A
trancas y barrancas la ONU, aunque tímidamente, parece que se dispone a
reaccionar ante las atrocidades vividas en Siria, exigiéndole investigar de
urgencia el ataque químico contra la población civil e indefensa. Por fin Rusia
ha caído del burro y también se suma a la exigencia a El Asad, solicitada por
37 países a la ONU, de que se investiguen los hechos urgentemente. Obama
incluso estudia una respuesta militar, mientras refuerza sus tropas en la zona.
Reino Unido y Francia no tienen dudas de que la autoría de la masacre obedece al
régimen sirio que, reconociendo el desastre, lo atribuye a los rebeldes,
mientras que Médicos sin fronteras ratifica la muerte de cientos de sirios a
consecuencia del gas y el desbordamiento de los hospitales con varios miles de
heridos con síntomas neurotóxicos. En fin, blanco y en botella, leche.
Entretanto, mientras el convulso mundo árabe no deja de protagonizar actos violentos
que van dejando miles de víctimas inocentes, en especial mediante emboscadas y
atentados suicidas (como los más recientes acaecidos en Líbano, Yemen, Iraq…,),
el gobierno sirio advierte a EEUU que atacar a su país no será un asunto
intrascendente ya que “una agresión tendría graves repercusiones y sería una bola
de fuego que haría arder todo Oriente Medio”. Una verdadera tragedia
internacional, salvo que otros estados islamistas, que los hay, hagan frente
común ante las atrocidades del régimen sirio en el seno de Naciones Unidas para
acabar de una vez por todas con esta insoportable situación. En todo caso, la
tragedia sólo quedaría en drama. Ahí está el ejemplo de otros acontecimientos
similares como Irak, Afganistán, etc.
En
Egipto, la situación sigue igual. Ante las convocatorias de los Hermanos
Musulmanes de un “viernes de los mártires” (se supone que sólo de los
islamistas), los militares, blindando varias zonas de El Cairo y otras ciudades,
consiguen que la sangre no llegue al río, al extremo de que nadie hace nada por
otros mártires, en este caso de los mártires anteriores, como son los
cristianos coptos, quienes por haber estado a favor del golpe ahora son el
punto de mira de la ira de la Hermandad siendo perseguidos o incluso muertos,
al extremo de que muchos han de optar por un éxodo obligado. Las semanas y días
de la ira, junto a la de los mártires, traen estas lamentables situaciones, al
extremo de que llega un momento en que ni se sabe quiénes son los mártires ni
contra quien hay que descargar las iras. De todas formas, la brutalidad en
Siria sigue relegando mediáticamente y políticamente la situación en Egipto,
cuyos vecinos palestinos e israelíes siguen, de momento, avanzando en sus
conversaciones de paz. Una buena noticia que, ante tanto caos, está pasando
desapercibida.
Y de
España ¡qué les voy a decir! Hay noticias buenas y malas. Comenzaré por las
malas para quedarme al final con cierto buen sabor de boca.
Ante un
cierto relax dialéctico por parte de las autoridades españolas y británicas
tras la aceptación por parte de Bruselas de intervenir en el asunto de
Gibraltar, el guerrillero Picardo, dialécticamente hablando, no está dispuesto
a rebajar la tensión. Su chulería le hace comportarse como árbitro indiscutible
de un juego en el que ni siquiera es jugador suplente. Mientras sigue colando
camiones con rocas españolas para ganar terreno a unas aguas, que no son suyas,
ha decidido que los pescadores españoles podrían volver a faenar en octubre en
Gibraltar, eso sí, afirmando que “No moveremos los bloques de hormigón. Hemos
determinado que no afectan la capacidad de los pescadores para faenar”. Ahí
queda eso. Obviamente el delegado del gobierno español en Andalucía le ha
contestado que “Picardo no es quién para decirle a los pescadores españoles
cuando o no pueden pescar”, menos aún en aguas que no son suyas, y, obviamente,
Aduanas ha prohibido que ni un solo camión más siga llevando rocas a Gibraltar.
El apresuramiento de Picardo por seguir ampliando el espigón antes de que
lleguen los observadores europeo se ha visto truncado de momento. Por cierto,
para seguir derrochando chulería, sobre dichos observadores, solicitados por
Cameron y Rajoy, aunque con fines distintos, y sobre la posibilidad de que
España recurra a los tribunales, Picardo afirma que si “España quiere ir a un
tribunal es música para nuestros oídos” y que los observadores europeos van al
Peñón “porque los llama Cameron, no Rajoy”. Sin comentarios. Me recuerda tanto
a Artur Mas que, como no ande listo Rajoy, me temo que, al final, se la cuelan,
aunque, de momento, recrimine a la Comisión Europea su pasividad con Gibraltar,
recordándole que debe vigilar que cumpla las leyes de la UE, estudie forzar una
resolución de la ONU al respecto y, ante una probable negociación a cuatro
bandas, Margallo mantenga que “Hablaremos de pesca cuando retiren los bloques
de hormigón” en sintonía con los pescadores que ratifican que, a diferencia de
lo que ha determinado Picardo, les impiden pescar en la zona si no son
retirados.
Otra
mala noticia es que parece confirmarse la malversación de caudales públicos
procedentes de la Junta por parte de la UGT andaluza, que, en sintonía con el
asunto de los EREs, no deja de sorprendernos cada día que pasa. En plena
efervescencia del caso Bárcenas, que algunos califican ya como la verdadera
prima de riesgo del PP, sus dirigentes andaluces invitan a Griñán a que aclare
los fondos de formación para parados antes de irse y se explique sobre los fondos
públicos cobrados por UGT, de la que la propia Junta ya reconoce que le endosó
facturas falsas. Curiosamente en esta especie de refriega sobre quien es más
corrupto, el PP de Rajoy ofrece un pacto al PSOE para endurecer el código penal
en temas de corrupción (entre ellas que la financiación ilegal de los partidos
sea delito o que aceptar un soborno sea cohecho haya o no contrapartidas) y,
más curiosamente, es que Oscar López, en vez de aceptar sin más la oferta (es
una oportunidad única) intente marear la perdiz preguntándose “¿Si quieren
convertir en delito la financiación irregular de los partidos qué van a hacer
con la suya?”. Un despropósito más de los que ya nos tiene acostumbrados. Y una
pena. Yo le pregunto: ¿Y qué tiene que ver una cosa con la otra?
Menos
mal que al menos hay alguna noticia buena digna de mencionar. España bate
records turísticos (con Cataluña y Andalucía a la cabeza) ya que los 34
millones de turistas suponen la cifra más alta de la Historia, y, además, las
exportaciones consiguen también su máximo histórico, reduciendo el déficit
comercial en un 69% hasta junio, con lo que el sector exterior se convierte en
un verdadero motor para la salida de la crisis. Sin duda, la mejor de las
noticias.
No
quiero acabar sin mencionar la impresentable actitud de la izquierda abertzale
arremetiendo contra el delegado del gobierno en el País Vasco calificándolo
como “nieto del franquismo” que ejerce como “virrey y chivato del reino, una
función colonial” para imponer por encima de la voluntad popular “las
decisiones de Madrid”. Y luego para que, como los independentistas catalanes,
se pongan de parte de Picardo como líder colonial al servicio de la metrópoli
británica. Una mezquina y absurda estrategia que sólo conduce al caos y la
sinrazón. Aunque para mezquindades las de algunos de los trabajadores del
hospital La Paz de Madrid, que exigen que Cifuentes, la delegada del Gobierno
en la Comunidad Madrileña (accidentada de gravedad hace unos días), salga de la
UCI e ingrese en un hospital privado. Una majadería en toda regla que
desacredita cualquier razón reivindicativa que pudiera haberla motivado.
Jorge Cremades Sena
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