Sánchez,
acostumbrado a bregar en el fango del cinismo, la demagogia y la mentira desde
que iniciara su ascenso en el PSOE con una traición a Susana Díaz y desacatara
las decisiones de los órganos de dirección del partido para montar su propio
proyecto personal con un puñado de fieles, interesados en la maniobra, monta
ahora la marimorena y, fiel a su estilo caiga quien caiga, siempre que me salve
yo, decide por su cuenta y riesgo adelantar las elecciones generales asesorado
por sus ahora incondicionales Oscar López, que en su día apostó por Patxi López
en vez de por él, y Antonio Hernando, que le traicionó “in extremis” en el
famoso y patético Comité Federal que forzó su derrota, excusa utilizada para su
periplo con las bases del partido con la falsa promesa de que pretendía
cambiarlo para mejor (y el resultado, ya lo ven). En efecto, Sánchez,
atrincherado con tan leales asesores en Moncloa la noche electoral del 28-M y
sin dar señales de vida en Ferraz, donde sus compañeros sufrían el mayor
desencanto a medida que se escrutaban las papeletas, sí tuvo el detalle, tras
tomar su insólita decisión al constatar el fiasco de los resultados para el
PSOE, de llamar a Félix Bolaños, Ministro de Presidencia, a María Jesús
Montero, Ministra de Hacienda, y a Santos Cerdán, Secretario de Organización
del PSOE, para comunicarles en persona su decisión, mientras la propia portavoz
del partido, Pilar Alegría, salía a la palestra para intentar dar la cara por
el fiasco en las urnas sin tener la más mínima idea de la decisión tomada por
el Presidente y, asumiendo la estrepitosa derrota electoral que se acababa de
confirmar, llegaba a afirmar que en el fondo no era tal la victoria del PP
porque muchos de los gobiernos locales y autonómicos se podrán “constituir sólo
con la ultraderecha”, obviando cínicamente con quienes ha tenido que pactar Sánchez
y los peajes que ha tenido que pagar para sostener su gobierno minoritario que,
ni siquiera ha sido capaz de aguantar toda la legislatura tras haber anunciado
el Presidente que las generales tocaban en diciembre, cuando finalizará la presidencia
rotatoria de España en la UE. Este es Sánchez en su pura esencia, por lo que ni
cabe sorprenderse ya que en el pasado ha tomado decisiones parecidas como el
adelanto electoral de 2019 y, sobre todo, la repetición de comicios ese mismo
año, cosechando derrota tras derrota, hasta cortar por lo sano y, tras anunciar
que jamás pactaría con quienes luego ha pactado, hilvanar un gobierno como el
que hemos sufrido en estos cuatro años, soportando insólitas decisiones que ni
podíamos imaginar. Pero no pasa nada, lo importante no es el futuro de España,
ni el éxito de su presidencia europea rotatoria, ni las vacaciones de los
españoles convocados a las urnas para el 23 de Julio, ni el futuro del propio
PSOE que él dirige, ni nada de nada…..lo importante es el interés personal de
Sánchez que, de perdidos al río, sabe ahora que, tras el varapalo del 28-M,
sería peor para sus posibilidades personales de seguir gobernando aguantar
hasta diciembre su descalabrado gobierno, cuando así evita además cualquier
crítica interna en su partido (no sería razonable que se haga en tiempo
electoral), las encarnizadas luchas entre sus socios y aliados gubernamentales
con casi todo el poder territorial perdido y en manos del PP, al que pretende
acorralar con la apelación al voto del miedo para dificultar las alianzas con
Vox en pleno proceso de conformación de los gobiernos autonómicos y locales,
como si él no tuviera que hacer lo propio con Podemos (Sumar o quién sabe),
Bildu, ERC y compañía si es que quiere gobernar en los escasos territorios que,
al efecto, los españoles le han dejado en las urnas. No en vano, los barones
socialistas, atónitos (aunque ellos también han de asumir su parte de
responsabilidad por no haberse enfrentado claramente a Sánchez y sus egos), le
culpan ahora, con toda la razón del mundo, de la situación caótica que
atraviesa el PSOE y, en el fondo, descartan una remontada el 23-J, mientras,
desde su frustración más que razonable e imposibilitados para hacer la más
mínima crítica interna, le acusan con la boca pequeña de lo que muchos
españoles estamos viendo desde hace ya tiempo, es decir “de hundir al PSOE”,
que jamás se ha visto en horas tan bajas como ahora. Pero Sánchez, instalado en
su ego narcisista, ni siquiera deja que sea otro socialista el candidato a
Presidir el Gobierno, ya que aspira a que, incluso perdiendo el próximo 23-J,
el PP no alcance ni sumando con Vox la mayoría absoluta lo que le daría a él
margen suficiente para reeditar de nuevo otro Gobierno Frankenstein. Y no cabe
duda de que Sánchez, verdadero experto en bregar en el fango, lo intentará
aunque ahora, cuando ya todos nos conocemos, cabe preguntarse si los españoles
creerán sus cínicas mentiras y falsas promesas como ha ocurrido en el pasado.
Ya
de entrada, Sánchez justifica ahora su decisión de adelantar las generales
diciendo que “lo mejor es que los españoles tomen la palabra para definir el
rumbo político del país”, mientras Feijóo advierte de que “hemos dado el primer
paso, el sanchismo no ha sido derogado todavía”, cuando Sumar y Podemos, a
consecuencia del adelanto electoral, necesitan ponerse de acuerdo en diez días
para cerrar las negociaciones de una candidatura unida tras el varapalo sufrido
también por ellos el 28-M, y cuando, por idénticas causas, Ciudadanos decide no
comparecer en estas generales, dejando huérfanos a sus últimos 300.000 votantes
porque “ya no es alternativa política”. Así la cosas Sánchez, mientras un
montón de alcaldes, concejales, presidentes y consejeros autonómicos
socialistas están haciendo las maletas para irse a casa, reúne a sus diputados
y senadores sin hacer la más mínima autocrítica de lo sucedido ni darse crítica
interna alguna, y comparece ante ellos en tono presidencialista (mano en el
pecho, incluida) para culpar de todo a la “derecha extrema y la extrema
derecha” (al igual que dice Iglesias, no cabe distinguirlas porque, si no estás
conmigo, todos son “fachas” y “casta”) y pide a los españoles que vuelvan a
confiar en él, olvidándose de que el problema es que los españoles ya no le
creen después de que tras las elecciones de 2019 hizo justo lo contrario de lo
que prometió con rotundidad: ni le mandataron para pactar un Gobierno
minoritario con Podemos y apoyado por radicalismos secesionistas (ERC, Bildu….)
o nacionalismos de derechas como PNV, cuando él mismo afirmó que no le dejaría
dormir tranquilo, ni le mandataron para indultar a los condenados por el
“procés”, ni para eliminar el delito de sedición o rebajar el de malversación,
ni para dar un giro copernicano en el asunto del Sáhara, cuyos motivos aún ni
ha explicado, ni para permitir un bochornoso gobierno roto en que unos
ministros votan unas cosas y otros las contrarias en el Parlamento…..ni para
tantos y tantos esperpentos que nos han llenado de asombro a los españoles a lo
largo de esta patética Legislatura que él ahora finiquita por sorpresa ante el
varapalo que al PSOE y sus socios, por todas estas razones, le acaban de dar
los españoles, mientras él con esta triquiñuela se ahorra tener que dar la cara
por semejante fiasco, lo que, de momento, está consiguiendo pues, ya ven,
mientras se habla del anticipo electoral, no se habla de la responsabilidad
política del fiasco electoral del PSOE, probablemente el primer damnificado del
narcisismo personalista de Sánchez.
En
efecto, nada mejor para camuflar el engaño que “arrastrar a todos” al desastre
con esta “estrategia suicida” y evitar así que se abra “el melón” de la
sucesión del presidente, como teme su “núcleo duro”, y lo mejor ahora es agitar
a las bases apelando al miedo a Vox y al PP con una campaña emocional “a cara
de perro” frente a lo que Sánchez llama “extrema derecha y derecha extrema”,
mientras intenta desmarcarse de sus socios y aliados, al extremo de que el
mismísimo Otegi, ante semejante cinismo, manifiesta “hemos sostenido al
gobierno durante cuatro años; la gente no es boba”, y él equipara
demagógicamente a la derecha española con el “trumpismo” llamando a sus
parlamentarios a “parar la ola reaccionaria”, pues, lamentablemente Sánchez ya
se ha convertido en Podemos con un discurso que rompe con los moldes institucionales
propios de un partido de Gobierno como es, y debe seguir siendo, el PSOE en una
democracia liberal; desgraciadamente sus gestos, su estrategia y sus palabras
apenas se distinguen ya de las de Pablo Iglesias y compañía. Vean, si no, el
Presidente del Gobierno, en su consigna a los parlamentarios socialistas,
manifiesta cínicamente ante lo que llama “ola reaccionaria”, entre otras cosas,
las siguientes: “hablarán de pucherazo, de que hay que detenerme”, “sus
maestros lanzaron una turba contra el Capitolio”, “quieren derogar el
sanchismo”, “veremos en programas de máxima audiencia pontificar e insultar” y
“desde la posición de dominio en las grandes empresas, en los grandes medios de
comunicación se va a desatar una campaña feroz”; en fin, a Sánchez, casi sólo
le ha faltado ya para igualarse a Pablo Iglesias (el de Podemos, que no el
fundador del PSOE) haber rematado su arenga a los parlamentarios socialistas
diciendo que hay que eliminar a la “casta” y que “el cielo no se toma por
consenso, se consigue por asalto”. Sánchez radicaliza al PSOE ante el
“desierto” que deja Podemos rompiendo su alianza con Yolanda Díaz y lanzándose
a por sus electores, mientras carga contra los medios de comunicación
acusándoles de “desatar una campaña de insultos” pretendiendo además
desmarcarse de los radicales socios y aliados que le han aupado estos años al
poder, cuando en Ferraz cunde la resignación y consideran que el sorprendente
adelanto electoral “era lo único que se podía hacer” y que “la opción es ganar
o morir”…..Tampoco es tan trágico, simplemente perder en vez de morir es otra
opción, pero dicha opción no debe pasar jamás por matar al PSOE o hundirlo, eso
sí que sería trágico de verdad.
Entretanto
Yolanda Díaz registra Sumar como partido político deprisa y corriendo, mientras
Podemos busca un precipitado acuerdo de unidad; el PNV se aferra al PSOE para
no perder poder frente a Bildu; Vara y Lambán obligarán a Feijóo a retratarse
con los de Abascal, mientras en Navarra los socialistas evitan pactar con
Bildu; ERC se repliega hacia el independentismo tras el fiasco del 28-M;
Revilla dejará gobernar al PP en Cantabria para evitar que lo haga con Vox; el
23-J evita a Sánchez el Techo de Gasto con el ajuste que exige la UE; en plena
guerra por el poder en el País Vasco entre PNV
y Bildu, ambos aliados de Sánchez, Otegi carga contra el PSOE; el PP busca en
Extremadura el primer pacto con Vox pero fijando sus líneas rojas, aunque
intentará prescindir de Vox; el Fiscal General acelera la elección de Dolores
Delgado como Fiscal de Memoria y el nombramiento exprés subleva al Consejo
Fiscal; y el Sevilla conquista su séptima Europa League tras derrotar a la Roma
en los penaltis.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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