Desde
mi punto de vista la noticia de mayor interés ciudadano, al menos por sus
efectos prácticos inmediatos, es que sube la luz, mientras que el FMI, para que
lo veamos todavía peor, aunque reconoce que se están dando aspectos positivos
en España para superar la crisis, manifiesta que el proceso será lento y que
hasta dentro de cinco años no conseguiremos sentir sus efectos, cuestión que
inmediatamente el gobierno español desmiente, adelantándolo a dos años antes.
En todo caso, bienvenido sea este reconocimiento de que podemos estar ante las
primeras luces que nos indican la salida del túnel por costosas que sean. El
pesimismo del FMI sobre España no desvela nada que los españoles no sepamos,
pues los primeros pesimistas somos nosotros. Lo que añade nuevos motivos de
preocupación son las medidas que el FMI propone para proseguir este difícil
camino de la recuperación pues, justo cuando el Gobierno nos sube la luz una
vez más y al final conseguirá dejarnos a oscuras, le viene a decir que lo que
hay que hacer, si queremos ver las primeras luces de la salida del túnel, es
rebajar los ya rebajados salarios un 10% más, hacer una reforma laboral más
agresiva, reducir las contribuciones de las empresas a la Seguridad Social y
subir el IVA. Menos mal que, dicho esto, la señora Lagarde, supongo que con su
sueldo ya rebajado, nos anima diciendo que “Puede ser que ya se vea la vuelta
de la esquina”. Algo es algo.
En otro
orden de cosas me llama la atención que, una vez más (la última fue en
noviembre), nuestro embajador en Londres haya sido convocado por el Gobierno
británico por cuestiones relacionadas con Gibraltar. En este caso, por las
dificultades en el llamado “paso del estrecho” que, como todos los años, se
repite por estas fechas vacacionales de los norteafricanos que trabajan en
Europa y lo aprovechan para visitar a sus familiares en África. Pues bien, mientras
medio mundo, empezando por Inglaterra, promueve protocolos de control cada vez
más estrictos de los viajeros por tierra, mar y aire, sorprende que nuestro
embajador en Londres haya sido convocado por el Gobierno británico para
expresarle su “preocupación” por los retrasos que dichos controles producen en
el paso de la frontera con Gibraltar, El Secretario de Estado de Exteriores,
Hugo Swire, califica los controles que hacen las autoridades españolas como
“desproporcionados” y, por tanto, los retrasos pertinentes como “injustificados
e inaceptables” ya que “no tienen cabida en una frontera entre socios de la
Unión Europea”. Desde mi punto de vista si, como supongo, los controles se
ajustan a la normativa vigente, ya que de no ser así bastaría plantear una
denuncia a la UE, lo que habría que responder por parte de nuestro embajador es
que lo que realmente no tiene cabida entre socios de la UE es que uno de ellos
mantenga una colonia en el territorio del otro. ¿Se lo ha planteado así nuestra
embajada? Parece ser que no. Pues bien, como además el ministro británico
William Hague, también ha planteado a su homólogo español García-Margallo su
preocupación al respecto, pidiéndole una “rápida solución”, no hubiera estado
de más que, por reciprocidad, nuestro ministro hubiese exigido lo propio sobre
los problemas que las autoridades gibraltareñas causan a los pescadores españoles
de la zona para que en lo sucesivo no tengan que ser escoltados por patrulleras
de la guardia civil para poder trabajar. Hubiera sido un buen gesto.
Y, para
finalizar, una de espías. El indulto real de un pederasta español, condenado a
30 años de cárcel en Marruecos, ha provocado, como es lógico, la indignación
generalizada de la sociedad civil marroquí. Dicho indulto forma parte de un
paquete de indultos como medida de gracia del rey alauí que, entre más de mil
presos, engloba a 48 españoles, que en su reciente visita a Rabat supuestamente
le había solicitado el rey Juan Carlos. Al margen de la consideración que cada
uno tenga sobre este tipo de medidas, a mi juicio totalmente injustas, lo que
más me llama la atención es que ha desencadenado una serie de malentendidos
entre España y Marruecos totalmente imprevistos. Resulta que el indultado en
cuestión puede que ni siquiera sea español, aunque en la documentación
penitenciaria marroquí figura como “español de origen iraquí”, pues se especula
con que su identidad española le ha sido facilitada por los servicios secretos
después de sacarlo de Irak, donde ejercería labores de espionaje para colaborar
en el derrocamiento de Sadam Husein, convirtiéndole en un profesor
universitario español. En definitiva, un desencuentro de considerable magnitud
entre las autoridades españolas y marroquíes. Mientras Juan Carlos I agradece a
Mohamed VI su generoso gesto, considerándolo como “una muestra singular de
amistad entre los dos pueblos”, fuentes del ministerio español de AAEE dicen
que son las autoridades marroquíes quienes elaboran la lista de indultados y
que las españolas no han propuesto ningún nombre, limitando su actuación al
ámbito consular; mientras el CNI desmiente los rumores de cualquier relación
con el citado recluso, medios de comunicación marroquíes dicen que su
liberación ha sido “a petición del servicio secreto español”, junto a otras fuentes
que apuntan a un acuerdo “entre el DGED –servicio secreto marroquí- y su
equivalente español el CNI”; y, mientras el gobierno marroquí declara que el
indultado ya ha sido extraditado a España, no se entiende dicha extradición ya
que el Gobierno español no la ha solicitado. En definitiva un escabroso asunto,
plagado de contradicciones, que, desde mi punto de vista, debiera esclarecerse
de forma contundente. Entretanto, según fuentes diplomáticas, parece que
durante la gestión de Juan Carlos I sólo dio un nombre a Mohamed VI, el de un
preso con problemas de salud, y no para que se le indultara sino para que fuese
trasladado a España en donde seguiría cumpliendo su condena; por lo demás sólo
se mostró confiado en que, cuando se celebrase la Fiesta del Toro (evento en el
que Mohamed VI decidió tan amplio indulto), su anfitrión fuese generoso con los
presos españoles. ¿Quién entiende todo este embrollo? Yo, confieso que no lo
entiendo. Sólo entiendo, comparto y apoyo la indignación de los marroquíes por
la liberación de tan peligroso e indecente condenado, esperando que ellos
también entenderán la mía –y supongo que la de la mayoría de españoles- porque
semejante individuo circule desde ahora con total libertad en España.
Entretanto, sigamos
haciendo cábalas sobre quién triunfo en el pasado debate parlamentario, Rajoy o
Rubalcaba.
Por
cierto, en mi blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/ acabo de colgar mi
último artículo. Se titula “Simplemente indecente”, como otras tantas cosas que
suceden en España.
Jorge Cremades Sena
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