Sin
lugar a dudas la guerra civil en Siria y la inminente intervención militar,
liderada por EEUU, sigue acaparando el interés mediático internacional. El
obligado consenso en el Consejo de Seguridad de la ONU imposibilita cualquier
posibilidad de que dicha intervención obtenga la categoría de “vinculante” y el
calificativo de “legal” desde el punto de vista de Naciones Unidad, que facilitaría
la respuesta más adecuada (fuese la que fuese) a la masacre de sirios inocentes
gaseados indiscriminadamente cerca de Damasco. La oposición de Rusia a la
intervención militar y su derecho a veto impide la unanimidad necesaria para
obtener el visto bueno. Por su parte EEUU, que tiene todo preparado para
intervenir, está convencido de que, se haga lo que se haga, Rusia no dará el
voto favorable en el Consejo, mientras la ONU, por boca del mismísimo Ban
Ki-moon, pide “tiempo para que los inspectores acaben su trabajo en Damasco”,
asunto que frena la decisión firme del inglés Cameron que, aunque ha dicho en
su parlamento que una intervención militar en Siria, a diferencia de Irak, no
supondría una “invasión ni tomar partido” (no se sabe bien si es peor el remedio
que la enfermedad) pues sólo se trataría de una especie de intervención
humanitaria totalmente legal consistente en dar “una respuesta a uno de los
usos más aborrecibles de armas químicas en el último siglo”, se ha visto
obligado a instancias de los laboristas a tomar la decisión de esperar el
resultado de dichas investigaciones, que EEUU considera poco fiables porque “no
es creíble” la investigación en Siria del ataque químico, del que dice tener
todas las pruebas aunque no las haga públicas. En fin, una tensa espera que
está causando graves problemas económicos (además de los intolerables
atropellos humanos) por el alza del precio del petróleo, la caída de las bolsas
y la subida de la prima de riesgo, justo cuando la UE veía una tímida luz en el
horizonte para salir de la crisis. Mientras Occidente sigue deshojando la
margarita para adoptar una decisión firme al respecto, Rusia e Irán advierten
de que un ataque anglo-estadounidense a Siria podría desencadenar una guerra
abierta en todo Oriente Medio. Todo es posible, sobre todo cuando Irán, va
incluso algo más lejos y avisa de que “Si hay ataque la llama de la indignación
apuntará a Israel”, que curiosamente está en conversaciones con los palestinos
para intentar poner algo de cordura en el añejo y enquistado conflicto
palestino-israelí. Si a todo esto se añade que la Liga Árabe, aunque culpa al
régimen de El Assad de usar armas químicas y pide una acción de la ONU, rechaza
un ataque contra Siria, la bomba mortífera está presta a estallar. Ni siquiera
es necesario que alguien prenda su mecha, basta con que cualquiera caliente un
pelín más el ambiente.
En otro
orden de cosas, en el ámbito nacional (me refiero a España, con permiso de
independentistas vascos y catalanes que no lo entenderían así), lo de siempre,
para no variar. La corrupción que sigue su curso, el centrifuguismo político
territorial y algún que otro acontecimiento que, aunque algunos se empeñen en
elevarlo a categórico, desde mi punto de vista, no pasa de ser anecdótico.
Mientras
UGT es incapaz, entre otras cosas, de aclarar el pago de la cena de la Feria de
Abril, supuestamente pagada con fondos públicos, y dice que “si hubo algún
error se devolverá el importe”, el abogado de Bárcenas ve llamativa la
destrucción de los discos duros de los ordenadores que el extesorero tenía en
la sede del PP, circunstancia que la policía ya presumía y califica como el
peor de los supuestos que impedirá obtener una serie de información
imprescindible para que en sede judicial se pueda aclarar el oscuro asunto de
los papeles de Bárcenas, la supuesta financiación del PP y sus ramificaciones
en cuanto a responsabilidades políticas. Ya ven, UGT lo tiene claro, si te
pillan trincando, pagas el importe y tan amigos; el PP también, cuanto menos
información se tenga, mejor para todos (evidentemente, para todos los
dirigentes del partido en los momentos en que Bárcenas llevaba las cuentas); y,
por si faltara poco, la renuncia a la presidencia de la Junta andaluza de
Griñán, al que lo populares ven como uno de los principales responsables
políticos del turbio asunto de los ERE fraudulentos, mientras los socialistas
lo ven como un ejemplar gobernante que generosamente quiera dar paso a las
nuevas generaciones de su partido.
Entretanto,
los independentistas a lo suyo. La adopción por parte del gobierno central de
una ley que, con arreglo a sus competencias exclusivas en política exterior, le
permita dar el visto bueno a los convenios u otros conciertos de las CCAA con
el exterior, es respondida por Artur Mas con el anuncio de una ley de política
exterior catalana para una “Cataluña Libre” que prepara la próxima Diada como
si en ello les fuera la vida, con la impagable colaboración de TV3, pagada con
fondos públicos, que le dedica al asunto el triple de tiempo que a la crisis
económica, reflejada en un nuevo recorte por parte de la Generalitat de 2.000
millones de euros. Todo un ejemplo de que lo importante para semejantes
gobernantes es el territorio patrio muy por encima de los ciudadanos, en este
caso españoles, que lo habitan. Curiosamente, mientras al PP de Rajoy le preocupa
el apoyo de Mas a la “cadena humana” anunciada en favor de la independencia
(asunto que anecdóticamente puede preocupar como parte de toda la estrategia
del independentismo, pero totalmente previsible), a CiU de Mas le preocupa el
desapego a dicha iniciativa de la zona sur de Cataluña, por lo que está
animando a gente de otras zonas para que los eslabones de la cadena no la
rompan por tierras tarraconenses, por cierto, la primera de las provincias
hispanas de la época romama.
Dejemos,
de momento, como anecdóticos algunos asuntos como la renuncia de Chacón al acta
de diputada para irse como profesora a EEUU, aunque anunciando que volverá a
dar guerra en las próximas primarias; la inauguración del curso político con el
ministro Wert anunciando que sube un 20% el presupuesto para becas; la polémica
de comparar los sueldos de Rajoy y Rubalcaba después de que éste publicara su
declaración de renta y patrimonio; y, entre otros, la confirmación por parte
del INE de que el PIB cayó un 0´1% en el segundo trimestre, mejorando la caída
del 0´4% del primer trimestre. Según vayan evolucionando dichos asuntos, si es
que no quedan en meras anécdotas, ya habrá tiempo de comentarlos.
Jorge Cremades Sena
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