Afganistán, que declaró su
independencia a principios del XVIII y mantuvo un régimen monárquico hasta 1973
cuando estableció la República, tiene una historia tormentosa como Estado
independiente, sufriendo en 1978 la Revolución de Saur, de inspiración comunista,
que estableció la República Democrática de Afganistán en que la intervención de
la URSS apoyando al comunismo da lugar a la Guerra de Afganistán entre 1978 y
1992 contra la guerrilla islámica que recibe el apoyo de Estados Unidos, Arabia
Saudita y Pakistán, entre otras naciones occidentales y musulmanas. El infierno
afgano quedaba más que servido, pues, aunque los soviéticos se retiran en 1989,
la guerra civil prosigue hasta que en 1996 los talibanes (grupos radicalizados
islamistas) establecen el Emirato Islámico de Afganistán basado en una radical
interpretación de la Sharia o cuerpo de derecho islámico, hasta que en 2021,
como reacción a los atentados del 11-S, una coalición internacional de la OTAN,
liderada por EEUU, entra en el país para derrocar a los talibanes y colocar en
el poder al Gobierno de la actual República Islámica de Afganistán, que da
inicio a una nueva guerra, hasta que en 2014 EEUU y OTAN declaran que la
abandonan aunque mantienen tropas en territorio afgano para apoyar el Gobierno,
cuya actual retirada acaba con el triunfo sin paliativos de los talibanes y la
instauración de nuevo del infierno yihadista, que desata el caos y la
desesperación por huir del país, mientras Biden tiene claro que “EEUU no podía
seguir en una lucha que los afganos no iban a librar”, culpando del caos a los
líderes afganos por rendirse, mientras el Presidente del país huye, según él
para evitar un baño de sangre, y los victoriosos talibanes instauran de nuevo
el Estado talibán. Occidente huye y miles de civiles asaltan el aeropuerto de
Kabul con la esperanza de salir del infierno, mientras los países occidentales
tratan de evacuar a sus ciudadanos y a los afganos que colaboraron con ellos
durante este tiempo, mientras Biden, ante el aluvión de críticas por la
retirada, sostiene “no caeré en el error de seguir; nuestra misión nunca fue
crear la democracia”. Por su parte los talibanes, aunque nadie les cree,
prometen respeto a la mujer, eso sí, “según la ley islámica”, haciendo gestos
moderados a la comunidad internacional, anunciando una amnistía general y
asegurando que no cobijará a grupos terroristas. Entretanto EEUU se abre a
trabajar con ellos y la UE dialogará: “estamos dispuestos a tratar con ellos si
defienden derechos básicos y no reciben a los terroristas” dice la
Administración Biden; “la Unión debe hablar con los talibán porque han ganado
la guerra” dice Borrell. El problema, entre otros, es que los talibán ni
siquiera forman un grupo compacto, sino que, con distintos niveles de
radicalización extremista, son un mosaico de diversas opciones ideológicas,
todas ellas enmarcadas en el radicalismo islámico, enemigo de la democracia,
entre las que no cabe descartar el yihadismo terrorista y menos aún el
desprecio por los derechos humanos más básicos que predominan en Occidente.
Vuelve pues el infierno afgano y con él, ¡quién sabe!, el recrudecimiento de
los episodios más terroríficos del yihadismo terrorista que, al parecer, se nos
van olvidando poco a poco, a pesar de haberlo sufrido en no pocos países.
Ante esta preocupante situación,
Alemania se dispone a evacuar a 10.000 personas en los próximos días tras
blindar EEUU el aeropuerto de Kabul, y España acogerá de forma temporal a 400
refugiados que trabajaron para la UE, mientras Johnson, Merkel y Macron, salen
a dar la cara ante los ciudadanos y coordinan la repatriación y las ayudas,
quedando Sánchez, una vez más, fuera de juego, aunque, tarde y mal, decide
ponerse a “trabajar” en plenas vacaciones y tres días después de la toma de
Kabul se dispone a presidir hoy mismo una reunión online de su Gabinete con el
objetivo de coordinar la repatriación de los españoles en Afganistán y se
prepara para regresar a Madrid mañana mismo. No obstante, mientras España
maneja una lista de 800 afganos para rescatar, los primeros 55 evacuados llegan
ya a Torrejón. Y mientras los países occidentales aceleran la evacuación entre
el caos en torno al aeropuerto de Kabul, los talibanes por su parte reprimen
con gran violencia las protestas (la primera manifestación acaba con tres
muertos en Jalalabad) y usan las redes sociales como medio de vender su
supuesta moderación en el concierto internacional; EEUU congela 8.100 millones
de euros de ayuda en su primer gesto tras caer Kabul; y Bruselas trata de
prevenir una nueva oleada de refugiados con inversiones en el fallido país ya
que “hay que ayudar a los afganos para evitar que vengan a la UE”. Es el
sombrío panorama de una comunidad internacional, mal avenida, complaciente y
resignada con este renacer yihadista, que a partir de ahora, con el regreso del
infierno afgano, impuesto por los talibanes, es desde luego algo menos segura
que ayer, tras dilapidar durante veinte años, millones y millones de dólares y
miles de vidas humanas con el objetivo de que el terrorífico infierno yihadista
jamás regresase a Afganistán.
Ya en España, y salvando las
distancias, los menores marroquíes que llegaron hace meses a Ceuta, sufren otro
infierno en medio de las discrepancias internas del Gobierno de Sánchez y las
de éste con la Justicia. En efecto, Ceuta paraliza las devoluciones de menores
a Marruecos tras desvelar un auto que ha habido repatriaciones sin evaluar la
situación de forma individual, con lo que Podemos, que forma parte del
Ejecutivo de coalición, y la Justicia arrinconan a Marlaska por dichas
devoluciones ya que, según un juzgado, el Gobierno “no ha cumplido lo ordenado”
en la Ley de Extranjería, mientras las ONG critican la repatriación de los
menores y la Justicia paraliza las devoluciones del ministro Marlaska. Ceuta
admite que devolvió a menores sin expedientes individuales y la Audiencia
Nacional, que no paraliza las devoluciones, sí advierte al Ministro de que se
ajuste a la ley con los menores, mientras Marruecos guarda silencio ante
semejante chapuza y los juzgados sí podrán paralizar su retorno tras la
decisión de la Audiencia, en tanto que Interior descarga ahora en Ceuta la
responsabilidad de repatriar, lavándose este Gobierno las manos, una vez más,
en asuntos, como tantos otros, que debieran ser suyos, se mire por donde se
mire. ¿Tanto cuesta actuar desde el Ejecutivo con escrupuloso respeto a la
legalidad vigente? ¿Acaso no cuenta con más asesores que ningún otro Gobierno
para que estas meteduras de pata no se cometan? En fin, sin más comentarios;
mientras tanto el calvario de los menores marroquíes en Ceuta continúa.
Entretanto el ritmo de vacunación se
frena en seco por las vacaciones, con lo que el objetivo de inmunización de
Sánchez fracasa por su propio caos en la gestión, pues prometió que a fecha de
hoy el 70% de la población tendría ya la pauta completa de la vacuna y faltan
más de tres millones por tenerla puesta, mientras es evidente que la falta de
un plan jurídico estatal, que debiera haber activado el Gobierno, intensificó
esta quinta ola y lastró el calendario, cuando, a pesar de que los contagios y
la incidencia se van reduciendo, los muertos por covid, todavía demasiados,
suman el máximo de esta quinta ola.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe destacar que Bruselas envía 9.000 millones a España pero exige avances
para nuevos desembolsos; que hay una ofensiva de las eléctricas contra la
tarifa regulada en plena subida del recibo y Ángeles Santamaría desde CEO
Iberdrola-España, sostiene que “una eléctrica pública no es la solución: Italia
la tiene y su luz es más cara”; que los nuevos jubilados cobran 1.451 euros,
cerca del sueldo del español medio; que Cataluña recibirá 707 millones frente a
los 96 previstos en Madrid en las inversiones ferroviarias del Estado; que
Errejón tendrá que ir a juicio rápido por un supuesto delito leve de lesiones;
que el Ibex inicia en septiembre el repliegue gradual del teletrabajo; que los
sindicatos supeditan el diálogo con el Gobierno a la subida del SMI; que los
investigadores alertan de la presencia de jefes mafiosos italianos en España,
donde tiene sus residencias; que el Inserso volverá en octubre pese a las
quejas de los hosteleros, pues la Justicia desoye al sector y respalda las
condiciones para la contratación de los viajes fijados por el Gobierno; y que
Educación repartió los contenidos más ideológicos de la reforma educativa entre
las CCAA afines, elaborando los currículos junto a las autonomías por la falta
de tiempo para aplicar la norma: Valencia, Lengua; Cataluña y Aragón, Matemáticas
con perspectiva de género……etc etc.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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