Mientras los expertos de
la ONU inician la destrucción del arsenal químico sirio y EEUU lanza un ataque
relámpago contra los islamistas radicales en Libia y Somalia, capturando a un
dirigente de Al Qaeda en Trípoli y tiroteando a milicias de Al Shabab en
Mogadiscio, una oleada de violencia se desata de nuevo en Egipto, dejando
decenas de muertos, la guerra en Siria continúa y en Yemen asesinan a un
miembro de la seguridad de la embajada alemana, desatando una gran preocupación
en Occidente, pues, aunque la organización central de Al Qaeda se desvanece,
sus grupos asociados se revitalizan a pasos agigantados, instalados en
determinados países cuyos gobiernos o no pueden o no quieren acabar con ellos.
El terrorismo internacional es una seria amenaza, no sólo para lo que
entendemos como “civilización occidental”, sino también para lo que entendemos
como “civilización musulmana” moderada y no yihadista. Sólo con una estrecha
colaboración entre Occidente y los Estados Musulmanes moderados se podrá
erradicar esta violencia extremista y radical o, al menos, reducir y controlar
su amenaza de forma sustancial. No hay otra forma de hacerlo.
Pero, siendo preocupante la
violencia anterior, no lo es menos la que, poco a poco, se va instalando en
España que, de ser verbal, está pasando a la acción, mientras una dialéctica
instalada en el extremismo, se empeña en resucitar los viejos fantasmas de la
extrema izquierda y la extrema derecha. Una preocupante deriva que, adobada con
alucinaciones nacionalistas radicales periféricas, insolidarias y atomizadoras,
puede llegar a ser muy peligrosa y amenazar la paz social de forma alarmante.
Quien mal empieza, mal acaba, dice el refrán. El reciente asalto a una librería
en Madrid por un grupo de extrema derecha durante la Diada, la creciente quema
de símbolos estatales y asedio a instituciones, el estallido de un artefacto en
el Ayuntamiento de Beade por parte de grupos gallegos de izquierda
independentista (mientras su alcalde exhibe símbolos franquistas
institucionalmente), el intento de ataque a la sede del PP en la calle Génova
por grupos radicales, a los que, al parecer, se suma el 15-M, desvirtuado
peligrosamente por grupos extremistas, que generan gran preocupación policial,
son ejemplos evidentes de un peligroso camino que los partidos democráticos
están obligados a zanjar de cuajo. Sin embargo, en vez de hacerlo prefieren
dedicarse a una acusación mutua de apoyo o benevolencia ante estos extremismos,
utilizando, como ya es costumbre en otros temas, el deprimente “y tú más”,
cuando en asuntos tan graves lo que menos interesa es saber quién es más
fuerte, si la extrema derecha o la izquierda…Simplemente hay que perseguir sus
acciones delictivas y antidemocráticas de forma unánime y tajante.
Y por si fuera poco esta violencia
terrorista y totalitaria, no le va a la zaga la violencia doméstica, no sólo la
conocida como violencia de género, que no cesa, sino otro tipo de violencia que
se da en el entorno familiar de forma creciente, además de la violencia
machista. Coincidiendo con el traslado del parricida Bretón a la cárcel de
Villena y sin recuperarnos aún de la muerte violenta de Asunta, supuestamente a
manos de sus padres, confluyen en estos momentos tres nuevo casos que ponen los
pelos de punta. Un joven mata de un disparo a su hermana e hiere a su cuñado y
a una vecina en Almería, al parecer por asuntos de herencia; una joven mata a
su marido de una puñalada en Madrid, al parecer por asunto de drogas; y, lo más
aberrante aún, un adolescente mata a su madre en Zaragoza de más de una docena
de puñaladas, al parecer porque la culpaba de su separación matrimonial con su
padre. Por si no tuviéramos bastante dosis de tragedia, el citado adolescente
comunica a sus amigos por whatsapp: “He matado a mi madre y me vais a ver en
las noticias”. Sin comentarios. No me quedan palabras. Pero pienso que algo
debemos estar haciendo rematadamente mal para que estas aberraciones sucedan
con mucha más frecuencia de lo razonable.
Entretanto los partidos políticos a
lo suyo. Tanto los barones del PP como los del PSOE, dedicados a exhibir sus
discrepancias, reavivando sus luchas internas por el poder. Alicia Sánchez
Camacho, no se sabe bien por qué, se suma a la insolidaridad catalana de
CIU-ERC-ICV, pero en la versión intermedia de PSC, generando más confusión en
el tema independentista (y perdiendo apoyos) y dejando a Ciutadans
(incrementando apoyos) como único baluarte sólido del constitucionalismo;
obviamente sus colegas de Madrid y Valencia exigen lo propio para sus
territorios si se acepta en Cataluña un trato especial en la financiación (es
el problema de utilizar los atajos en democracia, que todo se puede desmoronar)
y, como consecuencia la catalán popular es desautorizada “ipso facto” desde la
calle Génova. Feijóo, el gallego, por su parte, se muestra contrario a las
“donaciones a los partidos” y partidario de “disminuir diputados” y de que
gobierne la “lista más votada”; silencio desde la cúpula. En el bando
socialista Patxi López, que no asiste a las reuniones de la ejecutiva de
Rubalcaba, al parecer, se siente defraudado por el jefe y, como sus colegas
asturianos, se dispone, sí o sí, a celebrar primarias y preparar la batalla por
el liderazgo; el acuerdo con Madina no cuaja y la catalana Chacón anda allende
los mares, mientras su colega Griñán, instalado en Madrid, va soltando lastre y
dejando sus responsabilidades partidarias en Andalucía. . . donde, por cierto,
la UGT, la organización hermana, se está cubriendo de gloria con el asunto de
las facturas fraudulentas que, día a día, como sucedió con los EREs, va
aumentando como una bola de nieve…. Menos mal que Cándido Méndez sale por fin
de su incomprensible silencio, aunque para calificarlo de error, que nadie
cree, y para asegurar que, en todo caso, “se corregirá” ya que, según él, “la
mayoría de las cosas se han hecho bien”. ¡Faltaría más!
Y hablando de corrupción no sólo UGT
acumula “botes”. Menudo bote acumula Millet, el de el Palau de la Música, el de
CDC de Artur Mas, el de “España nos roba”. Le acaban de descubrir, además de
todo lo que ya se sabe sobre el caso, nada menos que más de tres millones de
euros en Suiza (un país pequeño, que diría Mas, próspero e independiente) y se
investiga si este “bote” tiene relación con su partido. Aquel asunto del 3%,
que resultó ser el 4%, está dando mucho que hablar. No extraña por tanto que
Jordi Pujol Jr., se gastara las pelas en pagar cinco mil pitos para que
silbaran al rey, “mort al Borbó”, en la final de la Copa de 2009 entre Barça y
Bilbao en Valencia, para dar la sensación de que se trataba de una reacción
popular espontánea, como en otros tantos gestos soberanistas, pues, al fin y al
cabo, Valencia es territorio del antiguo imperio catalán. Tampoco extraña que
siguiera gastándose las pelas en miles de pegatinas para tapar en las
matrículas de los coches la E de España por la CAT de Cataluña, supongo que
comenzando por la propia flota de coches de lujo que tiene el clan Pujol. Hay
que ver cómo viven y derrochan algunos en Cataluña a pesar de que España les
roba y de que están en crisis por ello. ¿Cómo se viviría si España no les
robara? Imagínenselo.
Justo acabando este comentario, me
entero de que un chaval de dieciocho años acaba de asesinar a su ex novia de
catorce, ratificando desgraciadamente el título del mismo. Lo dicho. Algo
estamos haciendo rematadamente mal.
Jorge Cremades Sena
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