No hay
manera, mientras los ciudadanos esperan un gesto, un consenso en contra de esta
corrupción indecente que nos atenaza, los partidos políticos escenifican un
debate estéril en el Congreso de los Diputados que a nadie satisface. Rajoy,
tras admitir “problemas serios” en el PP, propone unas setenta medidas
anticorrupción para la urgente y necesaria regeneración política con la
intención de que la ciudadanía vuelva a confiar en los partidos políticos. En
el horizonte la dimisión voluntaria o exigencia de dimisión de Ana Mato,
Ministra de Sanidad, por sus implicaciones en el caso Gürtel, que, aunque no
directamente, la implican ineludiblemente. Y es precisamente el caso Gürtel la
excusa perfecta para que Sánchez, el líder del PSOE, rechace un pacto global
con el PP contra la corrupción, alegando que no se pueden fiar de Rajoy, al
igual que el resto de partidos de la oposición, excepto CiU y PNV que, más o
menos, están dispuestos a intentar un acuerdo al respecto. Al margen de las
razones que cada uno pueda alegar para oponerse a la oferta de Rajoy, como si
cada uno de ellos estuviera limpio de polvo y paja al respecto, nadie, con dos
dedos de frente, puede entender que no se sumen a propuestas, que se
convertirían en leyes consensuadas (Rajoy anuncia que está dispuesto a
aprobarlas con su mayoría absoluta), como la tipificación por primera vez del
delito por financiación ilegal, la prohibición del uso de tarjetas de crédito a
los altos cargos, el mayor control de los viajes y gastos de parlamentarios, la
suspensión de militancia en un momento concreto del proceso judicial, la
prohibición de donaciones o restricción de las mismas, la dificultad de
condonar las deudas a los partidos políticos, la fijación de un plazo máximo
para la instrucción de los macroprocesos judiciales, la exigencia de trasparencia
en el patrimonio de los cargos públicos al inicio de ocupar el puesto y al
dejarlo, la exigencia de que los militantes participen en la elección de los
órganos de dirección… y así sucesivamente una serie de medidas más que, al
margen de quien las proponga, incidirían de forma positiva contra la sistémica
corrupción en España. Como bien dice Rajoy, por más que su partido, el PP, esté
implicado hasta las cachas, como el resto de partidos, en asuntos de
corrupción, una especie de antídoto contra los “salvapatrias de las
escobas" que precisamente se aprovechan de estas discordancias partidarias
para aglutinar en beneficio propio el disenso partidario en un asunto tan
sensible. ¿Acaso toda esta serie de medidas, propuestas por quien sea, no son
positivas para poner más difícil la tentación de la corrupción? Parece que no,
que es preferible dejar todo como está a cambio de una supuesta ventaja
electoral. Y, lógicamente, así no vamos a ninguna parte. Entretanto, al margen
de los casos de corrupción acumulados en el seno del PP, como del PSOE, resulta
que no sólo Tania Sánchez, la lideresa de IU, sino su padre y su hermano
tuvieron la suerte de que les correspondiera un piso de protección oficial en
Rivas Vaciamadrid, o que hasta el propio Lesmes, presidente del CGPJ, tenga que
pedir la dimisión de Mercé Pigem, vocal de CiU en el mismo, al ser sorprendida
junto a su hermana por traer 20.000 euros de Andorra, que el consejero catalán
Vila oculte la indemnización millonaria por privatizar Aguas Ter Llobregat, o que la jueza Alaya acuse a PSOE e IU de
financiarse cobrando comisiones en Sevilla. Es el pan nuestro de cada día. Si,
como dice Susana Díaz, se le “rompe el alma con la corrupción” nadie puede
entender como su partido, el PSOE, no se sume a un consenso con el PP para
erradicarla, alegando simplemente que no se fía de Rajoy, cuando se trata de
legislar en la dirección adecuada.
Entretanto Podemos,
principal beneficiario de estos y otros disensos incomprensibles en asuntos tan
sensibles, renuncia a sus iniciales propuestas increíbles, intentando atraer
nuevos votos más moderados pero sin perder los ya adquiridos con su radicalismo
inicial. En una especie de esbozo de programa económico, Pablo Iglesias, que
hasta ahora no se declaraba ni de izquierdas ni de derechas, se declara
“socialdemócrata” aunque de forma sui géneris. Como “España es rica” se trata de
crear más funcionarios y más salarios, de que se garantice por ley el derecho
al crédito, de subir las pensiones, de fortalecer los sindicatos, de implantar
la jornada de 35 horas, de un sueldo para madres solteras o de fomentar una
banca pública, entre otras medidas por el estilo, auspiciadas por los
economistas Juan Torres y Vicenç Navarro. Menos mal que, en su afán de captar
votos entre el espacio del PSOE e IU, renuncian a la salida del euro y al
impago de la deuda, así como a la renta básica universal, que dejan ahora como
renta básica limitada, tal como está ahora. En todo caso, algunos expertos (no
sólo lo son Torres y Navarro), incluso con las rebajas de Navidad que hace
Podemos evalúan que su programa económico, en caso de llevarse a cabo, supondría
que la deuda española, ya excesiva, sería del 174% del PIB y la prima de
riesgo, que afortunadamente se ha conseguido poner en 120 puntos, se dispararía
hasta los 1.000 puntos. Incluso hasta la propia formación de Pablo Iglesias
reconoce que su llegada al poder encarecería la financiación en los mercados y
defiende parar obras en puertos, aeropuertos y AVE afectando negativamente a la
economía en corto plazo…. y, a largo plazo, ya veríamos. En definitiva, que eso
de atar a los perros con longanizas deja mucho que desear.
En cuanto al asunto
catalán, mientras la Generalitat pretende ahora multar a las radios que no
publicitaron el 9-N (lo típico en regímenes totalitarios), Rajoy pretende,
viajando a Cataluña, ofrecer un rostro conciliador, combinando la defensa de la
legalidad con mensajes en clave política. Vamos, como si a los independentistas
les importara algo la legalidad democrática vigente y si el discurso político
tuviera alguna validez fuera de su imposición de independizarse del resto de
España. En fin, que por intentarlo no quede.
Y dos asuntos que
conmocionan a cualquier persona de bien. Un padre mata a sus hijas de 7 y 9
años mientras disfrutaba del régimen de visitas y se suicida después; que pena
que semejantes monstruos no decidan suicidarse primero y dejar para después sus
monstruosidades (el 79% de los maltratadores con órdenes de alejamiento “ve a
sus hijos”, como resultado del derecho de paternidad por el bien de los niños,
hasta que son incluso asesinados). Por otro lado, muere una policía por varios
disparos en un atraco a un banco en Vigo, mientras que el asaltante fue
finalmente abatido. Es la crónica negra del día.
Y fuera de nuestras
fronteras mientras Escocia logra una histórica cesión de autonomía fiscal
(Londres cede la gestión del IRPF y la Seguridad Social), Cameron plantea echar
a los europeos que no logren empleo en seis meses, proponiendo duras medidas de
inmigración, en tanto que Bruselas y Berlín avalan el derecho de cada país a
“regular los beneficios sociales”. Y mientras Juncker está convencido de que su
plan de inversiones “va a funcionar porque los proyectos los elige cada país”,
Bruselas rebaja la presión sobre el cumplimiento del objetivo de déficit.
Entretanto, Peña Nieto lanza reformas drásticas en Méjico ante las protestas,
el petróleo cae un 34% desde el mes de enero por la guerra dentro de la OPEP,
la Bolsa de Irán queda lista para el capitalismo y busca inversores extranjeros
ante un eventual levantamiento de sanciones internacionales, y el Papa Francisco
avala la lucha contra el Estado Islámico, denunciando en Turquía el “fanatismo”
y la violencia islamista, llamando a los líderes religiosos para que prediquen
contra el “fundamentalismo”.
Jorge Cremades Sena
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