Aclamado por el 98% de los
compromisarios del PP como nuevo presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo,
considerado según SigmaDos por el 80% de los votantes del PP como “el mejor
posible” candidato para presidirlo, se estrena con un “discurso de Estado” en
el XX Congreso del partido y promete moderación y pactos en la nueva era del
Partido Popular, que finiquita la “era Casado”, prometiendo que ofrecerá a
Sánchez un “pacto de gobernabilidad” y que se abrirá a seis acuerdos de Estado
“sin líneas rojas” para alejar al actual Gobierno de Podemos y, además, marca
el rumbo para diferenciarse de Vox diciendo a los suyos “dejemos ya de repartir
carnés y de ser más españoles que nadie”. Feijóo anticipa así “hambre de
cambio” y avisa que ha llegado para ganar y para gobernar, por lo que pide para
ello un partido unido que, de momento, parece haber conseguido, para consolidar
su plan consistente en hacer una oposición de Estado y ampliar los apoyos
mediante una política útil con un partido “fuerte, unido y plural” que ignore a
Vox y busque espacio para alcanzar pactos. Toda una declaración de buenas
intenciones que finiquita una estéril manera de hacer política frentista entre
Gobierno y oposición iniciada con aquel patético argumento por parte de Sánchez
a Rajoy del “no, es no; qué parte del no, no entiende” que, obviamente, sólo ha
servido para dar alas a los radicalismos, tanto de izquierda como de derecha,
iniciando un indeseable desencuentro patológico entre las posibles opciones
democráticas de gobernabilidad y alternancia, representadas por el PSOE y el
PP, que ha llegado a bloquear y paralizar el normal funcionamiento de las
instituciones del Estado atentando peligrosamente contra los pilares de nuestra
democracia. Bienvenido sea pues si Feijóo, que promete recuperar “el PP de las
mayorías absolutas” (asunto que, hoy por hoy, se me antoja difícil tanto para
PP como para PSOE), consigue con su equipo y su mensaje ocupar el centro y la
moderación, al igual que debiera hacer el PSOE, para lo que Feijóo avisa que se
debe aprender de los errores, y añade “no vengo a dirigir sólo un partido, sino
a servir a España con vuestra ayuda”. Y para ello, Feijóo se apoya en el legado
de Rajoy, sitúa, frente a González Pons o Báñez, a Cuca Gamarra como Secretaria
General del partido para cubrir su ausencia en el Congreso (Feijóo no es
diputado y Pons y Báñez tampoco) y elige como “fontanero” de Génova a Elías
Bendodo, la mano derecha del dirigente andaluz Juanma Moreno, consolidando esta
nueva dirección del partido el poder gallego y andaluz, pues dos consejeros de
Moreno coincidirán en la nueva Comisión Ejecutiva. Sin embargo, Moncloa, que se
abre a pactos con este PP de Feijóo y dice acceder “encantado” a la oferta de
diálogo del nuevo PP, pide pruebas del viaje al centro y espera ver “una
moderación real tras el pacto con la ultraderecha de Vox” (es decir, tú no
puedes casi ni hablar con la ultraderecha, pero yo sí puedo pactar con la
ultraizquierda, con radicales y secesionistas), mientras Feijóo manifiesta, por
el contrario, que “iremos a Moncloa a escuchar a Sánchez, sin posiciones
prefijadas de antemano”……esperemos idéntico talante en el PSOE, aunque, ya ven,
desde el Gobierno no parece que estén por la labor.
Por lo demás, Feijóo, que deja la
elección de los portavoces parlamentarios para después de Semana Santa y se
estrena con un “discurso de Estado”, diseña un partido más equilibrado en
ideología, con cuotas y reparto territorial, buscando que Génova deje de ser
“el PP de Madrid”, mientras es arropado por los expresidentes del Gobierno y
del partido Aznar y Rajoy ya que “divididos y endiosados no se consigue nada”.
El PP entierra así la era Casado para entregarse a Feijóo, mientras los
dirigentes territoriales evitan, salvo Ayuso, referirse a la crisis interna y
Casado, defenestrado, deja el escaño y recuerda la corrupción que heredó,
sosteniendo que siempre “ha dicho la verdad”, en tanto que por parte de Ayuso
se cierra la crisis “que no debió existir”. Este es el nuevo PP que arranca
desde ahora y, aunque apunta maneras, deberá estar a la altura de las
circunstancias para consolidar la gobernabilidad de España y arrinconar
radicalismos extremos que perturban la convivencia de los españoles…..¿estará
Sánchez a la altura de las circunstancias para conseguir idéntico objetivo?
Esperemos que sí, con permiso de Podemos y el resto de aliados que, hoy por
hoy, le apuntalan en el poder.
Entretanto España pide limitar el
precio del gas para intentar rebajar la luz a la mitad, pendiente de que
Bruselas autorice este pacto de Gobierno con Portugal para fijar un máximo del
combustible, aunque, de momento, la UE cree excesivo el plan pues para reducir
la factura de la luz a la mitad proponen limitar el gas a 30 euros el MWh, en
tanto que la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, manifiesta que
“Europa nos mira: si funciona el tope al gas, otros se lo plantearán” y
Argelia, cabreada por el cambio de postura del Gobierno español con respecto al
Sahara, anuncia que se dispone a “recalcular” el precio de suministro del gas a
nuestro país, estando dispuesta a mantener los precios salvo a España por su
gesto inamistoso. Mientras tanto, las prisas del Gobierno con los descuentos,
que no la bajada de precios, al combustible lleva al caos a las gasolineras en
los primeros días de aplicación del mismo por la imprevisión en la
bonificación, provocando largas colas, caídas en el sistema de cobros y algunas
estaciones cerradas…..sin duda alguna, las cosas se podrían haber hecho bastante
mejor.
Además, la reforma del Gobierno
previendo que el Fiscal General del Estado le informe de casos políticos
concita el rechazo de la asociación mayoritaria en la carrera fiscal que alerta
del riesgo de injerencia política en la Justicia, mientras el Congreso da la
espalda al PSOE para el pretendido ascenso de Dolores Delgado cuando deje la
Fiscalía General del Estado, pues ni lo apoya Podemos ni la oposición; los
podemitas tildan de “extraña” la enmienda que asciende a Delgado, se quejan de
que no estaban informados de ella y la votarán en contra.
Mientras tanto, el juez pide imputar a Mónica Oltra y acusa a su Consejería
de “ocultar” los abusos, constatando que “se trató de restar credibilidad a la
menor” que denunció a su ex marido, mientras ella afirma que no dimitirá porque
“la ética no la mandan los tribunales” y, obviamente, porque Ximo Puig la apoya
y no la cesa…..cabe preguntarse ¿quién manda la ética?, seguramente si en vez de
ser ella quien presuntamente ha mantenido este dudoso comportamiento, rozando
lo delictivo, hubiera sido alguien del PP o incluso del PSOE, la
progresista-comunista Oltra estaría pidiendo su dimisión “ipso facto” tras la
petición de imputación por parte del juez.
Por lo que respecta a otros asuntos
cabe citar que el “caso Ayuso” provoca un tenso cruce de cartas entre las
fiscalías de la UE y de España; que los filósofos niegan que su exclusión de la
ESO se compense con Valores Cívicos y Éticos, como dice Educación; que el
“lobby” de la energía de la UE se opone al pacto ibérico; que un padre con
orden de alejamiento mata a su hijo de diez años en Valencia; que la inflación
provoca un retroceso de la clase media, pues siete de cada diez serán más pobres,
mientras patronal y sindicatos negocian cómo frenar la pérdida de poder
adquisitivo; que España y Países Bajos se alían para relajar las reglas
fiscales, resaltando sendos gobiernos las “graves consecuencias” de la guerra
en Ucrania y proponiendo crear “colchones fiscales” con planes específicos para
cada país en un borrador que se presentará hoy en el Eurogrupo; que la invasión
de Ucrania reactiva el sentimiento militarista de los españoles, pues, según
40dB, el 47% de la población es favorable a aumentar el presupuesto en Defensa;
y que Sánchez y Mohamed VI se verán en Rabat esta semana, pues el monarca
marroquí pide exhibir la reconciliación junto a Sánchez y le ha telefoneado
para pedirle que sea él en persona y no el ministro Albares quien viaje primero
a Rabat, mientras Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, manifiesta que “el
abandono al pueblo saharaui es peor que el de 1975”…..Sánchez sabrá por qué.
Y mientras Orban se impone en las
elecciones de Hungría y logra su cuarto mandato pese a sus vínculos con Putin,
la UE trata de tapar las rendijas en sus sanciones a los oligarcas rusos,
mientras Alemania se niega a aceptar el chantaje de Putin, aunque sólo le queda
gas para ochenta días, pues Berlín, París, Londres y Viena rechazan el nuevo
decreto de Moscú que les exige pagar en rublos el suministro, manteniendo así
el pulso con el Kremlin, en tanto que Biden ordena la mayor liberación de
petróleo de sus reservas para frenar la inflación. La guerra en Ucrania
continúa y, paradójicamente, Rusia, que tiene media Ucrania invadida, acusa a
Kiev de un primer ataque ucraniano contra su territorio al haber sido
bombardeado un depósito de combustible en tierras rusas. Entretanto Ucrania
renace entre los escombros de la tierra quemada que las tropas rusas dejan en
su huida del frente en Kiev para concentrarse en el Donbás, donde han tomado
Izium, clave para su ofensiva en la zona, mientras la ciudad de Bucha, a veinte
kilómetros de Kiev, tras la retirada de las tropas invasoras, muestra al mundo
la barbarie de la guerra, al descubrirse matanzas, cadáveres en las calles y
fosas comunes que apuntan a verdaderos crímenes de guerra. En efecto, crímenes
de guerra en la retirada rusa del cerco a Kiev, que provocan que la UE se
disponga a endurecer las sanciones tras el reguero de civiles masacrados y que
Zelenski califica de “genocidio”, mientras tanta barbarie se atribuye al ataque
de las “tropas Z”, adoctrinadas para los crímenes de guerra, por lo que la ONU
y casi todos los líderes del mundo piden investigar la matanza de Bucha, cuyas
imágenes califica EEUU de “una patada en el estómago”, mientras las ONG
denuncian mafias de trata en la frontera, simulando ser cooperantes.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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