viernes, 22 de diciembre de 2017

GANA ARRIMADAS, PERO…



                        Ya no son encuestas, sino resultados; ya no valen especulaciones, sino realidades; ya no valen mentiras, sino verdades. Las elecciones autonómicas, que no otra cosa, en Cataluña, con una masiva participación ciudadana del 81´9% de votantes, no como en el paripé del 1-O, ha dado los siguientes resultados: las gana Ciudadanos con el 25´4% de los votos y 37 escaños, seguido de JxC con el 21´7% y 34, ERC con el 21´4% y 32, PSC con el 13´9% y 17, CATCP con el 7´4% y 8, CUP con el 4´4% y 4, y el PP con el 4´2% y 3. Por tanto, en términos objetivos Arrimadas ha ganado las elecciones catalanas, tanto en porcentaje de voto como en escaños, pero el independentismo, aun retrocediendo en votos y en escaños respecto a 2015, ha conseguido mantener una mayoría ajustada en el Parlament. Otro dato concreto y objetivo, incuestionable por tanto, es que el 52´5% de votantes catalanes (exactamente 2.190.461 catalanes) han optado por opciones no independentistas (C´s, PSC, CATCP y PP), logrando 65 escaños, frente al 47´5% (exactamente 2.046.710 catalanes) que han optado por fuerzas independentistas (JxC, ERC y CUP), logrando 70 escaños en el Parlament (misterios de la ley electoral), lo que supone que el independentismo es minoritario en términos ciudadanos y mayoritario en términos parlamentarios. Es lo que, para bien o para mal, han querido libremente los catalanes y ahora toca apechugar con las consecuencias. La agridulce victoria histórica de Arrimadas (por primera vez un partido no nacionalista vence en las autonómicas catalanas), que aumenta 12 escaños, es insuficiente para dar un giro copernicano a la gobernabilidad de Cataluña debido al descalabro del PP, que pierde 8 escaños, a los malos resultados del PSC, que sólo gana un escaño, y a los de CATPC , que pierde tres. Por su parte, Puigdemont, que supera a Junqueras en votos y escaños, logrando entre ambos 66 diputados, cuatro más que los logrados juntos en la coalición Junts pel Sí, sostiene el separatismo pese al descalabro de la CUP, que pierde 6 escaños. Y mientras queda constancia de una sociedad catalana muy polarizada, por más que los independentistas quieran hablar de un pueblo único que opta por el independentismo, que no gana en votos, ahora cabe preguntarse si la CUP va a mantener la apuesta por la ilegal unilateralidad independentista como condición para conformar un Govern presidido por Puigdemont; si JxC y ERC, que ya no necesitan tanto a la CUP, abandonarán la unilateralidad, siendo conocedores de las consecuencias jurídicas que ello comporta; y si Puigdemont está dispuesto a venir a España, sabiendo que puede ser encarcelado, para ser investido como President con el apoyo de ERC. De momento, el ex President, parece seguir enrocado en la mentira y empecinado en sus ensoñaciones independentistas, afirmando desde Bruselas que “la República catalana ha ganado a la Monarquia del 155”, lo que es totalmente incierto, mientras desde ERC, que se comprometió a apoyar a la lista independentista más votaba cuando pensaban que le ganarían a JxC, manifiestan estar dispuestos a cumplir su palabra y, por tanto, a apoyar a JxC, diciendo sibilinamente que esperan a que Puigdemont venga a España para investirlo. Toca pues esperar acontecimientos en estos días para despejar las incógnitas, que no son pocas, sobre el futuro inmediato de Cataluña.
            Atrás quedan las especulaciones demoscópicas sobre la lucha entre Ciudadanos y ERC  por hacerse con el triunfo (es obvio que ganó Ciudadanos); atrás las palabras de Sánchez afirmando que el bloque constitucionalista tenía la obligación de entenderse (es obvio que no se entendieron y que Iceta llegó a proponer un indulto para los presos independentistas); y atrás las veladas rivalidades entre Puigdemont y Junqueras (el vicepresidente llegó a insinuar que por coherencia estaba en prisión y que apechugaba con las consecuencias), que ahora son manifiestas. La turbulenta campaña electoral ha terminado. Era cierto, como decía Arrimadas, que los constitucionalistas “tenemos la oportunidad histórica de ganar al separatismo” rechazando que Iceta fuera el voto útil y advirtiendo de que pactar con Esquerra significaría eternizar el “procés”; su claridad anti-independentista ha fagocitado al PP en Cataluña y las absurdas ambigüedades calculadas del PSC y de Podem han quedado en aguas de borraja. Existía la oportunidad histórica de derrotar al independentismo y en número de votos se ha conseguido, aunque no en escaños, lo que permite a los soberanistas conformar un Govern, pero no les legitima para sostener que el independentismo unilateral es lo que quiere el pueblo de Cataluña. Pero con toda seguridad los golpistas totalitarios del independentismo unilateral seguirán mintiendo y ensuciando la democracia en España, incluida Cataluña, tal como hicieron durante la campaña sembrando sombras de duda sobre la limpieza del escrutinio, tal como se desprende de las instrucciones de ERC a sus apoderados para la jornada electoral (“si la mesa no se aclara con el recuento, haremos que cuadre”, “si en una papeleta pone -Arrimadas guapa- es un voto nulo; si en otra se ha escrito -libertad presos políticos- hay que defender su validez; “legalmente no podemos participar en el escrutinio pero el presidente de la mesa puede ser tu vecino o el frutero, si os ofrecéis…”), incitando a todo tipo de marrullerías y chanchullos para sacar ventajas que es a lo que están acostumbrados. Y atrás quedan, entre otros, los insultos y coacciones por parte de los golpistas soberanistas a Arrimadas llamándola “fascista” en la jornada de reflexión mientras paseaba con su marido, así como una presión separatista insoportable contra los demócratas hasta en las puertas de los colegios, algunas llenas de lazos amarillos como símbolo de petición de libertad para los políticos presos, que no “presos políticos”, por haber cometido presuntos graves delitos contra el Estado de Derecho democrático, quienes, candidatos o no, diputados electos o no, tendrán que responder ante los Tribunales de Justicia por sus presuntas fechorías, al igual que responde de las suyas cualquier otro hijo de vecino. Y es que los matones totalitarios suelen proceder de esta forma de cara a unas elecciones legales, libres y con garantías, totalmente diferentes a la esperpéntica jornada del 1-O, que espero no volverán a repetir, en la que sin censo, sin mesas electorales legalmente constituidas, sin Junta Electoral y sin garantía democrática alguna se podía votar varias veces y donde cada uno quisiera. Y todo ello en una jornada electoral en la que 15.000 policías fueron movilizados para vigilar y evitar altercados, que afortunadamente no se produjeron, en tanto que el CNI establecía un plan para blindarla ante los presuntos ciberataques, cuya principal amenaza era que trataran de alterar los datos provisionales para deslegitimar el resultado definitivo, mientras la injerencia rusa en Cataluña llegaba incluso al Parlamento británico, que investiga si hubo un patrón común en la crisis catalana y en el brexit. Entretanto, la inversión extranjera en Cataluña cae un 75% en 2017 por culpa del ilegal procés, en tanto que Madrid supera el PIB catalán y atrae un 400% más de capital exterior. Son datos concretos, como los resultados electorales, y no meras especulaciones, por más que algunos, los de siempre, pretendan seguir vendiendo la burra a los ciudadanos, entendiendo que semejante estrategia les da resultado positivo, mientras desde el sentido común y democrático de lo que se trata es de saber si en estas elecciones autonómicas tan controvertidas tratarán unos y otros de superar la etapa del ilegal procés que tanto daño está causando especialmente a todos los catalanes y por tanto al resto de españoles.
            Por lo que se refiere a otros asuntos, que también los hay, cabe citar que Europa decide que Uber es una empresa de transporte y no de Internet, decisión que amenaza el futuro de todas las plataformas digitales, y por tanto debe operar como los taxis; que los alcaldes de Podemos afrontan la contestación interna mientras las ciudades más importantes sufren una inestabilidad crónica; que el TC rechaza que las CCAA puedan dar sanidad a los “sin papeles”; que Carmena tiene difícil aprobar los Presupuestos y tiene diez días para gastar los 275 millones liberados tras el pacto con Montoro; que Cebrián da el relevo a Polanco como nuevo presidente de Prisa; que se piden 119 años al líder de Ausbanc por chantajes como el de la Infanta; que los testigos corroboran que el “okupa” Lanza mató a su víctima por llevar tirantes con la bandera de España; que el Gobierno consigue un acuerdo con los agentes sociales pactando subir el salario mínimo a 850 euros en tres años en 2020, es decir un 20% que comenzará con un 4% inmediatamente; que España no quiere que el brexit lleve a cambios en Gibraltar; que un juzgado suspende la huelga de vigilantes para “evitar el caos” en Barajas; y que la Real Acadeia Española admite una nueva lista de palabras polémicas como “cliqueo” o “buenismo”, por ejemplo, que ya forman parte del vocabulario español de forma imparable. Y todo ello mientras la UE castiga a Polonia por violar el Estado de derecho y activa sanciones  por controlar la Justicia, entre ellas el protocolo para retirar el voto a Polonia a causa de la deriva autoritaria del gobierno polaco, que obliga a la UE a poner en marcha el art. 7 del Tratado.  
Jorge Cremades Sena

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