Son palabras de Ricardo
Blázquez, flamante Presidente de la Conferencia Episcopal, no exentas de razón.
“Necesitamos pactos de Estado para los grandes problemas de España” es la frase
exacta. Yo añadiría que, si no de Estado, al menos, pactos a secas para
resolver los problemas en general. Lamentablemente no suelen ser pródigos ni
los de Estado, ni el resto, salvo cuando hay algún asunto en el que los
“pactantes” tienen algo que ganar concretamente, como, por ejemplo, los
miembros del CGPJ que, más que un pacto político, parece una transacción.
Pacto de Estado para resolver un
asunto tan grave como el de la inmigración irregular que en lo que va de año
crece y crece sin cesar en paralelo al hacinamiento posterior en los centros de
acogida temporal. En lo que va de año, han entrado nada menos que 1080
inmigrantes, sólo por Melilla, donde, por cierto, se acaba de desarticular una
red de captación de yihadistas para enviarlos al infierno de Siria, con la
detención de siete sujetos que formaban parte de una célula terrorista dirigida
por un español. Como ven, dónde menos te lo esperas, salta la liebre.
Y pacto, si no de Estado al menos de
caballeros, para, una vez conocida la propuesta de los expertos, diseñar una
verdadera reforma fiscal en beneficio de todos los españoles. No es tarea fácil
ya que la fiscalidad tiene una real carga ideológica, pero también es cierto
que, hoy por hoy, casi todo está descubierto y, en vez de dar bandazos
demagógicos entre gobierno y oposición para hacer casi lo mismo cuando se
alternan en las tareas gubernamentales, sería bienvenido un intento serio de
colaboración en el diseño de un modelo fiscal adecuado a nuestras necesidades
generales. De momento se está a tiempo, sólo se ha avanzado el informe,
supuestamente técnico, de lo que hay que hacer. Ahora no se trata de vender
burras al mejor postor, sino de aportar propuestas, serias y razonadas,
teniendo en cuenta que el objetivo final no es recaudar menos (las
circunstancias exigen incluso recaudar más), sino mejor, lo que nos lleva a la
conclusión de que, al menos globalmente, no se trata de rebajas fiscales aunque
éstas si puedan darse en aquellos sectores más perjudicados de la sociedad. En
definitiva, si se rebaja el IRPF, subirá el IVA u otros impuestos especiales,
tal como proponen los expertos. Si la iniciada polémica al respecto sirve para
aportar distintas soluciones para conseguir el objetivo final, bienvenida sea,
pero si va a servir, como parece, para la queja particular de carácter
demagógico sin aportar solución alguna, estaremos haciendo un flaco favor a
toda la ciudadanía. Ya aparecen reservas sobre las consecuencias para las CCAA
de una previsible unificación del tipo máximo de IRPF, así como reticencias al
respecto. . . esperemos que en su momento, la queja sin más se sustituya por la
pertinente propuesta compensatoria.
Pactos internacionales para evitar que
Ucrania se convierta en un polvorín a punto de estallar. La mecha ya está
activada y la celebración del ilegal referéndum en Crimea es inminente,
mientras la vía diplomática fracasa y el Parlamento de Ucrania acaba de votar
la disolución de la Asamblea Popular de Crimea, la cámara legislativa
regional.
Entretanto sigue el misterio del
avión fantasma. Malasia confirma que el avión fue desviado de su ruta
deliberadamente, alguien desconectó los sistemas de comunicación, según dice el
primer ministro malasio, mientras el radar apunta a que se dirigía a la India.
Cualquier hipótesis es válida, aunque lo increíble es que durante tantos días
no se tenga el mínimo indicio de lo que pueda haber sucedido y nadie se
explique que haya podido viajar durante horas sin ser detectado y sin que a día
de hoy no haya ni el más mínimo resto del mismo ni se sepa dónde está.
¿Secuestro? ¿accidente misterioso? ¿arte de magia?.....y en pleno siglo XXI.
Inexplicable.
Más explicable y sensato es que el
fiscal esté decidido a recurrir la sentencia sobre el “caso Malaya”, las
“microcondenas” así lo exigen y la ciudadanía así lo espera. Si, en su día, ya
manifesté mi frustración porque los chorizos que saquearon Marbella se fueran
de rositas, hoy manifiesto mi deseo y esperanza, como supongo que la de la
inmensa mayoría de españoles, de que finalmente se haga justicia con
mayúsculas. Tolerancia cero con los corruptos, el cáncer más grave de nuestra
sociedad. Sus víctimas así lo exigen. Y sus víctimas somos todos. ¿Hacemos un
pacto de Estado para erradicarlo? Esa es la cuestión.
Jorge Cremades Sena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, gracias