Que no existe un gobierno de
coalición en España, sino dos gobiernos en uno, queda más que demostrado tras
la profunda remodelación que Sánchez acaba de hacer en el sector socialista del
Ejecutivo pero sin tocar un pelo al sector comunista que, por lo visto, es el
único que actúa de forma acertada y tiene patente de corso aunque lo hagan mal,
bien o regular. Podríamos pues concluir que Sánchez, ante la cruda realidad de
presidir un Ejecutivo de coalición (o dos gobiernos en uno) que hacía aguas por
todas partes, decide resolver la crisis pero remodelando sólo el sector socialista
del mismo y avalando al sector podemita justo cuando hace cuatro días este
sector provocaba una nueva crisis, la enésima, provocando que el mismísimo Sánchez
descalificase y desautorizase públicamente y de forma inédita a su ministro
comunista de Consumo, Garzón, tras aconsejar éste que se redujera el consumo de
carne (asunto que, por cierto, está contemplado en el informe gubernamental
“España, 2050”), diciéndole a través de los medios “a mí, donde me pongan un
chuletón al punto….es imbatible”, mientras el ministro, experto en no hacer
nada y meter la pata con declaraciones inoportunas, decía irónicamente que a él
el chuletón “le gustaba poco hecho”, con lo que se exhibía públicamente una
crisis sin precedentes que presagiaba que en la primera remodelación
gubernamental, rumoreada en los medios y negada por Sánchez, uno de los
ministros caídos en desgracia sería Garzón, pues, entre otros, socialistas o
no, destacaba entre los que han venido protagonizando desencuentros de bulto
manifiestos y meteduras de pata inaceptables que han ido consolidando un
deterioro progresivo del Ejecutivo cada vez más insoportable. Pues bien, no ha
sido así. Sánchez, contra lo que venía diciendo, sí remodela el Ejecutivo, pero
sólo al sector socialista del mismo y se traga, tal como le exige Podemos, a
los cinco ministros podemitas (los cinco magníficos, magníficas o magnifiques…..¡vaya
a ser que me acusen de lenguaje machista!), que, ya ven, funcionando a su aire,
son intocables y no dependen del Presidente del Gobierno sino de lo que el
pacto IU-Podemos decida y, como es obvio, siendo el comunista Garzón el líder
de IU se convierte en intocable junto a sus compañeros podemitas. El Presidente,
por tanto, para frenar el desgaste, da un vuelco profundo a la mitad de su
Gobierno, al sector socialista, y avala incomprensiblemente a la otra mitad,
mantiene intacto a su equipo económico así como el excesivo número de
ministros, pero prescinde de su fiel núcleo duro, que le ayudó a llegar a la
Secretaría General del PSOE, cuando el Comité Federal le expulsó de la misma, y
a alcanzar La Moncloa, dejando fuera ahora del nuevo Gabinete a Carmen Calvo,
Ábalos, Campo y a su Jefe de Gabinete, Iván Redondo, muñidor de todas las
estrategias de Sánchez hasta la fecha, a quien sustituye por Félix Bolaños como
el nuevo gurú que manejará la nueva estrategia de esta renovada “fontanería” de
un sanchismo sin sanchistas que casi nadie entiende, salvo que sólo se trate de
renovar un Gobierno en quiebra (bueno, medio gobierno) como estrategia para que
Sánchez pueda sobrevivir y agotar la legislatura, mientras los partidos de la
oposición (PP, Vox y Ciudadanos) sostienen que el problema es el Presidente,
pues, como dice Arrimadas, “Sánchez ha cambiado de ministros pero no de
socios”.
En definitiva, el nuevo Gabinete, que
estará integrado por 14 mujeres y 9 hombres (una mayor apuesta por la cuota
femenina), sin la presencia de Iván Redondo como el hombre más influyente del
mismo y con la reducción de cuatro vicepresidencias a tres, incorpora las
siguientes nuevas caras: José Manuel Albares en Exteriores, UE y Cooperación,
sustituyendo a González Laya; Pilar Llop en Justicia, sustituyendo a Juan
Carlos Campo; Raquel Sánchez en Transportes, Movilidad y Agenda Urbana,
sustituyendo a Ábalos; Pilar Alegría en Educación y Formación Profesional,
sustituyendo a Celaá; Isabel Rodríguez como portavoz, sustituyendo a María
Jesús Montero, que conserva Hacienda y añade Función Pública, y en Política
Territorial, sustituyendo a Iceta, que pasa a Cultura, sustituyendo a Uribes;
Félix Bolaños en Presidencia y Relaciones con las Cortes, el puesto que ocupaba
Carmen Calvo; y Diana Morant en Ciencia e Innovación, sustituyendo a Pedro
Duque. Además, cesa a su Jefe de Gabinete, Iván Redondo, y lo sustituye por
Oscar López; suprime una vicepresidencia y asciende a Nadia Calviño a la
Vicepresidencia Primera, que ocupaba Calvo, dejando la Segunda para Yolanda
Díaz y la Tercera para Teresa Ribera. Un Ejecutivo derrochón, que pulveriza el
record de asesores a dedo subiendo en mayo un 17%, en el que el equipo de
Calviño queda como único contrapeso a Podemos al perder el Presidente su
cortafuegos tras expulsar a Carmen Calvo, Ábalos y Redondo; un cambio para
frenar a la nueva izquierda tras el fiasco del 4-M en Madrid y que puede
afectar al partido al testar ya Sánchez la cantera de cara a una renovación
profunda del PSOE que, tal como está, hace aguas por todas partes; y un intento
de resolución de una crisis de Gobierno que defrauda incluso al sector más fiel
a Sánchez, donde sostienen, entre otras cosas, que “hay un sabor amargo; Pedro
ha vuelto al PSOE de antes” y que “si Ábalos no quería marcharse y ha sido él
quien se lo ha cargado, sería el colmo”, mientras sus ex críticos celebran el
rescate de Oscar López, que apoyó a Patxi López frente a Sánchez, ya que “no es
sectario y ha madurado”. En definitiva, Sánchez en estilo puro, que, al
parecer, ofreció en mayo un reparto de carteras diferente al que ha hecho ya
que tras el descalabro del 4-M en Madrid se empezó a planificar un nuevo
gabinete y se cerró con su gente de confianza, pero que la semana pasada cambió
todo, típico en la forma de proceder de Sánchez a lo largo de su trayectoria
política en que su narcisismo prevalece por encima de cualquier otra
consideración.
Poco antes Ayuso, recibida en Moncloa
por Sánchez, le planteaba su oposición en clave nacional, declarando que ve el
orden constitucional en peligro y en una tensa reunión diciéndole que “vamos a
un cambio de régimen” mientras él contesta que “no vamos a romper España”. En
efecto, Ayuso, en calve nacional y no autonómica, recrimina al Presidente los
indultos, alerta de una ruptura constitucional y avisa de que acudirá al TC si
sube los impuestos, mientras María Jesús Montero, todavía Portavoz del
Gobierno, en sus últimas declaraciones como tal, le replica que esos temas se
debaten en el Congreso de los Diputados con los líderes del PP y critica que no
hable de Madrid. Por su parte, mientras Ayuso marca el paso de la oposición a
Sánchez y denuncia en Moncloa el “chantaje” independentista, que “nos está
llevando a un cambio de modelo”, el Presidente le contesta que “Cataluña no se
llevará gran cosa”, quitando hierro a la negociación con los soberanistas,
mientras en Sol, tras la reunión en Moncloa, creen que Sánchez “está en otro
mundo” y el balance del Gobierno es que ella quiere liderar la oposición.
Y mientras el PSOE se prepara para una
necesaria renovación profunda como la realizada en la mitad socialista del
Gobierno (la generación ente los 40 y 50 años tendrá peso en la nueva
dirección) y asume un tsunami que podría afectar hasta Adriana Lastra, quien se
hará cargo del partido tras el cese de Ábalos, Jordi Sánchez, Secretario
General de Junts, advierte de que no se quedarán de “brazos cruzados” si
fracasa el diálogo entre Gobierno y Generalitat, ya que “el nuevo referéndum o
es acordado y vinculante o ya tenemos el mandato del 1-O”, en tanto que el
Gobierno de Sánchez, como era de esperar, no recurrirá los avales de la
Generalitat por el procés y estudia la similitud con los seguros de otras
comunidades. En fin, todo lo que haga falta para quitar las “piedras del
camino” de las que hablaba Ábalos. Por su parte Aragonés dice que “nunca nos
levantaremos de la mesa de diálogo”, en tanto que el separatismo marca al nuevo
Ejecutivo, dejando claro que “la agenda sigue, referéndum y amnistía” mientras
el Govern aprovecha la debilidad manifiesta de Sánchez y le acusa de tener
“poca voluntad de resolver el conflicto”, justo cuando el Presidente y Bolaños
serán quienes, desde ahora, lleven la negociación con ERC para la “vía
catalana”.
En cuanto a la pandemia se refiere,
los contagios siguen en ascenso, cuando la vacuna en España ya la tienen completa
más de veinte millones y medio de personas, pero, junto a Portugal, bate el
record de contagiados de toda Europa, que, por cierto, pidió hace quince días
que los jóvenes usaran mascarilla, justo un día antes de que el Gobierno
acabara con la obligatoriedad de las mismas, pues la Agencia de Control de
Enfermedades propuso “reforzar” su uso en este colectivo que en España sigue
sin vacunar. En esta situación, Alemania declara a España zona de riesgo y con
ello golpea al turismo al exigir un test negativo para evitar la cuarentena,
mientras Francia, un día antes, desaconsejaba viajar a la Península Ibérica y
Bélgica hacía lo propio. Mal asunto para la ansiada recuperación económica.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que la Ley de Seguridad prohibirá la venta de empresas a
extranjeros, pretendiendo con ello el Gobierno blindar las compañías
estratégicas para el “autoabastecimiento del país”; que los fiscales temen
efectos “catastróficos” por la reforma procesal y avisan de la falta de personal
ante la nueva Ley de Enjuiciamiento; que Bruselas ve “fundamental” que el
Gobierno gestiones los fondos europeos con las CCAA; que la Audiencia imputa a
Repsol y CaixaBank por el “caso Villarejo”; que la Fiscalía pide imputar a dos
altos cargos de Podemos por la niñera de Irene Montero; que el Supremo facilita
a los autónomos desgravar por las comidas, pudiendo deducirlas aunque no
generen unos ingresos directos; que el líder de Ausbanc es condenado a ocho
años de cárcel por extorsionar a bancos; que los detenidos por la muerte de
Samuel se culpan entre sí ante la juez, que decreta prisión para tres de ellos,
siendo dos de los seis detenidos menores de edad, mientras, según la Policía,
una discusión entre el principal agresor del joven asesinado y su novia fue el
detonante del brutal crimen; y que el PSOE de Armengol “indicó” el amaño del
puerto de Mahón, pues, según el informe de la Guardia Civil sobre la trama de
corrupción en Baleares, los investigadores destapan una reunión clave entre la
Presidenta balear y el principal sospechoso y creen que hubo “indicaciones
políticas” en adjudicaciones millonarias de forma irregular, por lo que la juez
ve “indicios sólidos” de delito contra el ex presidente de Puertos, afín a la
líder socialista.
Y del exterior, destacar que la
Policía mata a cuatro de los presuntos asesinos del Presidente en Haití; que
Afganistán queda a merced de los talibanes con la retirada de EEUU de su guerra
más larga, mientras la milicia islámica avanza en todo el país ya que el
Ejército afgano tiene muy difícil controlarlo, más allá de Kabul, y resistir
ante ella; que miles de cubanos protestan en las calles contra el régimen al
grito de “no tenemos miedo”, en plena crisis económica y el azote de la
pandemia que acosan a la dictadura cubana en las principales ciudades; que
Italia consigue ser campeona de Europa de Futbol en los penaltis apeando a
Inglaterra, mientras Argentina consigue la Copa de América al derrotar a
Brasil; que Djokovic gana Wimbledon e iguala a Nadal y Federer con 20 Grand
Slam; que el BCE se rearma para tener más margen contra la crisis y fija un
objetivo del 2% de inflación que se podrá superar si es necesario, facilitando
la nueva estrategia mantener una política monetaria expansiva; que los Juegos
Olímpicos de Tokio se desarrollarán en estadios vacíos sin público ya que las
autoridades niponas decretan el estado de alarma al dispararse los contagios
por la variante Delta; y que la UE se propone doblar las renovables en sólo una
década, por lo que Bruselas lanza una batería legal por el clima que incluye
retirar los vehículos contaminantes y obligar a bajar la huella de los
edificios.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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