Mientras que en Alemania Merkel y el
principal partido de la oposición, el SPD, cierran un acuerdo para gobernar
mediante una gran coalición, pendiente de ratificarse por las bases
socialdemócratas, en España, lo que podría ser un gran acuerdo entre Rajoy y el
PSOE (no para gobernar ya que el PP tiene mayoría absoluta, mientras que los
conservadores alemanes les falta un pelín), aunque sólo fuera para afrontar
sólidamente los grandes retos en asuntos de Estado (corrupción, soberanismo,
crisis económica…), quedan a años luz de la madurez política de los partidos
alemanes. Es la gran diferencia entre ellos y nosotros. Ahora bien, si se trata
de negociar cuotas de poder en cualquiera de las instituciones, si se trata de
enchufar a unos cuantos de cada uno de los distintos partidos, el acuerdo es
más que posible. Es el caso de la renovación de los miembros del CGPJ que deja
descontentos a jueces y fiscales casi de forma generalizada. Mientras los
fiscales se quejan de su marginación en el mismo, asociaciones de jueces como
“Francisco de Vitoria” acusan a PP y PSOE de conformar un CGPJ que tape la
corrupción, y, en términos generales, que, como ejemplo de Justicia politizada,
el nuevo consejo es como una especie de “sucursal de Gallardón”. Sea así o no,
lo cierto es que como todos los partidos tienen su mayor o menor tajada en el
mismo, lo que menos les importa es que se despolitice la Justicia, comenzando
por el órgano de gobierno de los jueces. Hoy por ti y mañana por mí. En fin que
nos tocará seguir sufriendo decisiones en el ámbito de la Justicia que nos
sorprenderán a todos. El malestar generalizado entre los jueces y los fiscales,
que algunos consideran “desconocido” hasta ahora en determinadas instancias de
la Justicia, no es injustificado.
Y mucho más injustificado, como se acaba de publicar, es
que tres líderes de UGT se gasten nada
más y nada menos que 100.000 euros (un pastón) anuales en comilonas; que el
famoso Congreso de los maletines fabricados en Oriente costase, nada menos que
563.000 euros (otro pastón) y que el 85% de los gastos se endosase a la Junta
de Andalucía, entre ellos el alquiler de un piano. Todo ello en plena crisis
económica y cuando millones de trabajadores están en paro o en situación de inestabilidad
laboral. Seguramente la cruda realidad queda disimulada si con el citado piano
los supuestos agrios debates cuentan con una suave música de fondo. Será por
aquello de que la música amansa a las fieras. Al fin y al cabo, no todos están
en crisis, pues, si, como se publica en La Razón, el “tesorero” de UGT es
además administrador único y consejero de cuatro empresas de formación con un
volumen de negocio de más de 1000 millones, el tal señor Mora Moreno no debe
andar con problemas, como la gran mayoría de ciudadanos, para llegar a final de
mes. Menos mal que, al parecer, un congreso extraordinario resolverá todas
estas “irregularidades” a principios de año.
Si está justificado que el nuevo Papa Francisco tenga
cada vez más aceptación a nivel internacional. Su mensaje de denuncia al actual
sistema económico que “mata”, a esa especie de dictadura de los mercados (que
ahora Zapatero nos recuerda), y su apoyo a los pobres, a la descentralización
de la Iglesia, a la “conversión del papado” para que esté más pendiente de los
problemas mundanos que del “monopolio para interpretar la realidad”, es una
esperanza para millones de creyentes y no creyentes de que por fin, sin lugar a
dudas, la Iglesia desde su más alta instancia se posicione, en caso de tener
que optar, por los más débiles y necesitados, tal como dice el Evangelio. Muy
bien, Francisco, muy bien, desde mi agnosticismo.
Quien parece ser un creyente recalcitrante (no en asuntos
religiosos, que no lo sé ni viene a cuento) es el ministro De Guindos, que está
convencido de que España crecerá y creará empleo en 2014. ¡Ojala que así sea!
Cierto que, tal como dice, unos 8.500 millones se ahorrarán sólo en intereses
de la deuda, cierto otra serie de indicadores que apuntan a la salida de la
crisis, como la duplicación de la inversión extranjera en el último año, pero, cierto también que desde la UE se
exigen nuevos sacrificios en materia laboral que pueden atraer inestabilidad,
amén de las que se ciernen sobre la mismísima eurozona con el creciente
euroescepticismo y nacionalismos en determinados países europeos.
Y, hablando de nacionalismos e independentismos, mientras
los soberanistas catalanes comienzan a desmoronar su proyecto unificado de
independencia, cuya evidente falta de acuerdo, pone en peligro hasta la
aprobación de los presupuestos (ERC presiona y exige a Mas la consulta a cambio
de apoyarlos), el líder del independentismo escocés, que lo tiene más fácil al
ajustarse a su legalidad, ante la cruda realidad de las consecuencias que
tendría para Escocia su independencia, anda vendiendo (como suele hacer Artur
Mas con su proyecto ilegal) una especie de independencia beatífica dentro de la
UE, con la libra esterlina como moneda y bajo la corona británica como jefatura
del Estado. Desde Bruselas y desde Londres prácticamente le dicen que si
todavía cree en la existencia de los gnomos.
Jorge Cremades Sena
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