lunes, 30 de octubre de 2017

AVISO PARA NAVEGANTES



                        Dice Pablo Casado, vicesecretario del PP, que “el 155 es un aviso para navegantes en Cataluña y otras regiones” mientras el Gobierno toma el control de la Generalitat pese al desafío de Puigdemont que, una vez destituido, mantiene el pulso por la independencia y, haciendo caso omiso a su cese, ignora su destitución, compareciendo en TV3, que le sigue presentando como President de la Generalitat, para, como tal, dirigirse a los catalanes pidiéndoles “oposición democrática al 155”, un nuevo boicot del ex President que, en caso de proseguir, podría enfrentarle a un nuevo delito por usurpación de funciones que se sumaría a los, más que probables, delitos de desobediencia, malversación, prevaricación, sedición y rebelión. Por tanto la aplicación del 155 es incluso mucho más que un “aviso para navegantes” en aguas turbulentas antidemocráticas ya que además de ser cesados los gobernantes democráticamente, se enteren o no de ello, pueden dar con sus huesos en prisión durante una larga temporada. Y en esta toma de control, para restaurar la democracia en Cataluña y afianzarla en España, el Presidente del Gobierno español, delega sus funciones en la Vicepresidenta para dirigir y coordinar la operación, en tanto que sus ministros asumirán las competencias concretas que desempeñaban sus consellers homólogos cesados, quienes, con mayor o menor agrado, van asumiendo su realidad personal de destituidos. Así pues Santamaría y Montoro serán las piezas clave de la intervención en Cataluña para garantizar unas elecciones legales (y no chapuceras e ilegales como las de Puigdemont) con todas las garantías democráticas al amparo del 155 que ya venían preparando desde abril ante la deriva del Govern, hoy destituido. Ya de entrada Ferrán López, hasta ahora “número dos” de los Mossos (Zoido les ha dicho “os recuerdo vuestra obligación de obedecer”), releva en el cargo al cesado Trapero, quien, a diferencia de Puigdemont, ha asumido con normalidad su cese decretado por Zoido, el Ministro de Interior, a cuya disposición se ofrece López, asumiendo el control de los Mossos y dejando sin escolta a los exconsellers. Rajoy confía así en Santamaría para aplicar un 155 de “trámite” en la Generalitat, siendo piezas clave de la intervención ya iniciada el control de las cuentas, el de la Informática y el de la policía autonómica. Por otro lado los partidos secesionistas se inclinan finalmente por presentarse a las elecciones del 21-D, convocadas por Rajoy (la CUP había dicho que no se presentaría y que ese día lo convertirían en una jornada de paellas -pero ya ven, las palabras y las promesas se las lleva el viento…. y la pela, traducida en sueldos, es la pela- y los demás dudaban si presentarse o no), con lo que, despejada la incógnita, los líderes de ERC, PDeCAT (o PDeCUP, como más les guste) y la CUP se plantean ahora si conformar una lista única o cada uno por separado, mientras que en Podemos Pablo Iglesias desautoriza a los anticapitalistas podemitas (más afines con la CUP que con la confusa amalgama ideológica que convive en Podemos) que reconocieron la “república catalana”. Mientras tanto la Fiscalía se dispone a presentar la querella por rebelión contra Puigdemont en la Audiencia Nacional y contra Forcadell en el Tribunal Supremo, en tanto que los Mossos no permitirán al ex Govern entrar en sus despachos y ya han recibido órdenes de retirar los retratos del ya ex President Puigdemont de las comisarías.
            Y mientras los soberanistas llaman a la resistencia, mientras se preparan para las elecciones y los habitantes de Barcelona respiran aliviados frente a tantas jornadas de vértigo e incertidumbres, se desarrolla en la Ciudad Condal una multitudinaria manifestación en defensa de la unidad de España, con cientos de miles de personas en la calle clamando contra el separatismo en medio de banderas españolas y senyeras catalanas y pidiendo que el 21-D sirva para que Cataluña recupere la sensatez secuestrada por los independentistas. Por fin, tras el exitazo de la anterior manifestación convocada por la Sociedad Civil Catalana, la Cataluña silenciosa y silenciada llena de nuevo las calles contra la independencia, para demostrar que el pueblo catalán es mucho más que el independentismo, y quiere llenar las urnas en diciembre, para cambiar el rumbo y restaurar la democracia. Una manifestación en la que dirigentes del Gobierno de España, de Ciudadanos, del PSOE y del PP encabezan la protesta, conocedores de que los partidos constitucionalistas sólo necesitan unos 300.000 votos más entre todos ellos para vencer en las urnas al soberanismo no sólo en votos, como hasta ahora, sino en escaños y poder así formar un nuevo Govern que busque la estabilidad, la confianza y el bienestar de todos los catalanes y no sólo la de aquellos que les sean fieles con orejeras. Una manifestación esperanzadora por la concordia y la convivencia pacífica, sin exclusiones ni estigmas descalificatorios, en la que, entre los oradores elegidos, Borrell manifiesta que “Junqueras es un totalitario absoluto” y “Colau, una emperatriz de la ambigüedad”, y Frutos, refiriéndose a los independentistas, asegura que “los traidores son ellos, enfrentan a la gente y se cargan su libertad”. Verdades como puños; a las pruebas me remito, ya que están a la vista….Corregirlo pues es de lo que se trata.
            Entretanto, según los sondeos, la mayoría de catalanes es favorable a que se convoquen elecciones y el 71% considera que la senyera, bandera constitucional donde las haya, es la bandera que mejor los representa. Y aunque aún es prematuro, según SigmaDos, en caso de elecciones autonómicas, los resultados y estimación de voto serían: ERC obtendría el 26´4% de los sufragios y entre 41-43 escaños; PDeCAT,  9´8% y entre 13-15 (con lo que el actual Junts pel Sí pasaría del 39´5% actual al 36´2% y de 62 escaños a entre 54-58); CUP, 6´3% y 7 escaños (frente al actual 8´2% y 10); CSQP-Podemos, 11% y 13 escaños (frente al 8´9% y 11); Ciudadanos, 19´6% y 26-28 escaños (frente al 17´9% y 25); PSC, 15´1% y 20-22 escaños (frente al 12´7% y 16); y PP, 8´7% y 10-12 escaños (frente al 8´5% y 11). Basta con sumar porcentajes y escaños para tener claro que los independentistas (ERC, PDeCAT y CUP) obtendrían en conjunto el 42´5% del voto y entre 61-65 escaños; que los constitucionalistas (Ciudadanos, PSC y PP) obtendrían en total el 43´4% del voto y entre 56-62 escaños, quedando en medio de ambos bloques el indeciso y confuso CSQP-Podemos con su 11% y sus 13 escaños que tendría la potestad de inclinar la balanza del futuro Govern hacia el soberanismo o el constitucionalismo. Además la encuesta sostiene que más del 55% de los catalanes está en contra de la independencia, pues a la misma contesta sí el 33´5%; no, el 58´3%; y el 8´1% no sabe o no contesta. En fin, aunque los partidos claramente independentistas estarían lejos de la mayoría absoluta, los claramente constitucionalistas les ganarían en votos pero no en escaños (como sucedía en el Parlament disuelto de Forcadell en el que además conformaban dicha mayoría ajustada), pero todo quedaría condicionado por lo que decidiera la amalgama de partidos podemitas de Pablo Iglesias, Ada Colau y compañía, siempre imprevisible, pues Catalunya Sí Que es Pot tendría la llave de la gobernabilidad en Cataluña. ¿Es esto lo que quieren los catalanes mayoritariamente? En fin, ellos sabrán, la última palabra es suya y habrán de manifestarla en las urnas el próximo 21 de diciembre…. ¡ojala que acierten, por el bien de Cataluña, de España y de la UE!
            Lo incomprensible es que, a pesar de todo, a pesar de tanta incertidumbre, España siga creciendo y, tras la grave crisis sufrida, el paro, que sigue siendo mucho, se sitúe a su nivel más bajo desde 2008 y recupere más de 19 millones de ocupados en el tercer trimestre de este complicado y turbulento año 2017 a causa de la crisis catalana que incluso planea sobre las elecciones inminentes en Córcega y en otros territorios europeos con ensoñaciones nacionalistas y separatistas. Sin lugar a dudas, España es un gran país y sería mucho mejor si entre todos quisiéramos mejorarlo.
            Finalmente cabe citar que el jurado declara culpable a Morate por el doble crimen de Cuenca. Y en cuanto a los deportes se refiere, destacar que en plena efervescencia del independentismo el Girona (tierra de Puigdemont) remonta, 2-1, ante el Real Madrid, que se aleja hasta ocho puntos del Barça, que ganó al Bilbao por 0-2.
Jorge Cremades Sena

sábado, 28 de octubre de 2017

QUE DECIDAN LOS CATALANES



                        Esperpéntico, se mire como se mire; estos dos últimos días hasta el desenlace final del totalitario “procés” soberanista, finiquitado ayer tarde, pasarán a la historia como paradigma de lo que un gobernante democrático jamás debe hacer. En efecto, justo anteayer, Puigdemont deja vía libre a la aplicación del artículo 155 de la Constitución negándose definitivamente a convocar elecciones autonómicas y trasladando al Parlament la posible declaración de independencia, mientras el Senado, donde el President se niega a ir para alegar lo que considerase oportuno y debatir al respecto, proseguía con el procedimiento para poner en marcha el artículo en cuestión, que tanto está dando que hablar, y permitir a Rajoy intervenir la Autonomía Catalana y restablecer la legalidad atropellada por el Govern. Así, en medio de una serie de especulaciones sobre qué sucedería finalmente, se va conociendo que Puigdemont, presionado por unos y otros para proseguir con su locura totalitaria o abjurar de ella, pretendía hacer el último chantaje al Estado de Derecho proponiendo determinadas exigencia a Rajoy a cambio de apearse del burro totalitario y convocar elecciones en Cataluña. Chantaje y exigencias que, obviamente son rechazadas por Rajoy, entre las que cabe citar la liberación de los Jordis (dirigentes de ANC y Omnium), la inmunidad judicial para presuntos delitos relacionados con el soberanismo, la salida de la guardia civil y refuerzos policiales que permanecen en Cataluña y la no aplicación del artículo 155, poniendo en evidencia su mentalidad totalitaria como si del Ejecutivo dependiera incluso el destino final de los ya encausados judicialmente. Y, ante la tajante respuesta de Rajoy, de que la única salida era “el retorno a la legalidad”, Puigdemont despeja por fin el asunto, anunciando cobardemente que dejaba en manos del Parlament la decisión de declarar la independencia. Atrás quedaban sus amagos de convocar elecciones si se suspendía el 155 y sus peticiones al gobierno trasladadas por Urkullu e Iceta, mientras en el Palau de la Generalitat un secesionismo dividido debatía sobre si se declaraba la DUI o se convocaban elecciones, con una Plaza de Sant Jaume repleta de gente, convocada para celebrar el anuncio de la independencia, quienes, ante los rumores de que el chapucero President optaba por lo segundo, gritaban sin cesar “Puigdemont traidor”, hasta que éste, frustradas sus expectativas totalitarias y tras retrasar tres veces su anunciada comparecencia para anunciar su definitiva decisión, se permitiera finalmente comparecer públicamente para aclararla al final: el Parlament decidiría al respecto. Finalizaba así una jornada caótica y vergonzante, mientras el Senado seguía tramitando el 155 y el conseller Santi Vila, el más crítico con la forma de pretender proclamar la independencia, dimitía de su cargo, evidenciando el malestar en el bloque independentista, que llegó a provocar una bronca mayúscula en la que Puigdemont dijo a Junqueras “si el problema soy yo, renuncio y te pones tú al frente”, pero el Vicepresident se negó a aceptarlo. Y mientras los radicales amenazaban con llevar el conflicto secesionista a las calles, los Mossos se disponían a quemar documentos “sensibles” del “procés” y del 1-O cuando la Policía intercepta la furgoneta para requisarlos, dándose cierta tensión entre ambos cuerpos durante el tiempo de espera para que llegara la orden judicial.
            Pero después de tan pintoresca jornada no le va a la zaga la jornada siguiente, la de ayer, con toda la atención mediática puesta en el Parlament, donde se decidía por fin el asunto de la DUI, y en el Senado, donde se decidía sobre la aplicación del 155 y los términos de su alcance. En el Parlament continuaba el chapucero esperpento totalitario independentista, donde Puigdemont no pronuncia palabra alguna ni al principio ni al final de la sesión (como si fuera mudo), haciendo caso omiso a las intervenciones de los portavoces de la oposición, que, ante la chapuza ilegal y antidemocrática que se pretende, abandona el Pleno y, sin ellos presentes, con medio salón de plenos vacío, sólo 70 diputados declaran, aprueban y proclaman finalmente la independencia, jactándose de que “constituimos la república catalana” y, para colmo, frente a otras resoluciones de la oposición rechazadas durante la sesión a brazo alzado, la proclaman insólita y cobardemente con voto secreto para evitar posibles imputaciones judiciales, conscientes los parlamentarios de la ilegalidad que estaban cometiendo, mientras la Mesa del Parlament, presidida por Forcadell y avisada por los servicio jurídicos del propio Parlament y, por tanto, consciente de la ilegalidad y la gravedad del asunto, permitía semejante felonía totalitaria como si nada. En el Senado, por el contrario, tras un amplio y razonado discurso de Rajoy, las pertinentes intervenciones de todos los portavoces de los grupos y el debate al respecto, se da vía libre al 155 con la aprobación por una amplísima mayoría absoluta de la Cámara (214 senadores, frente a 47) y se autoriza de forma legal y democrática al Gobierno y su Presidente, con el apoyo de PP, PSOE y Ciudadanos (Unidos Podemos, ERC, PNV y PDeCAT votan en contra) a que tome las medidas necesarias para atajar y acabar con la ilegal, ilegítima y antidemocrática declaración de independencia de Cataluña y con el golpe dado a la Democracia. Se ponía así fin al esperpéntico espectáculo independentista en dos actos a la espera de que el Consejo de Ministros dictase las medidas concretas a tomar, mientras grupos separatistas se concentraban ante la Generalitat para celebrar su recién proclamada República y anunciaban protestas para impedir la aplicación de la Ley, mientras en algunos Ayuntamientos se retiraban las banderas españolas y mientras la UE y los gobiernos de EEUU y Europa, así como otros de Sudamérica, apoyaban al Gobierno de España unánimemente y nadie reconocía a la recién proclamada República Catalana a pesar de los esfuerzos de Romeva por lograrlo. Ya Junqueras, antes del 1-O, admitió que la secesión era “inviable” (según una conversación telefónica previa al referéndum e intervenida a sus colaboradores), aunque siguiera engañando a los ciudadanos, como el resto de sus colegas totalitarios, diciéndoles que la nueva Republica de Cataluña quedaría dentro de la UE y gozaría de todos los parabienes, la realidad es otra, pues recién proclamada dicha república la propia UE sostiene que “ni reconoce, ni reconocerá” la independencia catalana. 
            Y tras la  inmediata celebración de un Consejo de Ministros extraordinario, pronto llegaba la respuesta concreta, despejando cualquier tipo de especulación malintencionada al respecto en el sentido de que la pretensión del Estado de Derecho y su Gobierno era humillar al pueblo catalán y restringirle su autogobierno. Nada más lejos de la realidad, pues las primeras medidas tomadas para descabezar el golpe, son bien claras y sencillas tras tomar el Gobierno, democrática y legalmente, el control temporal de la Autonomía autorizado por el Senado y en absoluta sintonía con la Constitución española; tales medidas, desveladas por Rajoy, pretenden restaurar lo antes posible en Cataluña la democracia, usurpada por sus actuales gobernantes soberanistas, y consisten en destituir a Puigdemont y todo su Govern totalitario en pleno, disolver el Parlament y convocar elecciones autonómicas en Cataluña para el día 21 de diciembre, a pesar de estar autorizado para convocarlas en un plazo máximo de seis meses. Y en este lapsus breve de tiempo (55 días) serán los distintos ministerios quienes gestionen las competencias de las consellerías homólogas. Sin duda alguna el Estado, a través de su Gobierno y en sintonía con la oposición nítidamente democrática, ha optado porque sean los catalanes quienes decidan sobre el futuro de su Comunidad Autónoma en el mínimo tiempo posible, asunto que podría haber posibilitado el ya ex President Puigdemont simplemente convocándolas él. Por supuesto, todo lo anterior queda al margen del ámbito judicial que habrá de resolver sobre las más que probables querellas, ya interpuestas o que puedan interponerse, por los gravísimos daños causados por los principales responsables de tan intolerable desaguisado, entre ellas la que Fiscalía prepara por rebelión contra la Mesa del Parlament, contra Puigdemont y contra todo su Govern; y que cada quien, tras apechugar con las consecuencias políticas con sus ceses, apechuguen también con las consecuencias civiles o penales derivadas de su más que nefasta gestión. Asimismo, gracias al pacto Rajoy-Sánchez-Rivera se procede al cierre de las “embajadas” catalanas y al control de los Mossos, cesando al Director General de los mismos.  
            Nada pues contra los catalanes, sino todo lo contrario. Todo contra sus gobernantes que decidieron ilegal e ilegítimamente actuar de forma antidemocrática al margen de la Constitución y contra el Estatut, es decir, al margen de todos los españoles, incluidos los catalanes. Y que conste que no se actúa contra ellos por su ideología independentista, que cualquiera puede seguir sosteniendo (¡faltaría más!), sino por su conducta delincuencial y antidemocrática. Que decidan pues los catalanes y que decidan tranquilos y esperanzados, sabiendo que el próximo Govern que elijan, soberanista o no (eso dependen de ellos), tendrá que gobernar para el interés general de todo el pueblo catalán y, en todo caso, dentro de la Legalidad democrática vigente, en el marco de la Constitución y del Estatut de Catalunya, garantes de los derechos y libertades de todos y cada uno de los ciudadanos.
Jorge Cremades Sena

jueves, 26 de octubre de 2017

HAY QUE TENER JETA



                        Después de estar deshojando la margarita sobre la comparecencia de Puigdemont en el Senado y hacerlo con absoluta intención de seguir choteándose de las instituciones democráticas del Reino de España (incluida la Generalitat de Cataluña), el President catalán decide a última hora no acudir a la Cámara Alta, donde se debate acerca de la aplicación del artículo 155 solicitada por el Gobierno de España, demostrando, una vez más, que el totalitario President no está por la labor de dialogar donde corresponde sino de seguir mareando la perdiz con el objetivo de imponer antidemocráticamente su santa voluntad y proclamar la independencia unilateral de Cataluña. Y, ante tan temeraria perspectiva, Junqueras asegura que no tienen más opción que proclamar la República de Cataluña de forma unilateral, mientras el secesionismo convoca a manifestarse contra la aplicación del 155, que pretende restaurar la democracia y la normalidad institucional en tierras catalanas. Y, como era de esperar, ante esta nueva vuelta de tuerca totalitaria, el PSOE vuelve a ponerse del lado del Gobierno, tras alejarse la posibilidad de que Puigdemont convoque elecciones, lo que para los socialistas sería suficiente gesto para aparcar la aplicación del 155, frente al criterio de PP y Ciudadanos que, a estas alturas del desafío, consideran que el límite está en garantizar la vuelta a la democracia sin ningún resquicio de dudas. Así liquidaba Puigdemont cualquier esperanza de regresar a la cordura democrática argumentando que no acudiría al Senado para hacer alegaciones porque “ya han decidido arrasar con el autogobierno en Cataluña”, como si no hubiera tenido demasiadas oportunidades para evitar la aplicación del 155, mientras los senadores independentistas de PDeCAT y ERC anunciaban acudir al amparo del Tribunal Constitucional, cuyas sentencias han pisoteado reiteradamente diciendo que no reconocen su autoridad, para que impida la aplicación del artículo. Hay que tener jeta, más que un cerdo con paperas, para burlarse así de tan Alto Tribunal, depreciándolo y desautorizándolo antidemocráticamente cuando sus resoluciones no son favorables a su locura independentista y acudiendo a él con la pretensión de que avale sus políticas totalitarias y les ampare en sus amenazas al Estado de Derecho, para, en caso contrario, alegar que es un tribunal politizado. Hay que tener jeta para amenazar con proclamar unilateralmente la independencia de Cataluña, frente al sentido común y el rechazo generalizado de cualesquiera instancias democráticas, tanto nacionales como internacionales, negándose a comparecer ante las Cortes Generales y a su vez apelar a aquellas instituciones con el único fin de seguir confundiendo a la ciudadanía y apelando a un victimismo inexistente, mientras Forcadell, la Presidenta del Parlament, se niega a que se vote la ruptura en la Cámara Catalana (sabe lo que se juega, si es que ya no se la ha jugado) y apela a la Asamblea de Electos; mientras los Comités de Defensa de la República, agitados por la CUP y la ANC, lanzan consignas para tomar las calles, como “tenemos que estar en primer línea para recibir las bofetadas”, según su manual de desobediencia; y mientras Fiscalía prepara una querella por rebelión, que abarcaría a todo el Govern, provocando que algunos consellers se estén pensando abandonar el barco si Puigdemont lo sigue llevando a la deriva. 
            Y con semejante jeta por parte del independentismo totalitario, no extraña que comiencen a iniciarse fenómenos y comportamientos determinados, entre ellos que Pablo Iglesias castigue a Bescansa por discrepar de su política sobre Cataluña ya que la cofundadora de Podemos sostiene que su secretario general no tiene “proyecto para España y sólo habla para los independentistas”; que se inicie un cisma en el secesionismo y consejeros, como Santi Vila, insten al President a rectificar, amenazando incluso con dejar el Govern que preside; que Albert Rivera ratifique por activa y pasiva que aplicar la Constitución “no es una opción, es una obligación”, frente a la socialista Margarita Robles que está a expensas de lo que decida Puigdemont al final; que comerciantes de barrios obreros catalanes manifiesten que “es como en la crisis, vendemos un 30% menos” mientras sigue la huida de empresas de Cataluña; que el historiador John Elliott sostenga que “en las escuelas catalanas se falsea la Historia desde los ochenta”; que CaixaBank afirme que su traslado a Valencia no es temporal y niegue que recibiera elecciones; que SEAT mantenga de momento su sede en Cataluña pero lo moverá si peligra “la protección jurídica” ya que “Europa es imprescindible”; que el Liceo pierda un 30% de ingresos en dos meses por la caída en venta de entradas en taquilla; o que los Mossos amenacen con una huelga de bajas médicas si se aplica el artículo 155. Por su parte en este oscurantista ambiente de incertidumbres, se especula sobre que el “ministro” de Rajoy para Cataluña sería un catalán de perfil técnico, mientras a Puigdemont le sale, además de Maduro, un inesperado valedor, pues el ministro de Exteriores de Osetia del Sur, satélite de Rusia, ha abierto una oficina de apoyo a los secesionistas… y es que, nada mejor para Putin si a la UE no le sonríen las cosas Pero, todo va a depender de hoy, en que se debate en el Senado el asunto del 155 y se especula de que en sesión del Parlament se haga lo propio sobre la declaración o no de la independencia. De lo que haga el President dependerá entre otras cosas el pacto PP-PSOE, ya que el Gobierno discrepa con el PSOE ya que una hipotética convocatoria de elecciones por parte de Puigdemont no evitaría el 155 que sería aprobado incluso sin el apoyo de los socialistas, viendo los populares “irrenunciable” el cese de Puigdemont y la vuelta a la legalidad, que no se restablece, a estas aluras, con una simple convocatoria electoral en estos momentos. Así el Govern roto entre elecciones y la DUI , Junts pel Sí resquebrajado entre PDeCAT y ERC, y la CUP con la movida callejera presionando para que se proclame ya la República de Cataluña…puede pasar cualquier cosa. Y Puigdemont, si es maestro en algo, lo es en hacer trampas. ¿Cuantas más estamos dispuestos a soportar?
            En cuanto a otros asuntos citar que la fiscal de Gürtel concluye que hay pruebas “abrumadoras” de la “caja B” del PP y que Ana Mato se benefició de la trama, de la que Bárcenas logró ocultar más de cuatro millones, por lo que la Abogacía del Estado pide una sentencia que infunda “miedo” a quien quiera pagar sobornos en lo sucesivo; que Rodríguez Sobrino entrega 2´8 millones de comisiones del Canal ocultos en Suiza y Panamá; que los jubilados perderán un 30% de su poder adquisitivo, pues el FMI prevé una caída paulatina de la capacidad de compra de los españoles durante todo su retiro.  
            Y, mientras los sirios inician el camino de regreso ya que el alto el fuego permite la vuelta de 31.000 exiliados en seis meses, Xi Jinping se convierte en el líder
Más poderoso de China desde Mao por lo que su “pensamiento” se estudiará en los colegios al ser incluido en la Constitución.
Jorge Cremades Sena

martes, 24 de octubre de 2017

NO VALEN MÁS TRAMPAS



                        Nadie podrá negar a estas alturas del “procés” independentista diseñado por el Govern de Cataluña que, desde su inicio, está basado en mentiras históricas para justificarlo y en más mentiras y trampas presentes para alimentar su desarrollo día a día. En efecto, ni hubo jamás un periodo histórico en que Cataluña gozara de independencia (siempre formó parte del Reino de Francia, de la Corona de Aragón o del Reino de España); ni España roba a Cataluña (es parte de España y como tal participa en todos los procesos financieros y de cualquier otro tipo como el resto de territorios españoles); ni existe jurídicamente el genérico derecho a decidir sin especificar qué, (ya deciden qué, y sólo qué, en cada momento en los diversos procesos electorales legales, ya sean locales, territoriales o generales), término confuso que utilizan malintencionadamente para enmascarar lo que realmente pretenden, el derecho de autodeterminación (no aplicable a la realidad catalana y por tanto no aceptable como tal por la comunidad internacional para el caso); ni los catalanes están oprimidos o cercenadas sus libertades (gozan del mayor autogobierno de toda su historia y en uno de los Estados, España, más descentralizados del mundo); ni una independencia unilateral, ilegítima e ilegal sería aceptada y reconocida por la comunidad internacional, ni, obviamente, por la UE, de la que quedaría excluida tal como han dejado claro sus dirigentes; ni tantas y tantas otras falacias vendidas irresponsablemente por el Govern y aprobadas ilegítimamente por el Parlament al margen del Estado de Derecho. Por todo ello, cueste lo que cueste, una vez llevado el desafío totalitario al borde del precipicio, obligando al Estado a poner en marcha el artículo 155 de la Constitución, tan constitucional como los demás por excepcional que sea su aplicación, ya no cabe marcha atrás (ocasiones ha tenido Puigdemont y su Govern para evitarlo) y llevan toda la razón quienes, como el Gobierno, defienden que no valen “más trampas” y que, por tanto, no basta sólo con convocar autonómicas a estas alturas y aquí no pasa nada, salvo que la Generalitat vuelva a la “legalidad total” pues el daño ya causado no sólo debe ser reparado artificialmente sino que además se ha de garantizar de cara al futuro una certidumbre, necesaria en cualquier Estado de Derecho, de que no volverán a repetirse ni tolerarse comportamientos totalitarios a quienes gobiernen las diversas instancias territoriales, ya sean de cualquier ideología, independentista o no, y que, si delinquen actuando al margen de la Legalidad, deben apechugar, como cualquier otro hijo de vecino, con las consecuencias civiles y penales que diriman los tribunales de Justicia. Ya no valen más trampas ni mentiras, la aplicación del 155, por compleja y difícil que sea, ni pretende anular la autonomía de Cataluña, ni de ninguna otra; ni menosprecia o humilla al pueblo catalán, ni a ningún otro; ni es un gesto autoritario contra nadie… simplemente, como sucede en todos los Estados democráticos del mundo, pretende restaurar la normalidad democrática allá donde sus gobernantes la han atropellado sistemáticamente, como han hecho los actuales gobernantes de Cataluña, únicos responsables de lo que suceda.
            No valen más trampas ni mentiras para desacreditar la aplicación del 155 por su carácter insólito y excepcional (no aplicado jamás en nuestra democracia) ocultando que lo insólito, excepcional e intolerable es la deriva totalitaria del Govern de Cataluña y que, justo para atajar estos comportamientos antidemocráticos, es para lo que el artículo, copiado casi literalmente de la legislación de Alemania (territorio y pueblo desgraciadamente víctima de atroces gobernantes totalitarios en el pasado y curada de espanto para pretender evitarlo en el futuro), se incluyó en la Constitución Española de 1978. Y restaurar la normalidad democrática pasa porque los gobernantes acaten la legalidad democrática vigente y cesen a los altos cargos que no estén dispuestos a acatarla, como es su obligación. Por tanto los gobernantes democráticamente legitimados tras la aplicación del 155 con carácter temporal y transitorio, habrán de actuar en consecuencia y no debiera ser motivo de discusión alguna desde un prisma democrático, que dichas autoridades desmonten la nueva agencia tributaria ilegal de Cataluña; que acaben con la red de asesores del separatismo (un entramado integrado por trescientos cargos nombrados “a dedo”, cuyos sueldos suman 23´6 millones anuales); que releven a Trapero por otro mosso dispuesto a someterse con claridad meridiana a la legalidad democrática vigente; que se nombre o no un mando único para aplicar el artículo 155 o se tome cualquier otra decisión al respecto; que se acabe con el ejército de enchufados del secesionismo, unos 25.000 interinos colocados en plena crisis económica; que se cierren las “embajadas” políticas de Romeva; y que se tomen otra serie de medidas necesarias para volver a Cataluña a la normalidad democrática, incluidas las tendentes a normalizar la objetividad e imparcialidad en los medios públicos de comunicación como TV3. Ahora toca pues que cada palo aguante su vela y que Puigdemont, máximo responsable de esta situación, asuma sus responsabilidades: si quiere, por fin, comparecer ante el Senado (hasta ahora no lo ha hecho), que comparezca; si quiere convocar elecciones autonómicas, que las convoque; y si quiere declarar la independencia unilateral de Cataluña, que la declare. Sólo la plena restauración de la legalidad democrática en Cataluña paralizaría la aplicación efectiva del artículo 155 y me temo que ésta ni siquiera quedará restaurada ipso facto ni con la aplicación del 155, pues todo va a depender de las decisiones electorales que tomen los catalanes en las próximas elecciones autonómicas, ya sean convocadas por Puigdemont o por Rajoy. Y, de momento, según NCReport, el actual bloque soberanista perdería la mayoría absoluta: ERC ganaría los comicios con el 24´6% de votos y 41 escaños, seguido por Ciudadanos con el 19´2% y 26, PDeCAT con el 12´1% y 18, PSC con el 13´1% y 17, CSQP-Podemos con el 11´4% y 14, PP con el 10´5% y 13, y CUP con el 5´6% y 6; pero, aunque sólo se trate de sondeos, lo cierto es que, en caso de darse estos resultados, la última palabra en el próximo Parlament la tendrían los podemitas de Cataluña Si Que es Pot que recogerían el relevo de la CUP en las decisiones sobre el futuro de Cataluña… algo es algo, pero, ya ven, nada para echar cohetes, salvo que los catalanes finalmente decidan despejar más claramente el horizonte sobre el futuro que desean.
            Nadie dijo que desactivar un golpe de Estado fuera tarea fácil, todos tienen un cierto soporte social y éste, propiciado por los independentistas, lo tiene igualmente. Pero lo inaceptable es que algunos, que se llaman demócratas, apelen a dicha dificultad para oponerse a la aplicación del 155 y sigan hablando de inútiles diálogos con los golpistas, de ilegales referéndums pactados y otras pintorescas propuestas por el estilo que, en el fondo, suponen una claudicación ante los golpistas. Sólo la estricta aplicación de la Constitución y de las leyes emanadas de ella podrá afianzar la fortaleza del Estado de Derecho. Entretanto, el Govern asegura que “no está sobre la mesa” convocar elecciones ahora, crece la presión sobre Puigdemont para que aproveche su última oportunidad y no empeore más aún la situación, aumentan en Cataluña las denuncias de odio desde el triste 1-O, surgen las primeras grietas entre los socialistas por el apoyo de Sánchez a Rajoy (cuando de lo que se trata es del apoyo al Estado de Derecho, no a Rajoy), y se especula con que Rajoy y Puigdemont se verán las caras en el Senado, donde el President parece estar dispuesto a comparecer finalmente para presentar las alegaciones que considere oportunas sobre la aplicación del 155, mientras ERC, PDeCAT y CUP no llegan a ningún acuerdo para votar la DUI en el Parlament.   
            En cuanto a otros asuntos se refiere cabe citar que Anticorrupción pedirá imputar a Gallardón por el fraude del Canal, atribuyéndole Fiscalía los delitos de malversación de fondos públicos, prevaricación y falsedad documental; que, según la fiscal, Gürtel hizo del soborno al PP “un modo de vida”; que Bárcenas ocultó pagos de medio millón en casa del gerente de Aguirre, afirmando Hacienda que se realizaron con dinero negro, lo que agrava los delitos fiscales del ex tesorero; que Carmena da contratos por 472.000 euros a la cooperativa fundada por Rafael Mayoral, diputado de Podemos, y desde la entidad sostienen que dejó la compañía hace tres años; y que se inicia el juicio contra Sergio Morate por el doble asesinato de Cuenca en medio de la indignación de los familiares y amigos de las víctimas.
            Y en el exterior destaca que la victoria electoral de Abe permitirá a Japón tener un ejército convencional y eleva la tensión con Corea del Norte; que Macri arrasa electoralmente en Argentina mientras el peronismo de Kirchner se complica su futuro; que la OMS sucumbe a las duras críticas por el nombramiento del presidente de Zimbabue y le quita el puesto de embajador a Mugabe; que los referendos de Lombardía y Véneto sacuden el tablero electoral italiano y abren la vía para tener más poder; y que la FIFA elige a Cristiano Ronaldo como mejor jugador del mundo de la temporada pasada.
Jorge Cremades Sena