Más
allá de las milongas que los distintos líderes políticos quieran vendernos
sobre los resultados electorales, para justificar los fracasos o realzar los
éxitos electorales de sus respectivos partidos, y más allá de las trampas al
solitario que cada uno quiera hacer de cara a sus respectivos electores, la
realidad es la que es y, comparada con las anteriores elecciones, los partidos
de ámbito nacional obtienen los siguientes resultados: el PSOE es el partido
más votado con el 28% de los votos y 120 escaños, bajando tres y perdiendo más
de 700.000 votos; le sigue el PP con el 20´8% y 88 diputados, ganando 22 y casi
700.000 votos; en tercer lugar Vox con el 15% y 52 escaños, ganando 28 y casi
963.000 votos; seguido por UPodemos con el 12´8% y 35 diputados, bajando 7 y
perdiendo unos 650.000 votos; a continuación Ciudadanos con el 6´8% y 10
diputados, 47 menos y perdiendo 2´5 millones de votos; y finalmente Más País
que sólo obtiene 2 diputados, más el tradicional de Compromís por Valencia. Por
lo que se refiere a los partidos de ámbito territorial el más votado es ERC con
el 3´6% de votos y 13 escaños, pierde 2 (es sorprendente que con el 3´6% de
votos obtenga 13 escaños y Ciudadanos con el 6´8% sólo obtenga 10); seguido de
JxCat con el 2´2% y 8, baja 1; PNV 1´6% y 7, sube 1; EHBildu 1´2% y 5, sube 1;
CUP 1% y se estrena con dos escaños; Coalición Canaria 0´5% y 2, los mismos que
tenía; Navarra Suma 0´4% y 2, los que ya tenía; BNG 0´5% y entra con un
diputado; PRCantabria 0´3% y 1, el que ya tenía; y Teruel Existe 0´01% y se
estrena con un escaño. La primera conclusión con tales resultados configura un
Congreso de los Diputados tremendamente atomizado con seis partidos de ámbito
nacional y diez de ámbitos territoriales, que van desde el regionalismo
localista hasta el secesionismo radical pasando por todo tipo de nacionalismos.
La segunda es que, al margen de otras interpretaciones sobre los partidos de
ámbito nacional sólo suben en votos y escaños PP, Vox y Más País, mientras PSOE,
UPodemos y Ciudadanos pierden apoyos; y
entre los de ámbito territorial suben PNV, EHBildu, CUP, BNG y Teruel Existe,
mientras pierden apoyos ERC y JxCat, y se quedan igual Coalición Canaria,
Navarra Suma y PRCantabria. La tercera es que, al margen de los partidos
territoriales, con excepción de Navarra Suma en el que está incluido el PP, el
llamado bloque de izquierdas (PSOE, UPodemos, Más País) suma 158 diputados
(tenía 165 sin el partido de Errejón), frente a los 152 (tenía 149) del bloque
de derechas (PP, Vox, Ciudadanos y Navarra Suma), estrechándose la distancia
entre ambos bloques, pues de 16 diputados queda reducida a seis. Y la cuarta
conclusión es que el secesionismo catalán, ahora más dividido con la irrupción
de la CUP en el Congreso de los Diputados (hasta ahora renunciaban a
presentarse) pierde algo de peso parlamentario (de 24 escaños entre ERC y JxCat,
se queda ahora en 23, sumando los dos de la CUP), mientras el
nacionalismo-secesionismo vasco PNV-EHBildu sube algo al pasar de 10 escaños a
12, incluyendo el que los abertzales consiguen por primera vez en Navarra. Si a
ello añadimos la pérdida de la mayoría absoluta en el Senado por parte del PSOE
(pasa de 123 escaños a 92, cuando la mayoría está en 133), ya tenemos el
escenario político-parlamentario completo de lo que han dado de sí estos
comicios del 10-N. Hasta aquí las cifras electorales y las conclusiones simples
sin matiz político alguno y sólo en comparación meramente matemática con los
resultados obtenidos el 28-A que dibujaron un escenario político en las Cortes
menos atomizado que el surgido ahora de las urnas, aunque dio paso a una
legislatura fallida con apenas unos meses de vida, frustrando las esperanzas de
gobernabilidad de la inmensa mayoría de los españoles. Esperemos que ahora,
siendo más difícil todavía, no vuelva a suceder, pues una nueva repetición
electoral rondaría ya los aledaños antidemocráticos y tendría consecuencias
imprevisibles.
Pero
como unos y otros líderes políticos van a intentar vendernos la burra como sea,
conviene dejar claras algunas cuestiones para no llevarnos a engaño. De
entrada, llama la atención que en el PSOE no se haga la más mínima autocrítica
(así no vamos a ninguna parte) y se sientan satisfechos por el mero hecho de
haber sido el partido más votado, que todo el mundo daba por hecho (el PSOE
tiene un suelo electoral amplio ganado con su tradicional trayectoria), cuando
todo el mundo sabe que Sánchez prefirió no pactar gobierno alguno, teniendo más
de una opción para ello, ya que los sondeos, entre ellos y sobre todo el del
impresentable Tezanos en el CIS, le auguraban que en caso de repetir comicios
subiría algo más de quince escaños, lo que le permitiría ahora estar en
posición más fuerte para exigir su investidura e imponer sus condiciones de
forma más contundente. Pero el pueblo le ha venido a decir que en democracia se
gobierna cuando se obtiene mayoría suficiente y, en caso contrario, cuando se
es capaz de generarla con otros grupos políticos mediante alianzas gubernamentales
de estabilidad. La pérdida de tres escaños y la fuga de 763.000 votos
socialistas no es motivo para sentirse satisfecho con los resultados
electorales ni mucho menos….y, menos aún, si tenemos en cuenta que UPodemos, a
quien Sánchez anunció como socio preferencial (aunque luego lo ninguneara y
vetara), ha perdido otros siete escaños y se le han fugado 654.000 votantes.
Ahora, sin la posibilidad de un acuerdo que sume por la derecha a causa del
hundimiento de Ciudadanos (antes sí la había) y del bajón electoral del PSOE,
todo apunta (salvo la posibilidad de un pacto de Estado PSOE-PP-CS para
afrontar coyunturalmente los grandes retos planteados) a tener que buscar un
gobierno de coalición PSOE-UPodemos con el antes vetado por Sánchez, Pablo Iglesias,
y apoyado de la forma que sea por otros cuantos grupos más, pero con diez
diputados y 1.417.000 votantes menos respaldando ese proyecto social-populista,
o social-comunista, según algunos, que Sánchez ya rechazó en mejores
condiciones alegando que le sería difícil dormir con ministros podemitas en su
gobierno. No en vano, un Iglesias envalentonado a pesar de haber bajado en las
urnas, lo primero que ha hecho ha sido preguntarle a Sánchez si “se duerme peor
con cincuenta diputados de Vox que con ministros de Podemos en el Gobierno”.
Sin duda alguna, ahora Sánchez tendrá que comulgar con ruedas de molino y
tragar con ministros podemitas, probablemente con Iglesias entre ellos o como
vicepresidente, y, en ese caso, debiera explicar públicamente para tranquilizar
a la ciudadanía qué ha pasado para que ahora sí pueda dormir tranquilo y antes
no, en vez de liquidar todo este desmadre democrático simplemente con la
satisfacción de que otra vez ganó las elecciones, cuando sabe que su estrategia
ha sido un sonoro fracaso para la gobernabilidad de España, salvo que entienda
que el éxito consiste sólo en lograr la investidura como sea (todavía no ha
llegado a lograr ser investido) y luego que salga el Sol por donde quiera.
De
momento la estrategia maquiavélica de Sánchez con estos comicios plebiscitarios
del 10-N, en los que ni siquiera ha conseguido beneficiarse de las caídas de
Ciudadanos o Podemos, ha servido para que Vox, un partido populista de derecha
extrema, se convierta en la tercera fuerza política de España, superando al
populismo de izquierda extrema de UPodemos, y para que Ciudadanos, un partido
liberal de centro, se hunda catastróficamente, al extremo de que su líder,
Albert Rivera, en un gesto de dignidad casi sin precedentes (Rubalcaba lo tuvo
ante el descalabro del PSOE en las europeas de 2014), ha decidido dimitir como
Presidente del partido naranja, no recoger su acta de diputado y abandonar la
política “por el bien del proyecto” asumiendo la debacle de Ciudadanos, gesto
que le honra y que todos califican como gesto de dignidad, raro en nuestro país,
pues por esa regla de tres ni Sánchez estaría al frente del PSOE tras llevar al
partido a los peores resultados de toda su historia en 2015 (con 90 escaños) y
revalidarlo con creces en 2016 (con 85 diputados), ni Casado estaría al frente
del PP tras hacer lo propio con su partido en las elecciones del 28-A (66
escaños)……es obvio que, por lo visto, no sólo de la dignidad vive el hombre
pues algunos no se la aplican aunque luego alaben a quienes si lo hicieron. En
definitiva, Rivera da ejemplo de lo que hay que hacer en política ante el
fracaso, manifestando que “las victorias son de todos, las derrotas son del
líder” y dejando un mensaje a Sánchez: “si para ganar tienes que dividir a la
gente, vas a tener un país ingobernable”. Entretanto se perfila Inés Arrimadas
como la sucesora de Rivera para liderar Ciudadanos, tras descartarse Garicano.
Pero
lo sorprendente es que sin apenas tiempo de analizar concienzudamente el
resultado de estas elecciones surge un misterio, pues Sánchez e Iglesias,
enemigos íntimos, pactan con premura y anuncian a bombo y platillo, con
enternecedor abrazo incluido, un preacuerdo para un Gobierno de coalición PSOE-UPodemos,
que Sánchez rechazaba e Iglesias exigía antes de las elecciones, pendiente no
obstante del apoyo de otra serie de grupos ya que ahora sólo cuentan con 155
escaños entre los dos, un punto de partida peor que cuando entre ambos tenían
165 diputados. Bien podemos calificar el 10-N como las elecciones del misterio,
pues nadie entiende que en 48 horas se haya pactado este gobierno de coalición,
con Iglesias como Vicepresidente y al menos tres ministerios para los
populistas, tras 198 días de bloqueo, tras un gasto público de 135 millones de
euros para celebrarlas y con diez escaños menos que antes; nadie entiende que
de la noche a la mañana, Iglesias, vetado por Sánchez, haya dejado de ser un
antidemócrata para el Presidente interino y que los ministros de Podemos, con
Sánchez a la cabeza, ya no impidan a Sánchez dormir tranquilo; nadie entiende
que la presencia de Iglesias y los suyos en el gobierno de coalición deje de
ser dos gobiernos en uno, cuando éste fue el argumento para desecharlo hace
bien poco; y nadie entiende que ahora sí sean compatibles en el Ejecutivo las
políticas antagónicas de PSOE y UPodemos en temas de Estado, señaladas como
tales por Sánchez, como, por ejemplo, en el asunto del secesionismo. En fin un
misterio que, como tal, carece de explicación lógica ya que ni siquiera Sánchez
e Iglesias son capaces de explicarlo….los misterios no se explican, forman
parte del mundo de la fe. Un misterio que ha cogido incluso por sorpresa a PP y
Ciudadanos, cuyos líderes se han visto liberados de tener que formular a
Sánchez cualquier respuesta a una propuesta de gobernabilidad que ni se les ha
hecho y que con la libre elección del Presidente les deja exentos de cualquier
responsabilidad al respecto, cuando incluso líderes del PP ya pedían debatir
una “abstención de Estado” con condiciones para no repetir de nuevo elecciones.
Sánchez ha optado por reincidir en la vía de Podemos para alcanzar un gobierno
“progresista” con populistas, comunistas, antisistema y anticapitalistas, que
nada tienen que ver con el progresismo, a la espera de que nacionalistas de
derechas e izquierdas y secesionistas faciliten al menos semejante experimento
que hace cuatro días intentó Sánchez para descartarlo como inviable y convocar
nuevas elecciones. Los “dos gobiernos en uno” que denunciaba Sánchez, gracias
al misterio, están ahora en marcha sin problema alguno.
Obviamente
las reacciones no se han hecho esperar. En este Congreso de los Diputados, tan
fragmentado como en época de la Transición, Casado y Arrimadas rechazan
cualquier respaldo al experimento y avanzan su voto en contra; ERC, cuya
abstención es clave para la investidura, exige abrir un diálogo sin condiciones
previas; el PNV, la derecha más tradicionalista de toda España, es proclive a
negociar el apoyo para ese gobierno “progresista” de izquierdas pero ¿de forma
gratis?; y todo un elenco de partidos regionalistas quedan a la espera de ver
que ofertas les hace Sánchez a cambio de su apoyo a la investidura. Atrás
quedan los meses de desencuentro y graves reproches entre Sánchez e Iglesias
gracias a este misterio que nos trajo el 10-N. Y mientras Arrimadas pide a
Sánchez que reconsidere un Ejecutivo con PP y Ciudadanos, los sindicatos
aplauden dicho gobierno de coalición social-populista y los empresarios con
gran “preocupación” sostienen que “este pacto es lo contrario de lo que
necesita a España”. No obstante se abre camino esta “coalición del insomnio”
como llaman algunos, pretendiendo una investidura con diez partidos y la
abstención de ERC y Bildu, que, en caso de consolidarse, daría lugar a un
gobierno de coalición entre el PSOE y todo lo que hay a su izquierda, gobierno
que no se daba en España desde la época de la República y que acabó
desgraciadamente como el rosario de la aurora.
Mientras
tanto las protestas de los secesionistas radicales, convocadas por Tsunami
Democratic y los CDR, bloqueaban (y siguen bloqueando en parte) la frontera con
Francia y colapsaban buena parte de Barcelona, obligando a la policía francesa
a intervenir para restablecer la libre circulación de mercancías y personas
entre los países miembros de la UE. Protestas que provocaban impunemente
retenciones kilométricas y graves daños económicos, mientras los CDR se
felicitan por estas salvajadas y por las pérdidas económicas generadas con el
bloqueo de accesos y de mercancías procedentes del resto de Europa, asegurando
que el caos seguirá, al grito de “independencia o barbarie”. Ya ven, barbarie.
Y mientras tanto la Fiscalía investigará por desobediencia a la Mesa del
Parlament de Catalunya, mientras la Cámara desoye al Constitucional y vota
autodeterminación, con Podemos ayudando a los separatistas a burlar al TC….lo
que muy pronto, si prospera el experimento misterioso, supondrá que es el
propio Gobierno de España (o uno de los dos en uno) quien lo hace. Y todo ello
con el Jefe de Estado en Cuba, donde el Gobierno ha enviado a los Reyes para
sentar las bases de una relación de Estado con el país caribeño.
Y
del exterior cabe destacar que la Supercopa de Fútbol se jugará en Arabia Saudí
tras aceptar el régimen que puedan acudir las mujeres al estadio, una venta del
torneo por parte de Rubiales por 120 millones de euros. Pero la noticia del
exterior viene de Bolivia, donde Evo Morales ha dimitido tras exigírselo el
Ejército horas después de pretender repetir las elecciones al demostrarse el
tremendo fraude de las anteriores para autoproclamarse de nuevo Presidente; así
las cosas Evo Morales, otro aprendiz de brujo, deja el Gobierno acosado por la
calle y por la presión de la OEA, tras certificar un demoledor informe su
“gigantesco fraude electoral”, por lo que el Ejército y la Policía hacen el
resto; Morales se larga de Bolivia y el vacío de poder sume al país en el caos,
mientras él denuncia un golpe de Estado y llega a Méjico, que le concede asilo
político, y, como exiliado, manifiesta “López Obrador me ha salvado la vida”.
Jorge Cremades Sena
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