En el tradicional discurso
de Nochebuena el Rey Felipe, nuestro Jefe de Estado, pide “consenso político”
para dar estabilidad a nuestro país y apela a la responsabilidad individual y
colectiva ante el covid, abogando por el “empleo estable y digno” y por un
“sólido” Estado de Bienestar y, aunque, como se esperaba, evita hacer alusiones
concretas a su padre, llama a dar “ejemplo de integridad”. Añade el Rey que “la
Constitución merece respeto y lealtad”, pues es “la viga maestra que ha
favorecido el progreso y sostenido nuestra convivencia”, y que “las
instituciones debemos cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pública y
moral”, lo que implícitamente supone una crítica a la conducta de su antecesor,
Juan Carlos I, y, obviamente a todos aquellos gobernantes e instituciones que,
lamentablemente, no actúan con arreglo a la normativa legal y que, obviamente,
merecen un reproche social y el sometimiento a la Justicia. Y finaliza
apuntando que no hay que caer en el “pesimismo”, que no se deben “dar pasos
atrás en la crisis” del covid19, que “queremos una sociedad que siga impulsando
la igualdad entre hombres y mujeres”, y que nos mantengamos en “modernizar
nuestro país, manteniéndonos firmes en nuestros principios democráticos”. Cabe
preguntarse qué reproche merecería semejante discurso en cualquier país
democrático por parte de su Jefe de Estado….y la respuesta es obvia a todas
luces: ninguno. Sin embargo, en España, sí, pues salvo los partidos
constitucionalistas (PP, Ciudadanos y PSOE, éste con menos entusiasmo), el
resto de partidos, y especialmente los socios de investidura de Sánchez,
critican el discurso del Jefe del Estado con el claro objetivo de cargar contra
el Monarca, cuyo discurso es impecable desde el punto de vista democrático,
sino el de cargar contra la Monarquía Constitucional como forma de modelo de
Estado, lo que, siendo lícito e incluso saludable en partidos de la oposición,
es ilícito y pernicioso en partidos que gobiernan, caso de UPodemos, o que
apoyan y sostienen al Gobierno, como es el caso de ERC, PNV o Bildu, que junto
a UPodemos, cogobernante con el PSOE de Sánchez, aprovechan este inmaculado
discurso del Jefe del Estado para, aprovechando la situación judicial del Jefe
de Estado anterior, seguir menoscabando la credibilidad de la institución e
implantar en España un modelo republicano de tan nefasto recuerdo histórico en
nuestro país durante los efímeros momentos en que se implantó que acabaron en
un desastre absoluto. ¿Es que los socios de Sánchez están contra ese “consenso
político” al que insta el Rey para dar estabilidad a nuestro país? ¿Es que no
abogan por el “empleo estable y digno” o por el “sólido” Estado de Bienestar
que defiende el Monarca? ¿Es que no quieren que se respete la Constitución y que
sigamos modernizando nuestro país manteniendo nuestros principios democráticos
y seguir impulsando la igualdad entre hombres y mujeres, tal como defiende
Felipe VI? ¿Qué parte del discurso no entendió esta amalgama de partidos
minoritarios que se compactaron en su objetivo de expulsar a Rajoy del poder
para mantener ahora un gobierno débil y dependiente de todos ellos? Creo
sinceramente que entendieron perfectamente todo el discurso y que, como a esta
amalgama de partidos minoritarios les salió bien la estrategia de derribar al
Gobierno anterior apoyando la moción de censura, pretenden ahora hacer lo
propio con la Jefatura del Estado, cuando, según NCReport, el 70´4% de los
españoles ve a Felipe VI en sintonía con la sociedad, el 80´1% valora positivamente
su mensaje de Navidad y el 72´2% considera que es una garantía para la unidad
de España…..justo lo que esta amalgama de partidos minoritarios no quiere, la
unidad de España; esa es la clave del asunto.
Unidad y concordia ni siquiera en el
Gobierno que sostienen, pues Yolanda Díaz es capaz de lograr el aval de
empresarios y sindicatos para retocar, que no derogar, la reforma laboral de
Rajoy y Otegui, desde Bildu, y Aragonés, desde ERC, se alían para poner en
jaque dicha reforma laboral de Díaz y la CEOE, anunciando el líder de EHBildu
que junto a Esquerra, Más Madrid y BNG (otro que tal baila) presionarán para
“desestabilizar” el pacto; sin duda, en todos los terrenos, el objetivo de los
socios de Sánchez es la desestabilización, es decir, buscar que “cuanto peor,
mejor”, para intentar imponer su criterio minoritario. En este caso, un acuerdo
en materia laboral en que, como en todo acuerdo, todos han de ceder si quieren
sacarlo adelante como exige la UE; un acuerdo de reforma, que no de derogación
de la reforma laboral anterior, al lograr el Gobierno el aval de los
empresarios y sindicatos, por el que, entre otras cosas, se mantiene la
flexibilidad para las empresas, se fija el contrato temporal en seis meses y
prevalece el convenio de empresas sobre el sectorial salvo en los salarios. En
definitiva, Yolanda Díaz, renunciando a su promesa electoral, no deroga la
reforma laboral para salvar el pacto de mínimos con los empresarios y cumplir
con Bruselas, mientras Garamendi se entrega a ella apoyando la reforma aunque
patronales como CEIM y Foment no aprueban el documento impuesto por el
Gobierno, mientras los sindicatos celebran la victoria con su voto unánime a la
propuesta. Es el embrollo en que está metido Sánchez con sus socios de Gobierno,
tan poco fiables, cebando sus pactos con ellos con 38.400 millones para el
separatismo (la Generalitat de Catalunya acapara el 40% de la financiación
extra inyectada este año por el Estado a las CCAA), aunque ERC, insaciable en
sus demandas, le exija ya “resultados” en la negociación con Sánchez, a quien
el president Aragonés advierte de que en 2022 el Gobierno debe proponer algo
“tangible” sobre el “derecho de autodeterminación” y la “amnistía” (ambos
asuntos totalmente ilegales y que no puede conceder el Ejecutivo), mientras
reafirma que incumplirá la sentencia de impartir el 25% de clases en
castellano. Y mientras PNV, ERC y Bildu, sostenedores del Gobierno de Sánchez,
pretenden modificar en el Congreso la reforma laboral recién pactada, Moncloa,
haciendo juegos malabares, frena otras leyes sociales clave de su socio
UPodemos, pues las dilaciones en las de vivienda, protección animal y “trans”
frustran su aprobación antes de fin de año y torpedean el avance de las de
familias. Entretanto el TSJC fija el 25% de clase en español en otro colegio
catalán, estableciendo la medida, como en Canet, tras la petición de los
padres….¿es que cada padre ha de reivindicar individualmente derechos que la
ley le otorga y que la Generalitat debiera garantizar colectivamente? Este es
el desmadre democrático, pues, mientras la Justicia también pone en jaque la
inmersión lingüística en Baleares (otro govern, en este caso socialista, que
tal baila), Aragonés corteja al PSC para impedir por ley el 25% de clases en
español, planeando reformar la ley catalana de Educación para dejar sin efecto
la sentencia del Supremo, dando por bueno que cualquier autonomía puede elaborar
leyes contra los derechos y libertades que establece la Constitución para todos
los españoles.
Así las cosas prosigue el desmadre de
las restricciones en las CCAA, mientras el pánico al contagio deja a las
farmacias sin test de antígenos hasta el tres de enero, con colas interminables
y quejas por la falta de previsión del Gobierno y las distribuidoras por el
desabastecimiento en plena ola de infecciones antes de las reuniones navideñas.
La sensación de caos es contagiosa en esta sexta ola, pues la variante ómicron,
la pérdida de inmunidad y la falta de
restricciones uniformes, disparan los casos y tensionan la sanidad y el ámbito
laboral, sin que, al parecer, hayamos aprendido nada de las cinco olas
anteriores y cuando ya no se puede apelar a la sorpresa. Y mientras la sexta
ola desbarata el plan político y económico del Gobierno, priorizando la
economía y evitando cierres o cuarentenas con el objetivo de no parar la
actividad y comprometer la recuperación, el record de contagios, el alza de
precios y las previsiones a la baja alteran el escenario de Moncloa, en tanto
que el TS espera un aluvión de recursos por el mal decretado estado de alarma
cuando está al borde del colapso por la falta de acuerdo para renovar el CGPJ.
Entretanto se decreta toque de queda en Cataluña contra el criterio de
Fiscalía; la Justicia avala limitar comidas en casa y bares a 10 personas
aunque el Ministerio Público alerta de la restricción de derechos; Murcia
cierra la actividad no esencial de madrugada; hay trece CCAA con “pasaporte
covid” y todas advierten de su asfixia económica; Asturias cierra el ocio
nocturno; ocho CCAA baten records de contagios y cuatro de ellas registran en
Navidad el dato más alto de positivos de toda la pandemia……y para colmo los
datos de Sanidad no avalan la imposición del Gobierno de mascarillas en
exteriores ya que “no hay evidencia científica” cuando es la única medida
decretada por el Ejecutivo para afrontar la pandemia. En fin, si esto no es un
desmadre de desgobierno y un caos patético, que venga Dios y lo vea.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que el episcopado español choca con El Vaticano por los abusos; que
arrancamos 2022 con precios aún más caros y con más impuestos; que las tasas
Tobin y Google sólo recaudan 454 millones, cuando estaba previsto que en
noviembre se llegara a los 1.818 millones, por lo que la Agencia Tributaria
admite el fracaso en el cobro de dichas tasas; que la fiebre del ladrillo
regresa con un número de operaciones similar a 2008, siendo Madrid una ganga para
los inversores al ser la tercera capital de Europa que más sube; que más de
diez millones de familias pagarán este año por la luz un 20% más que en 2018
pues para los hogares con tarifa regulada se incumple la promesa del
Presidente; que el volcán de La Palma ya duerme tras 85 días de erupción
dejando 1.219 hectáreas cubiertas de lava, 2.988 edificaciones destruidas y
habiendo provocado 9.090 terremotos; y que la España Vaciada acelera para concurrir
a las citas electorales sorprendida por el adelanto electoral en Castilla y
León, que marcará la estrategia del ciclo electoral, mientras PP y PSOE ven
crucial este primer reto en el camino hacia 2023 y mientras Ciudadanos reniega
de los pactos con los populares, manifestando que “hemos creado a Ayuso y Almeida”
y en boca de Inés Arrimadas concluyendo que “en 2019 le regalamos al PP cuatro
presidencias, fue un error”, con lo que se avecina más fragmentación política
en nuestro país y, obviamente, mayor inestabilidad.
Y del exterior, destacar que la
gestión de la UE, como en España, se enreda en la fragmentación política al
chocar la inestabilidad con un modelo nacido del bipartidismo; que Argentina
recova el procesamiento de Martín Villa porque se basa sólo “en opiniones”
después de que la magistrada María Servini acusara al ex ministro español de
Interior por crímenes durante la Transición, concluyendo ahora la Justicia
Argentina que “no se probó que ordenase las acciones policiales que acabaron en
muerte”; que Pekín retira la escultura de la masacre de Tiananmen en Hong Kong;
que Yair Lapid, ministro israelí de Exteriores afirma que “un Irán con armas
nucleares representa una amenaza global”; que la nueva Alemania enseña las uñas
a China y a Rusia, pues el gobierno tripartito se aleja del enfoque conciliador
de Merkel; que ómicron paraliza el tráfico aéreo mundial al provocar la
suspensión de más de 7.000 vuelos desde Nochebuena; que desde la Guayana
Francesa se lanza con éxito el “James Webb”, el mayor telescopio espacial que
mira 13.700 millones de años atrás y estudiará el origen de las estrellas y
buscará señales de vida; y que muere el arzobispo Desmond Tutu, icono de la
lucha contra el supremacismo y símbolo contra el “apartheid”, que presidió la
Comisión de la Verdad y la Reconciliación tras el fin de la segregación racial,
por lo que Sudáfrica le despide con honores de Jefe de Estado.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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