Sánchez
anuncia su “plan de desescalada” para conseguir su “nueva normalidad” a la que
se llegaría tras cuatro fases comprendidas entre el 4 de mayo y finales de
junio; un plan establecido sin acuerdo alguno ni con la oposición ni con las
CCAA, ni con los agentes sociales y económicos, por lo que, de entrada, tanto
el PP como los nacionalistas se desmarcan del mismo en medio de bastantes
críticas por parte de los demás agentes. El anunciado plan, decidido
unilateralmente por el Gobierno, se aplicará por provincias e islas a distinto
ritmo, con lo que cada demarcación irá avanzando (o no) para superar cada fase
y poder pasar a la siguiente, siempre que consiga una serie de criterios
establecidos o parámetros como, entre otros, camas libres de UCI, tasa de
contagios, etc etc. Así, cada una de las fases de dos semanas de duración,
tendrá un nivel y posibilitará el alcance de un disfrute diferente dentro del
confinamiento. En líneas generales para la primera fase, o fase 0, que abarcará
del 4 al 10 de mayo, se permitirá, entre otras cosas, paseos, peluquerías con
cita y bares con comida para llevar; para la fase 1, del 11 al 24 de mayo,
apertura de terrazas e iglesias con aforo limitado a un tercio del normal; para
la fase 2, del 25 de mayo al 7 de junio, centros comerciales, teatros y futbol
a puerta cerrada; y para la fase 3, del 8 al 21 de junio, playas, discotecas y
transporte público al 100%. Un plan, en definitiva, impreciso e inconcreto, que
más bien parece una declaración de intenciones, una especie de borrador,
aceptable desde el punto de vista teórico pero que, en la práctica, deja demasiadas
incertidumbres, preocupaciones y contradicciones desde el inicio, entre ellas
que, salvo cuatro islas (Formentera, Hierro, Gomera y La Graciosa), que superan
los parámetros de la fase cero e iniciarán el itinerario desde la fase uno,
todo el resto de territorios inicie el plan de desescalada desde el nivel cero
cuando hay lugares que, como dichas islas, cuentan con idéntico nivel para
iniciarlo desde el nivel uno, y cuando incluso hay siete CCAA (Extremadura,
Murcia, Valencia, Canarias, Andalucía, Asturias y Baleares) que ya reúnen las
condiciones para iniciar el desconfinamiento desde la fase uno, pero se ven
obligadas a iniciarlo desde el mismo nivel cero que las restantes, cuando algunas
de éstas (especialmente Madrid, Cataluña, Castilla-La Mancha o Castilla-León)
incumplen los parámetros incluso para iniciar la fase cero, si nos atenemos a
la tasa actual de letalidad o de infección. Otros asuntos del plan en discusión
son la demarcación provincial (el Gobierno hasta se abre ya a cambiar las
provincias por áreas sanitarias), la limitación de la movilidad a la provincia
hasta la última fase o el timorato proceso establecido para reactivar la
economía con condiciones insuficientes e inviables para lograr tan necesario
objetivo. Todo ello cuando se tiene la sensación de que, al no haberse hecho
los deberes en tiempo y forma, se pretende ahora cargar las tintas en evitar,
como sea y al precio que sea, un rebrote de la infección, cuando, siendo este
objetivo muy importante, lo esencial y lo que hay que garantizar es que, en
caso de que surja un rebrote (siempre posible salvo que toda la población
estuviera confinada eternamente y aislada en sus casas), se cuente con los
medios suficientes para controlarlo y erradicarlo lo antes posible, lo que
requiere, entre otras cosas un previo y concienzudo estudio de la situación de
la pandemia, que, lamentablemente, no se ha hecho en España, entre otras cosas
por la escasez de test (y otros materiales sanitarios), admitiendo por fin el Gobierno
que ha hecho menos test de los que dice al dar Sanidad, por vez primera, datos
precisos al respecto (pese a que Illa habló de 47.000 PCR diarias, en diez días
habrían aumentado sólo en 100.000), mientras a la OCDE se daba un dato inflado
(incluyendo todo tipo de test y no sólo los PCR), con lo que situaba a España
entre los mejores países, el octavo, para, resuelto, el entuerto, tener que
bajarla al lugar decimoséptimo. Al final, el necesario estudio serológico para
marcar la desescalada es totalmente irreal, pues, aunque Sanidad empieza ahora
a poner los test en marcha para 90.000 personas, sus conclusiones, previstas
para junio, no serán relevantes al no haberse hecho suficientes diagnósticos al
principio.
La
realidad es que con 212.917 infectados, 24.275 fallecidos y 108.947 altas
hospitalarias, España inicia un “plan de desescalada” que genera inquietud en
el mundo empresarial (industria, hoteles, hostelería, inmobiliarias y grandes
almacenes temen que sea insuficiente para la reactivación económica), mientras
nacionalistas y el PP, junto a otros partidos de la oposición, dejan en el aire
o niegan su apoyo a una nueva prórroga de la alarma, que pretende Sánchez,
acusándole de apostar por “un estado de tutela permanente”, y mientras Pymes y
autónomos ven inviable el plan (el sector hostelero calcula que más del 30% de
los negocios no podrán abrir sus puertas; la patronal del turismo afirma que
sin movilidad entre provincias hasta el final del plan de desescalada no habrá
hoteles; y espectáculos, salas de música, teatros y bares creen que con el
aforo limitado a un tercio no podrán funcionar, sencillamente porque no es
rentable). Una desescalada sin calendario y en continuo estado de alarma desde
mayo hasta, como pronto, finales de junio, con la que Sánchez busca imponer su
“nueva normalidad” ignorando a las CCAA (primero decide y luego las convoca
para informarlas, en vez de hacer lo contrario) y sin someterlo al Congreso de
los Diputados, como, entre otros, acaba de hacer Francia, por lo que sólo el
Gobierno decidirá sobre la apertura escalonada de comercios, los
desplazamientos entre provincias o la vuelta al deporte o al colegio, que en
principio será en septiembre con el nuevo curso escolar, salvo para clases de
refuerzo y guardería para padres que trabajan. Entretanto Sánchez constata su
soledad, con críticas de sus socios y de la oposición, mientras los juristas
cuestionan las sucesivas prórrogas del estado de alarma, que limita derechos,
en tanto que Rufián sentencia al Presidente preguntándole amenazadoramente “¿le
importa la Legislatura?”, aunque Casado mantendrá el “sí” a las medidas de
excepción por las víctimas. Por su parte, Rafael Matesanz, fundador de la
Organización Nacional de Trasplantes, manifiesta que “se han parapetado en los
técnicos para tomar decisiones políticas”, que “antes del 8-M había indicios
más que sobrados para tomarse en serio el peligro” y que “los expertos
escogidos para gestionar la crisis sanitaria no han estado acertados”. Por su
parte, el socialista García-Page sostiene que “Iglesias es listo, se queda la
parte positiva, pero no le saldrá bien”, que “sólo saldremos de ésta si el PSOE
piensa exclusivamente en España”, que “Sánchez debe buscar el máximo consenso,
es una crisis sin ideología” y que “cientos de miles de madrileños han podido
traer la enfermedad a Castilla La Mancha; pero no quiero estigmas, todos somos
españoles”.
Y
en este espacio de incertidumbres, cabría destacar también que Illa estudia
fijar turnos en las salidas a la calle para evitar aglomeraciones; que se
investiga la compra de mascarillas “fake” a un intermediario del PSOE balear;
que pierde peso el Comité que preside Teresa Ribera; que los súper chinos de
Madrid se adelantan a la “nueva normalidad” con control de temperatura; que
empresas nacionales exportan test PCR porque no se los compra España; que
muchos juristas creen “disparatado” gobernar con órdenes en el BOE de Illa y
piden volver ya a la normalidad legislativa, alertando de que “es un Estado de
excepción encubierto”; que España no prevé una apertura de las fronteras hasta
octubre, con lo que estaremos sin turismo extranjero; y que hay un verdadero
colapso en las ayudas del Gobierno, pues un millón de afectados por ERTEs y
despidos no podrán cobrar las ayudas gubernamentales en mayo por la saturación
del Servicio Público de Empleo Estatal ante la avalancha de casos. Y como las
condiciones concretas y precisas para la escalada de fases son imprecisas e
incluso inexistentes, el Gobierno acompañará el tránsito de una a otra con una
especie de manual de instrucciones para saber cada quien a qué atenerse y en
qué estadio está.
Por
lo que se refiere a la economía, la pandemia provoca el peor trimestre para el
empleo desde 2013, mientras el Gobierno aparca el plan para reclutar personal
sanitario extranjero. En efecto, 848.000 empleos suspendidos tras los 15
primeros días de crisis (285.000 perdidos y otros 562.900 afectados por un
ERTE), mientras, según Moody´s, España necesitará un rescate y ayudas europeas
de 150.000 millones, esperando que el Gobierno pida dicho rescate para pagar la
deuda. Sólo en Sanidad y residencias hay más de 37.000 despedidos, mientras
Amazon, el gigante del comercio en Internet, se convierte en el gran empleador,
siendo la tabla de salvación para quienes, habiendo perdido su empleo, ahora se
convierten en repartidores. Entretanto el Gobierno busca un mayor control de la
Justicia en plena crisis económica y en pleno estado de alarma, utilizando el
colapso de los juzgados para intervenir por decreto en el Poder Judicial, de
espaldas a la oposición y a jueces, fiscales, abogados y funcionarios. Por su
parte el Rey, que ya ve “luz verde al final del túnel” y dice que “no nos
podemos relajar y hay que ser muy prudentes en la fase en la que estamos” e
implica a destacadas personalidades de la cultura, la ciencia, el deporte y la
empresa para establecer un plan con el que recuperar la confianza internacional
en la capacidad de España para superar la crisis, convirtiéndolos en una
especie de “embajadores” con el objetivo fundamental de reflotar la imagen de
España en el exterior.
Respecto
a otros asuntos cabe citar que Canarias y Baleares, como otras zonas turísticas,
están en alarma por el hundimiento del turismo; que el Gobierno se dispone a
evitar la asfixia de Iberia con créditos blandos y España consensuará con
Alemania y Francia una solución para las aerolíneas; que la Liga de Futbol
iniciará los test masivos a futbolistas el próximo martes y espera volver a
mediados de junio para acabar la competición; y que ya son casi 21 millones de
españoles quienes cobrarán del Estado, con lo que más del 40% de los españoles
vivirá del erario público tras el confinamiento, pues sólo un tercio de la
población dispondrá de un empleo remunerado.
Y
del exterior, destacar que Ángela Merkel, verdadero “anticuerpo” político
contra el coronavirus, combina su lado más humano con una política de hierro
ante la crisis; que los desbordados servicios funerarios en EEUU ofrecen en
Nueva York ataúdes de cartón en vez de madera, para acelerar el proceso de
incineración; que se desata cierta alerta pediátrica por la aparición de
cuadros clínicos graves en niños detectados por pediatras en varios países
europeos; que Francia comienza su desconfinamiento el 11 de mayo y hará 700.000
test a la semana; que las muertes se disparan en Reino Unido y ya superan a las
de España; y que China da por vencida la crisis y convoca a 3.000 delegados a
su asamblea política.
Jorge Cremades Sena
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