Después de meses de
secretismo y chalaneo negociador, Sánchez, seguramente porque ya tiene pactada
con el secesionismo su investidura, decide hablar por fin sobre la “amnistía”,
la palabra maldita hasta ayer pero, desde hoy, bendita y benefactora; y lo hace
ante el Comité Federal del PSOE, el máximo órgano de dirección del partido que,
en su día, él desacató para hacerse con el poder del mismo mediante un proceso
asambleario, ajeno a los Estatutos, con el objetivo de que las decisiones las
tomasen los militantes de base, cuando, a tenor del acatamiento ahora y la
falta de crítica de sus miembros (excepto, la de Page, una “rara avis”), hoy se
apoya en ese Comité Federal más dócil y domesticado, dispuesto a decirle “sí
bwana” a todo lo que él diga o haga; sin duda hay que valorar la capacidad de
Sánchez como manipulador, con la ayuda de su más íntimo círculo de fieles que
participan de los beneficios derivados de mantenerse en el poder. Y, convencido
de que será fielmente arropado por los suyos, defiende ahora en ese domesticado
Comité Federal que apoya la amnistía que le exige ERC y Junts (por ilegal que
sea, tal como él defendía hasta el 23-J), y que lo hace por “el interés de
España”, añadiendo que “en ese interés y en defensa de la convivencia entre
españoles, defiendo hoy la amnistía en Cataluña por los hechos acaecidos en la
década pasada”, cuyos protagonistas, hoy sus socios esenciales, andan
condenados e indultados por él o fugados de la Justicia, cuando él mismo
avalaba, como no puede ser de otra forma y cuando no eran imprescindibles para
ser investido. El Presidente, no obstante, admite que ese cambio de opinión,
tan frecuente en su proceder, es para “hacer de la necesidad, virtud” y
defiende ahora la amnistía por “interés nacional” y en “nombre de España”,
reconoce que es la “condición” que pone Junts y ERC para investirle, que es “la
única vía posible” para que haya Gobierno y que el olvido “no es un fin, es un
medio para avanzar en el reencuentro y la concordia”. Y, dichas todas estas
mentiras o verdades a medias, un Comité Federal domesticado aclama a Sánchez
con la única nota discordante (y a medias) de García-Page, único gobernante
autonómico que le queda al PSOE con mayoría absoluta, quien no aplaude a
Sánchez y se reafirma como líder de la oposición interna manifestando que
“acatar no es comulgar” y que “no hay garantías de que renuncien a volver al
punto de partida”, advirtiendo de que “choca con el proyecto político del PSOE”….
No le falta razón a Page pues Aragonés, conseguida la amnistía, exige además un
referéndum de autodeterminación convenido de que si Sánchez le necesita se lo
concederá antes o después, y Puigdemont, por otro lado, afirma que no
renunciará “nunca” al 1-O, pues está envalentonado porque va a ser amnistiado,
cuando Sánchez había prometido a los españoles que lo traería a España para
ponerlo ante los tribunales y reparar así el error de Rajoy a quien el
expresident se le escapó escondido en un maletero. Y todo esto porque Sánchez,
embadurnado por un egocentrismo y narcisismo patológicos, se ha instalado,
salvando las distancias, en las tesis del absolutismo de Luis XIV del siglo
XVII, que identificaba al Rey con el Estado con el famoso lema “el Estado soy
yo” de Rey Sol, o, en el mejor de los casos, se ha instalado en el despotismo
ilustrado de finales del XVIII con su eslogan “todo por el pueblo pero sin el
pueblo”, pues a Sánchez en el Comité Federal solo le ha faltado decir “España
soy yo” y, por tanto, lo que me viene bien a mí le ha de venir bien a los españoles,
como les sucedía con Luis XIV a los franceses, o argumentar que todo lo hace “por
el pueblo, pero sin el pueblo”, como sucedía a los españoles con Carlos III, ya
que es obvio que el pueblo español no ha decidido en las urnas conceder una
amnistía, pues curiosamente ni PP, ni PSOE, ni Vox, ni otros partidos
minoritarios, proponían semejante medida cuando pedían el voto ya que la
consideraban inconstitucional y sólo defendía la medida el secesionismo catalán
a la baja y alguno más suelto por ahí que entre todos no llegan al 4% de los
votos y, si añadimos otros más benévolos con la medida (PNV, EHBildu, BNG….),
incluido Sumar ni alcanzan el 20% de los sufragios, frente al 80% de votos
alcanzados por quienes se oponían tajantemente a la amnistía y la consideraban
inconstitucional (PP, PSOE, VOX….y alguno más).
Salvo que los españoles aceptemos
que el Estado es Sánchez (España soy yo) y que él todo lo hace por bien del
pueblo pero sin contar con los ciudadanos (todo por el pueblo pero sin el
pueblo), a quienes se puede engañar prometiéndole una cosa en campaña para que
le voten y hacer luego la contraria si a España le conviene (es decir, si le
conviene a él), es inaceptable y repudiable lo que va a hacer el Presidente,
cuyos socios ya le piden que la patética investidura sea el día 8-N, cuanto
antes mejor, no vaya a ser que se jorobe el invento, pues la indecente Ley de
Amnistía ya está redactada y los negociadores dicen que “está todo preparado
para que salga adelante, salvo que alguien la líe”, mientras Moncloa, al
efecto, se centra en negociar con PNV y ERC para evitar un fracaso que Sánchez
no se puede permitir a estas alturas de la película. Ni debate sobre la
amnistía, que algunos cargos del PSOE esperaban en el Comité Federal, ni
consulta a las bases socialistas, que se había prometido, y menos aún, ni
referéndum a todos los españoles, incluidos los catalanes, como hizo en su día
Felipe González sobre la OTAN…..Nada de nada, la sapiencia infinita de quien se
considera que España es él y que por el bien de España (es decir, de él mismo)
hace las cosas, para beneficiar al pueblo inmaduro, pero sin contar con él y
tras haberle engañado en tantas cosas, es lo único que vale y lo sacará
adelante con la ayuda curiosamente de quienes quieren irse como sea del Estado
español (es decir, de él mismo en cuanto puedan), tal como ellos mismos afirman
reiterando que volverán a hacer lo mismo que hicieron el 1-O. Es más, algunos
de los más pintorescos fieles al absolutista o déspota ilustrado Sánchez, van
incluso más allá que su Jefe, entre ellos el inolvidable Salvador Illa y Ximo
Puig, quienes añaden que la amnistía “hace grande la política”. Por tanto,
tranquilos, la política se engrandece aupando al poder a quienes pierden las
elecciones, indultando a los condenados por haber cometido graves delitos
contra el Estado de Derecho, exonerando de cualquier responsabilidad a quienes
atentan contra dicho Estado, pactando con quienes se fugan de la Justicia y
poniendo a los pies de los caballos a los tribunales españoles que con todas
las garantías procesales la imparten.
No en vano Feijóo alerta en la UE de
que las oscuras negociaciones de Sánchez con el secesionismo afectan al Estado
de Derecho y reclama nuevos comicios para que sea el pueblo en las urnas quien
nos saque de este laberinto democrático, denunciando que Sánchez “no habla en
nombre de la mayoría de España”; pero, ya ven, teniendo en cuenta que habla en
nombre de él y que él es España, nada que objetar, pues de entrada el único
claro beneficiado es él y sus socios separatistas. Si Sánchez sale beneficiado,
España se beneficia y, por tanto, al final tendremos que estarle agradecidos
por su ambición personal, que es la ambición de todos los españoles. Y mientras
Feijóo insiste en que “los españoles no tenemos la culpa de las necesidades de
Sánchez” y le acusa de acordar la medida de gracia en su propio beneficio,
Jaume Guardiola, president del Cercle d´Economía manifiesta que “la actitud de
Puigdemont es incompatible con negociar la amnistía” tras negarse el prófugo a
renunciar a la vía unilateral, por lo que Guardiola ve “no adecuada” la medida
de gracia. Entretanto PP y Vox reúnen a decenas de miles de personas contra la
amnistía, más de 100.000 en Madrid y Málaga que exigen a Sánchez en directo que
no ceda a las exigencias totalitarias de los secesionistas, mientras algunos
medios pro Sánchez pretenden generar polémica, destacando que Abascal le gana
la partida a Feijóo, pues, según la Delegación del Gobierno, la ultraderecha
reúne 100.000 personas frente a las 45.000 que dijo que asistieron a un acto
similar convocado por el PP el 24 de septiembre.
Y mientras Armengol se dispone a
anteponer la España de hoy al hito histórico de la jura de bandera de la Princesa
Leonor, evitando mañana ensalzar en su discurso ante los Reyes y la Princesa la
importancia institucional de un acto que molesta a los socios de gobierno de Sánchez,
Belarra, antes de dejar el cargo de ministra, se apresura a repartir cien
millones de euros a dedo a una serie de entidades por la vía de urgencia y sin
concurso porque considera que el resto de entidades no están capacitadas. Un
juramento, el de Leonor, que reafirma el lazo “entre monarquía y democracia”,
mientras Zarzuela subraya su trascendencia histórica y resta importancia y
resta peso a la pulsión republicana que defienden “26 de los 350 diputados” y
mientras, según SigmaDos, el 70% de los españoles respalda el juramento de
Leonor de mañana y el 64% considera que la figura de la Princesa mejora la
imagen de la Corona, con pleno apoyo social entre los votantes, pues seis de
cada diez creen que será una buena Jefa de Estado pese al boicot de los socios
del Gobierno de Sánchez.
Por otro lado Repsol amenaza con
dejar de invertir en España por el acoso fiscal de PSOE-Sumar, advirtiendo de
que si se mantiene el “impuestazo” a las energéticas será “inviable” seguir
porque se favorece a las empresas extranjeras que no tienen que pagar como las
nacionales; y mientras tanto un gran fondo de inversión se une a Repsol y cuestiona
invertir en España (se trata de la gestora Capital Group, que mueve 2´3
billones de dólares e invierte en el Ibex) pidiendo más “estabilidad
regulatoria”, en tanto que Repsol tiene claro que con el acuerdo PSOE-Sumar “castigan
a los que invertimos aquí y creamos industria; es injusto y nos condiciona en
futuros proyectos industriales”. Todo ello cuando mientras Yolanda Díaz gana el
pulso a Calviño e impone la reducción de la jornada laboral y la reforma del
despido, mientras la EPA desvela que dos millones de españoles desean trabajar
más horas…y es que con la reducción de la jornada laboral se ponen en riesgo
273.000 empleos. Por cierto, hablando de empleo, España logra un nuevo record
de ocupados con 21´26 millones, pero a su vez la tasa de paro repunta al 11´8%
en el tercer trimestre del año pues el desempleo sube en 92.700 personas a
pesar de crearse 209.000 empleos, mientras las horas efectivas de trabajo están
por debajo de las de 2019, pese al supuesto record de ocupación.
Y en esta España que es Sánchez,
Moncloa ignora a las CCAA en la gestión del caos migratorio pues Escrivá ya ha
trasladado a 5.000 irregulares a la Península desde Canarias sin informar a los
ayuntamientos que habrán de acogerlos ni los criterios de reparto, por lo que
las CCAA gobernadas por el PP, que son casi todas, acusan al Gobierno de descontrol
en el traslado de migrantes cuando más de 6.000 ya se han enviado sin dar
explicación alguna mientras se siguen disparando las llegadas y el PP exige que
se convoque la Conferencia Sectorial.
Pero no pasa nada, nada de nada, en
esta España que se confunde con Sánchez, siempre cabe la esperanza de que todo
lo hace por él, es decir, por España, en el convencimiento de que todo
redundará en mayor beneficio para todos los ciudadanos, es decir, para el
pueblo, aunque todo se haga sin contar con ese pueblo, y de forma oscura y
engañosa.
Fdo. Jorge Cremades Sena