Sin
lugar a dudas se ha generado una polémica acerca de la pretendida renta mínima
vital, que propone el Gobierno de coalición, polémica no sólo dentro de los
propios miembros del Ejecutivo sino en el resto de opciones políticas y
sectores sociales. Y no es para menos, pues un somero cálculo económico de la
medida, que no es coyuntural o circunstancial sino que viene para quedarse, nos
llevaría a un compromiso de gasto mínimo anual de unos 5.500 millones de euros
en plena crisis económico-social y sanitaria, por lo que habría que ver cómo se
afronta en circunstancias de clara recesión económica y laboral que se avecina.
No es pues baladí la polémica generada, dentro del Ejecutivo como en el resto
de fuerzas políticas y sociales, sobre la aplicación de esta medida, necesaria
por otra parte, pues no se trata de un debate entre buenos, que quieren dotar a
todo el mundo de condiciones dignas de supervivencia, y malos, que pretenden
matar de hambre a los sectores más desfavorecidos. Ni se trata de vender la
medida como una novedad, un antes y un después desde la nada al todo, en la
protección de los sectores más desprotegidos ya que en la actualidad, tanto las
CCAA como los Ayuntamientos, ya destinan buena parte de sus recursos a tan
noble objetivo social, como no podía ser de otra forma en una sociedad avanzada
como la nuestra. Se trata por tanto de generalizar y homogeneizar a nivel de
Estado una urgente necesidad; de coordinarla con los territorios para que sea
lo más homogénea posible y no surjan desajustes indeseables; de estudiar una
serie de situaciones familiares y de cuantías suficientes de renta mínima para
que no sirvan de acicate a un rechazo de un mercado laboral precario con rentas
más bien escasas, temporales y a tiempo parcial en un contexto crónico de
economía sumergida en nuestro país; y, en definitiva, de buscar pactos con las
autonomías y municipios para completar sus rentas de inserción y absolver
progresivamente los subsidios no contributivos actuales articulando la ayuda a
través de las familias, de las que ya se definen hasta doce tipos distintos,
con el objetivo de optimizar los recursos, siempre escasos, evitando
duplicidades y picarescas que serían contraproducentes para el objetivo que se
pretende. Y todo ello no se consigue de la noche a la mañana, requiere tiempo,
pues no es cuestión de hacerlo rápido y mal, como pretende el populista Pablo
Iglesias, sino adecuadamente y bien, como quiere el socialista Escrivá, pues,
no en vano, la medida estaba prevista para ser aplicada y estudiada concienzudamente
a lo largo de la legislatura y ahora no se puede, ni se debe improvisar ni
tomarla precipitadamente, aprovechando la tragedia provocada por la crisis del
coronavirus. No en vano, el ministro Escrivá, frente a lo que sostiene
Iglesias, cree que faltan “flecos”, mientras Iglesias intenta a toda costa
imponer una medida, que no es coyuntural sino permanente, al margen de otras
consideraciones, entre ellas la viabilidad de la misma una vez pasada la
tormenta. No en vano los ministros económicos socialistas intentan frenar la
presión de los populistas y sus contubernios con el Presidente Sánchez, al
extremo de que Escrivá, tiene que enterarse por la prensa, como él mismo ha
dicho, de que el Vicepresidente comunista ya había cerrado con Sánchez acelerar
la medida, mientras el Gobierno renuncia a presentar los Presupuestos ante la
falta de apoyos para sacarlos adelante (todavía estamos con los Presupuestos de
Rajoy). Por tanto, renta mínima vital sí, pero acompañada de una memoria
económica y un estudio adecuado que la haga viable; no una chapuza más que
finalmente, como tantas otras de marcado carácter electoral y populista,
frustre las expectativas de la mayoría de los ciudadanos.
Y
en este enrarecido ambiente, cuando se prevé que la reactivación económica no
llegará hasta finales de año en el mejor de los casos (turismo y ocio no se
reactivarán hasta entonces) y cuando casi 920.000 autónomos comienzan a recibir
la prestación extraordinaria en pleno atasco burocrático en el desarrollo de
los ERTEs, el Gobierno social-comunista de Sánchez da la espalda a las empresas
con ayudas seis veces menores que las de Alemania y la mitad que las de Francia
con gobiernos conservadores y liberales. Entretanto Sánchez convoca a las
fuerzas políticas de la oposición y de la coalición gubernamental a un gran
pacto para salir de la galopante crisis económico-social y política que se
vecina, a lo que, con mayores o menores reticencias y matices, todos han dicho
“sí” salvo Vox y la CUP que se niegan a cualquier diálogo con el Ejecutivo. De
un lado los independentistas pretenden retomar cuanto antes la mesa de diálogo
para la negociación secesionista, de otro lado Arrimadas, aunque critica la
inconcreción del pacto que pretende el Presidente y se indigna porque no le
propuso nada en los cuarenta minutos de reunión por videoconferencia, se presta
a una colaboración en esa “mesa de reconstrucción” o foro de partidos que
propone el Jefe del Ejecutivo. Y a la espera de lo que resulte de la reunión de
hoy entre Sánchez y Casado por videoconferencia, aplazada por las reticencias
del líder popular al no haber sido convocado en tiempo y forma por el
Presidente, el líder de la oposición, clave indiscutible para cualquier acuerdo
futuro solvente, adelanta que apoyará a Sánchez “sólo para salvar vidas, no
para arruinar España”, mientras los “barones” defienden que intente el gran
pacto y, aunque desconfían de Sánchez, entienden que su líder debe llevar una
alternativa, en tanto que Moncloa busca apoyo a los Presupuestos y diálogo en
Sanidad y Educación. En efecto, a pocas horas de la videoconferencia Sánchez-Casado,
el líder del PP manifiesta: “el presidente pretende ganar tiempo a costa de
repartir errores entre todos”, “si quiere hablar con todos los grupos hagámoslo
en el Congreso, no en una Mesa” y confiesa ante el Ibex que “Sánchez quiere lo
de Zapatero en 2010 y le diré que no” ya que sólo busca compartir la
responsabilidad de los ajustes, rechazando sentarse en una “mesa” con ERC y
Bildu, aunque se muestra abierto a cerrar acuerdos económicos y sociales con el
Presidente, pero no darle un “cheque en blanco”; y mientras empresarios y ex
políticos trasladan a Ferraz y a Génova la necesidad de que se cierre un
acuerdo para hacer frente a la crisis, Casado incluso sale al paso de las
lógicas críticas por saltarse el confinamiento el ex Presidente Rajoy para hacer
deporte y añade “desconozco dónde iba Rajoy, sí he visto a Sánchez e Iglesias
saltarse la cuarentena”. Todo ello cuando, según SigmaDos, se refuerza el
bipartidismo y castiga a Vox y Podemos, pues el PSOE obtendría hoy un 31´7% de
los votos, 3´7 puntos más que el 10-N; el PP un 25´4%, 4´6 puntos más; Vox un
11´9%, 3´2 puntos menos; UPodemos un 11´5%, 1´3 puntos menos; y Ciudadanos un
5´4%, 1´4 puntos menos…… ya ven, demoscópicamente las espadas siguen en alto y
muy igualadas entre la izquierda y la derecha.
Entretanto
la pandemia y su gestión sigue su curso en plena polémica por el recuento de
los fallecidos, cuando ya son 191.726 los infectados en España, 20.453 los
fallecidos y 77.357 las altas médicas, mientras los expertos desconocen por
cuanto tiempo está a salvo quien ha superado la infección. En efecto, son miles
de muertos y están mal contados mientras Cataluña se suma a Madrid, Castilla-La
Mancha y Extremadura, gobernadas por opciones políticas distintas, para exigir
a Sanidad que modifique el método de conteo de los fallecidos en domicilios y
residencias de ancianos (las CCAA suman 11.300 muertos en residencias sin
comprobar las causas y Sanidad no contabiliza a quienes fallecen sin haberle
hecho un test PCR) en tanto que el Presidente de la Sociedad de Geriatría avisa
de que “vamos a ver un repunte en los centros cuando lleguen los test; nos han
despistado los antecedentes y se ha actuado tarde”. En fin, un caos de datos
que siembra dudas sobre el fin del confinamiento, mientras Sanidad afirma que
necesita “una mayor calidad” de las cifras para organizar la vuelta a las
calles e insiste en contabilizar sólo casos confirmados de infectados y
fallecidos pese a la escasez de test, cuando la generalización de los mismos es
pieza clave para intentar garantizar el fin progresivo del confinamiento más o
menos de forma solvente para evitar el regreso de un nuevo repunte de la pandemia;
al final, Sanidad establece un nuevo método de recuento después de 34 días y
dicta una orden para garantizar las mascarillas (otro elemento clave de cara a
la vuelta a las calles) cinco semanas después del estado de alarma, en tanto
que las CCAA proponen diecisiete maneras para llevar a cabo la desescalada, que
se aproxima, y en la conferencia de presidentes varios líderes exigen decidir
ellos cómo dirigir el desconfinamiento, que Sánchez considera que ha de hacerse
por territorios y de forma asimétrica. No obstante, Sánchez comparece en “prime
time” para anunciar la petición de una nueva prórroga de la alarma hasta el 9
de mayo, aunque elude concretar ningún itinerario sobre el confinamiento, pero
dice que los niños podrán salir “un rato” desde el 27 de abril (España confina
aún a los niños al 100%) y que la desescalada se hará por zonas, “según
criterios técnicos”, aunque sin aclarar cómo (varios países ya han suavizado el
encierro y el resto ha precisado cómo lo hará). Entretanto cabe añadir que Renault
reanuda la producción de cajas de cambio en su fábrica de Sevilla tras aplicar
un ERTE y lo hace con medidas de seguridad como la toma de temperatura al entrar
en cada turno de trabajo; que Sanidad de Madrid cree que los niños no deben salir
aún a la calle; que Torra busca reforzar el independentismo durante la crisis,
por lo que el Govern impulsa sus propias medidas frente a las del Ejecutivo;
que Más Madrid ofrece apoyo total a Almeida y por boca de Rita Maestre invoca
un pacto de la Cibeles para hacer frente al coronavirus en Madrid; que, según
encuesta de 40dB, un 59% de los españoles apoya un confinamiento más estricto
aún; que la atención primaria será una pieza clave para controlar los
contagios; que el Gobierno mantiene el IVA de las mascarillas en el 21% pese a
ser de primera necesidad; que, según Fernández Vara, presidente de Extremadura,
“esta crisis se llevará por delante a toda la clase política de España” y “habrá
un antes y un después en el turismo”; y que Sanidad cae en un nuevo “timo” y
retira miles de mascarillas “fake”, mientras el Gobierno considera “proveedor
de confianza” a la empresa que le vendió las mascarillas defectuosas, generando
indignación entre los profesionales (entregó 350.000 unidades defectuosas en
Madrid, Cataluña o Andalucía con un nivel de penetración de material filtrante
cinco veces por encima del recomendado). ¡Ah, y parece ser que en la
videoconferencia Sánchez-Casado, que acaba de terminar, ambos han sentado las
bases para esa mesa de reconstrucción!
Y
mientras cuatro CCAA se descuelgan del plan educativo del Gobierno (la orden
ministerial para que casi todos los alumnos pasen de curso no se aplicará en
Madrid, Castilla y León, Andalucía y País Vasco, en tanto que Murcia lo acatará
aunque no suscribe el documento y Cataluña anuncia que prepara su propio
decreto), lo que preocupa a profesores y alumnos, mete la pata el General y Jefe
del Estado Mayor de la Guardia Civil José Santiago, al manifestar que “trabajamos
para minimizar el clima contrario al Gobierno”, provocando una tormenta
política en pleno debate sobre la restricción de la libertad de expresión en España…..y
mientras Interior, por boca de Marlaska, dice que ha sido un “lapsus” del
General, la oposición pide a Sánchez que aclare si pidió a Interior perseguir
las críticas, pues PP, Ciudadanos y Vox le exigen que dé explicaciones urgentes,
y los populares piden la comparecencia en sede parlamentaria del Ministro así
como que el Presidente del Gobierno aclare “si ha ordenado a los Cuerpos de
Seguridad coartar la libertad de expresión de los ciudadanos para tapar sus
errores”, mientras una serie de juristas avisan de que “el peor virus es la
censura”.
Por
lo que respecta al exterior cabe citar que la economía China retrocede por primera
vez desde 1976; que la gestión de la crisis acaba con el periodo de gracia de
Boris Johnson, arreciando las críticas a su Ejecutivo; que el trumpismo contra
el confinamiento es alentado por el propio Trump; que Von der Leyen pide perdón
a Italia por el abandono de la UE al reconocer la presidenta de la Comisión
Europea que los socios “no estuvieron ahí cuando el país necesitaba una mano
tendida”; que España propone un gran fondo de deuda perpetua de la UE, por lo
que el Gobierno planteará en la cumbre del jueves transferencia de hasta 1´5
billones, una propuesta ambiciosa pero negociable con Merkel; y que Alemania
anuncia que ha controlado el brote y ofrece ayuda a España, mientras aumenta la
desconfianza mundial hacia China tras reconocer un 50% más de fallecimientos,
mientras un informe afirma que Hong Kong evitó el colapso sanitario y económico
por su gestión de la crisis.
Jorge Cremades Sena
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