Al final el tan traído y
llevado “caso Faisán”, es decir, el famoso chivatazo a ETA por parte de las
fuerzas de seguridad del estado para evitar que tuviera éxito una redada en
plena negociación del gobierno de Zapatero con la banda asesina durante el
“proceso de paz”, se salda desde la Audiencia con mínimas penas para los dos
policías que, finalmente, han sido los únicos condenados por el turbio asunto.
Penas de año y medio de prisión que evitan que nadie vaya a la cárcel, al
desestimar el tribunal el delito de “colaboración con banda armada” y
condenarlos sólo por “revelación de secretos”. Sin entrar en más detalles, una
sentencia polémica que las víctimas del terrorismo califican de “infame”, los
populares, aunque con la boca pequeña, la critican ya que consideran
responsables a los altos cargos del ministerio de Interior del gobierno
socialista, y los socialistas simplemente callan, aliviados de que las cosas
queden así.
Y siguiendo con los asuntos
judiciales, aunque por otro tipo de delitos, resulta que la jueza Alaya, la de
los EREs, tiene que llevar escolta como medida preventiva ante el acoso que
viene sufriendo desde que en su investigación ha metido en cintura a destacados
dirigentes sindicalistas. Mientras siguen apareciendo datos, como el desvío por
parte de CCOO de subvenciones para “la mejora de las condiciones de trabajo en
Andalucía” a comidas y viajes que nada tienen que ver con tan noble propósito,
o como el amaño por parte de UGT de una factura para cargarle a la Junta el
coste de varios miles de libros de su noveno congreso, los líderes
sindicalistas asumen semejantes anomalías como “errores” en el peor de los
casos y alguno de ellos se permite calificar a Alaya como “la continuidad de
los tribunales franquistas”. Sin comentarios. Para algunos ha valido de poco
las décadas de democracia que llevamos vividas. El problema es que el truco del
franquismo ya no funciona y hay que hacer algo más que achacar a la ya
histórica dictadura todos los males para ganarse la credibilidad de los
trabajadores. Por ejemplo, no destinar partidas para mejorar sus condiciones de
trabajo en otras cosas, o, por ejemplo, siendo un modelo de trasparencia en la
gestión del dinero público que, con el esfuerzo de todos, ponemos en sus manos,
o, por ejemplo, no cometiendo tantos “errores” (esto último hasta se lo exigen
muchos de los que suelen funcionar casi a “piñón fijo” en el apoyo a los
sindicatos).
Tampoco andan mucho mejor los
partidos políticos. Ni los nuestros, ni los norteamericanos, quienes en el
último momento han conseguido un acuerdo de mínimos aplazando la suspensión de
pagos de EEUU hasta febrero, que no solucionando el problema. Obama acusa a los
republicanos de haber dado un “espectáculo” ante el mundo y apela a la unidad
política en asuntos de estado tan importantes. Nosotros, como estamos
acostumbrados a los espectáculos políticos, pasamos olímpicamente de ellos,
como el plantón de Artur Mas a la vicepresidenta Santamaría y a los empresarios
catalanes por un asunto de protocolo ya que, aunque la vice asista en representación
de Rajoy, es decir, como presidente en funciones, el catalán considera que al
no tratarse del presi en persona él es la máxima autoridad. En fin, un asunto o
agravio más para añadir a su lista. Entretanto, Santamaría llama a la lealtad y
en el PSOE, hasta el mismísimo Vara, desde Extremadura, manifiesta, como
venimos diciendo algunos, que “el votante catalán del PSOE tiene la sensación
de que no estamos allí”. Y no le falta razón.
Y hablando de España y EEUU,
precisamente en New York, el señor Botín ha sufrido un ataque de euforia sin
precedentes. “El dinero llega a España de todas partes, es un momento
fantástico”, ha dicho el banquero. Seguro que discrepan de él los millones de
parados, que cada vez incrementan el grupo de quienes ni tienen subsidios de
desempleo, las CCAA a quienes el Gobierno les impone otros 17.500 millones para
ajustar el déficit, los ayuntamientos, que tendrán más impuestos y menos
gastos, los trabajadores y funcionarios que, a pesar de lo que diga Montoro,
ven disminuidos sus salarios, los pensionistas, que pierden poder adquisitivo,
los autónomos, que no pueden financiar sus pequñas empresas o negocios, los
trabajadores de Fagor y otras tantas empresas, que ven amenazado su futuro…y
uno tras otro, la inmensa mayoría de los españoles. Una cosa es reconocer y
alegrarse de que las cifras macroeconómicas en España van mejorando de forma
ostensible y, otra bien distinta, echar las campanas al vuelo ya que las economías
familiares, menos la de Botín y alguno más como él, se las ven y se las desean
para llegar a fin de mes. Ni tanto, ni tan calvo. Si, como dice Botín, el
dinero llega a España de todas partes, habrá que preguntarle que quién se lo
queda, pues, de momento, pocos son los españoles que disfrutan de él, ni en
concepto de salarios, ni en concepto de créditos o subvenciones con qué
financiar sus vidas y sus empresas de forma desahogada. En fin, quienes, con
crisis o sin ella, sólo tienen el problema de calcular en cuantos cientos de
miles o millones de ganancia les ha afectado, tras comparar los balances de
resultados de sus negocios con los del año anterior, puede que no entiendan
demasiado sobre las dificultades perentorias que pasan, día a día, quienes, a
diferencia de ellos, sobreviven sin que les llegue un ápice de ese dinero que
llega a España de todas partes.
Jorge Cremades Sena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, gracias