El PP de Juanma Moreno
arrasa en los comicios andaluces y el PSOE de Espadas y Sánchez se hunde, tal
como vaticinaban todas las encuestas, que se han quedado cortas, con unos
resultados históricos: el PP con el 43´1% de los votos obtiene 58 escaños (32
más de los que tenía), una victoria histórica al superar a toda la izquierda
junta, que obtiene 37 diputados (13 menos), y rebasar holgadamente la mayoría
absoluta en el Parlamento andaluz que está en 55 escaños; el PSOE con el 24´1%
de votos obtiene 30 escaños (3 menos), el peor resultado de su historia a pesar
de que ya partía de un suelo histórico con Susana Díaz a imagen y semejanza del
peor resultado electoral obtenido por Sánchez a nivel nacional; Vox con el
13´5% de votos obtiene 14 diputados (2 más) pero frustra sus expectativas de
conformar un gobierno de coalición con el PP que es lo que Olona pretendía, asegurando
que si al PP le faltaba un solo escaño no permitiría que Moreno fuera investido
si ella no era la Vicepresidenta como sucede en Castilla y León; y la izquierda
radical populista, dividida y sin rumbo, se deja 10 escaños, pues los 5
diputados de Por Andalucía obtenidos con el 7´7% de votos y los 2 obtenidos por
Adelante Andalucía con el 4´6% de apoyos quedan bien lejos de los 17 escaños
obtenidos cuando, aunque mal avenidos, al menos se presentaban juntos, lo que
frustra las expectativas del famoso “frente amplio” de Yolanda Díaz, el nuevo
invento de la izquierda demagógica radical para ver si cuela. Sin duda, una
indiscutible victoria histórica del PP que se veía venir, por más que quienes llevan
orejeras no quieran verlo y prefieran seguir instalados en la demagogia, sin
entender que ya no funcionan para ganar elecciones los mantras de que viene el
coco de la derecha fascista, de que tanto PP como Vox son fachas de extrema
derecha intercambiables, de que la derecha sueña con desmantelar los servicios
públicos básicos, de que si gobierna la derecha nos metemos en un infierno
cuando ya vivimos en el infierno con el gobierno de coalición de izquierdas en
España, etc etc, etiquetas, en definitiva, que ya no valen para convencer a la
mayoría de ciudadanos y que sólo sirven para contentar a los fieles votantes
con orejeras y a quienes, sin proyecto realista viable, viven al abrigo de una
atomización política que permite a sus líderes sobrevivir en las instituciones
sin interés alguno en consolidar la gobernabilidad institucional y sí conservar
sus poltronas. La realidad es que, con orejeras o sin ellas, el PSOE de Espadas
y Sánchez, quien se retiró a media campaña intuyendo el descalabro que se
avecinaba, rompe el suelo histórico que marcó Susana Díaz, que el temido Vox de
Olona y Abascal pincha con el “efecto Olona” y se queda lejos de su “gran
ambición” de obligar al PP a pactar con ellos para gobernar, que el ensayo de
Yolanda Díaz de un “frente amplio” con Por Andalucía (seis partidúsculos mal
avenidos) se estrella, mientras Teresa Rodríguez sobrevive con Adelante
Andalucía en la guerra cainita de las izquierdas populistas, y que Ciudadanos,
cogobernante con Moreno, pierde todos sus escaños y desaparece del Parlamento
Andaluz. Esta es la cruda realidad por más trampas al solitario que quieran
hacerse los partidos de izquierda, incluido el PSOE sanchista, que, tras el
desastre en Andalucía, feudo del socialismo español clásico, ni siquiera son
capaces de hacer autocrítica de lo que ha sucedido.
Y es que, salvo en los que llevan
orejeras, se veía venir, aunque con menor contundencia, este resultado
catastrófico para quienes se dicen progresistas, cuando desde el inicio de
campaña, asumiendo por fin la realidad, todos ellos daban ya por hecho el
triunfo del popular Moreno Bonilla y que, por tanto, de lo que se trataba era
de conseguir que no pudiera gobernar en solitario cómodamente. Así las cosas
mientras Vox creía y soñaba en sus posibilidades de cogobernar con el PP, como
en Castilla y León, anunciando que ni siquiera se abstendría para investir a
Moreno si simplemente le faltara un sólo escaño, el PSOE y la dividida izquierda
radical populista se encargaban de demonizar un posible gobierno de coalición
PP-Vox, mientras aplauden el malavenido Gobierno de coalición de Sánchez,
apoyado por los radicalismos secesionistas y abertzales y la derecha vasca
peneuvista. Moreno por su parte, dejaba claro su objetivo: obtener mayoría
suficiente para poder gobernar en solitario y sin Vox, mientras pedía que, en
todo caso, si obtenía más votos que toda la izquierda junta la solución, si
tanto les asustaba Vox, era tan sencilla como abstenerse en segunda vuelta y
dejarle gobernar, lo que obviamente le negaban. Y obviamente, los andaluces,
ante tanta demagogia barata, cínica e incongruente, deciden apostar por la
estabilidad gubernamental concediendo a Moreno sobradamente una holgada mayoría
absoluta. Resultados que, como aviso a navegantes, debiera tener en cuenta el
PSOE sanchista de cara a las futuras elecciones generales, pues no es
descabellado sostener que también se debe a un castigo a la pésima gestión de
Sánchez, que cosecha la cuarta derrota en cinco comicios autonómicos, ésta en
un feudo tradicional del PSOE clásico, de toda la vida, que repudia los
experimentos populistas del PSOE sanchista. En definitiva, el triunfo del PP en
Andalucía, es el triunfo de la moderación y el realismo político frente al
cinismo demagógico y el frentismo practicado por el PSOE y los socios de
Sánchez para gobernar (o desgobernar) España, evidenciando el desgaste del mal
avenido gobierno minoritario de coalición atrincherado en Moncloa. Decía Moreno
Bonilla en la campaña que “acercarnos a la mayoría absoluta no es una quimera,
lo veo en la calle” y que “el PSOE andaluz es una delegación del sanchismo”…..y
acertó, así lo han visto los andaluces; añadía “quiero un solo gobierno muy
fuerte y sólido, no dos en uno y con bronca, como Sánchez”…..y los andaluces
coinciden con él, mientras Moncloa anticipaba la respuesta a una previsible
derrota, que se ha dado, con un “ni cambios en la política ni adelanto de las
generales”…..pues nada, a seguir así, de derrota en derrota hasta la victoria
final”, con un PSOE en que, perdido el control democrático de su tradicional
Comité Federal, la Ejecutiva, presidida por Sánchez, tiene todo el poder a
semejanza de sus socios populistas.
Socios que, como Compromís, tienen una
doble vara demagógica de medir, siendo patético que Mónica Oltra, la
Vicepresidenta valenciana del Gobierno del socialista Ximo Puig, no dimita ni
sea cesada tras ser imputada por encubrir abusos de su ex marido a una menor
que estaba bajo la tutela de la Consejería que ella gestiona, cuando siempre
los socios populistas de Sánchez, incluido Compromís, han reivindicado que
cualquier cargo debe dejarlo si es imputado en firme e incluso han pedido la
dimisión inmediata antes de que los contrarios sean imputados y sólo cuando
aparece en los medio la noticia de una presunta denuncia, lo que, de entrada,
es una aberración y un atentado a la presunción de inocencia. En efecto, el
TSJCV sostiene que la líder de Compromís (con permiso de Baldoví) y
Vicepresidenta de la Generalitat Valenciana “conocía desde el principio” que su
entonces marido abusó de una menor a su cargo y cree que lo encubrió para
proteger su propia carrera política, por lo que la imputa y declarará como
imputada el próximo seis de julio. Pero Oltra, a pesar de que trece
funcionarios de Política de Igualdad también están acusados de buscar “proteger
la carrera política” de su jefa, se resiste y desafía a todos diciendo “no voy
a dimitir” porque “no hay pruebas”, aferrándose al cargo con el patético
argumento de que lo hace “para defender la democracia” mientras el socialista
Ximo Puig no la cesa y se limita a pedir “respeto” para no romper el Gobierno
valenciano y le suplica “que reflexione y que tome decisiones”, mientras
Compromís, que celebra una fiesta para apoyar a Oltra, amenaza con romper el
Gobierno de coalición valenciano si la destituye y los jueces defienden la
imparcialidad del TSJ por su “motivada imputación”. Extrema desvergüenza de
Oltra, que no permitiría a ningún otro contrincante político en su situación
cualquier excusa para no dimitir o ser cesado, diciendo tras su imputación que
“esto es una cacería política que viene de la extrema derecha y no tiene nada
que ver en hacer justicia”, pues “no es la primera vez, hay personas poderosas
a las que no les ha gustado lo que hemos hecho” y “cualquier comparación con el
comportamiento corrupto del PP es odioso”, añadiendo “soy coherente, es una
postura ética, estética y política, los procesos judiciales no cambian la
verdad”. Ya ven, según Oltra, la verdad es la que dice ella, no la que puedan
demostrar los jueces, todo es culpa de la extrema derecha y no se puede
comparar nada con la corrupción del PP. Lo patético es que, ante semejante
cinismo, el Gobierno del socialista Puig ni siquiera discuta el cese de Oltra,
pues el President valenciano confía en que sea Compromís quien fuerce a dar un
paso atrás, olvidando que, en todo caso, la responsabilidad es suya, mientras
Oltra dice ante sus seguidores (obviamente con orejeras) “aquí me tenéis, en
pie, a ganar”….. y luego nos sorprendemos cuando los andaluces actúan como han
actuado en las elecciones.
Entretanto, demonizada durante décadas
sobre todo por la izquierda populista, la energía nuclear emerge ahora con la
bendición de la UE como energía verde, cuando el gas bate a la energía solar
como motor eléctrico de la ola de calor y el precio del diésel supera ya la
barrera de los dos euros por litro. Mientras tanto, el impuesto a las energéticas
divide, ¡cómo no!, a los socios del Gobierno, pues dos vicepresidentas, la
socialista Teresa Ribera y la comunista Yolanda Díaz, se enzarzan en público a
cuenta de cómo y cuándo gravar a las eléctricas, recordando Ribera a Díaz que
las propuestas fiscales están sometidas al criterio de Hacienda, mientras el
precio del gas sube un 50% por el recorte que anuncia Rusia.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que el Gobierno se decide a renovar el Constitucional al no fiarse
de la voluntad del PP, pues, aunque Sánchez oirá la propuesta de Feijóo prepara
ya los nombramientos; que el Real Madrid de baloncesto gana la ACB al Barça y
el Barça repite en el trono europeo de balonmano; que las empresas españolas en
Argelia, perjudicadas por el giro del Gobierno sobre el Sahara, sufren un
calvario con grandes proyectos de infraestructuras en el aire tras la ruptura
de relaciones comerciales; que, según el Banco de España, Sánchez necesita
20.000 millones para cuadrar las pensiones; que las hipotecas avistan una
subida de 2.000 euros al año cuando el Euribor está por encima del 1% y podría
llegar a 1´5% o 2%; que la ola de calor extremo aviva los incendios en varias
comunidades; y que, mientras el COE descarta una candidatura para 2030 sólo de
Cataluña, Lambán alerta de una “grave crisis territorial” si la Generalitat
Catalana, que impulsa una “propuesta catalana” tras romperse el pacto con
Aragón, opta en solitario a los JJOO de 2030, mientras el presidente aragonés
afirmaba que seguía esperando que el COE respondiera a su última oferta.
Y del exterior, destacar que Londres
aprueba la extradición de Assange a EEUU por espionaje; que Macron pierde la
mayoría absoluta en las legislativas francesas ante el ascenso del izquierdista
Melenchon y la extrema derecha de Le Pen, que asciende a la tercera fuerza política,
lo que abre un periodo de inestabilidad; que el izquierdista Petro vence a
Hernández en las presidenciales de Colombia; y que Macron, Scholz y Draghi
apoyan en Kiev la candidatura de Ucrania a la UE y piden su ingreso “inmediato”
y prometen otorgarle, junto a Moldavia el estatus de candidato, y la UE les reabre
las puertas si se dotan de unos Estados acordes con los modelos democráticos,
mientras Rusia cierra el gas a alemanes, franceses e italianos tras el viaje de
sus presidentes a Kiev y Van der Leyen, tras ver que Kiev ha implementado el
70% de las reglas europeas, destaca que además “están dispuestos a morir por la
perspectiva de Europa”.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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