domingo, 31 de marzo de 2019

PSC, EL CÁNCER DEL SANCHISMO


                        Desde hace bastante tiempo no pocos dirigentes del PSOE vienen apostando inútilmente por una Federación socialista más en Cataluña, similar a las del resto de CCAA, despojadas de la componente nacionalista que siempre caracterizó al PSC, asociado, que no integrado, al clásico PSOE y, en los últimos tiempos, incuestionable director del proyecto territorial sanchista. En efecto, jamás prosperó en las filas socialistas españolas la idea de evitar dejar huérfano de un proyecto socialista democrático moderado, válido para todos los territorios de España, al electorado progresista de izquierdas catalán, propiciando que el socialismo nacionalista catalán, o nacional-socialismo catalán (como prefieran, depende de si ponen el acento en lo socialista o en lo nacional), derive en una enfermedad política crónica dentro del socialismo democrático español, al extremo de que, últimamente, haya ido mutando en preocupante cáncer político con el sanchismo, por el que los nacional-socialistas catalanes apostaron fervientemente desde su aparición para reemplazar al clásico socialismo español no nacionalista y vertebrador de España, condicionando e impidiendo así que los socialistas españoles, incluidos los catalanes, que también los hay, puedan ofertar a toda España, incluida Cataluña, un proyecto común y uniforme, progresista y socialdemócrata o socialista democrático moderado, claro y contundente, y despojado de células cancerígenas nacionalistas y, sobre todo, garante de impedir en el futuro una posible metástasis al resto de territorios del Estado español que lo dejaría con tremendas secuelas o incluso podría llevarlo a su desaparición. Por ello es urgente y esencial que, de cara a estas elecciones, el sanchismo diga alto y claro, sin ambigüedades, qué va a hacer con el asunto prioritario del secesionismo catalán, si es que consigue seguir gobernando en España. Todos los españoles, incluidos los catalanes, tienen derecho a conocer los propósitos de Sánchez al respecto para poder depositar su voto con conocimiento de causa y no tener que lamentarse después inútilmente, siendo preocupante que en la presentación de su programa, desvelando nada menos que 110 medidas, no diga ni una palabra sobre su plan para Cataluña, ni cite siquiera el nombre de la Autonomía, ni diga si mantendrá el fracasado y bochornoso diálogo con el secesionismo totalitario que le llevó a convocar las elecciones, sin aludir al conflicto territorial ni responder a la demanda de si indultará o no a los procesados secesionistas en caso de que sean condenados, aunque, eso sí, aparcando de momento su idea del “carácter plurinacional del Estado” y, en genérico, apostando por fortalecer las autonomías; en definitiva, un olvido sospechoso y preocupante del problema primordial que de cara al futuro tiene España. Y para avalar las sospechas de los partidos constitucionalistas, va Iceta, el líder de los social-nacionalistas catalanes (para que nadie se enfade con el término nacional-socialistas), y pone la guinda, diciendo que si “el 65% de los catalanes quiere la independencia, la democracia deberá encontrar un mecanismo”, es decir, que si hay una mayoría más o menos cualificada de catalanes por la independencia, que no de españoles, el Estado debe concedérsela. Olvida Iceta que la soberanía es del pueblo español, y, si no lo olvida pero está dispuesto a apostar por ella, ya debe empezar el sanchismo a proponerle a los españoles una modificación sustancial de la Constitución para que, si prosperara su propuesta y se convirtiera en sustancialmente mayoritaria en las Cortes (y luego en el pertinente referéndum de todos los españoles, que no sólo de los catalanes), la futura independencia de Cataluña (y supongo que de cualquier otro territorio autonómico si su población así lo quisiera) podría tener ciertos visos de democrática y no de totalitarismo ilegal, aunque sería insólito que un pueblo soberano, en este caso el español, fuese tan irresponsable como para autoliquidar su propia soberanía, así, por las buenas, salvo que, al final, tuviera que perderla por la fuerza y la violencia con la que intentan los independentistas conseguirla desde la ilegalidad.
            Obviamente, estas ocurrencias de Iceta, que enturbian más aún los objetivos del sanchismo de cara a los electores españoles respecto al grave problema del separatismo totalitario, no han caído nada bien en Ferraz ni en Moncloa, al extremo de que el Gobierno sanchista, sin desautorizarlas tajantemente, traduce lo que quiere decir el líder social-nacionalista catalán, saliendo, entre otros, la Vicepresidenta Calvo y el Ministro Ábalos a la palestra para matizar la “vía Iceta”, que, al parecer, pide paciencia al golpismo para lograr el indulto a los procesados sin que Sánchez diga claramente que no los indultará. Inmediatamente el separatismo, salvo Puigdemont, que opta por el caos total y sostiene que bloqueará la investidura de Sánchez y forzará otras elecciones, ofrece investir a Pedro, frotándose las manos, tanto JxCat como ERC, por negociar tras el 28-A una vez que el líder nacional-socialista catalán admite la posibilidad de celebrar un referéndum si crece el apoyo a la secesión y Ferraz evita corregir y desautorizar a los socialistas catalanes de forma contundente, lamentando sólo que las palabras de Iceta les “hace un roto en la campaña” y limitándose a calificarlas sólo como “inconvenientes” en vez de intolerables. La triste realidad es que el Gobierno sanchista intenta mantener un difícil y peligroso equilibrio en la intolerable deriva catalana, mientras Pablo Iglesias, aprovecha el momento para abanderar un referéndum en Cataluña con el objetivo de arrancar votos al PSC, que sólo se atreve a insinuarlo. Así las cosas, el PSOE sanchista, por mera higiene democrática, debiera dejar bien claro a todos los españoles, incluidos los catalanes, que, a diferencia de lo que dice Iceta, no es “la democracia” quien “debe encontrar un mecanismo para habilitar la independencia” sino que, en todo caso, es el secesionismo totalitario quien deben encontrar un mecanismo para conseguir la independencia y seguir luchando por ella sin atropellar los derechos del resto de españoles y respetando en todo momento la legalidad democrática vigente……sólo faltaría que la democracia tuviera que rendirse a las exigencias de los totalitarismos nacionalistas, ya sean socialistas o no.
            Y al margen de este cáncer político nacional-socialista, que el sanchismo no quiere, no puede o no le interesa extirpar, el Gobierno sanchista prosigue con sus famosos “viernes electorales”, que sin duda se pondrán de moda en futuros procesos electorales al margen de quien gobierne, aprobando una batería de medidas improvisadas y a última hora, entre ellas, la mayor oferta de empleo público desde hace más de diez años (33.793 plazas para 2019), aunque contempla un inevitable ajuste de 3.000 millones tras el 28-A, mientras Sánchez personalmente promete una renta mínima y más impuestos a los ricos, centrando su programa electoral en la lucha contra la desigualdad, con más gasto social y subida de impuestos….con el hándicap de no mencionar nada sobre la Constitución ni sobre la España plurinacional. Por otro lado, Casado tampoco se libra de despropósitos o declaraciones inconvenientes de sus candidatos en plena precampaña electoral, teniendo que obligar a Suárez Illana a rectificar su duro ataque al aborto, por decir incluso que “en Nueva York se permite después del nacimiento”, teniendo que añadir después que se equivocó y que estaba en un error. Y es que el reñido voto de derechas entre PP, Ciudadanos y Vox no tiene desperdicio: Casado responde irónicamente a la propuesta del gobierno de coalición de Rivera ofreciéndole ser ministro de Exteriores, mientras Aznar responde a Abascal, sin nombrarlo, con un “a mí nadie me dice a la cara derechita cobarde, porque no me aguanta la mirada”….y todo ello en plena lucha encarnizada por el “voto útil”, para el que Casado lleva a su programa la aplicación inminente del 155, poniendo sobre el papel la intervención de la Generalitat tras el debate interno, planteando retirar los fondos a ERC y PDeCat, y recuperando el control de las cárceles, mientras Abascal, que dirige su propia campaña, abraza el trumpismo proponiendo levantar un muro en la frontera de Ceuta y Melilla, afirmando “yo apelo al voto emocional” y asegurando que “habla claro”.
            Entretanto, mientras la Junta Electoral prohíbe por fin a TV3 decir y hablar en la campaña de “presos políticos”, que no existen (ninguno está procesado por sus ideas sino por sus presuntas conductas delictivas), declaran los agentes sobre los registros del 20-S que “nos gritaban, a pocos ha matado ETA”, evidenciando el odio incubado por el secesionismo contra todo lo español, en tanto que, según el Informe del Tribunal de Cuentas, se gastó medio millón de euros para adoctrinar a periodistas extranjeros y el PSOE presionó para retrasar el informe del Tribunal de Cuentas sobre el despilfarro de la Generalitat, pues los cinco consejeros socialistas trataron de que el documento, que detalla los 421 millones de euros desviados para el golpe, no se aprobara hasta después de las elecciones….. ¡cómo para no exigirle al sanchismo que antes de los comicios despeje con pelos y señales sus ambigüedades calculadas para poder ir a votar con conocimiento de causa!.
Por lo que respecta a otros asuntos cabe citar que, a pesar de todo, España reduce el déficit al 2´6% y se libra de la tutela que le impuso Bruselas; que Madrid empuja al cierre a 10.000 pisos turísticos, afectando la norma al 95% de los alojamientos; que RTVE se entrega a la izquierda exaltando la “memoria histórica” con una visión parcial de la Guerra Civil; que el Gobierno aprobará 70 medidas para frenar la despoblación, incluso con bases militares, para transformar la España vacía, cada vez más amplia; que el Gobierno se gana a los sindicatos con otras 4.500 plazas de funcionarios; que Competencia multa con 118 millones, y pide que no vuelvan a trabajar con la Administración, a quince firmas por repartirse 1.000 millones en obra pública, ya que un cartel multinacional infló un 20% obras de Adif durante 14 años (Alstom, Siemens, Indra y otras doce empresas manipularon 275 contratos); que la Guardia Civil acredita que ACS también pagó mordidas a Convergencia, “comisiones disfrazadas de donaciones” para conseguir contratos públicos en Cataluña; que la cúpula de Interior con el PP premió al confidente que facilitó el montaje contra Pablo Iglesias, firmando el Secretario de Estado de Seguridad un permiso extraordinario de residencia al venezolano que colaboró con la guerra sucia, mientras Villarejo dice ante el juez que la Policía investigó a Podemos e interrogó sobre la financiación del partido a ex cargos chavistas; y que los trabajadores de Alcoa se manifiestan frente al Congreso de los Diputados para pedir una solución al posible cierre de las plantas de Avilés y La Coruña, dándose un enfrentamiento con la policía en el que se vieron implicados, ¡cómo no!, los diputados de Podemos Rafa Mayoral y Yolanda Díaz al tratar de mediar “extraparlamentariamente”.    
            Y del exterior, destacar que Mario Vargas Llosa, el Nobel peruano, sale al paso de las peticiones del presidente mexicano para que España pida perdón por la conquista, contestando que “López Obrador debió escribirse a sí mismo” pues “tendría que preguntarse por qué Méjico tiene todavía tantos miles de indios marginados y explotados”; que el régimen de Maduro trata de anular a Guaidó y le inhabilita por 15 años, repitiendo el aparato chavista la estrategia empleada con Capriles para impedirle participar en las elecciones, mientras el Grupo de contacto de la UE y América Latina condena en Quito la decisión de Maduro; que ex guerrilleras colombianas denuncian violaciones y abortos, señalando a actuales senadores ya que “éramos esclavas sexuales de los comandantes de las FARC”; y que May, tras ofrecer su dimisión para salvar el plan del Brexit, con un intento desesperado para evitar la salida caótica de la UE del Reino Unido, sufre una tercera derrota en el Parlamento justo cuando los británicos debían abandonar la Unión, agotando así el primer plazo del Brexit y dejando al país ante el dilema de una salida salvaje o un aplazamiento hasta ver si finalmente encuentra la salida tan irresponsablemente aprobada en tan temerario referéndum…..y mientras se aproxima la salida caótica del 12 de abril se prolonga la agonía de la primera ministra británica, que pretende una cuarta votación en el Parlamento, y se pone a prueba la paciencia de la UE, que pide un “plan B” y se dispone a celebrar una cumbre de urgencia para dar una respuesta a la crisis.
                                    Jorge Cremades Sena

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