Con el eco de los insultos a las víctimas del
terrorismo en Eibar, de la petición de “firmeza” de la AVT al Gobierno para que
evite el homenaje previsto a los etarras, del comunicado de los presos de ETA,
del ofrecimiento de Mas como “aliado” de España, de la llamada del Papa al
compromiso ciudadano y de los díscolos discursos de la mayoría de presidentes
autónomos, recibimos al nuevo año 2014 que bienvenido sea. El típico refrán de “año
nuevo, vida nueva” conviene aplicarlo lo antes posible, pues los últimos
coletazos del ya histórico 2013 dejan mucho que desear y muchas incertidumbres
que despejar.
Si la AVT, no exenta de razón, está doblemente ofendida
por los silencios del Gobierno y por el acoso etarra, la ciudadanía,
comprometida como dice el Papa Francisco, tiene que reaccionar de forma
contundente, no sólo en este asunto, sino en general, exigiendo la citada “firmeza”
al Gobierno frente a la impunidad de quienes campan a sus anchas cometiendo
todo tipo de fechorías, dando la impresión de que quienes cumplen la ley son
una especie de idiotas que, al final, salen perdiendo. Esta especie de dejadez
es la base de que las cosas empiecen a cambiar durante este nuevo año, ya que,
a la postre, de aquellos polvos, estos lodos.
Un lodazal es, según los discursos de rigor de los
distintos presidentes autonómicos, el Estado de las Autonomías. A estas alturas
de la película ya no es el asunto del “soberanismo” o el nacionalismo rabioso
la nota discrepante frente al Estado del que forman parte, dando la sensación
de que cada gobierno autónomo o, al menos, bastantes de ellos, en vez de remar
a favor del objetivo común de los españoles rema a la contra. Si no es por el
asunto soberanista, es por el aborto, la financiación, el desafío catalán o vaya
usted a saber qué. Basta oír a presidentes como el madrileño (“No consentiré
que haya más impuestos para los madrileños” dice González) o el extremeño (“Nadie
puede obligar a una mujer a ser madre”, dice Monago), pertenecientes ambos al
partido gobernante en España, para imaginar que dirán quienes pertenecen a
otras opciones políticas, aunque sólo sea por razones electorales. Un desmadre
que no hay por dónde cogerlo. González, Monago y el resto de presidentes de las
autonomías tienen obviamente como ciudadanos todo el derecho a opinar y
proponer lo que les venga en gana, pero, salvo en asuntos de su estricta
competencia, como representantes institucionales han de acatar aquellas leyes y
decisiones que, perteneciendo a la competencia del Gobierno Central o del
Parlamento, no sólo deben cumplir sino además hacer cumplir. No extraña que
venga luego Artur Mas, actuando como si ya fuese totalmente independiente, con
el ofrecimiento de ser un buen aliado de España, obviamente si el Gobierno
autoriza un referéndum de independencia. “Pedimos que se nos deje votar. Y que
el Estado no nos vea como un adversario y, ni mucho menos, como un enemigo.
Hemos sido cuando hemos podido, queremos ser ahora y podemos ser en el futuro
un aliado, un buen aliado”. Con aliados así, nada que temer. ¿No sería mejor
que simplemente se dedicara a intentar ser un buen President de la Generalitat,
que es para lo que se le eligió y por lo que los españoles, incluidos los
catalanes, le pagan?
Pues bien en este ambiente enrarecido de tan insignes
personajes, con el desafío catalán de un lado y el asunto de mejorar la
financiación autonómica de otro, como retos a afrontar en este año, los
españoles, según algunas encuestas, creen de forma mayoritaria (70%) que el
2014 no será el año de la recuperación, como dice Rajoy y buena parte de los
expertos, aunque piensan (57´6%) que será mejor que el 2013, pero consideran
(75´5%) que la salida de la crisis de España sólo se producirá a medio plazo.
Desde mi punto de vista todo dependerá, no sólo de las decisiones a nivel interno
español, sino también de cómo se desarrolle en la UE este año crucial que se
inicia hoy con la entrada de un nuevo miembro en la eurozona, Letonia, y la
presidencia griega. Bienvenidos los letones a la casa del euro y toda la suerte
para los griegos que tan mal lo están pasando, como nosotros y algunos otros
estados, como habitantes de la misma.
Quien no lo debe estar pasando bien es el mismísimo Putin
que se enfrenta a una ofensiva de terror yihadista justo cuando en Rusia se van
a iniciar los Juegos Olímpicos de invierno. Nada menos que 40.000 soldados y
policías ha destinado a garantizar la seguridad de la sede olímpica, afirmando
que está dispuesto a acabar con los terroristas. Atención a este asunto de
preocupación internacional y que todo salga de la forma más satisfactoria.
Jorge
Cremades Sena
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