No lo digo yo, no
piensen que me he vuelto loco, lo dice Sumar en su informe o dictamen jurídico
sobre la amnistía en el que critica la “represión penal” del “procés” para
justificarla como pretende Sánchez, un indecente argumento que utiliza
concretamente al proponer en el documento una amnistía desde 2013 para dejar
atrás la “política criminal punitiva” con que se respondió al “procés” y además
añade que el “conflicto político” entre Cataluña y el Estado (como si Cataluña
no fuera parte de ese Estado) se agravó por “una contundente represión penal y
por la falta de proporcionalidad con la que se adoptaron ciertas decisiones
judiciales”; es en definitiva un plan activado desde el propio Gobierno (no hay
que olvidar que Sumar es Gobierno, junto al PSOE) para denigrar nuestro Estado
de Derecho que incluye en el perdón gratuito a los pacíficos CDR (entiendan la
ironía) y a las indecentes conexiones de Puigdemont con Putin (o viceversa) que
aún se están investigando. Dicho en “román paladino” para que lo entienda todo
el mundo, el infame informe dice que los buenos fueron los totalitarios
secesionistas, que acabaron proclamando ilegalmente la República de Catalunya,
y los malos fueron los ciudadanos españoles, incluidos los catalanes, que conforman
el Estado Español porque se opusieron a semejante felonía y para abortar la
operación su Gobierno de turno envió a la zona del conflicto (no al conflicto
entre España y Cataluña, sino al provocado por la flagrante comisión de
delitos) a las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado para restablecer la
legalidad vigente, tal como el Gobierno democrático debe hacer en estos casos.
Y ante este repugnante y tendencioso informe jurídico de Sumar (no me extraña
que luego se aprueben leyes tan deficientes como la del “sólo sí es sí”) la
otra parte del actual Ejecutivo, es decir el PSOE de Sánchez, traga y calla
ante semejante barbaridad de su socio cuando el mismo Presidente y su partido
avalaron entonces las medidas adoptadas, incluido el art. 155 de la Constitución,
para finiquitar aquella locura totalitaria, mientras ahora busca asesoramiento
incluso entre los miembros progresistas del Tribunal Constitucional
(consecuencia lógica de la politización de la Justicia, bien alejada de la
objetividad) para intentar encajar constitucionalmente una amnistía a la que se
oponía en la campaña electoral por considerarla inconstitucional. Un Sánchez,
entregado ahora por meros intereses personales a la causa secesionista, que, a
pesar de tanto despropósito interno de su gobierno, traslada a su partido
tranquilidad absoluta y le asegura una legislatura de cuatro años a pesar de
que según dicen públicamente no tienen un pacto cerrado con el secesionismo, de
que tanto PNV como BNG (y todos son imprescindibles para la ajustadísima
investidura) dicen distanciarse de un pacto a cuatro años, de que el PSOE evita
poner fecha al pleno de investidura (ahora no es una pérdida de tiempo como
decía que era cuando Feijóo lo intentaba como ganador de los comicios,) y a
pesar de que la UE advierte de que hay “límites” a la amnistía y dice que la
vigilará “de cerca”, pide la urgente renovación del CGPJ y el Comisario de
Justicia advierte expresamente de las dificultades para borrar la malversación
que cometió Puigdemont, mientras tres representantes de la Comisión Europea
trasladan su temor a un grave “conflicto abierto” entre el Gobierno español y
el Tribunal Supremo de España, que, desautorizado por la amnistía, quedaría al
final como el malo de la película en sintonía con lo que dice Sumar. Pero, ya
ven, Sánchez misteriosamente tiene claro que saldrá airoso de este patético
enredo…..¿por qué lo tiene tan claro si es cierto que nada hay cerrado y que
dicen la verdad sus presuntos socios? ¿quién miente en esta misteriosa
negociación a varias bandas contradictorias cuando debiera ser pública y
trasparente? En fin, lo típico en el oscurantismo sanchista.
El caso es que el PSOE de Sánchez
admite que necesita “más tiempo” para pactar con Puigdemont, ya que el acuerdo,
que “parecía cerrado”, se alarga ahora, pues tras constatar en la reunión con
Feijóo el esperado alejamiento a cualquier pacto con el PP, sus previsibles
socios secesionistas siguen poniéndoselo difícil, mientras los sindicatos, cada
vez más dóciles con este Gobierno, avalan esta curiosa política de distensión
en Cataluña consistente en ceder al secesionismo todo lo que exija para
asegurar la investidura. En efecto, Feijóo en la reunión clama contra la
amnistía y reta a Sánchez a ir a elecciones el 14-E para que los españoles
decidan con claridad cómo salir de este embrollo y el Presidente le pide
respeto y rechaza que se agite la calle, mientras Lobato, desde el PSOE de
Madrid manifiesta que “ir a nuevas elecciones no es un drama si no hay
mayorías” y el PNV le exige el reconocimiento nacional del País Vasco y anuncia
que, en todo caso, vetará las leyes ideológicas de Sumar, a lo que Sánchez,
emperrado en seguir siendo Presidente como sea, responde validando como
negociador de la investidura al inhabilitado Junqueras llamándole por teléfono
para avanzar en la negociación y ERC le deja claro que, al margen de la
investidura, descarta un acuerdo de legislatura como busca desesperadamente el
PSOE, y que las exigencias para investirlo son amnistía, referéndum y reparar
el déficit fiscal de Cataluña, advirtiendo Rufián que “nuestros votos se sudan”
y que “no estamos negociando la legislatura”. Y todo esto, cuando la mayoría
“progresista” del TC permite escoger a 12 de los 20 vocales del CGPJ con
mayoría absoluta en el Congreso, iniciativa que prescindiría del PP, el grupo
mayoritario de la Cámara, y que fue incluida en su último fallo sin que nadie
lo plantease ante el estupor entre los vocales que ven “activismo político” en
el grupo de Pumpido permitiendo a Sánchez el control del Poder de los Jueces y
apuntando a una más factible y benévola constitucionalidad de la pretendida Ley
de Amnistía por parte de este TC con mirada más benévola sobre la
constitucionalidad de dicha Ley. No en vano Pumpido manifestó en el pasado,
siendo Fiscal General del Estado, que “la Justicia no está para favorecer
procesos políticos” y añadió “pero tampoco está para obstaculizarlos”, una
obviedad sin duda, pero lo más correcto, clarificador y objetivo hubiera sido
que dijera que la Justicia está simplemente para garantizar el cumplimiento de
la Ley por parte de las instituciones y de los ciudadanos, sin entrar en
favoritismos u obstaculizaciones de nadie al aplicarla…. sin duda, hubiera sido
mucho más clarificador sobre lo que piensa el ahora Presidente del TC.
Y cuando el PSOE de Sánchez se
preocupa cada vez más por buscar un pacto de legislatura y no sólo de
investidura, consciente de que sólo esto haría su Gobierno cada vez más
insoportable, como lo que ya ha sido el actual gobierno que ahora preside en
funciones, su socio Sumar, ya ven cómo se las gasta y cómo actúa por su cuenta
en el asunto de la amnistía, como si no gobernara, y, al respecto, añade en un
asunto de política exterior (como en su día sucedió en el asunto del Sahara, o
en la ayuda a Ucrania) nuevo desafío y rompe todos los esquemas al sector
mayoritario socialista de tan precario Ejecutivo, en el asunto de la salvaje
masacre durante un concierto en Israel por parte del grupo terrorista islámico
Hamás, que todo el mundo condena en Occidente, pero los socios gubernamentales
de Sánchez evitan condenarlo, cargando las tintas en la reacción contundente a
la masacre por parte de Israel. En efecto, mientras Sumar evita condenar a
Hamás como grupo terrorista, a pesar de que varias decenas de terroristas
armados con rifles de guerra masacraron a los asistentes al festival Supernova
que se celebraba cerca de la Franja de Gaza, dejando más de 200 muertos, el
PSOE por su parte obvia el derecho de Israel a defenderse, mientras el
Ejecutivo israelí ordena el asedio total de Gaza para asfixiar a Hamás
desatándose una guerra en Oriente Próximo de consecuencias imprevisibles. Una
división (otra más) en el Gobierno de Sánchez, en esta ocasión sobre la condena
del grupo terrorista palestino, discrepancia que debilita la posición
internacional de España, que no ha participado en la declaración conjunta
firmada por EEUU, Reino Unido, Italia, Francia y Alemania, cuyos gobiernos, a
pesar de sus distintas ideologías democráticas, no han tenido impedimento en
condenar lo condenable a todas luces, mientras el Ejecutivo de coalición
español ha sido incapaz de hacerlo por el enfrentamiento entre Sumar y PSOE,
perjudicando gravemente la presidencia española de la UE. Es intolerable que
este Gobierno sea incapaz de adoptar una posición común, en este caso sobre el
terrorismo islamista de Hamás (como hace el resto de gobiernos de Occidente)
por el mero hecho de que el socio minoritario del Gobierno español se decanta
en cualquiera de los conflictos internacionales contra la posición generalizada
en las Democracias occidentales, defendiendo casi siempre la posición de los
países del Este o de los regímenes pseudo-democráticos de Iberoamérica con dudosa
higiene democrática para el estilo occidental. Evidentemente son dos modelos
distintos de entender la convivencia y la política, y por tanto, dos modelos
imposibles de compaginar, pero que, como sucede con el secesionismo, una vez
pasada la tormenta, todos prefieren seguir con tal de mantener sus poltronas
cuando ante semejantes discrepancias lo que procedería es dimisiones o ceses,
que jamás se producen, pues un Gobierno ni puede ni debe defender una cosa y la
contraria en ningún asunto, cosa muy habitual en nuestro Ejecutivo de
coalición.
Y en medio de este laberinto o sin
sentido celebramos el Día de la Fiesta Nacional, que todos los países celebran
con orgullo, pero que aquí se mantienen las pegas, las ausencias y las críticas
de siempre. Este año, como Sánchez culpa a Feijóo y al PP de los pitidos y
abucheos que suele recibir del público asistente, el desfile se traslada a otro
itinerario para que sea más difícil evidenciar la protesta, aunque no evitarla.
Entretanto, cabe citar que el ministro Albares es obligado a comparecer en el Congreso
para aclarar cuál es la posición del Gobierno en el asunto de Oriente Medio
tras las declaraciones ambiguas de sus socios; que el Gobierno en funciones
tramita ya el indulto a Griñán, pero deberá escuchar al Supremo; que las
autonomías del PP actuarán unidas contra la armonización fiscal de Sánchez; que
el juez señala a Laporta al haber “indicios más que sobrados” de sus pagos a
Negreira; y que el Gobierno desprecia la Historia de España en la Selectividad
y asociaciones de historiadores y profesores denuncian que así “los alumnos
serán más manipulables”. Y en lo que respecta a asuntos económicos cabe
destacar que autónomos y pymes tendrán que subir precios por el alza de los
costes y que el FMI augura un crecimiento más lento en España y rebaja su
crecimiento en 2024 al 1´7%, augurando que la inflación se irá al 3´9%, mientras
las gasolineras estarán en máximos históricos al menos hasta 2025.
Y del exterior, por si no teníamos
suficiente con la Guerra de Ucrania, la desatada en Oriente Próximo prosigue
con una crueldad inusitada con amenazas de unos y otros sobre barbaries
intolerables. Israel moviliza a 300.000 reservistas y pone cerco a Gaza,
mientras advierte: “luchamos contra animales, responderemos en consecuencia”
mientras recrudece los bombardeos, a lo que Hamás responde que matarán en
público a uno de los 150 rehenes que tienen por cada ataque del ejército
israelí sin previo aviso…..y ya sabemos cómo se las gastan unos y otros. De
momento Gaza es un infierno; queda sin suministros de electricidad, alimentos y
agua…..un verdadero maldito infierno para sus habitantes. Y ante tanto horror
acumulado, la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon manifiesta: “lamento
mucho que una tragedia tan grande se haya convertido en algo político en España”
y añade “que haya manifestaciones de solidaridad con los palestinos está bien,
pero no hay ninguna duda de que Hamás es una organización terrorista; punto”….ya
ven, algunos sí tienen dudas al respecto.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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