domingo, 29 de septiembre de 2013

BERLUSCONI, MICHALOLIAKOS, MAS…

                        Mientras algunos líderes políticos dan ejemplo de seriedad, de entrega a los intereses generales, al favorecimiento de un gobierno sólido en sus respectivos países, otros, aprovechando el descontento general, incentivado por ellos mismos, se empeñan en todo lo contrario, especialmente si las urnas han arrojado resultados confusos que les exige una mayor dosis de inteligencia y de responsabilidad para consolidar una sólida gobernabilidad. Basta interesarse mínimamente por las noticias de este fin de semana para comprobarlo. Mientras en Alemania dimite el socialdemócrata Steinbruck, derrotado por Merkel, para no obstaculizar un posible pacto de gobierno, descartado por él mismo en campaña electoral, Berlusconi en Italia, Michaloliakos en Grecia y Mas en España se empeñan en poner palos en las ruedas para hacer más difícil la gobernabilidad de sus países, retrasando la salida de la crisis, no sólo en ellos, sino también en el conjunto de la Unión Europea a la que pertenecen. Si, para unos. la crisis es el reto, para otros, es la oportunidad, su maldita oportunidad particular.
            Berlusconi no tiene ningún reparo en retirar del gobierno (conformado con pinzas) a los ministros de su partido, simplemente porque, como es de ley, se pretende expulsarle del Parlamento tras ser condenado en firme por fraude tributario (al margen de otra serie de imputaciones que están en los tribunales). Su partido, curiosamente, se llama Pueblo de la Libertad, que, obviamente, no quiere decir libertad para el pueblo italiano, sino, más bien, libertad para que Berlusconi pueda seguir haciendo lo que le venga en gana. Entretanto, Italia, cada vez más hundida.
            Michaloliakos no tiene ningún reparo en apoyar las actividades delictivas de sus correligionarios políticos, incluido el asesinato de un cantante antifascista, que ha provocado una serie de protestas callejeras y de petición de justicia, al extremo de ser detenido, junto al resto de la cúpula de su partido neofascista y algunos otros diputados, para ser juzgados por homicidio, extorsión, agresiones y lavado de dinero. Su partido, curiosamente, se llama Amanecer Dorado, que, obviamente, no significa la búsqueda gloriosa de una salida de la oscura noche griega de la crisis, sino, más bien, de una aurora dorada para los liberticidas que, aprovechando errores de quienes gobernaron desde la libertad, hacen del lógico descontento generalizado un semillero donde encontrar apoyos a sus falsos proyectos de gloria y prosperidad para todos los griegos, cuando se trata de imponer la suya propia mediante la fuerza y el terror. Entretanto, Grecia, rescatada y rescatada una y otra vez, sin perspectivas de salir del agujero.
            Mas no tiene ningún reparo en seguir apoyándose en la estrategia suicida de ERC (incluso haciéndola suya), para echarle un pulso al Estado de Derecho y a la propia UE, cosechando apoyos a base de engaños, medias verdades y falsas promesas, que están generando una fractura social, política, económica e institucional sin precedentes. Su partido, curiosamente, se llama Convergencia Democrática de Cataluña, que, obviamente, no busca que los catalanes converjan en los valores democráticos de solidaridad, libertad e igualdad, sino en su ilegal y antidemocrático proyecto que sólo genera división e insolidaridad entre los propios catalanes y convergencia en que los verdaderos problemas de Cataluña tienen su origen en el resto de España en vez de asumir su incapacidad de gestión para resolverlos, como está intentando el resto de gobiernos autonómicos, relegándolos a un segundo plano a costa de su entelequis independentista. Entretanto, España, gracias a la estabilidad política que decidieron los españoles (incluidos los catalanes) saliendo de la crisis a duras penas. Menos mal que, a diferencia de griegos e italianos, fuimos capaces de no creer en brujas, posibilitando la gobernabilidad de forma estable con una clara mayoría absoluta a una de las opciones políticas democráticas que se presentaban, pues el daño causado por las locuras independentistas de Mas y compañía serían casi irreparables si se dieran en escenarios políticos como los suyos y, más aún, teniendo en cuenta nuestro esquizofrénico entramado territorial-institucional que, menos mal, ni italianos, ni griegos padecen.
            En definitiva, bajo eufemismos sugerentes para nombrar a sus partidos políticos, se esconden falsos proyectos democráticos que, en el fondo, atentan, en el fondo y en las formas, a un correcto funcionamiento del Estado de Derecho.
            Desde mi punto de vista, ante la extrema gravedad que, para la convivencia de todos los europeos en paz y libertad supone lo comentado, el resto de noticias queda relegado a un segundo plano. Tanto las buenas, como el resquicio a una esperanza de una previsible salida de la crisis europea y española en un horizonte próximo, como las malas, referentes a la corrupción de UGT y su vinculación a la Junta de Andalucía, qué ya tiene bastante dosis, según los nuevos datos que van apareciendo, prefiero sumarme a la preocupación de la UE por la repercusión negativa que, para el futuro de la Unión y la salida de la crisis puedan, tener los acontecimientos políticos de España, Grecia e Italia. Al fin y al cabo, tanto la crisis y la salida de la misma, como la corrupción, entre otros muchos problemas que están agravados en dichos países, pasan por zanjar de una vez por todas las frivolidades de determinados gobernantes, mediante la concienciación progresiva de los ciudadanos de que, por mal que estén las cosas, quien juega con fuego se quema. Sobre todo si se juega apoyando, respaldando y confiando en los pirómanos.



                                               Jorge Cremades Sena

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