Se
acaba de celebrar una insólita y tormentosa investidura que (¡ojala yo me
equivoque!) no presagia nada bueno ya que la legislatura que con ella se inicia
puede ser muy turbulenta y efímera a tenor de lo declarado por quienes,
mediante chantajes casi imposibles de cumplir, han decidido aupar por la mínima
a Sánchez con claras advertencias de que, salvo que se salgan con la suya,
finiquitarán la gobernabilidad a la primera de cambio. En efecto, la
imprescindible abstención de ERC y Bildu (¡menudos apoyos para andar
tranquillos!) para que la investidura sea exitosa en segunda votación no deja lugar
a dudas al dejar Rufián bien claro que ERC sólo negociará “autodeterminación y
amnistía” (dos ilegalidades que el Gobierno no podrá negociar al no depender de
sus competencias) y advertir de que apoya la investidura pero no la
legislatura, manifestando “sin mesa de diálogo no hay legislatura, ya lo hemos
hecho antes”; mientras Mertxe Aizpurúa, la portavoz de Bildu, tras tachar al
Rey de “antidemocrático” y “autoritario”, le recordaba a Sánchez que está en
sus manos, y éste eludía en la réplica hacer la mínima critica a los ataques de
la abertzale al Jefe del Estado, provocando un escándalo mayúsculo en las
bancadas de la derecha con gritos de “vergüenza” y “asesinos”; Casado se
encaraba con Sánchez, Abascal se ausentaba y Suárez Illana, desde la Mesa del
Congreso, daba la espalda durante toda la intervención de la portavoz de Bildu,
condenada en su día por enaltecimiento del terrorismo cuando entrevistaba a
etarras y trabajaba en GARA. Y mientras Sánchez manifestaba que “hay que
retomar la política y dejar atrás la deriva judicial” (no sabemos en qué
consiste abandonar la deriva judicial: ¿en no acudir a los tribunales ante
presuntas ilegalidades? ¿en no someterse a las sentencias dictadas por
éstos?... ¿en qué?) Casado le advertía “estaremos en las calles y tribunales;
no habrá recurso que no usemos” y lamentaba que “España se queda sin socialismo
constitucional”, mientras Arrimadas, para evitar la pírrica victoria de la
investidura pedía “valientes en el PSOE”, en tanto que Iglesias, en su viejo y
original estilo 15-M de cuando no pertenecía a la casta y vivía en Vallecas,
tildaba a la oposición de tener “origen totalitario”, avisaba a los “brazos
mediáticos” y a los “togados reaccionarios” y pontificaba con un “señores de la
ultraderecha, antes que españoles, son reaccionarios”. Entretanto la diputada
popular Teresa Jiménez Becerril decía sobre Sánchez en una entrevista que “es
una infamia que se apoye en partidos cuyo líder es un terrorista”, y el hijo
del socialista Múgica, asesinado por ETA, manifestaba por carta “que pretenda
alcanzar la investidura con Bildu me produce una náusea infinita”. Obviamente,
los titulares de la prensa no dejaban lugar a dudas: “Sánchez defiende su pacto
frente a los duros ataques de Casado”, “el PSOE liquida la socialdemocracia”,
“el gobierno de Sánchez declara enemigos a jueces y medios críticos”,
“investidura al abismo”, “Sánchez encara la votación decisiva con una mayoría
mínima”, “Sánchez calla ante las ofensas de Bildu a España y al Rey”, “Bildu
insulta al Rey y Sánchez lo acoge en su coalición de progreso”, “Bildu, con la
venia de Sánchez”… En fin, unas sesiones de investidura demasiado agrias y
broncas que en primera votación quedaba rechazada al no obtener mayoría
absoluta con el resultado ajustado de 166 votos a favor, 165 en contra y 18
abstenciones aunque quedaba más que garantizada en la segunda votación simplemente
con más síes que noes, por 167 votos a favor (haciendo venir a una diputada
enferma que no pudo asistir a la primera votación), los 165 en contra y las 18
abstenciones. El pescado estaba más que vendido y atado y bien atado, aunque
hasta última hora se temió un “tamayazo” y para evitarlo el PSOE exigió a sus
diputados que incluso durmieran en Madrid para garantizarse su presencia en el
Hemiciclo.
En
todo caso, legítima investidura exitosa que, de momento, nos saca del bloqueo
político, aunque con un Presidente de Gobierno que avala las tesis
independentistas, somete la justicia al interés de su mesa bilateral con la
Generalitat (a las demás CCAA que les den), acepta que Torra se niegue a
cumplir el dictamen que le inhabilita, asume el programa filomarxista de
Podemos, entorpece la economía de mercado y anuncia un “cordón sanitario contra
las ideas”, justificando el sometimiento de la Constitución a las tensiones
territoriales para contentar al secesionismo, sin aclarar su acuerdo con ERC
pero comprometiéndose con los independentistas a combatir la “deriva judicial”.
Un Sánchez entregado al programa económico de Podemos y a las exigencias del
secesionismo, que le humilla advirtiéndole de que “si no hay mesa, no hay
legislatura”, mientras el Vicepresidente “in pectore”, Iglesias, agradece a los
“presos y exiliados” su “trabajo”. Una investidura legítima, aunque no la única
posible (había otras fórmulas incluso más consistentes) pero sí la elegida por
Sánchez, conseguida en un Pleno bronco e inapropiado en el que Batet, tal como
se publica, incumplió el reglamento con los proetarras y Sánchez tachó a los
constitucionalistas de “coalición del apocalipsis” frente a su “coalición de
progreso” con Podemos y apoyada por nacionalistas de izquierdas y derechas, por
secesionistas y abertzales, que le recordaron en todo momento dónde se había
metido, al extremo de que la portavoz de ERC, Montserrat Bassa, le decía en la
Cámara que a ella “la gobernabilidad de España le importaba un comino” ante la
desafiante mirada de Rufián que le había cedido la portavocía del grupo republicano,
mientras Suárez Illana daba la espalda a los portavoces de Bildu desde la Mesa,
siguiendo el consejo de su padre, el Presidente Suárez, de que en política hay
que “vivir con la excrecencia sin confundirse con ella”, con un Sánchez
impasible ante el deplorable discurso abertzale y una Batet que tampoco
intervino pese a estar obligada por el Reglamento en medio de una bronca
monumental en los escaños de la derecha.
Legítima
investidura, aunque la más ajustada de la democracia, que entroniza una
legislatura impredecible, que complica las reformas clave que España necesita,
y que se basa en todo lo contrario de lo que Sánchez prometió en campaña
electoral, no exenta de críticas, incluso desde posiciones socialistas, como la
del ex militante socialista Francesc de Carreras asegurando que “a Sánchez sólo
le guía la conservación del poder en el sentido más maquiavélico” o la del ex
Ministro de Cultura con el PSOE, Cesar Antonio Molina, diciendo que “es
inaudito que un Gobierno esté respaldado por terroristas e independentistas
condenados”. Legítima investidura que da paso a una gobernabilidad que pende de
un hilo en la que, antes de empezar, ya se produce la primera fisura al filtrar
Podemos que serán ministros el filosoberanista Catells, impuesto por Colau, y
el comunista Garzón, junto al matrimonio Iglesias-Montero (él Vicepresidente y
ella Ministra) y Yolanda Díaz. Habrá que ver como Sánchez-Iglesias, con
criterios bastante opuestos, junto a Rufián y Junqueras, encaran la
controvertida superación de la famosa “deriva judicial” o de los “presos
políticos” cuando son políticos presos; Sánchez dice que para superar el
conflicto la ley no es suficiente, que “por sí sola no basta”…..esperemos que,
a diferencia de lo que piensan sus socios, no olvide que sin la ley es
impensable e imposible la democracia.
No
obstante, una legítima y legal investidura que aúpa a Sánchez al primer
Gobierno de coalición de la democracia tras dos elecciones y ocho meses de un
Ejecutivo en funciones, que tendrá una Presidencia bicéfala, prácticamente con
dos gobiernos en uno y que estará pendiente de las exigencias de sus aliados
secesionistas, a cuyos ataques durante los debates de investidura Sánchez se ha
mostrado totalmente mudo, incluso cuando la portavoz republicana le ha acusado
de ser un “cómplice de la represión”, un “verdugo” y que le “importa un comino”
la gobernabilidad de España, tildado como un Estado represor, con “presos
políticos” y “exiliados” (que no políticos presos y fugados de la justicia,
como lo que son). Y mientras el diputado podemita Asens manifiesta que “en
cuanto haya gobierno hay que abordar los indultos” y Colau lo ratifica, Sánchez
congela por sorpresa el anuncio del nuevo Ejecutivo hasta la semana que viene
(nadie entiende ahora la premura en celebrar la investidura en días festivos)
mientras su socio Iglesias infla de cargos los ministerios con sus fieles, y
mientras Casado le acusa de intentar un “cambio de régimen” y Arrimadas de “cavar
trincheras desde el Gobierno”. Y en medio de todos estos deplorables excesos en
el fondo y en las formas, se especula con que el Vicepresidente Iglesias no
tendrá despacho junto a Sánchez en Moncloa ya que se instalará fuera del
complejo presidencial, con que la mayoría de los actuales ministros repetirán
en el nuevo Ejecutivo, con que dicho Ejecutivo será muy amplio para contentar a
tirios y troyanos, y con que el motivo del retraso de dar a conocer
oficialmente al nuevo Gobierno se debe a ver qué pasa con la decisión que el
Supremo tome sobre Junqueras y compañía.
Y
ha querido el destino que en medio de las sesiones de investidura se celebrara
la tradicional Pascua Militar, en la que el Rey elogió el compromiso constitucional
del Ejército y a cuyo acto asistieron el Presidente en funciones, Pedro Sánchez,
y los ministros de Defensa e Interior. El Jefe de Estado, que estaba siendo vapuleado
e insultado en el Congreso de los Diputados, resaltó ante Sánchez “el
compromiso” del Ejército con España y la Constitución, elogiando a la Guardia
Civil como “un pilar de nuestro país” cuando el PSOE ha pactado con el PNV
retirar al Cuerpo armado de las carreteras de Navarra…..Una Pascua Militar en
la que se escenificaba una cierta tensión por todo lo que estaba aconteciendo,
al extremo de que el habitual corrillo entre los Reyes y el Gobierno, previo al
discurso, fue evitado en todo momento.
Entretanto
el Parlament calificaba de “golpe de Estado” el cese de Torra, quien recurre al
Supremo su destitución por la Junta Electoral con el claro objetivo de que si
el Alto Tribunal falla en su favor será el Derecho el que impera, pero si falla
en su contra no será el Derecho sino el Estado represor el que actúa (es como
los secesionistas totalitarios entienden la Justicia). En todo caso y de
momento el Parlament desafía a la Junta Electoral Central y ratifica a Torra en
la Generalitat, mientras la JEC deja en manos del Parlament que Torra continúe
como President ya que sólo le ha inhabilitado como diputado y no entra en
mayores disquisiciones (es el Estatut quien obliga a que el President deba ser
diputado). Por su parte la Eurocámara, desautorizando a la JEC, reconoce como
eurodiputados a Junqueras, Puigdemont y Comín, con lo que si Junqueras no es
inhabilitado por el Supremo será proclamado como tal en Estrasburgo el próximo
día 13…..¿serán estas las razones de que Sánchez haya decidido aplazar el arranque
de su gobierno hasta la próxima semana tras tan precipitada y urgente
investidura?
Por
lo que respecta a otros asuntos cabe citar que el alquiler ya da muestras de
agotamiento y el sector espera bajadas en 2020; que Seat se plantea desviar parte
de la producción de Martorell a Navarra si crece la presión; y que un hombre
mata en Esplugues de Llobregat a su ex pareja y a su hija de tres años, que son
las dos primeras víctimas por violencia machista de este recién nacido año, y
todo ello en la Noche de Reyes, el asesino, que intentó suicidarse, fue
finalmente detenido por los Mossos y la Policía Local.
Y
del exterior Irán y Venezuela en el punto de mira. En Irán una multitud pide
venganza en el adiós en Bagdad al general iraní Suleimani, asesinado por EEUU,
por lo que la milicia iraní proclama la “muerte a América”, convirtiendo el
entierro del alto militar en una exhibición de músculo de las fuerzas de Teherán
en Irak; de entrada Irán abandona el pacto nuclear ante los sucedido y su compromiso
de limitar su programa para el enriquecimiento de uranio; mientras tanto la preocupante
crisis EEUU-Irán lastra las Bolsas y dispara el precio del petróleo en los
mercados, respondiendo Irán a EEUU con un ataque con cohetes contra dos bases
en Irak, mientras Putin exhibe su peso con un viaje a Damasco en plena tensión
y España retira parte de sus soldados de Bagdad; y el Parlamento iraní declara
al Pentágono como “grupo terrorista”. En Venezuela el chavismo, tan admirado
por nuestro Vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, da un golpe de mano
para impedir la reelección de Guaidó, obstruyendo la policía su entrada al
Parlamento mientras un acusado de corrupción juraba el cargo; Maduro intentaba
así el control de la Asamblea Nacional apartando a Guaidó de manera ilegal e
imponiendo a un diputado acusado de soborno, pero los afines votan al líder
opositor en una sesión fuera del Parlamento y Guaidó, tras desbordar el cordón
militar de Maduro, jura su nuevo mandato en medio del hostigamiento chavista en
una Asamblea tomada por el caos y la violencia, mientras EEUU admite que “infravaloró”
el apoyo de Rusia y Cuba a Maduro.
Jorge Cremades Sena
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