Hace
cuarenta años los españoles, haciendo memoria histórica, a la que tanto se
apela ahora, decidimos finiquitar un pasado de discordia y desencuentro entre
nosotros mismos que, durante casi dos siglos, nos había dejado un repudiable
legado de motines, pronunciamientos militares, golpes de Estado y dictaduras,
tras los que los vencedores diseñaban parcialmente su proyecto constitucional
(a veces con apariencia democrática), es decir, unas reglas de juego, pero
contra los vencidos quienes dentro de las mismas no podían desarrollar el
normal ejercicio libre y democrático de sus objetivos. La consecuencia, breves
periodos de paz impuesta y apariencia de cierta concordia hasta el siguiente
golpe, conservador o progresista, y vuelta a empezar. Era la cruda y trágica realidad
decimonónica, pues media España, la vencedora, contra la otra media, la vencida,
más que un marco de libertades le imponía un corsé asfixiante hasta que, para
colmo, Cánovas y Sagasta, tras el estrepitoso fracaso de la Primera República y
el pertinente golpe de Estado, deciden un cambalache de turno formal pacífico
de sendos partidos, que acaba definitivamente con el escaso pluralismo político
anterior, dando paso a una dictadura, la del General Primo de Rivera, y a la
Segunda República, que desemboca finalmente en una cruel y sangrienta Guerra
Civil para dar paso (de nuevo los vencedores y vencidos) a la larga dictadura
de Franco, tras cuya muerte los españoles dimos este giro copernicano,
elaborando, por primera vez en la Historia de España, una Constitución
consensuada para todos y entre todos, por amplísimo consenso, en la que
cupieran todos los españoles y no sólo los violentos vencedores, como había
venido sucediendo hasta entonces. La positiva consecuencia, el mayor periodo,
cuarenta años, de progreso y convivencia en paz y libertad de todos los
españoles. No en vano, en este cuarenta aniversario, el Jefe de Estado, Felipe
VI, reivindica la Carta Magna como la primera norma que une, y no divide, a los
españoles, asegurando con razón que es “La Constitución, un mandato permanente
de concordia entre los españoles” y “el alma viva de la democracia”, que “no
hay que desvirtuar los valores de la Constitución sino reivindicarlos”,
ensalzando su “espíritu de reconciliación e integración”, reiterando el
compromiso de la Corona con el pacto de convivencia que “trajo a España
democracia y libertad” y pidiendo “construir una España abierta a los cambios
en la sociedad”. Además el Rey destaca el papel que en la Transición tuvo su
padre y reconoce, como hace todo el mundo, su labor en aquellos difíciles años,
al extremo de que el acto en el Congreso del cuarenta aniversario de la Carta
Magna, con presencia de todos los ex Presidentes del Gobierno, se convierte en
un homenaje a la Corona, recibiendo Juan Carlos una larga ovación de todos los
diputados salvo los de Podemos, que se mantuvieron al margen. Sabias y
acertadas palabras de nuestro Jefe del Estado justo cuando algunos se empeñan
en hacer cambios sustanciales en nuestra Carta Magna, lo que en sí mismo no es
malo (salvo que se pretenda hacerlo al margen de lo estipulado en ella) y
requiere mayorías parlamentarias muy cualificadas (lo que supone un cierto
consenso político), y otros, no pocos, deciden sencillamente actuar desde las
instituciones sin acatar las reglas de juego que nos dimos los españoles para
finiquitar definitivamente los demasiados episodios de vencedores y vencidos
que caracterizan nuestra Historia.
En efecto,
olvidar la Constitución y lo en ella establecido, actuar al margen de ella, es
poner patas arriba el “mandato permanente de concordia”. Cierto que en cuarenta
años nuestra sociedad ha cambiado mucho (entre otras cosas, que muchos de
nuestros ciudadanos jamás vivieran la experiencia de vivir en plena dictadura)
y que hay que abrirla a dichos cambios sociales; pero también es cierto que hay
que hacerlo con aquel espíritu de concordia y, si es posible, con un consenso
de dimensiones parecidas, pues en la medida en que esto no se mantenga, cualquier
cambio será a peor en términos de convivencia en paz y libertad. Hasta la
propia Ana Pastor, Presidenta del Congreso, ve posible una reforma del texto
(aunque Casado hoy no esté por la labor), pues los partidos plantean reformas,
algunas incluso necesarias e ineludibles, pero discrepan si abordarlas ahora: “me
gustaría que los jóvenes sintieran como suya esta Constitución”, dice Sánchez; “es
el peor momento para la reforma por los independentistas” dice Casado; “un
proyecto unido por la libre decisión de los pueblos” dice Iglesias; y “hay que
actualizarla, pero primero defenderla y aplicarla” dice Rivera. Y el líder naranja
lleva toda la razón pues el principal problema hoy es que no todos la defienden
con meridiana contundencia y quienes tienen el deber de aplicarla no lo hacen,
mirando incluso a otro lado o minimizando las agresiones que cada vez con más
intensidad sufre nuestra Constitución. Malos tiempos para abrir
improvisadamente este melón reformista constitucional si previamente no se
tiene claro para qué, lo que, una vez abierto, podría depararnos cualquier
cosa. En todo caso y a pesar de todo, según encuesta de GAD3, el 85´1% de
españoles afirma que la Constitución ha sido positiva para España y el 71´4% ve
crucial el papel del Rey Juan Carlos para asentar la democracia; y, según
NCReport, casi el 70% rechaza el modelo federal que quiere Sánchez y el PSOE,
la mayoría considera que no hay consenso político para abordar una reforma del
texto, y, en todo caso, un 45´8% apuesta por reducir las competencias de las
CCAA frente a un 21´2% que prefiere aumentarlas, en tanto que un 70% rechaza
conceder un estatus especial a Cataluña e incluir un referéndum. Basta recordar
que la Constitución fue respaldada en referéndum hace cuarenta años por el
87´78% de votantes (capicúa para los supersticiosos)…… ¿estamos dispuestos a
reformarla con respaldos parecidos al de su aprobación? Este es el quid de la
cuestión.
Y en pleno aniversario
de nuestra Carta Magna, el PSOE balear impone pasar un examen de catalán para
ir a la Universidad, inventándose el gobierno socialista de Armengol esta
prueba específica para acceder a Magisterio, lo que no será vinculante el próximo
curso pero sí el siguiente. Por otro lado se produce un escrache a Ciudadanos
en Barcelona, donde medio centenar de jóvenes independentistas, al grito de “fuera
fascistas”, intentan boicotear un acto de homenaje a la Constitución por parte
de los naranjas en el Liceo barcelonés. Además en Euskadi, un joven es apaleado
brutalmente en el campus universitario por los radicales en Vitoria y denuncia
la permisividad de la Universidad, pues, ya ven, “en Vitoria, ser vasco y
español cuesta que te den una paliza”. Y para rematar por hoy lo que cada vez
se hace más frecuente y de forma más descarada, más de una docena de Mossos son
heridos en el boicot de los CDR a un acto del colectivo Borbonia, apoyado por
PP y Vox, en tanto que Borrell es increpado en Bruselas por un miembro de CDR
allí huido…… Está claro que en diversos lugares de España homenajear el “mandato
permanente de concordia”, es decir, la Constitución es algo prohibido, por
parte de quienes obviamente apuestan permanentemente por la discordia. Y todos
estos son los que van a respaldar una reforma constitucional para mejorar
nuestras reglas de convivencia en paz y libertad.
Respecto a otros
asuntos cabe citar que el CIS virtual de Tezanos mantiene al PSOE a doce puntos
del PP contra todo pronóstico, no explicándose nadie por qué no adelanta
elecciones y sale de este laberinto para gobernar con mayoría holgada; que ante
la situación actual Rajoy, protagonizando los corrillos en su vuelta al
Congreso para el homenaje a la Constitución, dice ”¿qué cómo lo veo? Muy, muy
complicado”; que Rivera y Valls chocan
sobre un posible pacto con Vox en Andalucía, mientras Abascal exige devolver
Sanidad y Educación al Estado para apoyar al PP en la Junta andaluza y Rivera
aboga por gobernar, sin excluir a Vox, con el PP, que propone sanear Canal Sur
y eliminar productoras afines al PSOE; que Inés Sabanés, delegada de Medio
Ambiente, admite que Madrid Central no resuelve los picos de contaminación; que
Garrido, el Presidente de la Comunidad de Madrid, reduce el impuesto de las
donaciones en metálico de padres a hijos; que Casado ficha a un “hombre de
Aznar” ante el auge de Vox, recuperando así a Fernández-Lasquetty con el
objetivo de “fortalecer la esencia desacomplejada y liberal que dio grandes
victorias al PP”; que la Guardia Civil desarticula una gran red de narcos que
operaba en el Estrecho y era dirigida por un funcionario municipal, siendo
detenidas 57 personas, entre ellas el funcionario; y que el Tribunal Superior
de Justicia de navarra confirma la condena de nueve años de prisión a La Manada,
corroborando, dividido, que no hubo violación, mientras la Comisión de Justicia
propone que todo delito sexual sea considerado “agresión” y los expertos del
Gobierno sugieren que el Código Penal suprima la polémica figura del “abuso”…….bienvenida
sea esta precisión del tipo penal que tantas polémicas genera sobre este tipo
de delitos (cuanto menos espacio quede para una mayor interpretación de los
jueces sobre los tipos delictivos, mejor para ellos y mejor para todos).
Y del exterior
cabe citar que ha sido detenido en Brasil uno de los condenados por las
matanzas de Atocha, se trata de García Juliá, sentenciado a 193 años y que se
fugó de la cárcel, por lo que tenía una orden de extradición; y que otra
detención, la de la hija y heredera del fundador de Huawei, enfrenta a China y
EEUU, desencadenando el temor a que el arresto avive la guerra comercial y
provocando la caída de las Bolsas, en definitiva, EEUU acusa a la hija del
fundador del fabricante chino de móviles de violar las sanciones contra Irán.
Jorge Cremades Sena
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