Al margen
del revuelo causado por la publicación de los resultados del último barómetro
del CIS, que requiere de un análisis algo más profundo y exclusivo, (Ver “Barómetro
del CIS, ni tanto ni tan calvo” en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/,), sin lugar a dudas, el interés mediático
pasa hoy por el alta médica de Teresa Romero, su salida del Hospital Carlos
III, sus declaraciones y su viaje a su pueblo gallego para reencontrarse con
los suyos. Cabe destacar su generosidad al manifestar que “si sirve mi sangre,
que me saquen hasta dejarme seca” que pone en evidencia su predisposición a ayudar
a los demás como ya hiciera cuando voluntariamente se prestó a atender a los
misioneros infectados de ébola que, al final, acabaron contagiándola, poniendo
en grave riesgo su vida. Sin embargo, salvo que lo deje para otro momento, no
se entiende, salvo desde el revuelo político mediático que se desencadenó sobre
las negligencias o deficiencias que provocaron su contagio, que manifieste “tenemos
la mejor Sanidad pese a la nefasta gestión política” sin aclarar a la opinión
pública en qué se basa para tan contradictoria afirmación, que, en todo caso,
debiera documentarse, y muy en especial cuando, en un rasgo de sinceridad,
supongo que como sucede a mucha gente, manifiesta que “no sé qué pudo fallar,
ni si falló algo”. Al final, una puerta abierta al error puntual humano que casi
nadie quiso poner en valor en los momentos más tensos y complicados de la
crisis del ébola en España, prefiriendo la búsqueda de culpables cuando, sin
iniciarse siquiera cualquier investigación fiable, algunos ya se atrevían a
establecer con total precisión un catálogo de responsables y de
responsabilidades acerca de tan preocupante episodio. Lo importante es que, a
pesar de todo, nuestro sistema sanitario público ha funcionado y que Teresa
está totalmente limpia de tan mortífera enfermedad. Y si al final se conoce si
algo falló y, en caso positivo, si fuera imputable el fallo no a la casualidad
sino a la dejación de responsabilidades por parte de alguien, que los responsables
del mismo paguen por ello con la proporcionada pena que les corresponda.
Y ya puestos a saber
qué pudo fallar, pues sí que sabemos que, como mínimo y siendo benevolente,
fallaron bastantes cosas, convendría especialmente no sólo detectar los fallos
sino además poner los medios para que no vuelvan a aparecer los fallos en el
futuro sobre la repugnante corrupción que tanto daño está causando a nuestro
sistema democrático de convivencia y, muy especialmente, por el tratamiento que
se suele dar a los corruptos cuando se les coge con las manos en la masa. No es
de recibo, por ejemplo, que la Junta Penitenciaria desaconsejara el tercer
grado a Matas por razones políticas, frente a lo que se hace con otros presos
sin relevancia política y en similares circunstancias, pues lo que sería de
recibo es el cumplimiento de las penas en su totalidad para todo el mundo,
aplicando con rigor que quien la hace la paga. Lo de que “Mata es buen preso
pero mal ciudadano” importa poco, pues sólo faltaba que fuese también mal preso
sabiendo que ello le obligaría a permanecer en prisión los nueve meses de
condena en vez de salir, como ha sucedido, a los tres meses. Tampoco es de
recibo que la Intervención desinfle o no el alcance penal de los “papeles de
Bárcenas” al no poder “vincular” donaciones de constructores con adjudicaciones
que recibían sus empresas, pues lo de recibo sería que las donaciones opacas e
ilegales tuviesen “per se” la carga penal suficiente para ser disuasoria tanto
para el dador como para el tomador de tamaño trasvase de generosidad. E incluso
ya puestos a saber qué pudo fallar en asuntos incluso pintorescos, no es de
recibo que el ya famoso “pequeño Nicolás” campase a sus anchas entre las altas
instancias del Estado, dijese actuar en nombre del poder y utilizase medios
públicos para satisfacer sus aires de grandeza sin que nadie se diese cuenta de
nada, ni siquiera cuando fue denunciado por pedir votos de forma ilegal para un
edil del PP.
En fin, tampoco es de
recibo que Mas, después de saltarse a la torera las sentencias del TC y del TS,
así como los más elementales principios de la legalidad vigente, ofrezca una
negociación con Rajoy para después del esperpéntico e ilegal 9-N, en el que
hasta la ANC asume que la suspensión del TC lo “debilita” gravemente. Y menos
de recibo aun que una veintena de inmigrantes tras siete horas arrinconados y
aislado en una playa de Maspalomas fueran trasladados finalmente en un camión
de basura tras comprobar que los que tenían fiebre no daban positivo en ébola.
Y mientras las redes
celulares superan por primera vez en ingresos las de acceso terrestre,
demostrando como indicio de modernidad que los españoles gastan más en Internet
móvil que en fijo, el más veterano de los diputados, Alfonso Guerra,
protagonista de la Transición, anuncia a sus 74 años que deja la política.
Jorge Cremades Sena
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