Por una vez en su
trayectoria política Sánchez cumple su palabra y ¿qué es lo que pasa? Bien
sencillo: que se pone de manifiesto inequívocamente, y por si alguien lo dudara
todavía, que quien gobierna y manda en España no es él como Presidente del
Gobierno sino el prófugo Puigdemont, que le teledirige desde su guarida de
Waterloo, como ya todo el mundo sabe o debiera saber, condenando a todos los
ciudadanos españoles, incluidos los catalanes, a sus fascistas designios a
cambio del alto precio que Sánchez le paga por mantenerse en el Gobierno, es
decir, a cambio de que los siete diputados que tiene Junts voten a Sánchez en
el Congreso y escondan así la patética realidad de que el PSOE de Sánchez, que
perdió las elecciones generales, no cuenta con la mayoría suficiente en la
Cámara Baja para gobernar y ni siquiera pagando el alto precio antidemocrático
que le cobra el prófugo por sostenerle en el poder, lo que, al final,
pagaremos, sin duda alguna, todos los españoles, incluidos los catalanes,
cuando acabe esta pesadilla totalitaria que estamos soportando en España,
incluida Cataluña, por obra y gracia de Sánchez y su ambición personal
desmedida. En efecto, después de que Sánchez, contra todo lo que prometiera
antes de entenderse con el prófugo, haya cedido a todas las exigencias
totalitarias del fugado y haya concedido escandalosas peticiones del
secesionismo a cambio de los siete escaños con que cuenta el derechista y
totalitario catalán (indultos, eliminación de la sedición, rebaja de la
malversación, cesiones de competencias reservadas al Estado, etc etc) hasta
llegar a esta intolerable amnistía pactada con el prófugo para todos los
condenados y huidos del ilegal y totalitario “procés”, Puigdemont se da cuenta
a última hora de que en el texto hay delitos, como el de terrorismo o la alta
traición, que no se pueden amnistiar ya que el derecho europeo así lo contempla
y, que dos jueces españoles están instruyendo dos casos, como es su obligación,
por si el prófugo hubiese incurrido en la comisión de los mismos como jefe de
la banda del ilegal “procés” y, en caso de que pudieran probado judicialmente,
él quedaría excluido de la amnistía, decide miserablemente enmendar
unilateralmente el texto presentado con el chantaje, una vez más, de que en
caso contrario la ley no sale adelante en el Congreso, hasta que no tenga todas
las garantías previas de su personal auto-amnistía, que es lo esencial del
asunto.. Y así ha sido, pues, el prófugo Puigdemont, acostumbrado a que Sánchez
hasta ahora haya reculado in extremis para plegarse a las indecentes
imposiciones de Junts, en esta ocasión, contra lo esperado, el PSOE, ¡menos mal!,
ha tenido la valentía de resistir inesperadamente (la ignominia tiene al final
una verdadera línea roja casi imposible de cruzar ya que cruzarla supone caer
en la perversidad, en este caso, perversidad anti-democrática total) ha
rechazado su amnistía en la Cámara Baja, por lo que será devuelta a la Comisión
de Justicia del Congreso para que durante un mes pueda ser negociada y pactada
de nuevo y ser aprobada por fin antes de ser enviada al Senado, donde el PP
cuenta con mayoría súper-absoluta; en definitiva, la amnistía, de momento,
queda bloqueada y nos deja la incertidumbre de quien cederá para el desbloqueo
final, si Junts o el PSOE, pues en caso de que ambos mantengan sus posiciones
será la propia ley de amnistía la que no verá la luz, lo que obviamente sería
la gran buena noticia que espera la inmensa mayoría de los ciudadanos
españoles, incluidos los catalanes, que no entienden que la sedición y la
malversación, tras ser indultados por el Gobierno sus autores, condenados en
los tribunales con todas las garantías procesales, como en cualquier otro
delito probado, requiera además ser ahora amnistiados para borrar totalmente
sus graves antecedentes criminales contra el Estado de Derecho, como si sus
delictivos comportamientos jamás hubieran existido.
Y ante semejante humillación al Gobierno y al propio PSOE y su trayectoria
histórica reciente hasta la llegada del liderazgo de Sánchez, cabe preguntarse:
¿será porque Puigdemont y alguno más no han podido ser indultados ya que son
prófugos de la Justicia y previamente habrían de haber comparecido ante los
tribunales como hicieron el resto de sus compañeros de aventuras delictivas? Es
lo procedente y el propio Sánchez, antes de tirarse al monte totalitario y
antidemocrático del secesionismo, prometió por activa y pasiva que, como
Presidente del Gobierno, traería al prófugo para ponerlo ante los Tribunales de
Justicia (era su obligación como tal), pero nunca dijo ni prometió que, al
final, lo traería en el Falcon y que le pondría alfombra roja como si se
tratara de un verdadero gobernante de España que es en lo que “de facto” se ha
convertido con sólo sus siete escaños. Y obviamente, antes o después, se le ha
de ver la patita al lobo, pues Puigdemont, si no tiene garantizado al 100% su
indecente e ignominiosa auto-amnistía, objetivo esencial de su movida fascista
para denigrar y poner de rodillas a todo un Estado de Derecho y a su Gobierno,
no va a ceder, pues no vaya a ser que al final los jueces, puedan probar sus
presuntos delitos, no susceptibles de amnistía, bien por el Caso Tsunami o por
el de la participación de la trama rusa en el procés y, con ello, se jorobe el
invento. Por tanto casi hubiera sido preferible que, ya puestos, Sánchez, en
vez de tantas milongas para intentar justificar la ley de amnistía, que rechazó
en la campaña electoral como inconstitucional, simplemente hubiera dicho la
pura verdad presentando una lista de delincuentes amnistiados con el simple
argumento de que son los que exige Puigdemont para que él siga siendo
Presidente del Gobierno tutelado a distancia por el prófugo. Sería patético,
pero, al menos, sería la verdad.
Pero como lo anterior, al margen de hipérboles, es imposible y no pasaría
ningún filtro jurídico, ni europeo ni español, sólo cabe optar por el patético
Pleno del Congreso de ayer para seguir denigrando nuestro Estado de Derecho
democrático a ver si cuela con una sesión con Sánchez ausente, salvo en la
votación (por si su voto fuera decisivo para decantar la balanza), en la que la
Presidenta de la Cámara, la sanchista Armengol, impuesta por el separatismo,
hacía caso omiso a las graves acusaciones públicas que los portavoces, socios
del Gobierno, hacían contra el juez García-Castellón y el juez Aguirre,
imputándoles gravísimos delitos, como el de prevaricación, mientras les tachaban
de fascistas por estar instruyendo casos que afectan negativamente al
prófugo….y que la Presidenta del Congreso dejaba pasar sin el más mínimo atisbo
de una llamada al orden, ni instaba a que la imputación de dichos delitos
concretos han de dirimirse en los tribunales y no en la Cámara Legislativa.
Pero si esto era grave, resulta casi peor aún que el propio Gobierno no saliera
en defensa del trabajo e independencia de los jueces, mientras el portavoz del
grupo socialista, el presidente de la Comisión de Justicia, además de hacer lo
propio que los ministros, dejaba entrever que el PSOE sanchista, contaminado
por sus patéticos socios, como ya venía manifestando días anteriores, ve
“injerencias” de los jueces en la amnistía, les ataca por investigar a
Puigdemont y les acusa de tener un “objetivo muy claro” y tilda de “horrible”
que puedan influir en la aprobación de la amnistía. Ya ven, los jueces, puestos
en el punto de mira por hacer su trabajo. La realidad es que aparecen nuevos
indicios de la conexión del separatismo con la Rusia de Putin para
“desestabilizar la democracia”, mientras la Audiencia Nacional sigue
investigando a Tsunami como organización para “subvertir el orden
constitucional”….y detrás de toda esta basura antidemocrática está sin duda el
separatismo, mientras ERC y Junts presionan para amnistiar la “traición al
Estado”, pues, no en vano, han reiterado incluso en el Parlamento que España
les importa bien poco y que volverán a repetir actos subversivos como el que
les llevó a declarar unilateralmente la República de Cataluña. La calle,
entretanto, resiste y, dos días antes del esperpéntico rechazo parlamentario a
la amnistía, unas 70.000 personas protestaban en Madrid (45.000 según la
Delegación del Gobierno), convocadas por Feijóo, quien apelaba al “rescate
democrático de España” ante la “miseria política” de los pactos de Sánchez y
prometía “vamos a restituir la igualdad real entre todos los ciudadanos”,
mientras Ayuso añadía que “Sánchez criminaliza la vida normal y normaliza el
crimen” y Moreno Bonilla que “la ley de amnistía es un traje a medida de los
condenados”.
Así las cosas y con la ley de amnistía bloqueada de momento, el Gobierno,
indignado, sostiene que “no está en riesgo la legislatura, si acaso la
amnistía” (¡qué buena noticia si así fuera!); Feijóo afirma que “el Ejecutivo
está en respiración asistida” y que “veremos a Sánchez saltando a la comba con
sus líneas rojas”, mientras Puigdemont avisa de que “no nos vamos a mover” si,
como hasta ahora, Sánchez no se somete a sus exigencias. Y mientras Moncloa ve
poco margen para blindar al prófugo y negociar con él, Feijóo manifiesta que “cada
votación es un calvario y una humillación” y dice al PSOE de Sánchez “su voto
no será delito, pero no tendrán perdón, la Historia no les amnistiará”
anunciando que “acudiremos a la justicia, buscaremos la protección de la UE”.
Cabe añadir que, curiosamente hoy, el comisario Reynders hace de mediador entre
Bolaños y Pons con el objetivo de desbloquear la renovación del CGPJ….¿lo
conseguirá?, ¿quién sabe? Y entretanto la economía española crece un 2´5% pese al
frenazo de la eurozona pero la productividad y la inversión se hunden pues las
empresas invirtieron casi un 5% menos en 2023….¿qué pasaría sin tanto embrollo
político y tantas incertidumbres generadas por la incompetencia de nuestros
gobernantes? Imagínenselo.
Mientras tanto se inicia la campaña electoral gallega en que, según GAD3,
el PP mantiene la mayoría absoluta y el PSOE cae a mínimos históricos, BNG
recupera cuatro escaños mientras Sumar, Podemos y Vox quedarían fuera del
parlamento autonómico: PP obtendría el 47´3% de votos y entre 39-40 escaños,
BNG 29´6% y 23, y PSOE 16´5% y 12-13. El popular Rueda, mientras promete matrícula
universitaria gratuita y ayuda en extraescolares, dice que no gobernará si no
logra la mayoría que se lo permita y asegura que la intención de Sánchez es “trasladar
a Galicia el caos en que ha convertido la política nacional”, añadiendo que “la
gente sabe lo que nos jugamos y la alternativa es PP o multipartito de izquierdas”
pues “Vox se va a presentar y no va a tener ningún escaño”, mientras Feijóo
añade que “hace mucha falta que la política nacional se parezca a la gallega”.
Por su parte en Baleares Vox se rompe y complica el gobierno al PP, tras perder
Abascal el control del partido en las islas, mientras de cara a las europeas
Sumar aún medita cómo luchar contra Irene Montero en dichas elecciones y se
enfrenta a una difícil negociación con sus socios por el reparto de escaños en
la lista.
Por lo que respecta a otros asuntos citar que Margarita Robles rechaza frente
a Albares participar en la misión de la UE en el Mar Rojo y Sánchez apoyó a la
ministra tras el ataque angloamericano en Yemen; que se despliegan
antidisturbios en Barajas ante el descontrol y las peleas de migrantes
hacinados que piden asilo, mientras Frontex y España llegan a un acuerdo in
extremis para retomar sus operaciones conjuntas contra la inmigración
irregular; que Sanidad castiga a Madrid al elegir sólo La Paz como centro
integral del cáncer y Ayuso la acusa de actuar de “forma sectaria” mientras
oncólogos y pacientes cargan contra la ministra por falta de rigor; y que UGT
gastó en sobresueldos y viajes al Caribe fondos públicos para la formación de
parados y, según señala la Guardia Civil en la Audiencia de Sevilla, el sindicato
exportó a otras federaciones el método andaluz de financiarse a través de facturas
falsas con las que justificar las subvenciones recibidas.
Fdo. Jorge Cremades Sena