Como era de esperar el
Tribunal Constitucional dijo no a la declaración soberanista aprobada en el
Parlament de Catalunya. Y lo dice por unanimidad, es decir, sin un ápice de
duda. Cataluña, como sabe cualquier persona sensata, como sabe cualquier
demócrata, no es “sujeto político y jurídico soberano”, por más que haya
algunos sujetos que, contra la ley, se empeñen en ello. Dice la resolución que,
obviamente, cualquier proyecto político, incluida la aspiración de
independencia de un territorio (en este caso, Cataluña) es legítimo, pero, como
sabe cualquier persona con dos dedos de frente, siempre que el proceso se
ajuste a la legalidad vigente constitucional, tal como la propia Constitución
prevé. Por tanto, primero habría que modificar la Constitución con los
mecanismos y mayorías pertinentes previstas en la misma y, posteriormente,
adoptar una decisión al respecto. Lo totalitario, lo ilegal, es obcecarse en
que una parte (en este caso los catalanes) decidan por el todo (en este caso
los españoles) que en su conjunto son los depositarios de la soberanía. Es
obvio que, según dice el TC, Cataluña “no puede unilateralmente convocar un
referéndum” por más que CiU considere que la sentencia está hecha por “agitadores
políticos que han avivado la catalanofobia”, cuando son ellos, con este tipo de
actitudes y declaraciones, quienes vienen alimentando la hispanofobia desde
hace años con métodos fascistoides y al margen de la ley. La Generalitat ni
puede ni debe saltarse la sentencia a la torera ya que, aunque esa sea su
costumbre en otra serie de asuntos, gracias a una absurda permisividad del
resto de instituciones del Estado Español, en esta ocasión su incumplimiento
sería de tal gravedad que ya no puede considerarse como un episodio pintoresco
más de un gobernante que ha perdido totalmente el norte al deambular durante
tanto tiempo sin rumbo.
Llevaba razón Mas cuando en el
funeral de Adolfo Suárez, pretendiendo de forma torticera arrimar el ascua a su
sardina incluso en tan triste evento, decía que el ex presidente fallecido “no
miraría para otro lado”, pero le faltó añadir que, con total seguridad, sería
para imponer la cordura y la ley en Cataluña. Menos mal que tanto el ex
president Pujol y Roca, uno de los padres de la Patria, con una visión como
hombres de Estado (igual que el fallecido Suárez con quién tantos asuntos trataron
y en otros tantos se entendieron) estaban allí para matizar las palabras de Mas
y poner sutilmente los puntos sobre las íes. Como gobernantes demócratas saben
dónde están los límites y las responsabilidades, a pesar de que, hoy por hoy,
ninguno de ellos tenga responsabilidades gubernamentales y, por tanto, no estén
sujetos a un plus de responsabilidad en sus declaraciones y actuaciones
personales. Pero claro, comparar a las figuras de aquellos tiempos con las de
éstos, es un ejercicio que nos serviría sólo para exacerbar nuestra melancolía.
Y, hablando de responsabilidades,
convendría que sobre los incidentes surgidos el 22-M se exigiesen las pertinentes
de forma contundente. Los whatsapp entre los miembros de las UIP no dejan lugar
a dudas. Responsabilidades a quienes no estuvieron a la altura a la hora de
ordenar y preparar los mecanismos de seguridad adecuados y responsabilidades a
quienes de forma violenta y organizada se cargaron una manifestación en la que
muchísima gente participaba con ánimo pacífico. Es inadmisible que, sin prueba
alguna, en las pertinentes tertulias televisivas, algunos sujetos se permitan
arremeter encima contra los policías que han sido los peor parados en su
enfrentamiento con los cafres, así como que, salvo uno de los sujetos, el resto
((unos treinta) a los que la policía imputaba y ponía a disposición del juzgado
determinados delitos, hayan salido del mismo como Pedro por su casa, al ser
puestos en libertad sin más. Si es la ley la que falla, cámbiese; si es el juez
correspondiente, expediéntesele. La situación no puede seguir así ni un día
más. Es lo que quiere la gente de bien que, además, es la inmensa mayoría.
Aunque, como dice algún medio, Interior cambia la Ley de Seguridad Ciudadana
ante las críticas de jueces y fiscales para que “no haya dudas sobre su
constitucionalidad”, lo que no está mal, seguro que se puede conseguir una ley
que acabe con este tipo de espectáculos violentos ya que no hay nada más
inconstitucional que la anarquía y la violencia descontrolada de grupos organizados refugiados en el anonimato
de las concentraciones callejeras multitudinarias, legal y legítimamente
convocadas para manifestar pacíficamente sus quejas o exponer las
reivindicaciones que consideren convenientes.
Por
lo que respecta al resto del mundo, mientras la triunfadora en los comicios
municipales franceses, Marine Le Pen dice que “lo de Melilla se soluciona
quitando la Sanidad y los colegios a los inmigrantes” (ya ven cómo se las gasta
la extrema derecha francesa, cada vez más respaldada), en Alemania, el gobierno
de Merkel en coalición con los socialistas, propone limitar el acceso a las
prestaciones sociales de los inmigrantes europeos, es decir, de los de la UE,
concediéndoselas entre tres y seis meses para que encuentren un trabajo y, en caso
contrario, deberán regresar a sus países (ya ven cómo se las gasta la derecha y
la izquierda, coaligadas para gobernar). Asuntos que nos debieran incitar a una
reflexión profunda en nuestro país antes de que el desmadre generalizado se
aproxime a semejantes ejemplos. Menos mal que en otros lugares, como en
Turquía, la Justicia suspende el cierre de twitter ya que “vulnera los
fundamentos del Estado de Derecho”. Algo es algo; por ahí se empieza.
Entretanto, las potencias con EEUU a la cabeza excluyen a Rusia del G-8 por su
ilegal anexión de Crimea (una invitación en toda regla para que Putin
reflexione); por su parte, Malasía, anuncia que el misterioso avión
desaparecido con más de trescientas personas cayó en el Índico Sur, aunque no
se han recuperado sus restos para mayor indignación y estupefacción de los
familiares de las supuestas víctimas. Y para indignación la de Maduro que sigue
soportando las multitudinarias protestas del pueblo venezolano ante una crisis
galopante que fuerza a una devaluación progresiva del bolívar (¿recuerdan cuándo
la solución en España era la devaluación de la peseta?), aunque él, erre que
erre, sigue a lo suyo, encarcelando a tres generales (a quienes vincula con la
oposición política) tras acusarles de urdir un golpe de estado contra él. Y es
que no hay nada mejor que culpar al vecino de tus propias incompetencias.
Seguramente para tomar tales decisiones se habrá comunicado con su mentor
Chaves a través del pajarito que hace de intermediario entre ambos.
¡Qué cosas hay que ver por esos
mundos de Dios!
Jorge Cremades Sena
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