¿Qué han dicho los
españoles en las urnas? Es, sin duda, la pregunta del millón en un sistema
democrático parlamentario proporcional, en el que no hay mecanismos electorales
para decidir quién debe gobernar si no se alcanzan mayorías absolutas, como sí
sucede, por ejemplo, en los sistemas presidencialistas o mayoritarios en los
que, con una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, son los
ciudadanos quienes deciden de nuevo directamente, quien les gobernará, si, como
es el caso, el pueblo ha decidido en los comicios no otorgar mayoría absoluta a
ninguno de los partidos que se presentan y, en este caso, han de ser los
parlamentarios elegidos, y no el pueblo directamente, quienes por mayoría deciden
en la Cámara Legislativa quién será el futuro Presidente del Gobierno
suponiéndose, obviamente, que decidirán en base a los resultados electorales
obtenidos para que, en la medida de los posible, se aproxime a lo que
interpreten que han sido los deseos de los ciudadanos en las urnas, pues, en
caso contrario, tocaría repetición electoral. La realidad, la única certeza, es
que el 23-J el pueblo español ha decidido no otorgar mayoría absoluta a ninguno
de los once partidos que han obtenido representación parlamentaria, por lo que
ahora toca a los diputados elegidos decidir quién gobernará España en los próximos
años, decisión no exenta de dificultades ya que debiera tomarse, no a la
ligera, sino en base a datos concretos que, en todo caso, la aproximen al
máximo a lo que los ciudadanos han dicho en las urnas más allá de la opción
personal elegida por cada uno de ellos. Y ello, salvo que queramos prostituir
la misma esencia de la democracia, ha de hacerse responsablemente y con
parámetros políticos concretos basados exactamente en los datos electorales,
única fórmula que podría aproximarnos a lo que realmente es la opción más
favorable y menos alejada del deseo mayoritario de la ciudadanía. Y los datos
concretos, sin aditivos interesados ni interpretaciones subjetivas, dicen que,
utilizando el parámetro derecha-izquierda, los españoles, guste o no guste, se
han decantado mayoritariamente por la derecha el 23-J en el número de diputados
en el Congreso (PP 136, Vox 33, JxCat 7, PNV 5, CC 1 y UPN 1) al obtener 183
diputados, 26 más que los actuales; mientras la izquierda (PSOE 122, Sumar 31,
ERC 7, EHBildu 6 y BNG 1) se ha quedado en 167, 10 menos que en 2019, lo que
avalaría que el pueblo español ha apostado mayoritariamente por la derecha y
además que esa es su tendencia respecto a la situación actual. Pero además, por
otro lado, en un país como el nuestro, con grandes tensiones separatistas, cabe
añadir al parámetro anterior el de constitucionalismo-secesionismo y los
españoles, pese a quien pese, se han decantado muy mayoritariamente por el
constitucionalismo (PP, PSOE, Vox, Sumar, CC y UPN) con 324 escaños, 23 más que
en 2019; mientras que el secesionismo (JxCat, ERC, EHBildu, PNV, BNG) sólo
obtiene 26 diputados, 7 menos que los que tiene ahora, lo que avalaría que el
pueblo español rechaza el secesionismo y que esa es su tendencia actualmente;
un secesionismo, por cierto, insolidario y totalitario, que participa y decide
sobre el futuro de los españoles, mientras niega a éstos que puedan decidir
sobre el futuro de sus demarcaciones territoriales. Con estos resultados
electorales, que no opiniones, cabe entender que la opción gubernamental más
identificada con la mayoría de los ciudadanos sería un gobierno moderado de la
derecha y sin interferencias ni alianzas con el secesionismo radical y, menos
aún si, como es el caso de JxCat tiene a su jefe, Puigdemont, fugado y huido de
la Justicia, siendo un más que presunto delincuente cuyos compañeros de
aventuras fueron condenados (aunque después indultados por Sánchez) por
pretender conseguir la independencia de Cataluña al margen de la Ley y además mantiene
como condición para facilitar el futuro Gobierno ilegalidades
anticonstitucionales como la amnistía o un referéndum de autodeterminación. Es
obvio que la inmensa mayoría de españoles, incluida la mayoría de catalanes, no
ha elegido esto y, por tanto, no lo entendería, pues, con los datos del 23-J en
la mano, supondría casi un fraude electoral, por más razones que se quieran
inventar para avalarlo.
Hablaron los españoles y ahora les
toca hablar a sus representantes, los políticos, que debieran obrar de forma
responsable para ajustar sus decisiones lo más posible a lo que han dicho las urnas.
Así las cosas, Sánchez dice que “la democracia encontrará la fórmula para la
gobernabilidad” (supongo que basándose en lo dicho en las urnas), mientras
Feijóo, ganador de los comicios, reconoce que no se han cumplido las
expectativas al no conseguir ni siquiera una hipotética mayoría absoluta con
Vox, la única opción en la derecha que, como vencedor en los comicios, tiene
para conformar gobierno ya que las derechas nacional-secesionistas (PNV y
JxCat) le niegan su apoyo y prefieren pactar con Sánchez, perdedor en los
comicios, pero, eso sí, a cambio de contrapartidas de dudosa legalidad que
afiancen su objetivo separatista. Por otro lado, el PSOE de Sánchez tampoco
está dispuesto a buscar soluciones con el PP de Feijóo ya que busca sumar como
sea una mayoría con todos los partidos (menos PP y Vox), sean de derechas o
izquierdas, constitucionalistas o separatistas, para conseguir ser investido en
el Congreso, aunque sea por un voto más que Feijóo, y poder seguir liderando su
ya conocido “gobierno Frankenstein” en condiciones peores aún que las actuales
ya que ahora, de momento, necesitaría para conseguirlo negociar incluso hasta
con fugados de la Justicia por haber cometido delitos contra el Estado de
Derecho…..¿es esto lo que nos han querido decir o nos han dicho los ciudadanos
en las urnas? Sinceramente creo que no y, si tampoco han dicho con claridad que
gobierne Feijóo, lo razonable sería ir a una repetición electoral para que los
españoles decidan con mayor claridad. Pero ese no parece que sea el objetivo de
nuestros representantes políticos. El PNV cierra la puerta a Feijóo mientras
Junts exige a Sánchez negociar una amnistía y un referéndum de
autodeterminación (ambos ilegales, salvo que se modifique la Constitución con
la pertinente mayoría cualificada de tres quintos), ilegalidades que debieran
ser rechazados de plano por parte de Sánchez en vez de seguir mareando la
perdiz para ver si consigue como sea el necesario apoyo que pretende.
Y en esta búsqueda de la cuadratura
del círculo Feijóo reivindica la victoria del PP para ir a una fallida
investidura (quiere evitar el ejemplo de Rajoy o Arrimadas, e irá a una
investidura si el Rey se lo propone), donde expondría su programa, se asegura
el respaldo de sus barones, advierte que no debe permitirse que España se
“balcanice”, y promete que si Sánchez consiguiera gobernar no abandonaría la
dirección del partido ya que sería “una irresponsabilidad abrir esa crisis”.
Por su parte Sánchez permite que Sumar (su socio más a la izquierda) se
encargue de negociar con Puigdemont, paradigma de la derecha secesionista
catalana, y, al efecto, Yolanda Díaz designa a Asens, amigo del fugado, para
acordar los términos con Junts, que, además de una amnistía, exige un
“referéndum acordado y vinculante”, ya que el líder socialista, aunque en
campaña prometió no dar a Junts “ninguna de las dos cosas”, está dispuesto
ahora a negociar un “precio” con el fugado Puigdemont que se dispone a negociar
con el Presidente para “doblegar al Estado” ya que su plan es “desbordar” al
Gobierno y forzar una “negociación real” sobre la autodeterminación, como respeuesta
el paripé de la inútil mesa de diálogo que el Gobierno mantiene cínicamente
para marear la perdiz con ERC, quien, tras el batacazo en las urnas, ahora
pretende pactar una estrategia con su enemiga Junts para tener más fuerza frente
a Sánchez, cuyo PSOE, insólitamente, asume, sin división ni crítica interna
alguna, la dependencia de ERC y Junts, limitando las líneas rojas de los pactos
a un escueto y confuso “perímetro de la Constitución” (¡faltaría más!), en vez
de exigir tajantemente que, para negociar, se retiren previamente las
exigencias anticonstitucionales e ilegales; y por su parte Otegi, otro de los
socios indispensables para Sánchez, le advierte que “la pelota está en su
tejado” y que él, en todo caso, impedirá que el “reaccionario bloque” PP-Vox
gobierne en España, mientras con el PSOE negocia la gobernabilidad de Navarra.
En fin, así andan los dirigentes de
los diferentes partidos mientras capean el temporal de los resultados
electorales. Los barones del PP lamentan los errores del final de campaña y
piden un giro a Feijóo entendiendo que “abonar el miedo a Vox” fue un error y
el PP culpa a Abascal de movilizar al PSOE, sobre todo en Cataluña, y se
lamenta de no haberlo frenado como hicieron Moreno o Ayuso; por su parte
Podemos rompe la tregua con Yolanda Díaz, culpándola de no haber superado los
escaños que obtuvo UPodemos y la desafía reclamándole un papel propio dentro de
Sumar; y Sánchez celebra haber perdido las elecciones ante la posibilidad de
reeditar de nuevo su Gobierno Frankenstein, mientras los mercados rechazan un
Gobierno inestable y apuestan por la repetición electoral y la Banca de Inversión
desconfía de que PP y PSOE logren un pacto que clarifique la situación y prevé
incertidumbres. Y mientras el PP acelera el diálogo con Vox para gobernar en
Murcia y Aragón cerrando así la gobernabilidad de las CCAA (salvo la de Navarra
que la están pactando el PSOE y Bildu), Ayuso y Moreno cierran filas con Feijóo
acallando los rumores de lucha interna porque, según la madrileña, “no se puede
aplaudir el jueves y tirarlo por un puente el martes, no somos podemitas” y
denuncia el pacto de Sánchez con Puigdemont para “vender la nación”. Ya ven,
como está el patio.
Entretanto el incierto resultado
electoral eleva el riesgo de parálisis económica, pues si hay algo que deteste
el dinero es la incertidumbre ya que el capital es miedoso y necesita certezas
y seguridad. No obstante el FMI calcula que España crecerá el triple que la
Eurozona, pero es el segundo país de la UE en que menos crece el PIB per cápita,
ya que la riqueza promedio de los españoles sólo ha repuntado un 16´5% desde el
año 2007. Por otro lado la subida sin fin de la cesta de la compra genera
demasiado malestar mientras estamos ante un año más de precios caros que se
normalizarán a mediados de 2024 pero sin llegar a niveles precrisis, mientras
el 77% de los fondos UE están a la espera de un nuevo Gobierno ya que España
debería cumplir más de 300 compromisos aún para poder recibir el dinero……En
fin, como para andar jugando al gato y al ratón o a la estrategia de aquí te pillo
y aquí te mato.
Por lo que respeta a otros asuntos
cabe citar que la debilidad de Vox tras el 23-J trastoca el proyecto ultra de
Meloni en Europa; que los Reyes inauguran el museo que traza la historia de la
Corona y Sánchez acapara el acto de inauguración de la Galería de Colecciones
Reales sin invitados autonómicos (casi todos serían del PP) ni apenas miembros
de la oposición; que Don Juan Carlos regresa a Galicia para participar en las
regatas de Sansenxo; que un Informe de la Comisión Europea revela el riesgo que
supuso Puigdemont para Europa, ya que un documento publicado por el Centro Común
de Investigación señala que Rusia se valió del prófugo para debilitar a España
y al conjunto de la UE; y que el Mediterráneo arde, pues los incendios,
espoleados por las temperaturas extremas, se están cebando especialmente en
Grecia, Italia y Argelia, donde ya han muerto 34 personas.
Fdo. Jorge Cremades Sena
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