Me quedo con la cifra
porque es capicúa y, según creencias populares, las cifras capicúas traen buena
suerte. ¡Ojala que así sea! Lo cierto es que la Bolsa está en un magnífico
momento y, por primera vez desde el 2011, supera los 10.000 puntos al cerrar
este fin de semana, precisamente, en los 10.001. Podía haber sido cualquier
otra cifra, pero no, justo en los 10.001 puntos, catapultada por la ola de
euforia que algunos pretenden instalar en España. En todo caso, el IBEX35 rompe
así la barrera psicológica de los 10.000 y lo hace con la cifra mágica de 10,001,
ganando 75.000 millones desde enero y convirtiéndose en la segunda bolsa del
mundo, después de la de Tokio, que más ha crecido en este año, revalorizándose
más de un 22% y respaldando así la recuperación de la economía española y su
condición de una de las mejores bolsas europeas. No en vano, un optimista Rajoy
desde Panamá, donde se celebra la cumbre Iberoamericana, anuncia a bombo y
platillo, el inicio de la recuperación de la crisis tal como señalan los diversos
indicadores económicos. Su ministro Montoro asegura además que el 2014 será el
año del crecimiento económico y de la creación de empleo.
Nadie puede negar que, de momento,
Rajoy está de suerte, pues, coincidiendo con los efectos benéficos del número
mágico de la bolsa, declaran Cospedal y Bárcenas ante el juez en el juicio por
la demanda que ella presentó contra el ex tesorero y contra el diario El País.
Una declaración que generaba incertidumbres sobre los supuestos ases que
Bárcenas pudiera sacarse de la manga (tal como sucede en el proceso del ya
conocido “caso Bárcenas” o de supuesta contabilidad B del PP o su financiación
ilegal). Pero ha sucedido todo lo contrario. No tenía ningún as, salvo su
palabra frente a la de Cospedal, quien, sabiendo que es Bárcenas quien está
obligado a demostrar que ella cobraba sobresueldos, ha salido airosa de este
trance. Bárcenas ratifica que “es mi mano la que entrega el sobre a la señora
De Cospedal” pero reconoce “que no hay testigos”, mientras ella se mantiene en
que es “radicalmente falso”. No sorprende que Rajoy, preguntado por el asunto
en tierras centroamericanas, diga tajantemente que confía plenamente en su
compañera, ratificando que ya lo ha dicho todo en el Parlamento.
En todo caso, salvo los
supersticiosos por la magia del 10.001 que, según sus deseos e intereses, estén
eufóricos o alicaídos por la suerte de Rajoy, conviene no echar las campanas al
vuelo ni en el tema económico ni en el tema de la corrupción ya que en ambos
asuntos queda mucha tela que cortar y mucha oscuridad que descubrir. En
cualquier momento, todo puede dar un vuelco de ciento ochenta grados. Hablando
de supersticiones, toquemos madera para que esto no suceda.
Lo que parece que no va a suceder es el regreso de Artur
Mas a la racionalidad en lo referente al independentismo catalán, en el que
parece que, pase lo que pase, ya tiene todo decidido. Referéndum el 11S de 2014,
albergar en su gobierno a ERC y presentarse juntos en las europeas y, si el
gobierno central impide (como es su obligación) la consulta, elecciones en 2015
encabezando una lista “nacional” con Junqueras de número dos, seguido de Pep
Guardiola (si acepta) y del socialista Nadal para obtener un amplio respaldo
parlamentario, capaz de negociar la independencia. No importa que, tal como
algunos mantienen, entre ellos el Ministro de Justicia, la independencia sea
inviable desde el punto de vista jurídico, económico y político. Menos, que se
intente demostrar que lo del camelo de que “España nos roba” se desmonta
simplemente con datos concretos (en la última década mientras la CA de Madrid
recibió del Ejecutivo Central 23. 230 millones, Cataluña recibió 28.400
millones), al igual que la serie de mentiras y agravios históricos o coetáneos,
carentes de cualquier fundamento racional. El independentismo es un sentimiento
y, como tal, irracional. Por ello ha causado tan graves consecuencias a la
comunidad internacional a lo largo de la Historia. Y Artur Mas está dispuesto a
que la irracionalidad no se agote en el futuro.
Al final, tal como alega UGT para justificar que cobra de
los EREs porque sus afiliados “no son hermanitas de la caridad”, los afiliados
al independentismo tampoco tienen que serlo, pues, cuando se da rienda suelta a
la irracionalidad, todo es justificable, precisamente porque lo irracional no
requiere de justificación alguna.
Jorge Cremades Sena
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