Que gobernar en democracia no
es nada fácil, ya lo sabemos; quienes apuestan por el autoritarismo lo tienen
mucho más fácil: ordeno y mando….y, si no, garrote. Por eso en las democracias
occidentales de corte liberal, el sistema menos malo de todos los conocidos,
los partidos que apuestan por la democracia, la moderación, la libertad y la
dignidad humana deben ser muy cuidadosos a la hora de hacer propuestas que, en
caso de ser incumplidas cuando gobiernan, generan frustración y desafección al
sistema, favoreciendo así a los partidos radicales, tanto de extrema izquierda
como de extrema derecha (los extremos se tocan) que viven del populismo
demagógico aprovechando el malestar de la ciudadanía para proponer soluciones
fáciles inexistentes a problemas difíciles y conseguir así apoyos electorales
cuando en su horizonte ideológico está como bandera el autoritarismo con
ribetes totalitarios (los extremos se tocan) a través de discursos diferentes
pero con el mismo objetivo de finiquitar el sistema democrático establecido.
Por eso nada mejor para la democracia y contra estos extremismos malsanos que
los partidos genuinamente democráticos y moderados entiendan que su esencial
papel en el sistema debe ser solucionar los problemas de los ciudadanos desde
el realismo con trasparencia y eficacia…..no en vano la política se define como
el arte de hacer posible lo viable dentro de un contexto nacional e
internacional con el objetivo de mejorar la situación de los ciudadanos que,
como es lógico, siempre aspiran a mejorarla. Ello requiere combinar equitativamente
el “realismo” con la “utopía”, pues anclarse sólo en el realismo, como a veces
hacen los partidos moderados, conduce a mantener una situación social y
económica manifiestamente mejorable con la excusa de la inviabilidad….. y, por
otro lado, anclarse sólo en la “utopía”, como sucede siempre con los partidos
populistas radicales, sean de izquierdas o de derechas (los extremos se tocan),
conduce a instalarse en la inviabilidad permanente mientras se está en la
oposición para después, en caso de gobernar, generar una frustración social
generalizada que sirva de caldo de cultivo para imponer las reformas
pertinentes incluso por la fuerza, si fuera necesario, con el objetivo de
finiquitar el sistema democrático liberal (el menos malo de los conocidos hasta
hoy) para sustituirlo por el sistema autoritario que inspira su ideología
totalitaria y su modelo de convivencia. Ejemplos históricos de ello, tanto
desde la extrema derecha como desde la extrema izquierda, los hay para dar y
vender. Por eso la gran responsabilidad de los partidos genuinamente
democráticos moderados, sean de derecha, de izquierda o de centro, es y debe
ser, ya estén en el gobierno o la oposición, ponerse de acuerdo, a la hora de
resolver los grandes problemas de la ciudadanía explicando, eso sí, a los
ciudadanos las razones y limitaciones que el “realismo” les impone e impide
avanzar más hacia esa deseable “utopía” que venden los partidos populistas,
pues para conseguirla desde la libertad y la democracia no caben atajos ni
soluciones mágicas, que no existen y nos conduce a una situación bastante peor
de la que, a veces, cuesta luego mucho tiempo salir.
Por ello el reciente resultado de las
presidenciales francesas debiera servirnos de ejemplo, pues el hundimiento de
socialistas y republicanos, los partidos históricos hegemónicos durante más de
cuarenta años en la política francesa, provocan un ascenso preocupante e
indeseable de los radicalismos populistas de derechas, como el representado por
Marine le Pen (afín al Vox español), que disputa en las presidenciales la
segunda vuelta al centrista Macron, o de izquierdas, como el representado por
el insumiso Melenchon (afín al Podemos español), que se sitúa entre la
izquierda y la extrema izquierda y que, tras quedar fuera de la segunda vuelta
se debate, entre votar a Macron a regañadientes para evitar que la extrema derecha
de Le Pen se haga con la Presidencia en Francia o la abstención. Y eso que
Francia, a diferencia de España, tiene el filtro de la segunda vuelta para
facilitar la gobernabilidad, obligando al final a los ciudadanos a dejarse de
tonterías y apostar por una de las dos opciones mayoritarias. Gracias a ello
Macron consigue imponerse a Le Pen en esta Francia fracturada consiguiendo el
58´3% de los votos frente al 41´7% de Le Pen, quien, no obstante, logra los mejores
resultados de su historia en unos comicios con la mayor abstención desde 1969,
el 28%, a pesar del “cordón sanitario” impuesto por los partidos democráticos a
la opción extremista como algunos en España pretenden hacer con Vox. Un
preocupante resultado que, no obstante, hace que Europa respire con cierto
alivio, mientras Macron reconoce que “la cólera que ha llevado a votar por Le
Pen debe encontrar una respuesta” y “es mi responsabilidad”. Y no le falta
razón a Macrón, pues el mejor cordón sanitario a los extremismos, sean de
izquierdas o de derechas, no es descalificarlos de forma genérica
gratuitamente, sino la búsqueda de soluciones a los problemas al margen de ellos,
lo que requiere el consenso de los partidos moderados genuinamente democráticos,
ya estén en el gobierno o en la oposición.
En España, donde no existen los
filtros favorecedores de una mejor gobernabilidad (ya sea la segunda vuelta o
el plus de diputados al partido más votado), no estamos mucho mejor que en
Francia, instalándose el PSOE en el mantra del “cordón sanitario” a Vox
mientras gobierna con Podemos, cuando la solución debiera pasar por el consenso
entre PSOE y PP, que en conjunto forman la gran mayoría en el Parlamento, al
menos de momento, para evitar que ninguno de los dos, si quiere gobernar, tenga
que verse sometido al chantaje de los partidos extremistas. Así acaba de suceder,
lamentablemente, en Castilla y León, y así sucederá, lamentablemente en Andalucía,
donde según las encuestas, el PP se verá obligado a formar mayoría con Vox si
quiere gobernar. En efecto, según SigmaDos, Moreno ve cómo la pujanza de Vox
dificulta que gobierne solo, pues el hundimiento de Ciudadanos acerca la llave
de la gobernabilidad a la extrema derecha, que no sólo crece a costa de
Ciudadanos sino también comiendo terreno al PP, mientras el candidato
socialista, Juan Espadas, no logra remontar los resultados de Susana Díaz en
2018 a pesar de haber renovado el 70% de las listas, pues el resultado
electoral sería PP el 33´1% de votos y 44 diputados, PSOE 25´7% y 33, Vox 17´6%
y 20, UPodemos 9´4% y 8-9, Ciudadanos 4´7% y 2, AL 3´2% y 0-1, y AA 3´1% y 0-1.
Resultados que no andan alejados del de otros sondeos, como el de NCReport,
apuntando que el PP roza la mayoría absoluta y podría gobernar con Vox en
Andalucía, pues, mientras Moreno confirma que las elecciones serán antes del verano,
el sondeo apunta que el PP obtendría el 33´3% de votos y 45-47 escaños, PSOE
25´1% y 31-33, Vox 16´2% y 17-18, UPodemos 8´9% y 9-10, AA 5´1% y 2-3, y
Ciudadanos 4´9% y 1-3. No es descabellado que, de cara a unas futuras
elecciones generales, se puedan repetir dichos pronósticos, haciendo
imprescindibles para la gobernabilidad del Estado a la extrema derecha de Vox,
como ahora lo es la extrema izquierda de UPodemos.
Así las cosas, Feijóo saca las
pensiones del debate de la inflación e insta por carta a Sánchez a “trabajar
juntos” por los españoles, con una propuesta para rebajar el coste de la
inflación que “no incluye ni incluirá” ninguna medida que afecte a las
pensiones ni que suponga recorte del gasto social en los pilares básicos del
Estado del Bienestar, considerando que las pensiones son un tema que no debe
sacarse del Pacto de Toledo ni someterse a confrontación política. En efecto,
Feijóo aparca las leyes más ideológicas de Casado y prima las propuestas económicas
ofreciendo a Sánchez un “plan de país” sin las siglas PP, remitiéndole medio
centenar de propuestas y retándole a pactar ya que “ningún otro asunto es más
urgente”, en el que, entre otras cosas, le pide bajar impuestos, alargar las
nucleares y eliminar uno de cada tres ministerios del macrogobierno minoritario
de Sánchez compuesto por el Presidente, tres Vicepresidentas, y diecinueve
ministerios, algunos de cuyos titulares no conocen ni en su casa. ¿Estará Sánchez
dispuesto a recoger el guante de Feijóo? De entrada el PSOE se parte en dos
ante la mano tendida del nuevo líder popular ofreciendo pactos, pues algunos
ministros y dirigentes territoriales están dispuestos a abrir el debate de
revisar las actuales alianzas que no hacen más que dar quebraderos de cabeza.
El último de los quebraderos de cabeza,
uno más, lo viene protagonizando el caso del presunto espionaje a líderes
secesionistas, el conocido como “caso Pegasus”. El PP supedita su apoyo en el
caso a un veto a Bildu en el Congreso, mientras los socios y sostenedores del Gobierno
cercan a Sánchez en bloque y le exigen que aclare las escuchas y que depure
responsabilidades, entre ellos ERC que amenaza la aprobación del decreto económico
de la guerra, mientras Bolaños se reúne con el Govern ofreciéndole tres vías
para investigar el supuesto espionaje: una investigación interna en el CNI, otra
independiente por el Defensor del Pueblo y la de la Comisión de Secretos
Oficiales del Congreso. Pero Bolaños no logra calmar a la Generalitat, a quien
no le viene nada mal utilizar este asunto para reavivar el mortecino asunto del
secesionismo totalitario, últimamente bastante apagado, inyectándole grandes
dosis de victimismo. De momento la Generalitat de Catalunya ve las propuestas insuficientes
y exige dimisiones, a pesar de prometerles facilitar la investigación
desclasificando información, por lo que no asegura apoyo parlamentario “a
quienes nos espía”, es decir, al Gobierno de Sánchez. Aragonés añade que “las
explicaciones del Gobierno sobre el espionaje deben llegar en días”, cuando se
sabe que Puigdemont ordenó difundir ahora el informe Pegasus, que conoce desde
hace más de un año, destapando el espionaje para ocultar su relación con Putin
e influir en su horizonte judicial cercano, mientras el entorno soberanista lo
utiliza para amenazar al Gobierno de Sánchez con dejarlo caer. No es la primera
vez, ni será la última de las amenazas, aunque, tranquilos, bien saben los
secesionistas, al igual que Podemos, que se suma al aquelarre, que rompiendo la
baraja se les acaba el chollo a todos…… Sánchez también lo sabe.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que los cachorros de Bildu se rebelan contra Otegi, pues los grupos
más radicales exigen “retomar viejas luchas” independentistas; que CCAA gobernadas
por PP y PSOE piden cambios en la “Ley de Bienestar Animal” de Podemos; que
Cristina Peri Rossi es galardonada con el Cervantes y Cecilia Roth lee su
discurso antibelicista y feminista al estar ausente por enfermedad en el acto
de entrega del premio por parte del Rey; que Corinna Larsen mandó investigar a
catorce amigos de Juan Carlos; que los penaltis dan al Betis la Copa del Rey de
Futbol frente al Valencia; que Anticorrupción investigará contratos y ayudas
del Gobierno durante la pandemia tras la denuncia de Ayuso, para lo que abre
siete diligencias que afectan, entre otros, a los fondos recibidos por la
empresa donde trabaja el marido de la ministra Calviño y a los otorgados a una
firma vinculada con los padres de Pedro Sánchez; y que Elías Bendodo,
Coordinador General del PP, dice que “Ayuso tiene manos libres para formar su
equipo”, “que Vox es un partido tan democrático como otros” y “el supremacismo
moral de la izquierda es un cuento”, que “el PP siempre ha ganado desde la moderación”
y que “vamos a hablar con el Gobierno de todo” aunque “esto no significa tragar
con todo”.
Mientras tanto prosigue la guerra de
Ucrania a quien Europa ayudará a verificar crímenes de guerra, para lo que la
Presidencia del Consejo pide a los países aportar forenses y medios, cuando en
Mariúpol aparecen fosas comunes y su alcalde denuncia que los rusos han
amontonado en ellas entre 3.000 y 9.000 cuerpos. Moscú, por su parte, pretende
tomar todo el sur de Ucrania y llegar hasta Moldavia, según un mando militar de
Putin, mientras Mariúpol, en ruinas, se convierte en el nuevo Stalingrado tras
dos meses de asedio, en tanto que los ucranianos se atrincheran para defenderse
hasta el final y Rusia se muestra dispuesta a un alto el fuego y establecer
corredores si izan la bandera blanca de la rendición. Entretanto Rusia
intensifica el ataque contra ciudades ucranianas mediante bombardeos con
misiles, destruyendo un bloque de apartamentos en la estratégica ciudad de
Odesa y matando al menos a ocho personas, entre ellas un bebé, mientras se
adentra en una guerra larga tras los fracaso militares tras dos meses de la invasión,
pues Putin rechaza la diplomacia y apuesta decididamente por conquistar el
sureste de Ucrania.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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