domingo, 28 de abril de 2024

CATARSIS SOCIALISTA

 

                        La inédita carta de Pedro Sánchez, impensable en cualquier otro Estado democrático, da paso a una catarsis socialista suscitando todo tipo de emociones sobre el líder, mientras los ciudadanos andamos a la espera de conocer el resultado de sus íntimas reflexiones que nos ha prometido desvelar mañana lunes y, entretanto, obviamente, suceden todo tipo de especulaciones sobre las razones verdaderas de tan insólito proceder de nuestro Presidente de Gobierno, pues no se entiende su insólita reacción a la denuncia interpuesta por Manos Limpias contra su esposa, reacción impropia de cualquier dirigente político y más aún si se trata de un dirigente político acostumbrado a moverse en el fango del que habla con rotunda agilidad, por más que en el plano personal todos podamos entender sus sentimientos, como nos sucede o debiera sucedernos con otros u otras dirigentes (o “dirigentes”) que, por supuesto, no reaccionan así ante los presuntos acosos que reciben incluso de parte del propio Sánchez y su partido. Sánchez es libre y tiene todo el derecho a dimitir o quedarse, pero es discutible que tenga derecho a someter a los españoles a esta incertidumbre, que no pocos consideran se debe a una estrategia para ocultar algo y desviar la atención sobre el berenjenal en que él solito se ha metido, apoyado por su guardia pretoriana, con sus insólitos “cambios de opinión” sobre asuntos de gran importancia, obligado por sus impresentables socios de gobierno o sostenedores del mismo por meros intereses personales, aunque ahora se unan a esa catarsis cerrando filas con él para, acto seguido, seguir estrujándole, como acaba de hacer Puigdemont, quien, conseguida su auto-amnistía impresentable, ya le exige el traspaso de los impuestos a cambio de apoyar los Presupuestos Generales del Estado. Así las cosas, el catártico PSOE de Sánchez llama a la movilización general para que su líder no dimita y salve a los españoles y, al efecto, organiza una concentración en Ferraz fletando autobuses para apoyar a su pintoresco Secretario General, en tanto que su núcleo más duro tiene claro que la respuesta del líder mañana será que “se queda”, mientras una segunda denuncia contra Begoña Gómez envía un informe más completo al juez y mientras el fiscal pide el archivo del caso. Un PSOE desesperado que se cita para aclamar a su Jefe mientras los jefes territoriales y las bases se movilizan para acudir en masa a Ferraz y ver en directo el Comité Federal (órgano máximo del partido entre congresos que en su día Sánchez despreció), mientras Sánchez, aparcando su agenda en plena campaña electoral en Cataluña, reflexiona y nos dice por carta a los ciudadanos “me urge responder a la pregunta de si merece la pena, si debo continuar” como Presidente del Gobierno, amagando con dimitir y con ello sumiendo a la ciudadanía en la incertidumbre, pues el problema no es si al presidente le merece la pena dimitir o no (si quiere dimitir que dimita, y punto), sino que deje bien claro si este patético gobierno, secuestrado por las minorías secesionista de izquierdas y derechas, puede seguir gobernando España o desgobernándola por más tiempo, que es lo que Sánchez debe preguntarse en serio, en vez de buscar una serie de adhesiones a la desesperada y declararse “víctima de la coalición derechista y ultraderechista” (siempre el mismo mantra) que “no tolera la realidad de España”, cuando en realidad es víctima de sus propios socios de investidura, que son quienes no toleran esa realidad de España de la que habla Sánchez, es decir, de la España diseñada por amplísimo consenso de los españoles en la vigente Constitución Española.

            En definitiva, Sánchez pone a España en interinidad para victimizarse públicamente desencadenando una crisis política insólita al someter a la Presidencia del Gobierno a una reflexión y atribuye la investigación a su mujer a una “estrategia de acoso ultraderechista” y acusa a Feijóo de ser “partícipe”, mientras el PP da pasos para convocarle en el Senado si no renuncia. Y habla de estrategias olvidando la similitud con otras que especialmente sufren otros gobernantes, como Díaz Ayuso y sus familiares en Madrid, acusados de todo tipo de maldades, o como el propio Feijóo, ridiculizado a carcajadas por Sánchez en el debate de investidura (insólito en democracia), cuya mujer, al igual que la de Sánchez, fue acusada en el Congreso por la propia ministra Montero de presuntos delitos aparecidos en medios de comunicación, que desmintieron lo publicado por ser falso, mientras Sánchez aplaudía a su ministra, quien, ante la respuesta del líder del PP gritaba amenazante y casi histérica “¡y ahí mucho más!”, cuando no había absolutamente nada. La diferencia es que los contrincantes de Sánchez no dimiten ante esa supuesta estrategia de acoso de la que habla el Presidente, que, en este caso, desde luego no sería de parte de la “ultraderecha”, por lo que, al menos cabe preguntarse que si no es de la ultraderecha, ¿de qué “ultra” estaremos hablando? Ante todo esto el PP pide a Sánchez que dé una explicación sobre los escándalos que rodean al PSOE, a su Gobierno y a su pareja (caso Koldo, caso Delcy, caso Begoña Gómez, caso Pegassus….) pues considera que su problema no es sólo político sino sobre todo judicial, y que la anunciada “rueda de prensa del lunes no es más que un acto de campaña electoral” y denuncia “que opte por la victimización y no por rendir cuentas”, mientras, curiosamente, Puigdemont le insta a que se someta a una cuestión de confianza para “despejar dudas”.

            Lo que es meridianamente claro es que con su insólita decisión Sánchez ha eclipsado a Puigdemont en el inicio de campaña electoral catalana, a la que, estando ausente el Presidente, envía como sustituto a Zapatero (otro que tal baila), con lo que queda marcada por la política nacional, mientras la maniobra de Sánchez descoloca a las instituciones europeas, cuando su imagen ya se había visto deteriorada en Bruselas por su brusca gestión del reconocimiento de Palestina. Y mientras el PSOE agita el miedo a una dimisión y su bloque se agrieta al respeto, aunque intenta movilizarse para que Sánchez siga (asunto que muchos dan por hecho), Feijóo, por si acaso, prepara al PP para cualquier escenario y dice “estamos listos”, le reprocha que “no puede gobernar por adhesión y pretende hacerlo por compasión” y le acusa de “bochorno internacional” para España y de “secuestrar” el país como “estrategia electoral” ante las catalanas. Por su parte los socios de Sánchez reivindican la vigencia de la coalición gubernamental aunque consideran que “todo está abierto…pero el Gobierno tiene mucho que hacer”, difieren sobre una moción de confianza y critican el “tactismo” alertando del “daño al sistema político”, en tanto que el equipo de Sánchez agita por SMS la movilización “frente al odio” y la “jauría extremista” (bonita forma de alentar la moderación). Entretanto TVE permite a una activista pedir a Sánchez la “intervención” de medios de comunicación, pues la presentadora Silvia Intxaurrondo afirma que hay webs que “publican trolas del tamaño de una catedral” sobre Begoña Gómez (no sobre otras personas, por lo visto), y asociaciones de jueces denuncian que se insinúe que “no pueden investigar a determinadas personas” y dicen a Sánchez y su mujer que “no están al margen de la ley”, mientras Podemos y Sumar instan a tomar el CGPJ y mientras periodistas afines al PSOE sanchista acusan de golpistas a magistrado y medios. A todo este embrollo político se une la presidenta extremeña, María Guardiola, quien entiende “que el Presidente ponga en duda el sistema judicial es el  principio del fin de la democracia” y le pide “que dimita si quiere, pero que no haga un serial”, lamentando que la legislatura “avance a oscuras por los caminos de la insolidaridad y el secesionismo”…..mientras Illa, en plena catarsis por Sánchez, dice en el mitin de inicio de campaña, que “hasta la muerte con él” y llega a llamar a la “resistencia”. Es la patética realidad española, en la que, según NCReport, el 59´5% de españoles considera que Sánchez debería dimitir, el 62´4% defiende nuevas elecciones y el 55´6% de votantes socialistas cree que el amago de cese lastra la imagen de España.

            El broche final de esta catarsis colectiva socialista lo pone el Comité Federal del PSOE (que ahora sí le vale a Sánchez y no cuando se lo pasó por el arco del triunfo para imponer el modelo sanchista)  trasmitido en directo ante varios miles de personas en la calle Ferraz (debidamente trasladados en autobuses como en los mejores tiempos del franquismo) suplicándole a un ausente Sánchez “¡quédate, que merece la pena!” y desencadenando una especie de éxtasis colectivo de idolatría ciega al Jefe, más típico de Corea del Norte o de Venezuela que de la España democrática, con la ministra Montero, casi en trance, como protagonista saludando a las masas acompañada de la cúpula dirigente del partido, menos del amado Jefe que reflexionaba sobre su futuro inmediato (y por tanto el de España) a la espera de conocer su casi divina decisión con la que obsequiará a los pobres mortales dentro de unas horas. Una catarsis impropia de regímenes democráticos desarrollados para idolatrar al líder, dejar claro quiénes son los buenos y los malos, y atacar al principal partido de la oposición, que curiosamente fue el más votado en las elecciones. Ante semejante espectáculo, Feijóo dice que “estamos ante un tic autoritario que no veíamos desde Franco”, acusa a Sánchez de “dimitir de la democracia” y pide a los ciudadanos “que no se dejen engañar”, mientras Cuca Gamarra añade que “Sánchez se victimiza y  no responde a la corrupción”, que los socialistas “no pueden convertir un problema personal de Sánchez en un problema de los españoles” y vaticina que “Illa cederá la Generalitat a los independentistas para que Sánchez siga en el poder”. Y entretanto, un Gobierno, secuestrado por las minorías secesionistas, y paralizado que no ha podido aprobar una ley en más de un año.

            Entretanto la filtración de datos sobre el novio de Ayuso parte en dos la cúpula fiscal, ya que 15 miembros de la Junta de Fiscales respaldan investigarlo frente a la “número dos” del Fiscal General, y otros 16 fiscales, la mayoría designados por Ortiz y Delgado, apoyan rechazar la querella de Alberto González, mientras un  juez dice en un auto que la Fiscalía difundió datos reservados y perjudicó al novio de Ayuso pues “es evidente que ahora se enfrenta en peores condiciones a un proceso judicial”.

            Por lo que respecta a otros asuntos cabe citar que Teresa Ribera será candidata del PSOE en las elecciones europeas; que son procesados cuatro exjefes de ETA por el asesinato de Miguel Ángel Blanco; que la AIReF constata que sólo el 24% de los fondos UE ha impactado en el PIB; que los españoles pagaron 271.935 millones a Hacienda en 2023, un 6´4% y 16-500 millones más, con lo que el Estado se lleva el 40´2% del sueldo, más que Noruega, Dinamarca o Países Bajos; que España enviará una partida de misiles Patriot a Ucrania; que la segunda convocatoria de los MIR de Familia vuelve a pinchar con 246 vacantes, mientras el uso de la sanidad privada se dispara un 14% en un año por la crisis de la sanidad pública; que el Gobierno improvisa una “comisión de supervisión” y mantiene a Rocha en la RFEF proclamándole como presidente pese a estar imputado; y que el mercado laboral sufre un deterioro en el primer trimestre del año y la EPA revela un incremento del paro superior al habitual, pues el mercado laboral destruye tres contratos a tiempo completo por cada alta de empleo parcial…en definitiva, según la EPA, España pierde 140.000 ocupados en dicho trimestre, la peor cifra desde 2014 salvo el año de la pandemia.

Fdo. Jorge Cremades Sena

                                               DNI 25.891.970

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