sábado, 11 de febrero de 2012

SIN PENA NI GLORIA


            Como era de esperar ha finalizado el trigésimo octavo congreso del PSOE sin pena ni gloria. Después de un par de semanas recaudando votos a lo largo y ancho de toda España, Rubalcaba y Chacón han llevado a Sevilla sus respectivas recaudaciones para hacer el recuento definitivo y comprobar quién ha obtenido mejor rédito por tan arduo esfuerzo. Nada nuevo a debatir. Se trataba de dar continuidad al proyecto político zapaterista, que ha fracasado estrepitosamente, pero con un nuevo liderazgo a elegir entre dos de sus más genuinos representantes. Los únicos alicientes, elegir entre hombre o mujer, entre madurez o juventud, entre zapaterismo adulterado o puro y entre fracaso a nivel nacional o sólo a nivel catalán. Ya ven, un atractivo elenco de propuestas de cara a un futuro esperanzador. Una gran incógnita, la indecisión de unas decenas de delegados para respaldar a uno u otra, pues el piñon fijo del resto, casi nueve centenas de delegados, ya traían las orejeras puestas y se repartían casi mitad por mitad antes de comenzar el evento. Al final, el decantamiento a última hora de unos cuantos indecisos a favor del candidato oficial, nombrado a dedo en su día por ZP y, como tal, apoyado hasta el último instante por gran parte de su aparato, da una pírrica victoria a Rubalcaba, que se alza con el liderazgo de una organización partida en dos por cuestiones personales pero unificada en la nadería política, ideológica y programática de los últimos años. Todo un éxito sin lugar a dudas. En todo caso, hay que reconocer que los delegados, obligados a elegir entre lo malo y lo peor, han acertado al apostar por lo primero. Lo bueno, óptimo o, al menos, lo deseable, no estaba en juego; ni se lo habían planteado.
            Rubalcaba -perdedor en todas las batallas, pero siempre triunfador en la guerra- ha salido victorioso en esta reyerta familiar, causando demasiados dannificados entre quienes, hasta hace bien poco, compartían con él idéntico proyecto, lo que, de entrada, le diferencia del manido “talante” de su exjefe ZP que, en su momento, le acogió en su genuino proyecto, a pesar de haber jugado en su contra. Ahora, como heredero advenedizo del zapaterismo, en su nueva versión rubalcabista, no cabe ninguno de los herederos naturales si han osado disputarle la herencia. Sólo quienes han apostado sin fisuras por el nuevo jefe tienen cabida para pilotarlo. No cabe duda, es el mayor de sus aciertos. Rubalcaba, el más listo de la clase, sabe por pura experiencia personal que es nefasto dar protagonismo a quienes, aunque sólo sea por razones personales, juegan en contra del vencedor y no quiere cobrar en el futuro con la misma moneda con la que él ha pagado a quienes le acogieron tan generosamente para ser protagonista del proyecto al que se oponía. Nefasto para el líder, que ahora es él, y nefasto para el proyecto, que ahora es el suyo. Aplicando la táctica de quien gana, lo gana todo y quien pierde lo pierde todo, quedan fuera de la dirección los opositores, contrincantes o enemigos, quienes, si quieren plantear en el futuro una alternativa real, habrán de hacerlo desde fuera, con una actitud crítica, leal y trasparente. Evita así el mercadeo de la proporcionalidad, que sólo sirve para que unos cuantos listos, por razón de su cuota, sólo busquen su acomodo personal sin más y, una vez instalados, para mantenerse, se presten a un falso silencio y a una burda obediencia que salta por los aires cuando el jefe sufre claros indicios de debilidad o deterioro. Entretanto, la falsa unanimidad y la inanición; al final, la lucha personal sin ninguna motivación ideológica o programática creíble. Si ZP hubiese aplicado con Rubalcaba la táctica que éste aplica ahora con sus contrincantes, otro gallo cantaría, pues si hoy el proyecto de Rubalcaba o de cualquier otro dirigente hubiese triunfado frente al de Chacón que, obviamente, representaría la continuidad del zapaterismo decadente, gozaría de credibilidad ciudadana, y, en caso contrario, el PSOE gozaría al menos del crédito suficiente para afrontar la travesía del desierto en la oposición como un partido vivo capaz de regenerarse en el futuro. Si se sigue aplicando la táctica de Rubalcaba, es posible que, en caso de fracaso, su futura sucesión sea menos decepcionante que la de ZP y genere mayores esperanzas.
            No obstante, ni todo empieza ni acaba con este congreso sin pena ni gloria. Los próximos congresos de las distintas federaciones tienen la última palabra para cerrar el círculo. Basta saber si la táctica de Rubalcaba será aplicada por los barones territoriales, acostumbrados a mantener sus inestables liderazgos por la vía del mercadeo para lograr ejecutivas con el mayor apoyo posible, aceptando en ellas a sus enemigos personales. ¿Serán capaces de entender que la excepción de Rubalcaba con Griñán obedece sólo a razones electorales? Probablemente no. ¿Acaso no ganó Rubalcaba casi treinta puntos más de apoyo y se vanaglorió por haber cumplido su compromiso de “unidad”? Este es su error y la contradicción de su táctica. Seguramente para conseguir la unidad es por lo que en algunas federaciones ya están todos los jefes, jefecillos y jefezuelos con las espadas en alto movilizando a sus gentes para la contienda. Habrá que esperar para saber si el cerramiento del círculo pasa con más pena que gloria. En eso estamos.
         Fdo. Jorge Cremades Sena

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