Corrupción o caos, este es
el dilema que Sánchez, de forma vergonzante, plantea a la ciudadanía para que
sus socios gubernamentales y de investidura le sigan apoyando tras conocerse
los audios que apuntan a una grave corrupción en las filas socialistas, lo que,
desde el Gobierno y su portavoz Alegría, intentan limitar al “triángulo tóxico”
de Ábalos, Cerdán y Koldo, justo los tres lados del triángulo que lideraba el
sanchismo, cuando el liderazgo del mismo lo protagoniza un cuadrado en el que
el lado que falta del citado triángulo es precisamente Sánchez, el líder de
aquel épico periplo en aquel famoso Peugeot con el objetivo, según decían, de
regenerar la política en España, traernos la transparencia en la gestión de lo
público y liberarnos del cáncer de la corrupción, que, según ellos, sólo es
patrimonio y cabe en la derecha y la extrema derecha. En todo caso, triángulo o
cuadrado “tóxicos”, da lo mismo, es muy difícil creer que de aquel núcleo
íntimo de “regeneración política” el líder y principal protagonista, Pedro
Sánchez, a estas alturas y después de tantos años juntos, desconociera las
fechorías y comportamientos indignos de sus más íntimos colaboradores, a los
que conoce muy bien, que ahora van apareciendo en las investigaciones de la UCO
y que, hoy por hoy, nadie duda de que no puedan ir a más en el futuro. Lo
conocido hasta ahora, al margen de si luego se demuestra o no su carácter
delictivo, es ya en sí mismo de tal bajeza moral e indigna de un representante
político y, más aún, si se trata de representar una ideología progresista
democrática, que merece el repudio generalizado más contundente y sin
paliativos, por lo que la respuesta en ningún caso puede ser la disyuntiva de
“corrupción o caos” y, menos aún, la de “y tú más” a lo que se acoge Sánchez
para solicitar a sus socios que le sigan apoyando, sin que se le caiga la cara
de vergüenza, o para normalizar la corrupción apelando a la cantidad (siempre
difícil de medir con tantos casos acumulados de unos u otros), cuando el
objetivo era erradicarla, salvo que Sánchez, una vez más, nos haya mentido a
todos o, como él dice, haya “cambiado de opinión” también en esto. El caso es
que, conocidos los audios de la discordia, Sánchez, tras retirarse a meditar y
comparecer públicamente para después “pedir perdón” a la ciudadanía, con
semblante compungido y carita de circunstancias alegando “desconocer” lo
sucedido para eludir sus responsabilidades “in vigilando” como mínimo,
enseguida se repone y recupera el cinismo altanero y chulesco que le
caracteriza, cargando contra la oposición, los medios, los jueces y los
investigadores policiales como si todos ellos fueran los responsable de lo que
esta pasando en sus propias filas socialistas sin que él se entere de nada a
pesar de ser el Jefe de la cuadrilla. En definitiva, Sánchez saca su manual de
resistencia, convencido de que la mejor defensa es un buen ataque, olvida por
un lado la corrupción anterior del PSOE y por otro lado resalta la del PP,
cuando ambos tienen un bagaje que apesta y que, por cierto, ambos ya pagaron
política y judicialmente, y lo hace para esconder la suya propia que todavía
está en marcha y ni se sabe dónde puede llegar, mientras el pago de la misma debiera
consistir en su dimisión o al menos en someterse a una moción de confianza,
como haría cualquier otro mandatario de cualquier otro país de la Unión
Europea, donde ya huele a podrido lo que está pasando en España.
Sánchez, sin embargo, opta por
expresar en una carta a los militantes socialistas su “indignación” por lo
sucedido y denunciar que el caso se use “al servicio de un intento de la
derecha de derribar al Gobierno”, cuando él no sólo lo intentó en su momento
sino que consiguió derribar al Gobierno de Rajoy, como es de esperar ante casos
tan graves, salvo que él considere que al tratarse de él no sólo sus socios (o
cómplices) sino también hasta la oposición, debe sentir pesadumbre por lo que
personalmente le está pasando y por la ignorancia de unos comportamientos
intolerables de sus colaboradores más allegados. Sánchez, a pesar de decir
“vamos a dar la cara” (se ve que la suya no) ante el cerco de la corrupción
opta por resistir y tratar de ganar tiempo a ver qué pasa, creando una gestora
para la Secretaría de Organización, en la que seguirá la gerente nombrada por
Santos Cerdán, mientras abre consultas con sus socios de mayoría para su investidura
de la que, de momento, se borra Podemos con sus cuatro diputados, mientras
Feijóo dice que precisamente necesitaría esos cuatro votos para ganar una moción
de censura o para abortar una cuestión de confianza, pero Podemos, al igual que
el resto de socios de investidura de Sánchez, prefiere, al menos de momento,
que siga este gobierno minoritario corrupto antes de que le pueda suceder otro
gobierno minoritario del PP y menos aún si fuera de coalición con Vox….. Es
obvio que prefieren ser cómplices de este gobierno a pesar de la corrupción y
de estar apoyado por prófugos de la Justicia española, a provocar su
alternancia por otro aunque sea con el compromiso de que éste se limite a
convocar urgentemente elecciones generales y que el pueblo decida en las urnas,
dado que Sánchez no dimite ni las convoca y no se somete a una cuestión de
confianza, limitándose a instar al PP a que plantee una moción de censura
sabiendo que sus socios ante la disyuntiva de Sánchez de “corrupción o caos” se
decantarían por lo primero. Así las cosas, una solución podría ser presentar
una moción de censura previamente consensuada por una mayoría del Congreso pero
con el compromiso con luz y taquígrafos de que el gobierno surgido de la misma
se limite a convocar inmediatamente elecciones generales anticipadas y que el
pueblo decida cómo salir de este pozo de lodo y cieno hediondos.
Lo patético es que todos andan con el
alma en vilo ante la más que probable proliferación de nuevos audios, cuya
existencia todos dan por hecho, dado que la UCO intervino más de 30.000
archivos en el domicilio de Koldo, quien había eliminado audios, fotografías y
documentos pero los agentes lograron recuperar la información de la nube y la
están desencriptando. Además, durante el registro de la casa de Ábalos, los
agentes se encontraron con que no estaba solo sino acompañado por una mujer que
intentó llevarse un pendrive con la excusa de sacar al perro pero fue
descubierta por uno de los agentes y se le intervino, sospechándose que puede
contener información muy comprometida. Como ven lo que, como sucedió en los
ERE, era cuestión de “cuatro golfos” (y ya ven en qué acabó) y eran bulos y denuncias
basadas en recortes de prensa, parece que, tal como dice Aldama, son cosas
mucho más graves y cada día van aflorando nuevos datos y nuevas gentes
implicadas. En efecto se conoce que la UCO cerca a Armengol y Víctor Torres en
su próximo informe e investiga sus contactos con Aldama y los contratos en
pandemia; que Cerdán echó al gerente del PSOE en 2021 “por meterse donde no le
llaman” para nombrar a Ana María Puentes, elegida ahora por Sánchez para formar
parte de esa singular gestora de la Secretaría de Organización del PSOE; que la
trama se activó contra Juan Lobato por criticar a Santos Cerdán y a Koldo,
quien grabó audios con Bolaños y Nadia Calviño; que Santos Cerdán controla el
45% de la empresa clave de la trama corrupta, Servinabar, y que se hizo con
seis contratos millonarios, cinco de ellos de obra pública; que María Chivite
fulmina al número dos del partido en Navarra por el escándalo; que Koldo se
mostró leal al ex número tres del PSOE porque “gracias a ti lo tengo todo
pagado”….y así sucesivamente.
¿Qué nuevos datos aparecerán? ¿a
quiénes afectarán?...es la preocupación esencial del Gobierno de coalición de
Sánchez sumido en la desconfianza y que no descarta que salgan más implicados,
mientras la corrupción ya debilita a Sánchez en Europa porque “un líder es
fuerte en la UE como lo es en su propio país”. Sin embargo Ferraz se pliega
ante él, que minimiza la corrupción y arremete contra el PP como si fuera el
culpable de lo que sucede, y nadie de su Ejecutiva le cuestiona como Presidente
ni como Secretario General del PSOE; Sánchez se bunkeriza sin asumir culpas y
se lanza a por los críticos de su partido porque no le siguen con orejeras como
sus afines y afirma que el PSOE es una formación “limpia” (las formaciones
sucias son las demás) y se presenta como la víctima de una “traición” (lo que casi
nadie cree), reta a que quienes le censuran en el partido a que le planten cara
en el Comité Federal (tan sumiso como la Ejecutiva) y les recuerda que ya ganó
dos primarias (en ellas con sospechas de prácticas poco democráticas). Y
mientras las grandes auditoras se apartan de la fiscalización de las cuentas
del PSOE, lo que genera problemas para cumplir la promesa de “auditoría
externa” hecha por Sánchez tras el informe de la UCO sobre Santos Cerdán, él y
los suyos dejan en cueros y desconcertado al PSOE, mientras sus socios de
gobierno lo ven una burla, pero no le retiran su apoyo…. Junts advierte a
Sánchez de que no presente la cuestión de confianza (Bolaños llamó a los socios
el fin de semana para sondearlos y los del prófugo Puigdemont avisaron de que
subirían sus exigencias y de que no hay que fiare de Podemos) y junto a ERC le
aprietan para que cumpla lo pactado ahora que el interlocutor Santos Cerdán ha
desaparecido…. Y Lambán, ex presidente socialista de Aragón dice que “hay que
ir a elecciones generales ya; Sánchez ha perdido credibilidad a chorros”, “ha
estado en perfecta connivencia con Santos Cerdán” y ahora “deja al partido en
una situación precaria; hay que pensar en el futuro del PSOE”.
Pues bien, así y todo, Sánchez, genio
y figura hasta la sepultura, intenta sacar pecho cínicamente durante el
incendiario debate de ayer en el Congreso de Diputados en la sesión de control
al Ejecutivo, marcada por la corrupción, con la ausencia significativa de los
miembros de Sumar con la Vicepresidenta Yolanda Díaz a la cabeza. Una sesión
parlamentaria impresentable de control del Gobierno plagada de gritos de
dimisión, insultos desde los escaños de Vox y acusaciones cruzadas, mientras
Sánchez se aferraba al “y tú más” como línea de defensa, asumiendo con ello
implícitamente la corrupción en sus propias filas. Y con la mayoría de Sánchez
en suspenso por temor a nuevas revelaciones, los socios sólo amagan pero no
rompen con Sánchez, prefiriendo aguantar de momento el tufo corrupto como
cómplices para ver hasta cuándo aguantan y qué precio en las urnas pueden pagar.
Así las cosas, el PNV habla de una especie de parón de la Legislatura pero no
quiere fotografiarse en La Moncloa; Rufián le pide que “jure y perjure que esto
no es la Gürtel del PSOE y que no aparecerá un P. Sánchez”, en referencia al M.
Rajoy que aparecía en documentos de la trama del PP, pues ERC lo ve “tocado” y
su portavoz duda de la credibilidad de Sánchez por querer “que nos creamos que
no supo lo que eran y lo que hacían” Santos Cerdán y Ábalos, mientras pide que
“aprovechemos el tiempo que nos quede”; y Sumar, aunque cogobierna con el PSOE,
marca distancias con la ausencia en el pleno de Yolanda Díaz y Urtasum (como si
ellos no tuvieran nada que ver en el Gobierno)….y así el resto de grupos que
aprietan a Sánchez pero no lo ahogan.
Entretanto el Gobierno reparte culpas
sobre el apagón eléctrico entre Red Eléctrica y las compañías (nada de
sabotaje), mientras crece la preocupación mundial por la guerra desatada entre
Israel e Irán, pues estos conflictos, como el de Rusia-Ucrania, se sabe cómo
empiezan pero no cómo terminan.
Jorge Cremades Sena
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