Más de doscientos subsaharianos cruzan en
avalancha la valla de Melilla sin que ni la Policía ni la Guardia Civil hagan prácticamente
nada para evitarlo. En realidad, poco pueden hacer; las instrucciones dadas
tras los trágicos sucesos de Ceuta les abocan casi a limitarse a darles la
bienvenida al infierno, salvo que, con grandes dosis de persuasión, les convenzan
de que lo mejor es que regresen voluntariamente a sus respectivos países, lo
que, teniendo en cuenta la inhumana vida a que les condenan en ellos, parece
imposible que lo consigan. Aquí al menos, en el infierno europeo, aunque el
destino inmediato sea vivir hacinados en un centro de acogida temporal que, con
capacidad para unas 500 personas ya alberga más de 1.300, cuentan con la
hipocresía política y administrativa del respeto de los derechos humanos, al
menos, hasta que consigan completar los requisitos establecidos para
repatriarlos. Desbordada la valla de Ceuta y la de Melilla, con más de 30.000
personas en Marruecos esperando el momento propicio para dar el salto, así como
la frontera de Marruecos con Mauritania, con más de 40.000 personas esperando
entrar en Marruecos como paso previo para llegar a Ceuta y Melilla, sólo falta
la inoperancia obligada de policías y guardias para que sucesivas oleadas de
inmigrantes sea la constante en el futuro inmediato, alentados por las mafias,
traficantes de personas, que amplificarán sin duda el “efecto llamada” hacia
unas fronteras que no oponen resistencia. Más bien pronto que tarde, esta
última avalancha perderá el record de ser la más multitudinaria desde 2005. Y,
sin entrar en más profundidades, ¿dónde está el límite de tan absurdos planteamientos?
¿es mejor derribar todas las fronteras y que cada uno se las apañe como pueda?
Obviamente sería un caos, pero, al menos, menos hipócrita que el caos de esta política
de inmigración, o falta de ella, que practican los países desarrollados.
Y hablando de hipocresía con los derechos humanos y los
derechos políticos de los pueblos, la que practican los más importantes países
que conforman Naciones Unidas, concretamente los que tienen incluso derecho a
veto en el Consejo de Seguridad. Si no hace mucho hemos visto lo acaecido en
Siria y permanentemente vemos lo que sucede en otros estados en el mundo
subdesarrollado, preparémonos para lo que puede suceder en Ucrania. De momento
el nuevo gobierno de Ucrania acusa a Rusia de tomar prácticamente la Península
de Crimea, mientras Moscú niega que son militares rusos los hombres armados que,
sin distintivo alguno, se han desplegado en los aeródromos y han tomado el “parlamento”
autónomo de la península, exhibiendo la bandera autonómica y la rusa, pero no
la ucraniana. Aunque, en todo caso, el Senado ruso ya ha aprobado por
unanimidad (¡cómo en las auténticas democracias!) el uso del Ejército ruso en
Ucrania. A mi juicio, una declaración de guerra en toda regla, en la que para
nada se respeta la soberanía del pueblo ucraniano, por más que el destituido
Yanukovich por el parlamento de Ucrania pida a Rusia que intervenga y, al
parecer, el gobernador de Crimea haga lo propio. Una intervención militar por
parte de Rusia en Ucrania es una clara injerencia intolerable que, como dice
Obama, acarrea “costes” que, en un país europeo, puede resucitar viejos
fantasmas del siglo pasado que tendrían consecuencias imprevisibles no sólo
para Ucrania, ni para Europa, sino para toda la comunidad internacional.
Entretanto el Banco Central Ucraniano impone un corralito para evitar la salida
de divisas. En fin, es el alto precio que suelen pagar los pueblos por la
libertad. Lástima que los que la consiguen y gozan de ella no entiendan que
cuesta bien poco perderla.
Y mientras Rajoy alerta sobre el ascenso de los
euroescépticos, diciendo que “están al acecho para dinamitar el proyecto
europeo desde dentro”, quienes dinamitan el proyecto del PSOE desde dentro,
además del PSC, es el PSN que sigue en sus trece para desalojar por vía de
moción de censura (en la que se requiere el concurso de Bildu
irremediablemente) a Barcina, quien se niega a dimitir y convocar elecciones
anticipadas argumentando que no seguirá “la hoja de ruta abertzale” y acusando
a Rubalcaba de ser el “responsable” de la posible moción de censura y la
desestabilización del gobierno de Navarra. Un verdadero aperitivo envenenado
para la próxima campaña electoral europea especialmente en el resto de
territorios españoles.
Para finalizar esta crónica, especulaciones sobre la
próxima reforma fiscal (eliminación de tramos del IRPF y bajada del impuesto de
Sociedades al 25%) y sobre los efectos de la nueva tarifa plana para los
contratos indefinidos ( creará unos 1.000 empleos diarios) y el apartado de
corrupción ya habitual que incide en las supuestas fechorías de Jordi Pujol Jr.
cuyas empresas cobraban irregularmente de empresas vinculadas a la Generalitat
que presidía su padre. ¡Ah!, y para que la corrupción tenga incluso su
proyección exterior, no sólo utilizando los paraísos fiscales para ocultar la
rapiña, el embajador español en el Congo ha sido destituido por vender visados
a congoleños al módico precio de 2.900 euros, lo que genera la siguiente duda
¿sólo con la destitución se paga tan indecente comportamiento?. Despéjenla
ustedes.
Jorge Cremades Sena
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