Es
lo que suele pasar tras un debate político televisivo, pues ninguno de los
partidos participantes reconoce que su líder perdió, sino que fueron los demás
los perdedores, con lo que globalmente todos ganaron y a la vez todos perdieron
según de dónde proceda la evaluación al respecto. Y si en vez de un debate hay
dos, consecutivos y con los mismos protagonistas, como es el caso, las pérdidas
y ganancias se multiplican por partida doble obviamente, con lo que, al final,
en vez de hacer especulaciones, mejor quedarse con los titulares de los
principales medios, quienes, a su vez, aportarán a la opinión pública su
visión, también parcial y sesgada, al respecto. Sobre el primero de los
debates: “Sánchez salva el debate y Rivera no logra imponer el tema catalán”
(Casado pierde la oportunidad de mejorar las opciones del PP, mientras Iglesias
recupera protagonismo y reivindica el valor de la Constitución); “Sánchez
naufraga en el primer asalto televisivo” (Rivera gana un debate en TVE en el
que logra, con Casado, acorralar al candidato socialista, que no aclara si
indultaría a los presos ni si volverá a pactar con los independentistas);
“Rivera desafía a Casado y ambos baten a un Sánchez desarbolado” (Sánchez queda
al borde del KO en el debate sobre Cataluña y rechaza de nuevo aclarar si
indultaría a los presos del procés; Rivera sorprende con una ofensiva para
disputar el voto al PP y, mostrando una foto de Rato, dice “su milagro
económico está en la cárcel”; Casado opta por un tono sin agresividad, excepto
en el tema territorial, manifestando “Sánchez ofrece indultos a cambio de
escaños”; e Iglesias, desdibujado, exhibe complicidad con Sánchez y sólo le
hostiga cuando le pide que aclare si pactará con Rivera); “Todo al segundo
round” (los candidatos evitan el cuerpo a cuerpo en el debate de TVE a la espera
de la cita decisiva en Atresmedia; no hubo ganador y no se mencionó de forma
explícita a Vox; Casado apuesta por un perfil institucional y cerca al
presidente con “¿va a decirnos si indultará a los golpistas”; Sánchez evita
debatir y se muestra incómodo con Cataluña, “no puede haber una negación
preventiva del indulto”; Rivera se adueña del cara a cara con un tono bronco
contra todos y pregunta “¿dimitiría usted si hay condena por los ERE?”;
Iglesias blande la Constitución que despreció, adopta perfil serio y exige al
PSOE que aclare “si pactará con Ciudadanos”). Y sobre el segundo debate:
“Guerra abierta por el liderazgo en la derecha en el último debate” (Casado y
Rivera se lanzan a un cuerpo a cuerpo por el voto, mientras Sánchez e Iglesias
consolidan su acuerdo y dominan el encuentro); “Sánchez pierde un debate a su
medida” (Casado y Rivera se imponen pese a un formato claramente favorable al
candidato socialista que dejó aparcadas hasta el final Cataluña y la unidad de
España); “La trifulca entre Sánchez y Rivera da vuelo a Casado” (el presidente
embarra el debate y anuncia que no quiere acuerdos con Rivera: “yo no he
pactado con independentistas, eso es mentira, es una falsedad”; Rivera vuelve a
emplear un tono agresivo para atacar a Sánchez y Casado: “no queremos un
presidente que nos venda a todos y sea capaz de indultar”; Casado ocupa un
espacio más central y carga contra Sánchez por Cataluña: “no se puede blanquear
a terroristas y separatistas por un puñado de escaños”; Iglesias evita la
bronca y auxilia a Sánchez en su enfrentamiento con Rivera: “a la gente que le
vota a usted no le gusta que sea maleducado y tan impertinente”); “Casado crece
ante Sánchez” (el líder del PSOE queda desdibujado frente a la presión del
bloque de derecha y el papel institucional de Podemos; Casado remonta el primer
debate y acorrala al presidente: “es el rehén de los que quieren romper
España”; Iglesias mantiene el tono moderado y siembra desconfianza en el PSOE:
“cuando gobiernan solos no cumplen”; Sánchez intenta despejar las dudas sobre
futuros pactos: “no está en mis planes pactar con Ciudadanos”; Rivera
sobreactúa en su ataque contra todos y recurre al “tesisgate” con Sánchez: “le
voy a regalar un libro que no ha leído”, entregándole la polémica tesis del
Presidente). Así destacan los principales medios lo que sucedió en sendos
debates, vendidos a la opinión pública como decisivos de cara al inminente
28-A.
La
realidad es que, quienes sí tuvimos la paciencia y la curiosidad de seguir
ambos debates en su totalidad y en directo, para no quedar condicionados por
esta información sesgada y encorsetada de los medios, tanto escritos como
radiofónicos o televisivos (es obvio que hoy todo el interés mediático pivota
sobre ello), podríamos concluir que, en términos generales, no hubo meteduras
de pata de cierta envergadura, lo que, obviamente, beneficia a quien, según las
encuestas, va a ganar las elecciones, y que, como era de esperar, no iba a
haber un indiscutido vencedor, con lo que sería temerario vaticinar en qué grado
ha podido influir sobre los indecisos para que se decidan por su voto. Ni
Sánchez desveló si indultará o no a los líderes del secesionismo si son
condenados; ni aclaró si aceptará otro Gobierno Frankenstein, calificado así
por Rubalcaba; ni si pactará con Ciudadanos; ni en qué consiste su España
plurinacional (de momento camuflada en campaña)….a pesar de las demandas hechas
por sus contrincantes, incluido Iglesias que quería despejar que, aunque dieran
los números, no formaría un gobierno PSOE-Ciudadanos, según él, de derechas,
como ya pretendió anteriormente. Así las cosas, los indecisos tendrán que
apostar al final según su propia intuición sobre los acuerdos de gobernabilidad
postelectorales, sobre lo que venga después. Entretanto, Ábalos, eufórico,
sostiene que “la derecha celebra sus primarias para elegir líder el 28-A”;
Rivera manifiesta “prefiero un gobierno sin Vox que respete las libertades
civiles”; Feijóo declara “somos la alternativa frente al socialismo y al
nacionalismo”, pues “la derogación de la Constitución en el programa electoral
del PSOE es un hecho, una nación es una”; y Abascal remata afirmando “no
descarto que el PP se disuelva tras el 28-A, como la UCD”…..por su parte el
nacionalismo y secesionismo apuesta indiscutiblemente por que gane el PSOE
sanchista.
De
entrada, mientras PP y Ciudadanos se aferraban a los debates, peleándose entre
ellos, para intentar una remontada, bastante incierta, los últimos sondeos que
se podían publicar antes del 28-A dan su veredicto. Según GAD3, ocho millones
de indecisos pueden evitar otro gobierno Frankenstein, ya que a Sánchez le
basta con Podemos y ERC, mientras el centro-derecha confía en el 33% que no
tiene decidido su voto, pues el PSOE ganaría las elecciones con el 31´5% de
votos y entre 134-139 escaños, seguido de PP con el 20´1% y 81-86, Ciudadanos
con el 13´9% y 42-44, Vox con el 11´4% y 30-32, Podemos con el 121% y 27, y
Otros con el 11´% y 29. Según NCReport, la división en la derecha da el
Gobierno a Sánchez, pues, aunque el bloque de la derecha PP-Cs-Vox suma más
votos que el bloque de la izquierda PSOE-UPodemos, no lograría la mayoría
absoluta en escaños y el PSOE, que ganaría las elecciones, podría reeditar su
pacto de la moción de censura, aunque más de 7´2 millones dudan todavía sobre
su voto (dos millones entre Casado y Rivera); los socialistas suben ocho
diputados en Andalucía y ERC casi triplica a JxCat, mientras los de Abascal
sólo lograrían representación en nueve provincias, ninguna en la España vacía,
donde sus votos no se traducirían en escaños. Y, según SigmaDos, los votantes
del PSOE rechazan pactar con los independentistas, pues el 72% de los
socialistas veta el acuerdo con el separatismo que podría necesitar Sánchez
para seguir en Moncloa; los electores de Ciudadanos quieren una coalición con
el PP, pero más de la mitad está en contra de que Vox entre en el pacto; ERC
concentra casi todo el voto soberanista en Cataluña ante la debacle del partido
de Puigdemont y con el PSC en alza. Así está el ambiente político mientras el
ex Conseller Jordi Jané admite que dimitió porque se vio venir el 1-O,
reconociendo en el Supremo, junto a otros dos consejeros, que su salida del
Govern fue a causa de no estar de acuerdo con la vía unilateral emprendida, y
“si se daba esta situación de no acuerdo, prefería no continuar”, por lo que
fue sustituido como Conseller de Interior por el actual acusado Forn.
Por
lo que respecta a otros asuntos cabe citar que España se ahorra 82.000 millones
en intereses con las políticas de Draghi; que el Estado pierde ya 438 millones
en el “Plan E” de la industria; que Bruselas corrige a la baja el déficit de
España y lo sitúa en el 2´5%; y que la poeta uruguaya Ida Vitale, con una
lección de humildad y sabiduría, recibe el Premio Cervantes de manos de Felipe
VI, quien manifiesta que “el afán de universalidad del español anula las
diferencias” y reivindica nuestro idioma “como manifestación de unidad”.
Y del exterior, destacar que el cómico antisistema
Zelenski arrasa en las elecciones de Ucrania y, sin experiencia política
alguna, se impone de forma aplastante a su rival, el veterano Poroshenko, quien
se apresura en reconocer la derrota; que EEUU eleva la presión a Irán y
sanciona la compra de su petróleo, llevándole a su máximo anual; que una
movilización masiva por el clima toma la calle en Londres; que la OMS lanza en
África la primera vacunación masiva contra la malaria; que Macron baja los
impuestos para poner fin a la crisis de los “chalecos amarillos”; y que una
oleada de ataques terroristas en cadena (ocho explosiones en iglesias católicas
y hoteles de lujo) en Sri Lanka deja el trágico balance de más de 300 muertos
(entre ellos una joven pareja de españoles), sembrando de terror el Domingo de
Resurrección, y, mientras el país culpa a islamistas locales apoyados por el
exterior (al final los ataques son reivindicados por el ISIS), se conoce que la
policía alertó dieciocho días antes del ataque……¿no se pudo hacer nada más para
intentar evitarlo?, esa es la cuestión.
Jorge Cremades Sena
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