En pleno ascenso
vertiginoso y preocupante de rebrotes de coronavirus por toda España y en pleno
despelote gubernamental, como jamás se había dado en nuestra historia
democrática, Sánchez nos ilumina con su última ocurrencia para afrontar la
difícil situación ofertando la posibilidad a las CCAA de una especie de
“estados de alarma” a la carta, cuyo encaje legal no estaría exento de
dificultades y, en todo caso, iría, políticamente hablando, contra el necesario
esfuerzo de coordinación y autoridad que hoy más que nunca necesita esta
despelotada y confusa España de las CCAA, favoreciendo más aún que cada una de
ellas siga actuando como le venga en gana. El estado de alarma, que es un
mecanismo constitucional excepcional, aplicable total o parcialmente en el
territorio español, y está regulado ampliamente por la Ley Orgánica 4/1981,
tiene como único órgano constitucional competente para declararlo al Gobierno
de España mediante un decreto del Consejo de Ministros y posterior ratificación
del Congreso de los Diputados, recayendo las competencias durante el periodo de
vigencia en quienes se diga en dicho decreto, tal como ya se hizo en el
reciente estado de alarma del mes de marzo. Conviene remarcar que la
declaración del estado de alarma es una excepción a la normalidad
constitucional, que restringe derechos, y que, salvo que el riesgo objeto de su
aplicación se concentre “exclusivamente” en el territorio de una comunidad
autónoma, en cuyo caso el Gobierno podría delegar la condición de autoridad
competente en el Presidente de dicha autonomía, debe conducir a la
centralización transitoria de competencia en el Gobierno Central para dotar de
eficacia a las medidas adoptadas, máxime cuando, como es el caso, la gravedad
de la situación amenaza a todos los territorios de España y cuando las
“defensas político-institucionales y territoriales” del Estado están más devaluadas
que nunca. Siendo obvio que la pandemia no es un problema “exclusivo” de una
autonomía sino que afecta a la salud de todos los españoles, es evidente que la
única iniciativa que se le ocurre a Sánchez de que sean las CCAA quienes
soliciten la declaración de estado de alarma, ofreciendo sus votos al efecto
para que salga adelante la iniciativa en el Congreso, es una chapuza pintoresca
cuando no una flagrante “dejación de funciones”, tal como le acusa con razón
Pablo Casado, pues la responsabilidad, que es del Jefe del Ejecutivo, no se
puede saldar con una llamada voluntarista a la “unidad” y dejar la iniciativa a
las Autonomías, quienes, de momento, descartan pedir esos estados de alarma a
la carta que les ofrece el Presidente del Gobierno, que se lava las manos
cuando más contagios hay con esta sorprendente oferta de menos gobierno,
asegurando que “España es un Estado casi Federal” para trasladar ahora toda la
responsabilidad en las CCAA tras haber dispuesto de un largo periodo de estado
de alarma de varios meses sin haber adoptado alternativa alguna a la situación
posterior, dejando como única opción de nuevo la declaración de un nuevo estado
de alarma pero con la novedosa ocurrencia de que ahora sean las autonomías
quienes vayan pidiendo cada una el suyo en vez de atreverse, asumiendo su
responsabilidad si considera que esa es la única alternativa, a decretarlo de
nuevo tal como hizo anteriormente. No extraña pues que Casado, como Jefe de la
oposición, le acuse de escabullirse y presidentes autonómicos denuncien su
“descoordinación” y falta de liderazgo. La realidad es que ahora Sánchez se
borra para que las CCAA asuman todo el desgaste ante lo que se nos viene
encima, entre otras cuestiones, por una mala gestión en la desescalada, lo que
supone que se le acuse no sólo de una indecente “dejación de funciones”, sino
además de “falta de lealtad” y de “bajar los brazos” justo cuando España más
necesita de un liderazgo político gubernamental que, a la vista está, este
gobierno minoritario de coalición social-comunista, liderado por Sánchez e
Iglesias, es incapaz de ofertar.
Mientras tanto, Sanidad emplaza
ahora a tomar “medidas drásticas” cuando el avance del virus parece imparable y
España supera ya los 400.000 contagiados, registrando 46.000 en siete días, un
11% más del total desde marzo. Y en pleno clamor ante la “inhibición” de
Sánchez, con 20.000 nuevos casos, con el gobierno ausente y con el control de
la pandemia perdido, cada Autonomía va haciendo lo que buenamente se le ocurre
(imaginen si finalmente se consolidan los estados de alarma autonómicos a la
carta que ofrece Sánchez): Cataluña prohíbe las reuniones de más de diez
personas, Murcia las de más de seis y Madrid desaconseja “interacciones
sociales innecesarias”; Castilla-La Mancha pide al Presidente que no se
“desentienda”, Murcia le acusa de “lavarse las manos” ante los rebrotes, en
tanto que Madrid, Aragón, Andalucía, Galicia, Comunidad Valenciana y Castilla-León
le reclaman “instrumentos jurídicos”…. Por su parte Simón, mientras las
autonomías siguen adoptando medidas dispares, advierte sólo a Madrid de un
posible “confinamiento” y resta importancia a que nuestro país registre 166
casos por cada 100.000 habitantes, diez veces más que Italia, o que la covid
haya subido un 50% en el último mes, situándose a la cabeza de Europa. Y, ante
esta falta de liderazgo del Gobierno, Feijóo, que rechaza la declaración de las
alarmas autonómicas a la carta, retrata la parálisis de Sánchez y lidera la
propuesta del PP de llevar al Congreso una nueva Ley de Salud Pública completa,
mientras los juristas tildan de “absurdo” instar estados de alarma simultáneos
en las diferentes autonomías y Sánchez añade a su pintoresca iniciativa de
estados de alarma a la carta, el uso de la “app” Radar Covid y oferta dedicar a
rastreo 2.000 militares, ante la evidente falta de rastreadores. Pero,
sinceramente, ¿ustedes creen que podemos seguir así un minuto más? Yo considero
que en este asunto, como en otros muchos, no; y apuesto a que cada vez son más
quienes tienen mi misma sensación.
Con idéntico desbarajuste el
Ministerio de Educación carga a las CCAA la decisión de volver o no al colegio
(en Reino Unido, por ejemplo, consideran “vital” ir a la escuela y avisan que
se multará a los padres que no lleven a sus hijos), mientras Madrid retrasa el
inicio de curso y reduce los alumnos por aula en tanto que las demás autonomías
mantienen por ahora la fecha prevista….y Podemos, partido cogobernante con el
PSOE, acusa a la ministra Celáa de falta de liderazgo en Educación, que tratará
hoy mismo de intentar unificar algunos criterios con las CCAA ante la disparidad
de normas anunciadas para la vuelta al cole en cuestiones tan simples como
ventilar el aula o llevar mascarillas. Y mientras Celáa negocia su ocurrencia
de un permiso pagado, discutible desde Hacienda, si los hijos no pueden ir al
colegio, aunque se diseña un protocolo común para el absentismo pues la no
asistencia a clase “no es una opción en la enseñanza básica”, las CCAA,
divididas, no se ponen de acuerdo en la ratio de alumnos por aula, ni en si
deben hacerse PCR, ni en el uso de la mascarilla (en Madrid proponen que sea
obligatoria desde los seis años y que las clases sean presenciales hasta 2º de
la ESO)….todos a la espera de un tardío protocolo de Sanidad sobre la vuelta al
colegio, en el que parece ser que, entre otros, se contempla que los profesores
deberán usar EPI si un alumno presenta síntomas y que sólo se cerrarán los
centros si hay un “elevado número” de casos, mientras las CCAA piden que las
asignaturas tengan menos contenido y el Sindicato de Estudiantes echa un pulso
a la ministra Celáa con anuncio de huelga y pide apoyo a Pablo Iglesias en sus
reivindicaciones.
Y mientras Sánchez busca oxígeno en
el fondo europeo (España recibirá 21.300 millones de euros en créditos para
pagar los ERTE, que habrá que pagar después) y en el diálogo con Ciudadanos
para afrontar este tormentoso inicio de curso político y poder aprobar los Presupuestos,
las empresas aceleran para lanzar en otoño una oleada de prejubilaciones……
cuando se conoce que, ante el desorbitado gasto público inasumible, no se puede
ni siquiera afrontar la propuesta estrella podemita, convertida en ley, del
Ingreso Mínimo Vital, defraudando las expectativas de muchos de sus posibles
receptores que ven denegadas o aplazadas sus peticiones con la artimaña de
estar pendientes de información pese a cumplir todos los requisitos; en efecto,
por email enviado a los trabajadores de la empresa pública subcontratada por la
Seguridad Social para tramitar los expedientes de ingreso mínimo se indica
registrar las peticiones como pendientes de información pese a cumplir los
requisitos, con instrucciones de clasificarlos como “requerido” o más
información, tanto si es realmente necesario “como si hemos comprobado que la
documentación aportada es la correcta y no falta nada”, mientras Hacienda, por
su parte, atribuye empresas fantasma para denegarlos, paralizando peticiones
por errores en la tramitación como solicitudes por administrar sociedades
inexistentes o ya dadas de baja. Es la chapuza vergonzante para no admitir que
no hay ni un euro y esa es la causa de que todas las medidas tomadas y
especialmente las sociales, anunciadas a bombo y platillo pero no acompañadas
de una memoria económica que las avale, son de momento inviables al cien por
cien. Podemos, y por lo visto Sánchez, no se han enterado de que la época de la
propaganda demagógica ya pasó, que ahora gobiernan y, obviamente, que no es lo
mismo predicar que dar trigo.
Por cierto, hablando de Podemos y de
la corrupción, hemos asistido a un bochornoso espectáculo parlamentario en el
que mientras el Presidente Sánchez y todos los partidos que le apoyaron en la
censura cerraban filas para que Iglesias no comparezca en el Congreso ni se
cree una comisión parlamentaria de investigación para aclarar políticamente y
con transparencia los presuntos asuntos de corrupción que afectan a Podemos,
éste partido, por boca de su Secretario de Organización, amenazaba con su “jarabe
democrático” advirtiendo de que si se ataca al matrimonio Iglesias los trabajadores
despedidos pueden acosar al Rey, a los empresarios o a los periodistas en sus domicilios,
cuando debiera decir que estuvo mal (como ahora lo está el acoso al matrimonio
Iglesias-Montero) y que fue un grave error democrático poner de moda los
escraches que ellos practicaron con absoluta impunidad (entre ellos contra Rosa
Díez en la Complutense con Iglesias y Errejón gritando “¡fuera fascistas!;
contra Cristina Cifuentes que tuvo que refugiarse en un restaurante ante los
insultos de los “indignados” que la rodearon en la calle; contra el domicilio
de la Vicepresidenta del Gobierno Sáenz de Santamaría donde se concentraron los
colectivos antidesahucios; o contra Begoña Villacís, acosada por los radicales
al grito de “¡ahora que estás embarazada a ver si te desahucian!”), y que ahora
sufren ellos en sus propias carnes cuando ellos lo consideraban como “jarabe
democrático”, en vez de señalar el camino para que otros los sigan practicando
siempre que no sea a ellos. Pues bien, el PSOE sabrá por qué libra a Iglesias
de explicar la “caja B” de Podemos (por cierto, la que vende como solidaria
cuando apenas paga fines sociales, pues en 2019 sólo dedicó a proyectos un 18%
de las donaciones de altos cargos) a pesar de que algunos ministros, como
Margarita Robles, y barones socialistas abogaban al menos por que Iglesias
compareciera en el Congreso, generando tensiones en el Gobierno de coalición. Y
todos los que bajo la bandera de la corrupción auparon la moción de censura de
Sánchez contra Rajoy, sabrán explicar por qué ahora no hacen lo propio, por lo
que, entre ellos, además del PSOE, Unidas Podemos, ERC, Junts, PNV, Bildu y
Compromís habrían de aclarar a los ciudadanos si es que hay corrupciones malas
y buenas.
En fin, que cada quien aguante su
vela y asuma sus propios errores e incoherencias. Lo cierto es que Iglesias,
que lleva 31 días sin dar una rueda de prensa, se libra de la demandada
transparencia y, por tanto, no comparecerá para dar explicaciones en el
Congreso de los Diputados por la imputación de su partido, cuya financiación
tampoco será investigada en sede parlamentaria. Sánchez prefiere cerrar filas
con él, pase lo que pase, para mantenerse en el poder, sin importarle las
salpicaduras que le puedan llegar y olvidando que por un caso parecido, el de la
financiación irregular y la corrupción, él fue aupado a ese poder que ahora no
quiere dejar y, por si ERC le deja tirado en la estacada en los Presupuestos,
prioriza a Ciudadanos sobre los republicanos en este turbulento inicio de curso
político. Casado por su parte, demandante de la comparecencia de Iglesias en el
Congreso junto a Ciudadanos, irá a la Moncloa ante la citación del Presidente
con una negativa a grandes pactos y sólo negociará los Presupuestos si Iglesias
sale del Gobierno, aunque tenderá la mano en Educación y Sanidad, pero no en
Justicia.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que se produce un triple homicidio en Móstoles al embestir intencionadamente
un coche a otro tras una disputa familiar; que Messi pide irse del Barça y el
City de Guardiola es el gran candidato para ficharlo; que los separatistas celebrarán
la Diada pese al riesgo de contagios con autorización de Torra; y que San
Sebastián, donde el PNV gobierna con el apoyo del PSE, margina el español para
convertirse en “la capital del euskera” pretendiendo eliminar el castellano de
su “paisaje lingüístico”.
Y del exterior, destacar que los
análisis apuntan a que Navalni fue envenenado; que la ira vuelve a prender en
EEUU tras los disparos por la espalda a un hombre negro por la policía,
desencadenando graves disturbios y tres jornadas violentas especialmente en
Wisconsim; y que, mientras la bielorrusa Svetlana Alexiévich, Nobel de
Literatura, dice que “en cualquier momento llaman a la puerta y me detienen”,
Svetlana Tijanovskaya, líder opositora y refugiada en Lituania, declara “yo soy
la presidenta electa de Bielorrusia”, “si Lukashenko cede el poder hoy mismo,
le dejamos irse”, “Lukashenko toma el fusil porque tiene miedo, por primera vez
no sabe cómo salir de ésta”, “Putin tiene derecho a reconocer el resultado
electoral, pero la gente en Rusia nos apoya” y ruega “que los demás países
respeten nuestra soberanía, no queremos guerra como en Ucrania”.
Jorge Cremades Sena
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