lunes, 12 de agosto de 2013

GIBRALTAR, EL FONDO Y LAS FORMAS

                        No cabe ninguna duda de que el contencioso hispano-británico por Gibraltar sigue acaparando el interés mediático y la preocupación de los españoles, con el permiso de otros asuntos, como la presunta financiación ilegal del PP, que le va a la zaga. Es más, algunos incluso mantienen que precisamente la iniciativa reivindicativa del gobierno de Rajoy sobre Gibraltar se debe al interés por relegar el “caso Bárcenas” a un segundo plano. Sea como fuere, dos asuntos que por su trascendencia copan el interés general a la espera de que en el primer caso Madrid y Londres lleguen a un acuerdo y, en el segundo, a que el juez Ruz continúe investigando los hechos, cuando, justo en esta semana, irán a declarar como testigos Cospedal, Arenas y Álvarez Cascos, que, al estar obligados a decir la verdad, pueden aportar alguna luz sobre el asunto. Por tanto, a la espera de lo que declaren, que dará mucho que hablar, voy a centrarme hoy en el tratamiento que se está dando a la evolución del “caso Gibraltar”, tanto en el fondo como en las formas.
            Me llama la atención que, mientras en Inglaterra siguen manteniendo una cierta unanimidad a las posturas adoptadas por su gobierno, en España seguimos discutiendo sobre el sexo de los ángeles en vez de hacer lo propio con lo que hace el nuestro, lo que, a mi juicio, debilita internacionalmente a Rajoy frente a Cameron. Es deplorable que, cuando nadie se atreve en España a cuestionar públicamente el fondo del asunto –es decir, acabar con el impresentable residuo colonial en territorio europeo-, algunos, según les interesa, se dediquen a marear la perdiz sobre las formas en que se ha de reivindicar y el momento en que ha de hacerse.
Desde mi punto de vista es accesorio si Rajoy utiliza el asunto como cortina de humo sobre el “caso Bárcenas” y sobre los problemas económicos. Lo cierto es que, ante la enésima chulería del gobierno gibraltareño, tirando 70 bloques de hormigón al mar con puntas de acero en las inmediaciones del puerto, el gobierno español responde, ¡menos mal!, con una aplicación estricta de su obligación de controlar la frontera y con el anuncio de tomar todo tipo de “medidas legales” para acabar con las ilegalidades de todo tipo que se suelen dar en la zona de forma impune. Si, ante esta provocación, el gobierno ha decidido responder ahora, aunque no se haya hecho anteriormente, es lo importante. Él sabrá si lo hace por razones oportunistas o no. En todo caso la provocación gibraltareña es un hecho irrefutable, que, menos el gobierno británico, reconoce todo el mundo, incluidos los diarios nacionales e internacionales más críticos con la postura de Rajoy, Que algún diario, como el Wall Street Journal, diga que "No hay duda de que el Gobierno de Madrid prefiere batir tambores nacionalistas antes que hablar sobre la economía nacional, pero es una distracción que no conduce a ninguna parte” sólo demuestra su parcial visión del problema, apoyado en algunos comentaristas y políticos españoles que hacen lo propio para devaluar las iniciativas gubernamentales. Pero que, dicho diario, además se jacte afirmando que “El primer ministro británico David Cameron ha reiterado que el Reino Unido nunca negociará devolver la Roca mientras sus residentes quieran seguir siendo británicos" pone en evidencia a quienes se erigen como paladines de las medidas diplomáticas pero renunciando a otro tipo de medidas legales que, como en este caso, al menos dificulte el normal funcionamiento, ampliamente delictivo, de los habitantes de la Roca.
Desde mi punto de vista no están reñidas, ni son excluyentes, las medidas que anuncia Rajoy con otras propuestas de otras opciones políticas. Llevar el conflicto a la ONU que, por cierto ya se ha pronunciado en otras ocasiones favorablemente a las tesis españolas, no está reñido en absoluto con la propuesta socialista de que el conflicto se discuta en la UE, ni siquiera con la vía jurídica del Tribunal de la Haya. Decir que unas u otras medidas suponen meterse en “aventuras” y que buscar apoyos a la causa fuera de la UE, por poco fiables que sean, son “falsas alianzas” me parece poner palos en la rueda. Si, como dice el PSOE, “no tiene ningún sentido” mantener la colonia del Peñón, ceñirse a “una solución europea, en el marco de la Unión, entre dos países socios”, me parece restar posibilidades a la solución del conflicto que, ante las tesis de Cameron y de Picardo, suponen una ingenuidad de órdago a la grande, pues con socios o amigos así, evidentemente, no se necesitan enemigos. Si para el Reino Unido “la autodeterminación importa más que la integridad territorial” al margen de todas las resoluciones de la ONU sobre dichos derechos y quienes pueden ejercerlos, con permiso de los independentistas catalanes, de prosperar estas tesis en la UE, estaríamos en el umbral del mayor proceso de atomización política con grave riesgo para la paz y la seguridad internacional. ¿Mantendrían dichas tesis los británicos en caso de que la colonia, fraudulentamente obtenida, estuviese en su territorio? Seguro que no.
Pero el colmo de la manipulación informativa es que el citado diario de prestigio internacional base su discurso probritánico en parte del famoso artículo X del Tratado de Utrecht ("el Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno") y olvidando parte del mismo en que también dice que dicha propiedad se cede "sin jurisdicción territorial y sin comunicación abierta con el país circunvecino por parte de tierra", además de que para  "evitar abusos y fraudes en la introducción de las mercaderías" fija que "la comunicación por mar con la costa de España no puede estar abierta y segura en todos los tiempos". Es muy fácil citar una parte del Tratado y omitir el resto, para criticar una reivindicación totalmente justa por parte de España. Lo absurdo es que no sé qué intereses tienen quienes, siendo españoles, se empeñan en tirar piedras sobre nuestro propio tejado. Es decir, nosotros somos una especie de cerdos nacionalistas españoles, y los ingleses son todo lo contrario. Deplorable.
            Me sorprende que, ante informaciones sesgadas de algunos diarios, como el citado Wall Street Journal para menoscabar las medidas adoptadas por Rajoy ante las respuestas de Cameron, ningún diario español salga al paso aunque sólo sea para de forma objetiva aportar toda la información al respecto y que los ciudadanos saquen sus propias conclusiones. Está claro, una cosa es el Reino Unido y otra es España.

            Por cierto, en mi blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/, acabo de colgar el artículo “Gibraltar en el punto de mira”.


Jorge Cremades Sena


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