jueves, 27 de julio de 2023

¿QUÉ HAN DICHO LOS ESPAÑOLES?

 

                        ¿Qué han dicho los españoles en las urnas? Es, sin duda, la pregunta del millón en un sistema democrático parlamentario proporcional, en el que no hay mecanismos electorales para decidir quién debe gobernar si no se alcanzan mayorías absolutas, como sí sucede, por ejemplo, en los sistemas presidencialistas o mayoritarios en los que, con una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, son los ciudadanos quienes deciden de nuevo directamente, quien les gobernará, si, como es el caso, el pueblo ha decidido en los comicios no otorgar mayoría absoluta a ninguno de los partidos que se presentan y, en este caso, han de ser los parlamentarios elegidos, y no el pueblo directamente, quienes por mayoría deciden en la Cámara Legislativa quién será el futuro Presidente del Gobierno suponiéndose, obviamente, que decidirán en base a los resultados electorales obtenidos para que, en la medida de los posible, se aproxime a lo que interpreten que han sido los deseos de los ciudadanos en las urnas, pues, en caso contrario, tocaría repetición electoral. La realidad, la única certeza, es que el 23-J el pueblo español ha decidido no otorgar mayoría absoluta a ninguno de los once partidos que han obtenido representación parlamentaria, por lo que ahora toca a los diputados elegidos decidir quién gobernará España en los próximos años, decisión no exenta de dificultades ya que debiera tomarse, no a la ligera, sino en base a datos concretos que, en todo caso, la aproximen al máximo a lo que los ciudadanos han dicho en las urnas más allá de la opción personal elegida por cada uno de ellos. Y ello, salvo que queramos prostituir la misma esencia de la democracia, ha de hacerse responsablemente y con parámetros políticos concretos basados exactamente en los datos electorales, única fórmula que podría aproximarnos a lo que realmente es la opción más favorable y menos alejada del deseo mayoritario de la ciudadanía. Y los datos concretos, sin aditivos interesados ni interpretaciones subjetivas, dicen que, utilizando el parámetro derecha-izquierda, los españoles, guste o no guste, se han decantado mayoritariamente por la derecha el 23-J en el número de diputados en el Congreso (PP 136, Vox 33, JxCat 7, PNV 5, CC 1 y UPN 1) al obtener 183 diputados, 26 más que los actuales; mientras la izquierda (PSOE 122, Sumar 31, ERC 7, EHBildu 6 y BNG 1) se ha quedado en 167, 10 menos que en 2019, lo que avalaría que el pueblo español ha apostado mayoritariamente por la derecha y además que esa es su tendencia respecto a la situación actual. Pero además, por otro lado, en un país como el nuestro, con grandes tensiones separatistas, cabe añadir al parámetro anterior el de constitucionalismo-secesionismo y los españoles, pese a quien pese, se han decantado muy mayoritariamente por el constitucionalismo (PP, PSOE, Vox, Sumar, CC y UPN) con 324 escaños, 23 más que en 2019; mientras que el secesionismo (JxCat, ERC, EHBildu, PNV, BNG) sólo obtiene 26 diputados, 7 menos que los que tiene ahora, lo que avalaría que el pueblo español rechaza el secesionismo y que esa es su tendencia actualmente; un secesionismo, por cierto, insolidario y totalitario, que participa y decide sobre el futuro de los españoles, mientras niega a éstos que puedan decidir sobre el futuro de sus demarcaciones territoriales. Con estos resultados electorales, que no opiniones, cabe entender que la opción gubernamental más identificada con la mayoría de los ciudadanos sería un gobierno moderado de la derecha y sin interferencias ni alianzas con el secesionismo radical y, menos aún si, como es el caso de JxCat tiene a su jefe, Puigdemont, fugado y huido de la Justicia, siendo un más que presunto delincuente cuyos compañeros de aventuras fueron condenados (aunque después indultados por Sánchez) por pretender conseguir la independencia de Cataluña al margen de la Ley y además mantiene como condición para facilitar el futuro Gobierno ilegalidades anticonstitucionales como la amnistía o un referéndum de autodeterminación. Es obvio que la inmensa mayoría de españoles, incluida la mayoría de catalanes, no ha elegido esto y, por tanto, no lo entendería, pues, con los datos del 23-J en la mano, supondría casi un fraude electoral, por más razones que se quieran inventar para avalarlo.

            Hablaron los españoles y ahora les toca hablar a sus representantes, los políticos, que debieran obrar de forma responsable para ajustar sus decisiones lo más posible a lo que han dicho las urnas. Así las cosas, Sánchez dice que “la democracia encontrará la fórmula para la gobernabilidad” (supongo que basándose en lo dicho en las urnas), mientras Feijóo, ganador de los comicios, reconoce que no se han cumplido las expectativas al no conseguir ni siquiera una hipotética mayoría absoluta con Vox, la única opción en la derecha que, como vencedor en los comicios, tiene para conformar gobierno ya que las derechas nacional-secesionistas (PNV y JxCat) le niegan su apoyo y prefieren pactar con Sánchez, perdedor en los comicios, pero, eso sí, a cambio de contrapartidas de dudosa legalidad que afiancen su objetivo separatista. Por otro lado, el PSOE de Sánchez tampoco está dispuesto a buscar soluciones con el PP de Feijóo ya que busca sumar como sea una mayoría con todos los partidos (menos PP y Vox), sean de derechas o izquierdas, constitucionalistas o separatistas, para conseguir ser investido en el Congreso, aunque sea por un voto más que Feijóo, y poder seguir liderando su ya conocido “gobierno Frankenstein” en condiciones peores aún que las actuales ya que ahora, de momento, necesitaría para conseguirlo negociar incluso hasta con fugados de la Justicia por haber cometido delitos contra el Estado de Derecho…..¿es esto lo que nos han querido decir o nos han dicho los ciudadanos en las urnas? Sinceramente creo que no y, si tampoco han dicho con claridad que gobierne Feijóo, lo razonable sería ir a una repetición electoral para que los españoles decidan con mayor claridad. Pero ese no parece que sea el objetivo de nuestros representantes políticos. El PNV cierra la puerta a Feijóo mientras Junts exige a Sánchez negociar una amnistía y un referéndum de autodeterminación (ambos ilegales, salvo que se modifique la Constitución con la pertinente mayoría cualificada de tres quintos), ilegalidades que debieran ser rechazados de plano por parte de Sánchez en vez de seguir mareando la perdiz para ver si consigue como sea el necesario apoyo que pretende.

            Y en esta búsqueda de la cuadratura del círculo Feijóo reivindica la victoria del PP para ir a una fallida investidura (quiere evitar el ejemplo de Rajoy o Arrimadas, e irá a una investidura si el Rey se lo propone), donde expondría su programa, se asegura el respaldo de sus barones, advierte que no debe permitirse que España se “balcanice”, y promete que si Sánchez consiguiera gobernar no abandonaría la dirección del partido ya que sería “una irresponsabilidad abrir esa crisis”. Por su parte Sánchez permite que Sumar (su socio más a la izquierda) se encargue de negociar con Puigdemont, paradigma de la derecha secesionista catalana, y, al efecto, Yolanda Díaz designa a Asens, amigo del fugado, para acordar los términos con Junts, que, además de una amnistía, exige un “referéndum acordado y vinculante”, ya que el líder socialista, aunque en campaña prometió no dar a Junts “ninguna de las dos cosas”, está dispuesto ahora a negociar un “precio” con el fugado Puigdemont que se dispone a negociar con el Presidente para “doblegar al Estado” ya que su plan es “desbordar” al Gobierno y forzar una “negociación real” sobre la autodeterminación, como respeuesta el paripé de la inútil mesa de diálogo que el Gobierno mantiene cínicamente para marear la perdiz con ERC, quien, tras el batacazo en las urnas, ahora pretende pactar una estrategia con su enemiga Junts para tener más fuerza frente a Sánchez, cuyo PSOE, insólitamente, asume, sin división ni crítica interna alguna, la dependencia de ERC y Junts, limitando las líneas rojas de los pactos a un escueto y confuso “perímetro de la Constitución” (¡faltaría más!), en vez de exigir tajantemente que, para negociar, se retiren previamente las exigencias anticonstitucionales e ilegales; y por su parte Otegi, otro de los socios indispensables para Sánchez, le advierte que “la pelota está en su tejado” y que él, en todo caso, impedirá que el “reaccionario bloque” PP-Vox gobierne en España, mientras con el PSOE negocia la gobernabilidad de Navarra.

            En fin, así andan los dirigentes de los diferentes partidos mientras capean el temporal de los resultados electorales. Los barones del PP lamentan los errores del final de campaña y piden un giro a Feijóo entendiendo que “abonar el miedo a Vox” fue un error y el PP culpa a Abascal de movilizar al PSOE, sobre todo en Cataluña, y se lamenta de no haberlo frenado como hicieron Moreno o Ayuso; por su parte Podemos rompe la tregua con Yolanda Díaz, culpándola de no haber superado los escaños que obtuvo UPodemos y la desafía reclamándole un papel propio dentro de Sumar; y Sánchez celebra haber perdido las elecciones ante la posibilidad de reeditar de nuevo su Gobierno Frankenstein, mientras los mercados rechazan un Gobierno inestable y apuestan por la repetición electoral y la Banca de Inversión desconfía de que PP y PSOE logren un pacto que clarifique la situación y prevé incertidumbres. Y mientras el PP acelera el diálogo con Vox para gobernar en Murcia y Aragón cerrando así la gobernabilidad de las CCAA (salvo la de Navarra que la están pactando el PSOE y Bildu), Ayuso y Moreno cierran filas con Feijóo acallando los rumores de lucha interna porque, según la madrileña, “no se puede aplaudir el jueves y tirarlo por un puente el martes, no somos podemitas” y denuncia el pacto de Sánchez con Puigdemont para “vender la nación”. Ya ven, como está el patio.

            Entretanto el incierto resultado electoral eleva el riesgo de parálisis económica, pues si hay algo que deteste el dinero es la incertidumbre ya que el capital es miedoso y necesita certezas y seguridad. No obstante el FMI calcula que España crecerá el triple que la Eurozona, pero es el segundo país de la UE en que menos crece el PIB per cápita, ya que la riqueza promedio de los españoles sólo ha repuntado un 16´5% desde el año 2007. Por otro lado la subida sin fin de la cesta de la compra genera demasiado malestar mientras estamos ante un año más de precios caros que se normalizarán a mediados de 2024 pero sin llegar a niveles precrisis, mientras el 77% de los fondos UE están a la espera de un nuevo Gobierno ya que España debería cumplir más de 300 compromisos aún para poder recibir el dinero……En fin, como para andar jugando al gato y al ratón o a la estrategia de aquí te pillo y aquí te mato.

            Por lo que respeta a otros asuntos cabe citar que la debilidad de Vox tras el 23-J trastoca el proyecto ultra de Meloni en Europa; que los Reyes inauguran el museo que traza la historia de la Corona y Sánchez acapara el acto de inauguración de la Galería de Colecciones Reales sin invitados autonómicos (casi todos serían del PP) ni apenas miembros de la oposición; que Don Juan Carlos regresa a Galicia para participar en las regatas de Sansenxo; que un Informe de la Comisión Europea revela el riesgo que supuso Puigdemont para Europa, ya que un documento publicado por el Centro Común de Investigación señala que Rusia se valió del prófugo para debilitar a España y al conjunto de la UE; y que el Mediterráneo arde, pues los incendios, espoleados por las temperaturas extremas, se están cebando especialmente en Grecia, Italia y Argelia, donde ya han muerto 34 personas.

Fdo. Jorge Cremades Sena

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