domingo, 22 de septiembre de 2013

EL REY AL HOSPITAL

                        Una más y ya serán cinco intervenciones quirúrgicas en el último año y medio las que sufra el Rey Juan Carlos. Todos los medios nacionales destacan la intervención quirúrgica a que, en los próximos días, tendrá que someterse el monarca a causa de una infección en su cadera izquierda, que obliga a cambiarle la prótesis anteriormente implantada, condenándole a una recuperación de entre dos y seis meses si no hay ninguna complicación. En circunstancias normales se trataría simplemente de una noticia, importante por afectar al Jefe del Estado, y punto. Es lo que sucedería en cualquier otro país de nuestro entorno. Pero aquí, donde casi nada es normal, se desatan todas las especulaciones y se ponen en marcha todos los oportunismos para jugar al politiqueo de corto plazo e intentar sacar ventaja de la noticia. Que si abdica el rey o no, que si se opera en España o en otro país, que si lo hace en un hospital público o privado, que si se interrumpe el camino iniciado para un lavado de imagen de su devaluada figura en los últimos tiempos…. Y así sucesivamente. Desde mi punto de vista, una irresponsabilidad más, como mínimo sustancialmente inoportuna, ya que, con la que está cayendo, sólo falta reavivar viejos debates teóricos que, poco o nada, tienen que ver con la solución de los gravísimos problemas que tiene España planteados. Todos saben que, como en otras monarquías parlamentarias y democráticas, la Jefatura del Estado, salvo en asuntos de representatividad e imagen, carece de competencias concretas para intervenir en el devenir cotidiano de los asuntos que van surgiendo en la sociedad. Vamos, que no pasa nada porque nuestro Rey vea disminuidas durante algunos meses algunas de sus competencias, teniendo que circunscribirlas a las que pueda realizar en la Zarzuela y renunciando a aquellas que requieran viajar, en las que, si procede, le representará su hijo, el príncipe Felipe, y, en caso contrario, la presencia española se reducirá al resto de instituciones que han de estar presentes en los distintos eventos. Por tanto, desear una pronta recuperación a Su Majestad el Rey. Y punto.
            Distinto es el asunto de las elecciones generales en Alemania, donde, todos los pronósticos, dan vencedora a Merkel, que ha cerrado su campaña con una clara propuesta contra los “eurobonos”. Ayuda a los países miembros con dificultades, sí. Pero no gratuitamente y a cambio de nada, sino con las reformas y sacrificios necesarios para garantizar la eficacia de las mismas. En definitiva, lo que ya viene sucediendo. Ya habrá tiempo, en todo caso, de valorar la situación una vez que se conozcan los resultados.
            Por lo demás, este último fin de semana, que, a su vez, pone fin al verano para dar paso al melancólico otoño, se despide con un nuevo Código Penal en España que, a grandes rasgos, amplía los años de cárcel para los delitos más graves, incorpora la “prisión permanente” y crea una nueva figura delictiva para los dirigentes de partidos que no vigilen a sus tesoreros. En fin, asuntos en los que ya me he pronunciado reiteradamente (Ver mi blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/) y que, desde mi punto de vista, en muchos aspectos, simplemente nos aproximan un poco a lo que hacen los países de nuestro entorno, donde, a diferencia de aquí, se tiene la sensación de que sí se persigue y condena a los culpables en vez de dejar desamparadas a las víctimas. Asuntos que, si se explican con claridad y de despojan de prejuicios teóricos baratos, la ciudadanía acogerá con satisfacción. Basta consultar las encuestas al respecto.
            Pero no quiero dejar pasar en este comentario de las noticias más recientes, aunque sea de pasada, alguna otra que me ha llamado la atención. Las declaraciones del Papa Francisco, declarándose “no de derechas” y a favor de una cierta apertura en asuntos que han sido tabúes (anticonceptivos, matrimonios homosexuales, papel de la mujer…) para las jerarquías eclesiásticas de forma tradicional, abren una cierta esperanza a millones de creyentes que, simplemente, esperan que, desde la divinidad, se afronten con más eficacia los graves problemas que padecen durante este tránsito terrenal que es la vida.
            Es obvio que atravesamos momentos de mudanza. Entre ellas, las declaraciones del Papa. Pero no quiero pasar por alto las de Esperanza Aguirre, animando a que se “catalanice España” (en contraposición a Wert que decía que se “españolice Cataluña). No sé realmente a qué estamos jugando. Pienso que no hay que hacer ni una cosa ni la otra, que no es necesario recurrir a estos malabarismos orales para hacer entender a quienes, como la inmensa mayoría de españoles (incluidos los catalanes) queremos simplemente vivir en paz en esta España rica en matices culturales que, por primera vez en toda su Historia, se desarrollan con total normalidad, se fomentan y practican sin ningún problema y se complementan, enriqueciéndonos a todos, frente a quienes quieren desencajar el puzzle, que, entre todos, hemos construido, justo cuando, por fin, fuimos capaces de encajar todas sus piezas. ¿Por qué no lo pretendieron cuando estaban desencajadas? Hay cuestiones que son, simplemente, inexplicables.   


                                               Jorge Cremades Sena

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