Mientras los jueces
siguen acumulando indicios para esclarecer los casos de presunta corrupción o
comisión de determinados delitos y, por su parte, los legisladores siguen
elaborando las leyes que, una vez aprobadas, habrán de regir nuestras conductas
y poner orden a nuestra convivencia, como corresponde en cualquier país
civilizado y democrático, algunos se empeñan en hacer justo lo contrario. Sin
reparo alguno, apelando a derechos sagrados y olvidando los deberes humanos,
entorpecen la labor tanto de jueces como de legisladores cuando entienden que
el desarrollo de la misma no es favorable a sus particulares intereses.
La irrupción de tres activistas
feministas, desnudas de cintura para arriba, en la sesión del pleno del
Congreso de los Diputados, interrumpiendo al ministro de Justicia con el grito
“el aborto es sagrado”, que llevaban escrito en sus cuerpos desnudos, y la
concentración de unas cuantas decenas de personas frente al juzgado de la jueza
Alaya insultándola, acosándola y abucheándola por ejercer su trabajo, que le
encomendamos y pagamos todos los españoles, investigando el asunto de los EREs
fraudulentos e imputando a sindicalistas por su relación con los hechos, como a
cualquier otra persona que lo estuviera, son buenos ejemplos de actitudes
totalitarias, de quienes son incapaces de asumir las reglas democráticas, entre
las que tanto los derechos como los deberes son humanos y se diseñan por las
mayorías parlamentarias resultantes de la voluntad popular de todos los
españoles. No sé si, precisamente porque también consideran el aborto como un
derecho sagrado (yo pensaba que hasta ahora quienes administran lo sagrado lo
consideraban todo lo contrario), algunos diputados, en vez de reprobar actos
tan exhibicionistas, aplaudían a las activistas mientras eran desalojadas de la
tribuna, cuando su deber humano y cívico, como representantes de la soberanía
popular, es desautorizar cualquier injerencia en el “sancta sanctorum” de la
Democracia, como es el Parlamento, por sagradas que sean las aspiraciones de
unos u otros. Un despropósito más que ningún humano puede entender, salvo
quienes se rigen por los dogmas de fe, en este caso, la sacralidad del aborto
en la naturaleza humana. Tampoco sé si, porque consideran a los líderes
sindicales detentadores de derechos sagrados (yo pensaba que simplemente
dirigían la defensa de las clases trabajadoras), algunos sindicalistas, en vez
de exigirles un plus de honestidad (como a los políticos), intimidan a la jueza
que instruye un caso de corrupción donde hay suficientes indicios contra
algunos de los líderes sindicales, si además entre los insultos algunos son
machistas, ya no entiendo absolutamente nada, pues pensaba que los
sindicalistas eran amantes de la igualdad en todos los aspectos. Por el bien de
todos, y sobre todo de ellos mismos, quienes consideran el aborto como un derecho
(no sagrado desde luego) que, a diferencia de los demás derechos, no ha de ser
limitado, siendo obviamente insuficiente cualquier ley despenalizadora, deben
convencer primero a la mayoría de la población y presentarse a las elecciones
generales… como hacen los demás y, el día que gobiernen, yo aconsejaré lo
propio a quienes consideren que el aborto es cosa del demonio. Asimismo,
quienes consideran que los líderes sindicales son intocables o que un juez hace
las cosas mal, deben demandar al juez y, en caso de que lleve razón, exigir la
dimisión inmediata de sus dirigentes sindicales y la devolución a todos los
trabajadores de todo el dinero que, supuestamente, han trincado. Todo iría
mejor si cada cual ejerciera sus derechos y cumpliera sus deberes. Humanos
ambos, desde luego.
Descendiendo por tanto a lo humano
desde estos escarceos por lo divino, lo cierto es que por fin el gobierno
andaluz de Susana Díaz parece que se quiere tomar las cosas en serio, obligando
a UGT a devolverle 25.000 euros y prometiendo que recuperará “hasta el último
euro”, justo cuando aparece otro pago extraño de 13.700 euros por una cena con
barra libre en la Feria de Abril, pagado a costa de la negociación colectiva.
No hay mejor forma de negociar que delante de una buena mesa y, si encima sale
gratis, mejor. Espero que no acosen a la socialista Susana por hacer su trabajo.
Bastante tiene encima; como la jueza Alaya. De momento, toca aplaudir la
iniciativa de Susana ofreciendo a Rajoy un acuerdo para ser “implacables contra
la corrupción” (el PSOE hace poco, no apoyó la ley de trasparencia en el
Congreso) y dejando en evidencia a Rubalcaba con los mensajes de que debe
procurar la unidad de España, de que no se use la corrupción como arma
arrojadiza y de que las primarias se hagan cuando lo necesiten los ciudadanos.
No está nada mal. Desde Madrid, entretanto, retiran a UGT y CCOO el 90% del
dinero que daban para formación, con lo que habrán de eliminar cursos como los
de risoterapia, acoso moral, etc. mientras que, al parecer, las bases de UGT
gritan a Cándido Méndez “¡estamos hartos de defender a los andaluces golfos!”,
según publica algún diario. Hay que aclarar que se refieren a los presuntos
golfos que hay en el sindicato en Andalucía y no a los andaluces, vaya a ser
que haya un mal entendido y tengamos otro conflicto parecido al que tenemos con
Cataluña, y, sobre los cursos, mejor dejar la risoterapia para otros ámbitos
pues, con que los sindicatos se limiten y se ciñan estrictamente a defender a
los trabajadores ya es suficiente.
Por cierto, hablando de cursos y de
educación, acaba de obtener luz verde la famosa Ley Wert, la séptima ley
educativa de la democracia, que, obviamente nace sin consenso y con el anuncio
de que en cuanto el PP pierda las elecciones será derogada, mientras que el
gobierno catalán da a entender que no la aplicará. Esta incapacidad de unos y
otros para ponerse de acuerdo en asunto tan trascendental explica de sobra la
posición en la cola de nuestra calidad educativa entre todos los países
democráticos.
Y para terminar. Seguramente animado
por las chulerías de Artur Mas y compañía que, temeroso de ser sobrepasado por
ERC como dicen las encuestas, se permite y permite a los suyos todo tipo de
exabruptos contra los no soberanistas (al extremos de que vinculan al PP y a
Ciutadans con el nazismo), el estratega Picardo, desde Gibraltar, pensando que
la veda está abierta en España, se permite insultar y arremeter contra los
españoles, acusando a España de disparar contra “inocentes gibraltareños”, de “invasiones
militares” y “disparos a inocentes en el Peñón”, al extremo de que el Gobierno
español ha tenido que denunciar ante la ONU y quejarse ante el Reino Unido por
las “graves injurias” de Picardo contra España.
Como ven, despropósito tras
despropósito. Y es que, como dice un proverbio chino, “cuando la sombra de los
enanos veas crecer es que se acerca el crepúsculo”
Jorge Cremades Sena
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