viernes, 22 de septiembre de 2017

ASALTO CALLEJERO AL ESTADO DE DERECHO



                        Con los gobernantes independentistas totalitarios catalanes a la cabeza, instando a las masas a impedir el normal desarrollo del Estado de Derecho, éste sufre un intolerable asalto callejero para intentar impedir que la Justicia, es decir el Poder Judicial, desmonte la organización del ilegal referéndum que, de forma ilegítima, pretenden celebrar. En efecto, una operación policial, ordenada por los jueces (como es habitual y preceptivo en cualquier Estado de Derecho democrático), contra cualquier ilegalidad, en este caso contra la consulta ilegal en Cataluña, detiene al equipo del Vicepresidente Junqueras, encargado de organizar la prohibida consulta del 1-O, mientras el Presidente Puigdemont insiste en que se votará, sí o sí (porque lo dice él), y además manifiesta, tras lo ordenado por los jueces a las Fuerzas de Seguridad del Estado y ejecutado por éstas, que hay un estado de excepción, cuando lo que hay realmente es un intento de golpe de Estado en toda regla por su parte, mientras miles de manifestantes, perfectamente organizados, salen a las calles de Barcelona y varias ciudades catalanas (por su parte Otegi e Iglesias se encargan de extender las protestas a Madrid y otros puntos de España, fuera de Cataluña), para impedir mediante el acoso y la intimidación a jueces y fuerzas de la Seguridad del Estado que cumplan con su trabajo. El resultado, para intentar reinstaurar la democracia en Cataluña desactivando el Golpe, la detención de catorce altos cargos golpistas (entre ellos el número dos de Junqueras y responsables de Informática y Exteriores), la requisa de diez millones de papeletas prohibidas y el bloqueo del sistema informático de la Generalitat, mientras Puigdemont, indecentemente, habla de “represión”, cede el protagonismo a los antisistema y presiona a los directores de los colegios para que se sumen al golpe del 1-O, intentando desbordar al Estado tras la neutralización del ilegal referéndum por parte de la Guardia Civil a instancias de los jueces, y, por su parte, Ada Colau, echándose definitivamente al monte del totalitarismo, llama al “pueblo catalán” a tomar la calle, con lo que una multitud de barceloneses secunda su llamada acosando a los agentes en Barcelona, a quienes impiden salir durante casi 24 horas, junto a la secretaria judicial, de las instalaciones donde se efectuaban los registros, y, mientras tanto, destrozaban tres coches de la Benemérita aparcados en las inmediaciones, sin que los Mossos despejaran y garantizaran el orden público y facilitaran la salida de los guardias civiles, al extremo de que el juez tiene que llamar al mismísimo Trapero, el mandamás de los Mossos, para ordenarle expresamente la protección de jueces y fiscales ante el intolerable acoso y exigirles un plan de protección de edificios por las protestas frente al TSJC, reforzando además la seguridad a empresarios y personalidades contrarios al 1-O, pues la cesión de la calle al separatismo por parte de quienes dirigen a los Mossos para acosar a los jueces, permitiendo el cerco de los manifestantes al tribunal para pedir a gritos la libertad de los detenidos, que obligó a la secretaria judicial a salir por una azotea tras los registros, aconsejaba retomar el orden en las calles para finiquitar el manifiesto asalto callejero al Estado de Derecho, auspiciado por los gobernantes independentistas y apoyado por sus más fieles seguidores.
            Y, como era de esperar, mientras PSOE y Ciudadanos dan su apoyo a la actuación ordenada por los jueces (no sin alguna que otra voz crítica en las filas del dividido partido socialista, en honor a sus conocidas discrepancias internas), Rajoy dice a los totalitarios gobernantes independentistas catalanes que “no sigan adelante”, que “están a tiempo de evitar males mayores”, que “el referéndum es una quimera imposible” y que, como en cualquier Estado de Derecho, “cada vulneración de la Ley tendrá su respuesta firme”, en tanto que Montoro anuncia que las cuentas de la Generalitat quedarán intervenidas de forma indefinida para garantizar el uso adecuado de las mismas. Pero, aunque además el Gobierno y el PSOE ofrecían poco antes un diálogo a la Generalitat dentro de la legalidad si sus gobernantes desistían de su empecinamiento totalitario, Puigdemont, President de la Generalitat, responde con un paso más hacia el referéndum y revela dónde estarán las ilegales mesas electorales el 1-O, asegurando que cuenta con “un plan de contingencia” para celebrarlo; Carme Forcadell, Presidenta del Parlament, a la cabeza de la coacción asiste a la concentración independentista ante el Palacio de Justicia en Barcelona y, micrófono en mano, arenga a los 20.000 manifestantes para que griten y reclamen la libertad de los 14 detenidos por la Guardia Civil a los que califica de “héroes”; y, para colmo de la indecencia, Junqueras, Vicepresident del Govern, comparece en la televisión, tras comprobar la Guardia Civil que su equipo tenía el organigrama del “nuevo Estado” y que los cargos detenidos preparaban ilegalmente las estructuras de la hipotética República Catalana, y con ojos llorosos sostiene que tan peliagudo asunto ya no es entre independentistas y no independentistas, ni entre izquierdas y derechas, sino que simplemente se desarrolla entre quienes hacen el bien (que, obviamente, son todos ellos) y quienes hacen el mal (que, obviamente, somos todos los demás), es decir, que el bien está de parte de quienes vulneran la legalidad y el mal forma parte de quienes la respetan y la cumplen. Por su parte, el Tribunal Constitucional, multa con 12.000 euros diarios a los síndicos del referéndum, equivalentes a una Junta Electoral, consiguiendo la unanimidad de sus magistrados para aplicar por primera vez sanciones por incumplimiento de sus resoluciones; y no es para menos, pues, por primera vez, desde el esperpéntico intento de golpe de Estado de Tejero, nuestra democracia, nuestro Estado de Derecho, es atacado por los totalitarismos de forma tan virulenta y peligrosa.
            Entretanto, la Guardia Civil, superada la peor noche que Trapero no evitó, rechazando ser sacados por la azotea (“podríamos sacarlos con un helicóptero desde la azotea, pero los agentes quieren salir por la puerta”) y quejándose de la falta de colaboración de los Mossos en la operación, prosigue su impecable labor encomendada por los jueces, mientras que los manifestantes se mantienen en acampadas, según dicen, hasta que salga el último de los detenidos, eso sí bien abastecidos de alimentos y bebidas por misteriosos camiones que, al igual que ellos, aparecen espontáneamente en las calles (vamos, lo más parecido al ya famoso 15-M). Y mientras Iglesias se une a los separatistas para agitar la calle contra el PP (si cae algo más que el Govern de Cataluña, tanto mejor para los populistas), la tormenta catalana amenaza ya la estabilidad del País Vasco, en tanto que el Gobierno de Rajoy retrasa los Presupuestos por la tensión política y Hacienda pide siete días más para negociarlos con la oposición y los sindicatos. Por su parte Puigdemont, publica los colegios donde votar y pide que le den las llaves los directores, quienes movilizan a niños y adolescentes por el 1-O, al extremo de que algunos profesores suspenden clases para ir a las protestas, mientras el nacionalismo totalitario, haciendo caso omiso de la oferta de diálogo y financiación que les hace el Gobierno y el PSOE “dentro de la ley” (seguramente es esto lo que no pueden soportar), prosigue el acoso y el señalamiento de los disidentes (como Marsé o los padres de Albert Rivera), que tienen que soportar insultos y pintadas intolerables, por el mero hecho de ponerse del lado de la legalidad democrática vigente. Y mientras el juez busca los millones del Govern para la consulta y para las estructuras de Estado y Montoro autoriza el pago anticipado a los funcionarios, Vargas Llosa, preocupado por la situación como cualquier persona sensata, dice: “espero que el Gobierno tenga la energía suficiente para impedir el golpe de Estado que se gesta en Cataluña”…. En fin, lo que espera el Nobel de Literatura, es lo que esperamos todos, ya que esto, con el inminente octubre a las puertas de la esquina, no ha hecho más que empezar.
            Por lo que se refiere a otros asuntos, cabe citar que el Congreso rechaza los cambios del PP a la Ley de RTVE, pues el pacto PSOE, Ciudadanos y Podemos sobre este asunto recupera la elección del presidente de la corporación por dos tercios de la Cámara Baja y por concurso público. Y en el exterior, mientras Trump decreta la asfixia económica de Corea del Norte, el terremoto de Méjico deja más de 225 muertos, 37 de ellos en el hundimiento de un centro infantil del sur de la capital, mientras los mejicanos se vuelcan con las víctimas y siguen intentando sacar de entre los escombros a más víctimas con la esperanza, cada vez más lejana, de encontrar a algunas de ellas con vida….y sobre la maldición del 19-S que parece recaer en Méjico, Plácido Domingo, ante la actual tragedia, dice que “revivir la tragedia del 85 es terrible”.
                                                Jorge Cremades Sena

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