Mientras
la tensión entre Sánchez y Rivera estalla en el último pleno del Congreso de
los Diputados, que cierra esta turbulenta legislatura entre emociones y
lágrimas de muchos de sus miembros (y miembras, no vaya a ser que alguien se
enfade), el Gobierno de Pedro Sánchez, fiel a su incoherencia y estrambótica
forma de gobernar, inaugura los insólitos “viernes sociales”, una especie de
jornadas beneficiosas cargadas de inmensos parabienes a capricho del Ejecutivo,
aunque, liquidada la Legislatura y con las Cortes disueltas, entremos en plena
campaña electoral y, por tanto, en pleno funcionamiento de la Diputación
Permanente, una especie de mini-cámara legislativa a la espera de la
constitución del nuevo Parlamento que surja tras las elecciones. En definitiva,
un periodo de transición en el que por mero sentido común e higiene democrática
sólo cabría atender aquellas cuestiones de excepcionalidad a la espera de lo
que decidan inminentemente los ciudadanos en las urnas. Pero Pedro no lo entiende
así, frente a lo que siempre entendieron y respetaron sus antecesores como
Jefes del Ejecutivo, tanto socialistas como populares, y convencido de que
estos “viernes sociales” le aportarán beneficios electorales (a la hora de
votar siempre se tiende a recordar lo último) encima los anuncia a bombo y
platillo para que entendamos todos la bonanza de su proceder frente a la maldad
de sus contrincantes políticos, que claman al cielo ante tanta osadía de dudosa
lealtad democrática. En efecto, mientras los demás partidos habrán de esmerarse
en presentar sus propuestas electorales en la campaña, Sánchez, aprovechando su
condición de Presidente de Gobierno, añade este plus sustancial de ventaja a su
partido, el PSOE, repartiendo el insólito maná electoral como la mejor forma de
programa de cara a las elecciones, inaugurando un precedente peligroso que, sin
duda, utilizarán otros gobernantes en el futuro. Así, mientras el PSOE
sanchista, tiene media campaña hecha y Pedro se jacta de éstos inadecuados
“viernes sociales” de campaña con medidas sociales e ideológicas, que habrá de
gestionar el futuro Gobierno, ya sea suyo de nuevo o de otra opción política,
el resto de contrincantes van soltando sus propuestas programáticas. El PP,
principal partido de la oposición, promete prohibir la exigencia de lenguas
cooficiales para empleos públicos, una ley para acabar con la discriminación
del castellano, crear un Ministerio de Familia con competencias en Igualdad,
impulsar que el castellano sea la lengua vehicular y el catalán la opcional, y
una gran rebaja fiscal en favor del ahorro de los jubilados. Y Sánchez en su
primer viernes social aprueba decretos sobre el alquiler (ampliando de tres a
cinco años la duración de los contratos y limitando la subida durante los
mismos al IPC), igualdad (obligando a las empresas a registrar sus tablas de
sueldos para vigilar que no haya desequilibrios entre sexos) y paternidad
(extendiendo el permiso de paternidad de las actuales cinco semanas hasta las
dieciséis en tres años). Y, mientras cuela un préstamo de 13.800 millones para
pagar las pensiones, al Presidente de Gobierno le importa un rábano que sus
“decretos electorales” dejen una hipoteca de 19.000 millones más, pareciendo
que lo importante para él es hacer campaña electoral con el Consejo de
Ministros y con el dinero público (ya dijo su Vicepresidenta Calvo que el
dinero púbico no era de nadie), mientras Bruselas avisa a España por la deuda
desorbitada. Entretanto, en el último pleno parlamentario de la Legislatura,
Sánchez y Rivera escenifican su ruptura, que pondrá más difícil los pactos a
posteriori y la gobernabilidad de España, quejándose Sánchez del clima de
“crispación, insulto y enfrentamiento territorial” que han marcado su efímero
mandato, mientras Rivera le replica que “tiene alergia a la bandera” y hace un
balance catastrófico de su gestión gubernamental.
Y
en medio de este frustrante momento de crispación, prosiguen las declaraciones,
en este caso de los testigos, en el Tribunal Supremo, donde, al parecer, un sector
del mismo duda de que el “procés” encaje en el tipo penal de rebelión. Rajoy,
el testigo más relevante, declara, hablando de “acoso” pero no de “violencia”,
que la situación catalana era de “excepcionalidad y acoso” y añade “dejé muy
claras a los independentistas las reglas del juego”, “siempre supieron que no
iba a negociar la soberanía nacional, que reside en el pueblo español”,
mientras sortea las maniobras de la defensa para convertir su declaración en un
juicio político a su gestión, y, aunque lamenta las cargas de las fuerzas de
orden público, culpa al secesionismo de provocarlas, deja bien claro que “no
hubo mediador” y defiende el 155 porque afectaba al Govern pero no restringía
“derechos individuales”. Sáenz de Santamaría, abonando la rebelión, destaca los
“actos violentos” cometidos en torno al 1-O, ya que “hubo violencia y acoso
masivo antes y durante el 1-O”. Montoro, avala la malversación declarando que
controló las cuentas pero que pudo ser engañado ya que “la Generalitat pudo
burlar el control de Hacienda y cometer malversación”. Artur Mas, señalando al
prófugo ex President como único responsable, declara que “el referéndum del 1-O
fue una alteración de la hoja de ruta por parte de Puigdemont”. Urkullu
sostiene que Puigdemont le encargó parar el 155 de Rajoy y que pactó con él
convocar elecciones, pero que el líder separatista rectificó por temor a la
calle y frustró su mediación, asegurando que Rajoy quería evitar el 155. Y
Zoido endosa a sus subordinados las cargas del 1-O, manifestando que los Mossos
no desplegaron el dispositivo acordado para frenarlo. Mientras tanto, a las
citadas declaraciones, el PP dice que Urkullu nunca fue “un mediador” y Rivera
reprocha que el Gobierno de Rajoy lo utilizara. Por otro lado, la Guardia Civil
investiga a Artur Mas y a la telefónica alemana por el 1-O, buscando qué papel
tuvo en la contratación de T-Systems para contar con el soporte tecnológico
para desarrollar el procés y el nuevo Estado catalán, pues en una conversación
consta que un alto cargo de la tecnológica manifiesta “me veo con Mas y con los
de ERC” y no son pocas las conversaciones que hacen referencia a Mas,
inhabilitado por sus aventuras secesionistas cuando era President de la
Generalitat, conociéndose, según la investigación, que el FLA pagó los
“contratos del procés” de la telefónica alemana.
La
realidad es que ya estamos inmersos en una crispada campaña electoral en la que
el Gobierno defiende sus “decretazos” con el argumento de que PP y Ciudadanos
bloquean cincuenta leyes en el Congreso, y en la que Iván Redondo (ideólogo de
la moción de censura a Rajoy y asesor de políticos tanto de izquierdas como de
derecha en procesos electorales, y actual director del Gabinete de la
Presidencia del Gobierno de Sánchez) no tiene reparo alguno en que se ponga el
Gobierno al servicio de la campaña del PSOE descaradamente, al extremo de que
la número dos del Gabinete exige por “mail” a cada ministerio que le envíen
“datos exhaustivos” contra la oposición, con mensajes como “enviadnos de cada
ministerio argumentos de ataque al PP”, “quiero argumentos de ataque frente a
otros partidos, sobre todo el PP, pero también los demás”, aunque, descubiertos
los improcedentes mensajes Moncloa esgrima que eran para preparar un Pleno del
Congreso, por más que la fecha de respuesta lo desmienta. Es la imprudente y
sucia estrategia de Iván Redondo, poniendo al Gobierno al servicio del PSOE
descaradamente, en una despiadada lucha sin cuartel para intentar ganar la
mayoría de los 99 escaños de la España despoblada (escaños que hasta ahora se
repartían PP y PSOE de forma contundente pero que ahora con los nuevos partidos
cabe bastante incertidumbre y pueden ser vitales para posibilitar la
gobernabilidad). Y mientras Casado acusa a Sánchez de levantar “otro Frente
Popular” y Ábalos dice que “si Ciudadanos no pacta con el PSOE sólo le queda la
Triple Alianza” (se ve que la memoria histórica nos obnubila el cerebro) y
defiende el fracasado diálogo con la Generalitat e ilegalizar la Fundación
Franco, Begoña Villacís, candidata de Cs a la Alcaldía madrileña, sostiene que
“el modelo andaluz es exportable a Madrid”. Entretanto van apareciendo
candidaturas a cuentagotas: Carmen Calvo como número dos de Sánchez por Madrid,
donde Lasquettí e Illana irán en la lista de Casado, y Ana Pastor repetirá por
Pontevedra.
Y
es que hay que andarse con los pies de plomo ante los ajustados resultados que
pronostican las encuestas, ya que, salvo las del CIS, que conceden una
vertiginosa ascensión de Sánchez, todas las demás, aunque le señalan como
vencedor, conforman un panorama parlamentario desconcertante y parecido a la
inestable situación actual. En efecto, mientras los sondeos del PP (cada
partido tiene los suyos propios) les colocan a cuatro puntos del PSOE,
generando preocupación por el descenso de Ciudadanos de cara a futuros pactos,
el último CIS de Tezanos concede una ventaja al PSOE de dieciséis puntos sobre
el PP, al que otorga la recuperación de la segunda plaza; los resultados
serían: PSOE 33´3% de los votos, PP 16´7%, Ciudadanos 15´3%, UPodemos 14´5% y
Vox 5´9%. Y es que todos los sondeos, menos los del CIS, abonan la tendencia de
los vasos comunicantes, pues a mayor ascenso del PSOE, menor ascenso de
Podemos, y a mayor ascenso del PP, menor ascenso de Ciudadanos y Vox, lo que,
aplicando la ley d´Hondt para adjudicar los escaños dependerá de los
desequilibrios en sendos bloques, lo que incidirá de forma sustancial en la cantidad
de votos que se pierdan en aquellas circunscripciones pequeñas especialmente.
Por
otro lado cabe destacar un hecho curioso, que no tiene desperdicio, Pedro
Sánchez tuvo la ocurrencia de imponer un logo republicano en los correos
diplomáticos, exigiendo Exteriores a los embajadores que insertaran un símbolo
con los colores republicanos en la correspondencia por el “80º aniversario del
exilio español”, pero, al conocerse la noticia en los medios, el Gobierno
rectifica una vez más y retira el logo de dicho correo mediante una circular de
Exteriores precisando que no es necesario incluir el emblema tricolor en las
“comunicaciones de trabajo habituales”. Una vez más, a la vista está, cuando
Sánchez rectifica, acierta.
Por
lo que respecta a otros asuntos cabe citar que la mitad de los profesores
universitarios no investiga; que ACS gana 915 millones y elimina toda su deuda
al obtener un 14´4% más de beneficio, mientras Repsol arrolla y ya suma 810.000
clientes de luz y gas, ganando 2.341 millones; que Castilla y León clama contra
el auto que prohíbe la caza, mientras la Junta y la oposición consensúan una
ley para dejar sin efecto la decisión judicial contra una actividad que genera
500 millones anuales y 8.000 empleos en dicha Comunidad; que Podemos se une a
PSOE y PP votando que la política no fue el problema de las cajas; que el Barça
elimina al Real Madrid, 0-3 en el Bernabeu, y jugará la final contra el
Valencia, y además gana de nuevo al Madrid, 0-1, en partido de Liga, dando así
un paso de gigante para ganarla; que muere Xabier Arzallus, referente
indiscutible y polémico del nacionalismo vasco; y que la movilización juvenil
por el clima llega al Congreso, mientras Valladolid activa el protocolo
anti-polución más estricto de España, con transporte público gratuito cada
jueves y cortes de tráfico.
Y
del exterior destacar que Sánchez y Macron amenazan con bloquear la prórroga
del Brexit, exigiendo España y Francia un “objetivo claro” para votar a favor
del retraso; que Olaf Scholz, vicecanciller y ministro de Finanzas alemán, dice
que “Europa es el interés nacional más urgente para Alemania”; que se veta en
la UE a la lista negra de dinero sucio que incluía a Arabia Saudí; que, según
Michel Barnier, negociador de la UE, “la
relación con Reino Unido en el futuro es más importante que el Brexit”; que el
fiscal acusa a Netanyahu de soborno, fraude y abuso de poder, siendo el primer
Jefe de Gobierno israelí en ser imputado, y a cuarenta días de las elecciones
israelitas; que Maduro saca ocho toneladas de oro del Banco de Venezuela,
mientras Guaidó quiere regresar a Caracas pese a la orden de detención; que
Trump y Kim no llegan al acuerdo nuclear por el que ya se felicitaban; que las
protestas masivas elevan la presión contra Buteflika en una Argelia que se
debate entre la represión y el cambio; que la policía española detiene en
Turquía al “tres” del ISIS, Abu Alkhair, quien preparaba una ola de atentados
en Europa; y que el ex abogado de Trump deja un demoledor testimonio en el
Congreso, calificando al Presidente de “racista, timador y tramposo”,
asegurando que conocía la filtración de mensajes de Clinton y que le pidió
pagar por el silencio de una actriz, mostrando pruebas de pagos a “ex amantes”.
Jorge Cremades Sena
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, gracias