Con la mitad de los
catalanes en casa y la otra mitad en las urnas se votó en Cataluña en
condiciones excepcionales y, obviamente, ganó la abstención pues sólo votó el
53´4% de los ciudadanos (25 puntos menos que en 2017 en que votó el 79%) en
medio de un aluvión de excusas para no formar parte de las mesas electorales,
con lo que inevitablemente perdió la democracia. Los resultados, que no dejan
lugar a dudas, han sido los siguientes: PSC 23% de votos y 33 escaños (16 más
que en 2017), ERC 21´3% y 33 (+1), Junts 20´1% y 32 (-2), Vox 7´7% y 11 (+11),
CUP 6´7% y 9 (+5), En Comú Podem 6´9% y 8 (=), Ciudadanos 5´6% y 6 (-30), y PP
3´9% y 3 (-1). Además, gracias al voto más movilizado y concienciado del
secesionismo (la abstención siempre favorece a las opciones más activistas, que
se desmovilizan menos), la opción independentista se refuerza pese a la
victoria histórica del PSC (ni Maragall había logrado ser primera fuerza en
votos y escaños) pues los independentistas (CUP, ERC, JxCat y PDCat, éste no
consigue escaño) suman un 51% de votos y 74 escaños, frente al 47´5% y los 70
de 2017, frente a los constitucionalistas (PSC, ECP, Ciudadanos, PP y Vox) que
alcanzan el 48´2% y 61, frente al 51´2% y los 65 actuales. También cabe
destacar que en el mundo secesionista ERC es el partido más votado del
nacionalismo por primera vez desde 1936, ganándole el pulso a JxCat, y que, en
el mundo constitucionalista, tras la victoria del PSC, Vox irrumpe como cuarta
fuerza política con once escaños en el Parlament y hunde a PP y Ciudadanos,
especialmente a los naranjas que se dan un batacazo morrocotudo al perder nada
menos que treinta escaños y pasar de ser primera a penúltima fuerza política en
Cataluña. Por tanto, el codiciado “efecto Illa” le ha funcionado relativamente
a Sánchez (era de esperar con el relevo del amortizado Iceta y el declive de
los de Arrimadas) pues ERC, Junts y la CUP están en condiciones de reeditar un
Govern secesionista, tan inútil y obsoleto como el actual, si tenemos en cuenta
que, en plena campaña, decidieron suscribir un documento de “cordón sanitario”
a Illa, quien, por otro lado, prometía que no negociaría ni gobernaría con los
separatistas, aunque no vendría nada mal al presidente Sánchez un acuerdo
PSC-ERC-ECP, el tripartito que daría estabilidad tanto al Gobierno central como
al Govern autonómico. Illa, no obstante, asegura que está legitimado para
presentarse a la investidura y anuncia precipitadamente que lo hará, mientras
Aragonés, que no renunciará a la presidencia del Govern tras “sorpassar” a
Junts, quiere un “frente amplio” y su jefe, Junqueras, a quien Fiscalía pedirá
volver a la cárcel tras los comicios (sólo en este país se concibe dejar salir
a los políticos presos para que hagan campaña electoral en libertad), presiona
con el ilegal referéndum catalán de autodeterminación tras superar el
secesionismo el 50% de los votos (si ya lo hacía cuando no lo superaban,
imagínense ahora). En definitiva, con los resultados en la mano y a la espera
de negociaciones para gobernar, podríamos concluir que gana el PSC, gana Illa,
pero manda ERC, manda Junqueras y compañía, pese al éxito indiscutible de los
socialistas, mientras PP y Ciudadanos, “sorpassados” por Vox, quedan inmersos
en una grave crisis que habrán de afrontar en el futuro inmediato. Atrás quedan
las promesas electorales, el “pacto anti-Illa”, los vetos y los bloqueos, la
pugna ERC-Junts o PP-Cs-Vox (batallas parciales de trascendencia relativa)…..ahora
toca conformar un Govern o repetir elecciones. Cataluña se jugaba en las urnas
superar una década de fracturas y enfrentamientos, pero tan alta abstención,
que es la que lamentablemente ha ganado, deja las cosas en la misma nebulosa,
con lo que al final es la democracia la que, de momento, ha perdido, pues media
Cataluña, desmovilizada y asustada, ha decidido quedarse en casa, optando por
el silencio y la indefinición, lo peor que puede pasar en un sistema
democrático.
Mientras tanto, buena parte de diplomáticos acusa a
Iglesias de ayudar a quienes dañan a España, pues se ha desatado un “profundo
malestar” en el servicio exterior por los ataques del Vicepresidente a la
calidad del Estado de Derecho, considerando que “lo peor es la utilización que
Puigdemont y sus abogados harán de sus afirmaciones en ámbitos internacionales”
y avisando de que destroza el trabajo realizado para contrarrestar el cínico
discurso secesionista de la “represión” y de los “presos políticos” en
Cataluña. Y es que con amigos como Iglesias, España no necesita enemigos. No en
vano doscientas personalidades, entre ellas ex cargos del PSOE, piden la salida
de Pablo, mientras Podemos arremete contra Robles por reivindicar y defender
que España es una “democracia plena”. Pero Iglesias descarta su cese y avisa de
que mantendrá su pulso en el Gobierno pues la tensión constante no es una
estrategia de campaña sino un plan para reflotar el partido, afirmando en los
últimos días que “esta semana hemos pasado del todos contra Illa, al todos
contra Podemos”, mientras ministros del PSOE apuntan a una limitación de las
funciones de Iglesias para contenerle de una vez por todas. Sin embargo Sánchez
da la callada por respuesta, mientras el Senado sigue esperándole, pues lleva
tres meses sin someterse al control de la Cámara Alta, bloqueando el Gobierno
139 comparecencias de altos cargos.
Por cierto, hablando de Podemos, la
UDEF destapa cómo Neurona devolvía dinero al partido, una presunta financiación
irregular, ya que la Policía halla el rastro de las subvenciones electorales,
por el que la empresa pantalla reformaba cantidades en metálico a través de
transferencias a cajero. Por su parte Monedero, el cofundador de Podemos,
percibió dinero de programas de televisión, tertulias, clases universitarias y
asesorías a empresas por unos 180.000 euros en 2019, apuntándole el juez por
cobrar 26.000 euros con una factura falsa y no declararlos, creyendo el
instructor que la confeccionó “ad hoc” porque el abono fue cuatro semanas antes
del contrato entre el partido y la empresa. Monedero, que va dando lecciones de
moralidad por las tertulias televisivas, anda de nuevo bajo sospecha como
comisionista de Podemos, al constatar el juez indicios de financiación ilegal y
blanqueo en el partido, por lo que cree que Monedero hizo al menos una factura
falsa para encubrir su comisión por el contrato con Neurona, cobrando 30.000
dólares y argumentando que lo hacía por “300 horas de consultoría presencial”,
cuando ya en 2013, coincidiendo con la fundación del partido, recibió 425.000
euros que ocultó al fisco.
Entretanto Bruselas prevé para España, hundida hasta
las trancas, el mayor crecimiento de la UE pues casi es imposible seguir
bajando, pero la Comisión alerta del riesgo de una ola de quiebras
empresariales descomunal, avisando de que “sin reformas no habrá inversiones”,
pues, según el Vicepresidente, los fondos, esperados como el maná del desierto,
no serán cheques en blanco, mientras Calviño promete un plan coherente para
cumplir con las exigencias de la UE (¿estará Iglesias dispuesto a suscribir
dicho plan?). Y mientras Bruselas pronostica esa ola de “quiebras masivas” en
España, alertando de la insolvencia sobrevenida, el Restaurante Arzak y 800
hosteleros más se rebelan contra el cierre de Urkullu, pues la situación de la
hostelería se hace ya insoportable e insostenible.
Inmerso en esta situación crítica
prosigue el proceso de vacunación, esperando España 100 millones de dosis de
tres nuevas vacunas (dos, con participación española, aguardan la autorización
de la UE), cuando ya hay más de 150.000 hospitalizados por covid19 desde el
pasado verano. Curiosamente Sanidad reconoce ahora la letalidad de la cepa
británica, alertando en un informe de que “en las próximas semanas” habrá un
repunte de casos, cuando hace un mes Simón aseguró que esta mutación tendría un
impacto “marginal”. En otro orden de cosas Consumo regula por fin el uso de las
mascarillas y limita las de tela, mientras los brotes en residencias caen a la
mitad en quince días tras la vacunación (el descenso registrado es mayor que el
general, que supone un 7%), que, por cierto, se practica ya en estadios, como
el Nuevo Colombino de Huelva donde se han vacunado unas mil personas.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que Iberdrola, Endesa y Naturgy proponen unos 360 proyectos ligados
a los fondos europeos por importe de 53.000 millones de euros, siendo el
hidrógeno verde la gran apuesta de las eléctricas; que la Justicia polaca
castiga a los expertos que señalan complicidades locales con el holocausto; que
los Juegos de Tokio se tambalean, dimite el presidente organizador mientras
crece la impopularidad de la cita en Japón; que Trump es absuelto en el proceso
de impeachment por el asalto al Capitolio, pues aunque siete senadores
republicanos votan a favor de la condena no se llega a la mayoría de dos
tercios; y que Draghi diseña un gabinete mixto de 8 técnicos y 15 políticos
para rescatar a Italia, un gobierno de emergencia nacional con el aval de una
mayoría histórica en el que altos funcionarios detentarán las carteras clave
con lo que Italia (para aviso a navegantes) pasa, después de tres años
salvajes, de ser el mayor laboratorio populista a dar su Gobierno a Draghi como
posible solución a los graves problemas que padece.
Fdo. Jorge Cremades Sena
El Partido ganador de las elecciones, el PSOE con 640.000 votos obtenidos, dificilmente puede considerarse como ganador, pues la diferencia con los votos obtenidos en el 2017 es de apenas 40.000 votos más,siendo la opción del Gobierno pandémico, debido al gran sentido de la ciudadanía quedándose en casa, el 50% del electorado a ellos podríamos considerarlos realmente los auténticos vencedores de éstas elecciones que jamás se debieron de convocar y aplazarlas cuándo remitiese el covid-19. Ahora deberían de salir a explicarlo F. Simón y el Ex-Ministro del Ramo.
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