Queda
por fin “visto para sentencia” el caso sobre el ilegal procés secesionista tras
52 sesiones en el Tribunal Supremo, cuya sentencia se espera para final del
verano, mientras los líderes juzgados del 1-O hasta en su turno de “última
palabra” descalifican al Estado Español, del que forma parte la Comunidad
Autónoma de Cataluña, y al que como representantes del mismo, bien desde el
Govern o del Parlament, estarían obligados a defender, tal como juraron o
prometieron en sus tomas de posesión, en vez de pretender acabar con él desde
el desacato a lo democráticamente establecido mediante actos ilícitos no
contemplados en las reglas de juego que todos los españoles, incluidos los
catalanes, nos hemos dado y, por tanto, no recogidos ni en la Constitución
Española, ni en el Estatut de Catalunya, ni en la normativa legal derivada de
los mismos. Los acusados del procés cierran el juicio con un alegato político
después de cuatro meses, utilizándolo para exigir al Alto Tribunal que les
juzga que anteponga la Política a la Justicia como si la Justicia no formara
parte sustancial de la Política en un Estado Democrático de Derecho, como es el
caso, y como si por el mero hecho de ser políticos debieran estar exentos y al
margen de la legalidad vigente, pues sólo desde este intolerable planteamiento
cabe entender lo que hicieron en su día y lo que ahora Quim Torra, actual
President de la Generalitat (su antecesor anda huido de la Justicia Española),
pretende al sentenciar orgulloso que “lo volveremos a hacer”; es decir, que
utilizarán la ilegalidad desde las mismas instituciones del Estado para
arremeter contra él, como hicieron sus compañeros, lo que le llevaría a los
tribunales “ipso facto” como a cualquier otro presunto delincuente. Y mientras
los líderes del 1-O descalifican de forma irresponsable al Estado y prometen
reincidir, Junqueras, el principal encausado, pide “devolver la cuestión a la
política”, en tanto que Romeva, ve el procesamiento como un “escarmiento
ideológico” y Rull amenaza diciendo que “esta inmensa ola es imparable…después
de nosotros, vendrán muchos más”. Como se ve, arrepentimiento cero; y
mantenimiento del pulso al Estado, todo, con el mantra, según Junqueras, de “devolver
la cuestión al terreno del diálogo y el acuerdo”, mientras Fiscalía mantiene la
rebelión contra el criterio de la Abogacía del Estado, como si el terreno del
diálogo no fuera la legalidad vigente y cualquier acuerdo político no tuviera
que ajustarse a la misma y, en todo caso, concitar amplísimos consensos para
hacer las modificaciones constitucionales pertinentes que dieran cabida a las,
hoy por hoy, ilícitas pretensiones de los secesionistas totalitarios. Para nada
el Tribunal Supremo persigue ideas, como ellos dicen cínicamente, sino conductas
presuntamente delictivas y, obviamente con todas las garantías procesales para
los encausados. Un TS que, con buen criterio, rechaza que Forn, tras el permiso
para recoger su acta como edil de Barcelona, se quede en una cárcel catalana,
obligándole a regresar a la de Madrid con el resto de sus compañeros, y que da
un lógico revés a la Abogacía del Estado evitando la inmunidad de Junqueras
(que jamás sería en todo caso con efecto retroactivo y no le exoneraría de los
presuntos delitos cometidos) al no permitirle salir de prisión para recoger su acta
de eurodiputado, alegando, con toda la razón, que autorizarlo, como solicita el
líder de ERC y la Abogacía, “pondría en peligro” la ejecución de la sentencia,
un “irreversible peligro” dado el precedente de Puigdemont que se fugó a
Bruselas. Un TS que hace balance del impecable juicio del procés y anda
tranquilo ante los recursos en Estrasburgo, pues “no hay ni una duda de cómo se
ha actuado”, a pesar de que “ha habido una campaña feroz para masacrar al
Supremo” y “juicios paralelos que reparten absoluciones”.
Mientras
tanto el Gobierno, al no alcanzar los apoyos para la investidura de Sánchez,
vuelve a hablar de diálogo con los grupos independentistas cuando un ejército
de unos 6.000 ediles secesionistas, elegidos en las elecciones pasadas, se
preparan para boicotear la Constitución; en definitiva, para seguir vulnerando
la ley actuando a su antojo en sus municipios como han venido haciendo sus
antecesores. La realidad es que la falta de apoyos para la investidura de
Sánchez como Jefe de Gobierno y la de María Chivite en Navarra vuelve decisivos
de nuevo a ERC y Bildu, requiriéndose la abstención de los republicanos en
Madrid y la de los abertzales en Pamplona, por lo que hay que suavizar el
enfriamiento de relaciones tras el veto a Iceta para ser senador impidiéndole
presidir el Senado. Así las cosas, Ábalos ya no descarta, como hace cuatro
días, ni la abstención de ERC ni ministros de Podemos, dando así Sánchez de
nuevo un giro copernicano al asumir pactar su investidura con quien sea y como
sea, mientras ERC se abre a la abstención, aunque anuncia que pondrá precio. La
negativa categórica de PP y Cs a facilitar la investidura de Sánchez, tal como
hizo él en su día a la de Rajoy, condena de momento al Presidente interino a
cambiar el “no se puede depender de los independentistas, porque no son de
fiar” por quedarse ahora en sus manos para ser investido como Jefe de
Gobierno…..o, en caso contrario, a convocar nuevas elecciones y renunciar, como
hizo Rajoy, al encargo del Rey. La cuestión, y no baladí, es si ahora ya son
fiables estos socios totalitarios para dar consistencia a esa especie de
engendro gubernamental acordado entre Sánchez e Iglesias de un “gobierno de
cooperación” que nadie sabe definir.
Entretanto,
se constituyen los Ayuntamientos y prosiguen los pactos de cara a la
gobernabilidad de las Comunidades Autónomas con el reparto de poder entre un
bipartidismo a cinco (PP-CS-Vox, de un lado, y PSOE-UPodemos, de otro), salvo
excepciones puntuales, y la incidencia de los nacionalismos en sus territorios.
En efecto, tras las especulaciones, postureos y estrategias chulescas de presión
de los últimos días, en que destacaba que Vox arrancaría a PP y Cs concesiones
a su línea dura en Andalucía; que Ximo Puig cedería una vicepresidencia a
Podemos a cambio de su reelección; que Ciudadanos exigiría al PP por escrito
que Vox no entrase en ningún nivel del Gobierno en Madrid; que Coalición
Canaria en las islas insistía en su “no” a Sánchez y ofrecía el Gobierno
regional al PP; que en Castilla y León el PP seguiría en la Junta tras un pacto
con Ciudadanos, que gobernaría Burgos y Palencia; que Colau rechazaría el
tripartito y miraría al PSC, ofreciéndole casi la mitad de los cargos en
Barcelona; que PP y Cs llevarían hasta el final su pulso por el poder en
Madrid, rechazando los populares la exigencia de repartirse la alcaldía de la
capital en dos años para Villacís y dos para Almeida; que PSOE-Cs suscribían un
pacto en Castilla-La Mancha para los Ayuntamientos, único pacto global de
Rivera con el PSOE de García-Page, rompiendo el veto a los socialistas….. y
otras tantas suposiciones por el estilo, se llega a la hora de la verdad renovándose
miles de Ayuntamientos. Y la realidad global, salvo excepciones, es que el PP,
gracias al tripartito con Ciudadanos y Vox, recupera grandes ciudades (como
Madrid, Zaragoza y Córdoba), aunque pierde algunas capitales pequeñas; que el
PSOE aumenta su cuota territorial y domina en municipios medianos; que
Ciudadanos consigue gobernar en Granada, Melilla y Palencia y medio mandato en
cuatro capitales tras el pacto global con el PSOE en Castilla La Mancha; que
Podemos sólo consigue gobernar en su emblemática Cádiz e IU en Zamora; que Vox
renuncia a la visibilidad a cambio de poder en la sombra; que Colau consigue
retener Barcelona gracias al acuerdo con el PSC y a los tres votos de Manuel
Valls (los otros tres de Ciudadanos no la apoyaron); y que Navarra Suma se hace
con la alcaldía de Pamplona, arrebatándosela a los proetarras, después de que
el PSN no apoyara a GBai y Bildu. Como sorpresas y asuntos más llamativos cabe
citar, entre otros, que Ciudadanos mandará en Melilla teniendo un único
representante, arrebatándosela al PP casi veinte años después; y que Vox da
Burgos al PSOE.
Y
tras la constitución de los nuevos Ayuntamientos cabe destacar que Manuel
Valls, en la investidura de Colau con su apoyo, dijera a Forn que “en España no
hay presos políticos ni exiliados” mientras la alcaldesa se estrenaba en su
nuevo mandato colocando un lazo amarillo tras recibir los votos del hispano-francés;
o que Martínez-Almeida, nuevo alcalde de Madrid, diga que “es lógico que Vox
participe en cuestiones de Gobierno” y que “Madrid será el contrapeso de La Moncloa”…
Para el recuerdo quedarán manifestaciones de Abascal como “no vamos a apoyar al
Gobierno de dos partidos si uno se niega a sentarse con nosotros” o “Carmena va
a ser alcaldesa si Cs se empeña, aún no hay acuerdo y se vota el sábado”; o las
de García Egea como “el alcalde será Almeida o Carmena, no hay otra opción”
tras negarse el PP a repartirse por dos años la alcaldía entre Villacís y
Almeida…. Mientras tanto queda por confirmar si se cumplirán otras sobre la
próxima investidura en la Comunidad, como las de Abascal en el sentido de que
“si PP o Cs tienen cuatro consejerías, Vox debe tener dos” o que “desconfiamos
del PP porque no han cumplido en Andalucía, cedimos demasiado”, o las de García
Egea diciendo que “Vox es más útil fuera del gobierno de Madrid” pues “con su
fuerza parlamentaria puede impulsar acuerdos sin estar en el Ejecutivo”. La
batalla por algunos gobiernos autonómicos sigue vigente y, al final, los
acuerdos, aunque sean “in extremis” serán los que sean para que la lógica de
las cosas no se altere demasiado y la ilógica quede como algo anecdótico. Las
amenazas previas, los vetos y las bravuconadas quedan como medidas de presión y
poco más. El bipartidismo a cinco sigue funcionando aunque sea con altibajos y
alguna sorpresa que otra.
Por
lo que respecta a otros asuntos cabe citar que Máxim Huerta cobrará en TVE
cuatro veces más que como efímero ministro de Sánchez pues vuelve a televisión
con un sueldo de 23.000 euros mensuales por presentar el programa “A partir de
hoy”, cuadruplicando el sueldo de un ministro; que la princesa Leonor, al igual
que hizo su padre, dará su primer discurso en los Princesa de Asturias y
también viajará a Barcelona; que la pausa del café cuesta 3.300 millones
anuales a las empresas y una de cada tres detecta abuso de tiempo perdido; que,
según la AIReF, Correos arrastra un déficit de 220 millones anuales; que se
detectan tres infectados por chikungunya en Alicante; que el futbolista Hazard
devuelve la ilusión al madridismo, mientras unos 50.000 aficionados le dan la
bienvenida en su presentación en el Bernabeu; y que los españoles Marc Gasol e
Ibaka, hacen historia tras el triunfo canadiense en la NBA al ganar su club,
Toronto Raptors, al Golden State Warriors en la serie final del campeonato que,
por primera vez, gana un equipo de fuera de EEUU.
Y
del exterior, destacar que la presión popular gana su primera batalla en Hong
Kong al lograr una manifestación masiva que el Parlamento aplace sin fecha la
tramitación de la polémica ley que permite extraditar a China; que sigue la
protesta en Rusia tras la liberación de un periodista crítico con el régimen;
que el euroescéptico Boris Johnson vence en el primer asalto para relevar a
May; que Francisco abronca a los nuncios manifestando que “no se critica al
Papa a sus espaldas”; que la socialdemocracia vuelve a dar señales de vida tras
los éxitos en cinco países europeos, lo que anima a una familia política en
declive; que la Eurozona acuerda por primera vez un presupuesto para afrontar
reformas, aunque los socios del euro se atascan a la hora de fijar con qué
dinero se nutrirá ese fondo; y que EEUU acusa a Irán del ataque a dos
petroleros en el Golfo de Omán, donde otros cuatro barcos fueron saboteados en
mayo, disparando este incidente el precio del crudo por encima de los 62
dólares, al tratarse de una zona por donde pasa el 42% del petróleo, mientras
las navieras plantean suspender las cargas de crudo y Rusia sale en apoyo de
Irán, disparándose así de nuevo la alerta máxima en la zona.
Jorge Cremades Sena
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