El temor a una economía de
guerra se extiende por doquier mientras el terror sigue avanzando por tierras y
ciudades ucranianas sin que nadie pueda parar a un Putin cada vez más
desnortado. Ante la amenaza de veto a la energía rusa, el precio del gas y del petróleo
se desbocan, la luz fulmina su máximo histórico y las materias primas se
encarecen, las Bolsas internacionales sufren sacudidas por la incertidumbre de
Ucrania y los gobiernos, entre ellos el español, preparan un paquete de medidas
para paliar en lo posible los efectos de la crisis. China ya intercede ante
Rusia para intentar solucionar semejante locura y Putin plantea duras exigencias,
tal como confirma el ministro de Exteriores chino, para un alto el fuego creíble
como son la cesión de Crimea, el reconocimiento por parte de Kiev de la
independencia de Donetsk y Lugansk,
así como el compromiso en la Constitución de Ucrania de una neutralidad en el
futuro. En definitiva, una amputación territorial descarada del Estado Ucraniano
y una neutralidad impuesta que más bien suena a neutralizar el país y a
rendición, que, obviamente los ucranianos no están dispuestos a aceptar. Así
las cosas y en pleno ataque despiadado del ejército ruso a las ciudades
ucranianas, EEUU y Reino Unido vetan al final la compra de crudo y gas ruso
(Biden lo hace de forma inmediata y Johnson de forma gradual) pero la UE no se
ve en condiciones de hacerlo por su indudable mayor dependencia energética de
Rusia, especialmente en los países europeos del centro y norte, al extremo de
que Alemania enfría la posibilidad de que la UE pueda cortar el suministro de
Rusia ya que “es esencial”, asegura Scholz, y necesita más tiempo para rebajar
su dependencia energética. Así las cosas, mientras EEUU y Reino Unido vetan el
crudo ruso para castigar a Putin, la UE prepara una reducción más progresiva,
aunque la realidad es que sólo el 8% de las entradas de crudo en EEUU procede
de Rusia y para Moscú es el 1% de sus ventas, con lo que el castigo a Putin por
este asunto parece más bien pequeño, pues de obrar la UE así sí que sería
sustancialmente mayor, pero a coste de una carencia de energía que como un búmeran
causaría grandes penurias a los europeos. Biden veta el petróleo ruso y,
mientras la UE intenta desengancharse del gas, argumenta que lo hace porque “no
financiaremos su guerra”, en tanto que China pide moderación a Europa para mediar
con Putin, que prosigue su sangrienta guerra y redobla los ataques, amenazando
además con cortar el suministro de materias primas, mientras Zelenski rechaza
rendirse y Biden negocia con Maduro (¡quién lo diría!) alternativas al petróleo
ruso, enviando una delegación a Caracas para ofrecer la retirada de las
sanciones a cambio de garantizarse el suministro de crudo, en tanto que
Bruselas planea expulsar a Gazprom del sistema de reservas de gas y Polonia
accede a entregar sus cazas MIG-29 a Ucrania a través de una base de EEUU “de
forma inmediata y gratuita” y el gobierno polaco anima a otros países de la
OTAN a que “actúen en el mismo sentido”, mientras Suecia y Finlandia invocan
ante la UE la defensa mutua frente a Rusia. Ya ven, cada quien actúa como mejor
puede para poner freno a la locura de Putin, que impone un corralito para las
cuentas en moneda extranjera, pero prosigue su escalada de horror sin límites
en territorio ucraniano.
En efecto, hasta los mínimos gestos
humanitarios los utiliza Putin para mostrar al mundo su talante sangriento
haciendo que sus “corredores trampa” lleven a Rusia a los evacuados (de los
seis propuestos por Moscú, cuatro desembocan directamente en territorio ruso),
lo que Ucrania tacha de “inmoral” pues es peor que inmoral incluso que las vías
de escape de civiles les lleven a Rusia, mientras las tropas de Moscú tratan de
rodear a Kiev con una ofensiva por el este y el oeste, y el avance de su ejército
obliga a miles de familias a intentar salir de las ciudades sitiadas, como los
300.000 civiles de Mariupol, cuyo cerco Cruz Roja califica de apocalipsis, y
carece de calificativos que se haya llevado a cabo un atroz atraco a un
hospital de maternidad durante el supuesto alto el fuego, clamando Zelenski que
“hay niños bajo los escombros”, mientras resisten sin luz, ni calefacción ni
agua. Y mientras Ucrania alerta del riesgo de fugas en Chernobil por falta de
electricidad, Borrell llama a los europeos a que reduzcan el consumo de gas, en
tanto que EEUU inicia el deshielo con Venezuela e Irán, países considerados
antes como parías que ahora adquieren importancia por su petróleo y, como
tantas veces sucede, hay que blanquearlos. Entretanto, con Mariupol arrasada,
Odesa se fortifica a la espera de un ataque anfibio y alcaldes ucranianos
hablan de genocidio, mientras Zelenski parece ser que se abre a dialogar de
cesiones en medio de esta guerra atroz en suelo europeo, territorio de las
libertades, de la paz, del progreso y de la democracia.
En cuanto a España se refiere Sánchez
refuerza su apoyo a la OTAN visitando una base en Letonia pues “mayor sería el
coste si no actuáramos contra Putin” y pide “unidad” en plena bronca entre
Podemos y Yolanda Díaz, mientras la Vicepresidenta llama al orden a Belarra y
Montero para rebajar la tensión y Pablo Iglesias le recuerda a ella que le debe
el cargo que ostenta, en tanto que PSOE y Podemos rebajan la tensión tras los
conflictos para evitar la ruptura y España dará papeles a 15.000 ucranianos y
prepara centros de acogida (los primeros ucranianos traídos por el Gobierno
duermen ya en un hotel de Madrid) en medio de una crisis económica alarmante. En
efecto, la luz se desboca por encima de los 500 euros por MWh y llegará a picos
de 700, los alimentos se encarecen un 21%, los combustibles están por las nubes
(la gasolina supera ya los dos euros por litro tras encarecerse un 36% en un
año) y las fábricas empiezan a parar y se activan los ERTE de guerra, al igual
que sucedió con los ERTE de la pandemia. Ante semejante situación Vox aprovecha
la crisis de la energía para intentar lanzar la calle contra el Gobierno y el
PP ataca al Ejecutivo por el impacto económico del conflicto bélico, que es
evidente, pero recordándole que la luz ya había triplicado su precio antes de
la amenaza rusa, ante la pretensión de Sánchez de atribuir la inflación “sólo”
a la “guerra de Putin” a quien el Presidente endosa la debilidad de la economía
y afea al PP que se lo reproche, asegurando que los precios están disparados
desde hace un año por un plan del presidente ruso, por lo que la portavoz del
PP le pide que no use la guerra en Ucrania para evadir responsabilidades como
ya viene haciendo con la pandemia, mientras Feijóo, que formaliza su
candidatura para presidir el PP con el respaldo de más de 55.000 avales,
planteará a Sánchez una oferta de apoyo a la economía.
Por cierto, un Feijóo que, tras
blindar un congreso de unidad con el apoyo de las bases del partido y no sólo
de sus dirigentes, permite a Mañueco negociar con Vox y deja el pacto en
Castilla y León en manos de Abascal, pues Génova considera que en esa región su
electorado prefiere esa opción, con lo que Mañueco ofrece a Vox gobernar en
coalición, tal como éstos pedían.
Y entre tanta noticia con la guerra de
Ucrania como telón de fondo, casi pasa desapercibida la celebración del día
internacional de la mujer, pues, aunque el feminismo vuelve a tomar las calles,
con decenas de manifestaciones masivas, se evidencia una división indeseable en
el seno del movimiento, que obviamente desluce las marchas del 8-M en un
ambiente más frío que el de otros años, incluso divididas en Madrid con dos
manifestaciones diferentes. Y es que Podemos con la Ley Trans o la prostitución
muestra las grietas existentes en el movimiento, mientras que, según SigmaDos,
el 58% ve mal o regular la labor del Gobierno a favor de las mujeres y el 68%
aprueba la gestión de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad,
aunque la mitad de los votantes del PSOE y el 35% de Podemos critican a la
ministra.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que el PP se abre a que el Defensor del Pueblo dirija la
investigación de la pederastia; que el Tribunal de Cuentas alerta de la
actividad sin control de la Embajada rusa de la Generalitat; que el fin de las
mascarillas en interiores desata la guerra entre comunidades al no haber
acuerdo sobre el momento de retirarlas; y que Juan Carlos I manifiesta por
carta a Felipe VI su deseo de quedarse a vivir en Abu Dabi “de forma permanente”
y que visitará España “con frecuencia”, aunque no vendrá “de forma inmediata”,
y que cuando lo haga se alojará fuera de la Zarzuela, en residencias privadas y
con “la mayor privacidad”, lamentando además episodios de su pasado aunque
reivindicando su “contribución a la convivencia democrática”……y por su parte
Sánchez insta al Emérito a dar explicaciones a los españoles.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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