Es la petición que el
PSC, el PP y Ciutadans hacen al “president” de Catalunya, “que recupere el
norte” tras su empecinamiento en continuar su loco proyecto pasando incluso por
encima del Tribunal Constitucional. Bueno, que lo recupere él y todos aquellos
que jalean y apoyan semejante locura. Una cuestión que debieran haberle pedido
con firmeza y sin fisura alguna desde hace mucho tiempo, más o menos, desde que
hace ya años inició su camino equivocado. Ahora, parece ser que tanto Rajoy
como Rubalcaba pactan una estrategia para hacerle frente en el debate
parlamentario del próximo día ocho. Bienvenida sea la decisión del presidente
del gobierno y del jefe de la oposición, aunque, en un asunto tan grave, dicho
pacto debiera haberse producido mucho antes y no cuando Mas hace un desprecio
rotundo al mismísimo TC manteniendo su órdago ilegal e invitando por carta a
los ayuntamientos a que colaboren con la consulta, es decir, incitándoles, insólitamente,
al incumplimiento de la ley. En vez de acatar las resoluciones de tan alto
tribunal, que sólo respeta cuando le conviene, manifiesta que para conseguir su
objetivo hallará “una solución a cada escollo para esquivarlo” lo que,
implícitamente, supone reconocer que la ley para él es un escollo, cuando
debiera ser la razón de su proceder como gobernante. Hay que recordar que quienes
consideran la ley como un escollo a esquivar para hacer prevaler sus decisiones
personales o de grupo por encima de ella se sitúan inequívocamente en el
totalitarismo político. Un escollo podría ser, entre otros, que los bancos
catalanes no tengan liquidez fuera de la zona euro (tal como manifiesta Linde,
el gobernador del Banco de España), que es lo que le sucedería a Cataluña si en
última instancia tuviera éxito su independencia unilateral, y esquivarlo
supondría llevar a los catalanes a una situación caótica que, si están de
acuerdo, nada que alegar. Escollo esquivado con las consecuencias pertinentes.
Pero incitarlos a la comisión de actos delictivos es algo mucho más grave y
además inaceptable desde el punto de vista democrático. Por cierto, el citado
Linde, dice además que “España crecerá al 1´2% pese a que la situación de
Europa no ayuda”, aunque supongo que estas cuestiones le importen un bledo al
president de Catalunya.
Desgraciadamente, en Cataluña, un
suceso ha conmocionado a los españoles, incluidos por supuesto a los catalanes.
Cuatro niños de la misma familia fallecen en un incendio en su casa de
Vendrell, cuyos padres, desahuciados de la misma anteriormente, vivían de nuevo
en ella como “okupas”. Una historia que pone los pelos de punta. Que Ayoub,
Thami, Osama y Mohammed, que así se llamaban los pequeños, descansen en paz.
Y esa Europa a la que se refiere
Linde, bien podría esmerarse en ayudarse a sí misma. El auge del totalitarismo
y la violencia como respuesta a la crisis global que padece desde hace algún
tiempo, el egoísmo nacionalista de muchos de los países que la conforman,
incluidos los de la UE, y la ausencia de políticas conjuntas de defensa y
solidaridad, puestas en evidencia con la crisis de Ucrania, debieran ser
razones más que suficientes para iniciar un serio debate europeo de qué camino
se ha de seguir de cara al futuro. Obviamente los EEUU lo tienen mucho más claro
y, aunque en Europa no se considere políticamente correcto, es precisamente Obama,
el presidente demócrata norteamericano, quien ha venido a pedirle a Europa una
OTAN más fuerte tras el desafío de Rusia con la anexión de Crimea, advirtiendo
a los europeos que “la crisis de Ucrania nos recuerda que la libertad tiene un
precio”. Es paradójico que los europeos, que tan caro pagaron el precio de su
libertad en el siglo pasado, olviden tan pronto el sacrificio y miren hacia
otro lado cuando, salvando las distancias, muchos episodios de entonces nos recuerdan
los inicios de las dos tragedias vividas en suelo europeo especialmente. Una
excesiva tolerancia a la violencia, supone, al final, que cuando quieres erradicarla
ya es demasiado tarde.
Por cierto, siguiendo con la violencia
y en nuestro país, al margen de la violencia política que supone moverse en la ilegalidad desde las instituciones, se hace cada vez más grave la violencia
callejera que, en estos días ha rebasado todos los límites. Por si los
radicales no hubiesen tenido bastante con la violencia ejercida el 22-M, la
extienden ahora a la Universidad Complutense. Una especie de “caza al policía”
al grito de “vamos a matarlos, que son pocos”, siendo rodeados dos de ellos por
unos cincuenta radicales y provocando que un poli, al verse acorralado, se haya
visto obligado incluso a sacar su arma reglamentaria, aunque, afortunadamente,
no ha pasado de ahí la cosa. ¿Qué harían ustedes si estuvieran en el lugar del
policía? Sean honestos y respóndanse a si mismos. Cada vez son más quienes
entienden que la estrategia de los radicales “antisistema” es provocar a la
policía de tal forma que, antes o después, haya un “mártir”. En el desalojo de
la Complutense ha habido más de cincuenta detenidos tras un violento
enfrentamiento. Uno más. ¿Dónde estarán ahora los detenidos? Imagínenselo. Ya
sabemos dónde están los del 22-M. En la calle. Esperemos, al menos, que no
encierren al poli que sacó la pistola. Seguro que algunos tertulianos
televisivos avalarían la medida por el gesto violento del policía. Ya hasta
hemos oído que quienes provocan los altercados son las fuerzas de orden público
y que lo hacen para que se prohíba el derecho de manifestación. Los radicales,
por lo visto, pretenden que tal derecho se siga ejerciendo, como debe ser,
pacíficamente. A la vista está.
Jorge Cremades Sena
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