de países europeos y
musulmanes, la intervención estaría legitimada, Rusia le advierte de que, si
interviene en Siria, tendrá “consecuencias extremadamente peligrosas”, en tanto
que el propio El Asad, apoyado por algunos otros países vecinos como Irán, le
dice a la hipotética coalición que “el fracaso os espera si nos atacais”
mientras amenaza con “incendiar” Oriente Próximo, como si ya no estuviera
incendiado desgraciadamente. En fin, una vez más, se pone en evidencia el
grotesco espectáculo que, como auténticos árbitros de la paz mundial (o de la
violencia, según se mire), ofrecen al mundo los vencedores de la segunda guerra
mundial, con la inestimable ayuda de China, desde su atalaya en el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas.
En otro
orden de cosas, desde mi punto de vista, si no fuera porque Griñán ha pasado el
relevo en la Junta de Andalucía a su digitalizada sucesora, Susana Díaz, que,
al igual que Chávez hizo con él, medio se va, medio se queda, al conservar el
resto de cargos partidarios, poco nuevo habría que añadir en el momento que
nuestros políticos y gobernantes ponen punto y final a sus merecidas
vacaciones, incorporándose a sus cotidianas tareas. El relax veraniego no ha cambiado
sus marrullerías e incongruencias para, no sé si engañarse a sí mismos, pero,
desde luego, sí para engañar a los ciudadanos o, al menos, para seguir
generándoles mayores cotas de desconfianza hacia ellos y sus proyectos.
Lamentable.
Justo
cuando Griñán abandona la Junta, primero por razones personales y ahora también
por el presunto asunto de los EREs fraudulentos, que él mismo reconoce y su
socio Valderas también; justo cuando amenazan sobre la Junta nuevos nubarrones
por los supuestos chanchullos de UGT con facturas falsas pagadas por la Junta;
y, justo cuando el juez Ruz embarga los bienes de la familia Bárcenas, mientras
salen nuevos datos sobre inexplicables comportamientos de algunos dirigentes
del PP (indemnizaciones a Paez, etc) y se va estrechando el cerco a sus
presuntas irregularidades de financiación, nuestros políticos inauguran el
nuevo curso exhibiendo toda su verborrea para zarandear al contrario y
apalancar al propio. El PSOE grita a los cuatro vientos, acusando a Rajoy y al
PP de “comprar silencios”, calificando el asunto de muy grave, pero guarda el
más absoluto silencio sobre la presunta malversación de fondos públicos de UGT
que, en todo caso, califica de irregularidades. Por su parte el PP hace lo
propio con los EREs andaluces y con la UGT, mientras callan sobre Gürtel,
Bárcenas, etc impidiendo con su mayoría iniciativas parlamentarias al respecto
en Madrid, al igual que hace PSOE-IU con las que el PP presentan en Andalucía.
Y en medio de este rifirrafe indecente entre PSOE y PP, que, si no espabilan,
lo pagarán bien claro, se suma a la orgía IU, bien por boca de Cayo Lara y,
especialmente de Valderas, para poner la guinda al mayor descaro por si no
tuviéramos bastante con el de los anteriores. Valderas, ahora que se va Griñán,
en un ataque de honestidad, manifiesta que “nadie puede poner en duda que ha
afectado el fraude de los ERE en la dimisión de Griñán” (ni siquiera habla de
presunto fraude, lo da por hecho), olvidando que siempre se plegó a sus tesis,
y, sobre el tema ugetista, añade que ve “fundamento” (menos mal que aquí ve
algo) y exige “tolerancia cero” con UGT. Es incoherente que vea fundamento en
este asunto, recientemente conocido, y no vea, ni haya visto fundamento en el
caso de los EREs que ya tiene un largo recorrido de investigación judicial con
demasiados imputados, muchos de ellos cargos importantes de la Junta, a cuyo
gobierno apoya sin fisuras y en silencio al respecto. Menos mal que, tras las
vacaciones, Cayo Lara amenaza a Rajoy y su gobierno con “la mayor de las
movilizaciones posibles” y Rubalcaba con “una gran ofensiva”, que probablemente
merecen, lástima que no hagan lo propio contra Griñán y la Junta de Andalucía,
que también se lo merecerían en tal caso. Sería el inicio de la recuperación de
la confianza en los partidos políticos, al menos, de aquellos que tuvieran la
honradez de hacerlo. Pero me temo que no lo harán. Seguramente lo dejan para
cuando se consolide el “relevo generacional” digitalizado, que, según Griñán,
representa Susana en el PSOE andaluz, pues, al ser la principal artífice del
pacto de gobierno con Valderas, no tendrá grandes dificultades para convencerle
de que se sume a la iniciativa. Entretanto nos conformaremos con que Rajoy se
niega a negociar sobre la consulta soberanista catalana con Mas, al que, por
cierto, bien podrían invitar a la iniciativa y, entretanto, ponerlo también en
el punto de mira de esas anunciadas movilizaciones por incoherentes que sean
sus convocantes.
Jorge Cremades Sena
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